¿Cómo oramos a Dios?

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INTRODUCCIÓN:

Vamos hoy a estudiar una de las oraciones que aparecen en el libro del profeta Jeremías.
Jeremías fue un sacerdote, hijo de Hilcías, que vivía en la ciudad sacerdotal Anatot, al norte de Jerusalén.
Tuvo un ministerio duró unos cincuenta años, durante el reinado de cinco reyes, divididos en 40 años en Judá y el los restantes 10 años en Egipto en medio de un remanente rebelde.
Su mensaje fue dado a los reyes, gobernantes y al pueblo de de Judá, y estaba cargado de un juicio irreversible sobre Judá , por esta razón es conocido como el profeta llorón, o de loa lloros.
El pueblo en su mayoría menospreció y rechazó su mensaje.
Ahora bien, el libro está dividido en secciones, y desde el capítulo 2, hasta el capítulo 45, encontramos la segunda sección, que es la profecía en contra de Judá y Jerusalén, dividido en 8 mensajes predicados en los días del rey Josías y el rey Joacím, reyes de Judá y cubren los cuarenta años del ministerio de Jeremías, él énfasis básicamente es un llamamiento a las personas a que se arrepientan individualmente y a la nación para que se sometiese a los babilonios.
Nuestra porción de lectura de hoy donde vamos a estudiar una de las oraciones de Jeremías, se encuentra en el sexto mensaje de Jeremías que está entre el inicio el capítulo 14 y final del 15.
Donde la sequía, el hambre , la espada y las bestias salvajes son todas indicaciones del disgusto y la disciplina de Dios.
Enmarcando en los versículos que hemos leído el día de hoy, el capítulo 14, es un mensaje de Dios por motivo de la sequía.
En los primeros 6 versículos Dios está mostrando la situación en que se encontraban:
(V. 1 -6) Se presentan como un lamento, es tiempo de sequía, el pueblo está enlutado, todo está por caer.
Cuando los nobles, que siempre tienen el mejor acceso al agua, envían a sus sirvientes a buscar agua, estos regresan con sus cántaros vacíos.
La sequía afecta todo: el campo, los labradores, los animales. La tierra está ardiente, no hay hierba para los animales.
Se ve la situación tan dramática con las palabras repetidas:
No hallan agua (v. 3), no ha habido lluvia (v. 4), no hay hierba (vv. 5, 6).
Luego en los vv. 7–9 La gravedad de la sequía hizo que el profeta reconociera la culpabilidad de Judá, que ante la situación que se encuentra clamara para que Dios les ayude
Esta petición está compuesta de tres partes.

I. Un reconocimiento de sus pecados.

Jeremías 14:7 RVR60
7 Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová, actúa por amor de tu nombre; porque nuestras rebeliones se han multiplicado, contra ti hemos pecado.
Ellos en la situación que se encuentran, llegan a admitir sus iniquidades y sus rebeliones y piden a a Jehová que intervenga y les mandara lluvia.
Están claros que la situación que viven es debida a su pecado, pero piden que Dios actúe por amor de su nombre.
El pueblo espera que Dios resuelva el problema; no ve otra solución.
A veces hermanos, nosotros también, vamos por fin a llegar a esta conclusión que llevó el pueblo de Judá y que Jeremías llevó a Dios.
Él va a actuar trayendo a nuestras vidas dificultades, muy grandes a veces, como lo fue la sequía para el pueblo, y aunque busquemos soluciones, no las vamos a encontrar.
Aunque nos esforcemos, mucho, no habrá forma de solucionarlo, en ese momento, vamos a recordar nuestros pecados e iniquidades delante de Dios, y vamos a tener que reconocer, que todo lo que estamos viviendo es por nuestros pecados.
Y algo muy importante que nosotros debemos hacer también como lo hizo el profeta en nombre del pueblo en este momento difícil, no es sólo reconocer que hemos pecado, sino reconocer que nuestro pecado es contra Dios, él dijo:
....Contra tí hemos pecados...
Luego ya el pueblo ha reconocido, su pecado, está en arrepentimiento, pero sigue teniendo una mente clara hacia su situación.

II. Reconocer que su única Esperanza está en Dios.

Jeremías 14:8 RVR60
8 Oh esperanza de Israel, Guardador suyo en el tiempo de la aflicción, ¿por qué te has hecho como forastero en la tierra, y como caminante que se retira para pasar la noche?
El profeta se dirige a Dios llamándolo: Oh esperanza de Israel, Guardador suyo, porque reconocían la posición singular del Señor como el único que podía librar a la nación de su crisis.
Algo que también reconoce más adelante en Jeremías 17.13
Jeremías 17:13 RVR60
13 ¡Oh Jehová, esperanza de Israel! todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas.
Solo él podía ayudarles, sólo en él tenían esperanza para poder salir de la situación en que se encuentran.
Sin embargo, aunque Dios tiene poder para ayudar, no respondió a la petición del pueblo.
Jeremías pide a Dios que no sea indiferente, actuando como forastero … y como caminante a quien no le importa el país por el cual pasa.
Nosotros debemos estar claros que a veces, Dios va actuar así, porque quizás nos ha venido hablando, quizás, nos a venido anunciando el castigo por nuestros pecados, por nuestras rebeliones, nos ha venido confrontando con su palabra y con su mensaje, y no oímos, no hacemos caso, y nos mostramos desobedientes.
Eso es lo que estaba pasando con el pueblo, y quisas eso este pasando con nosotros también, clamamos, clamamos, y no vemos a Dios actuar, todo por nuestras rebeliones y pecados.
La tercera parte de la petición del pueblo contiene un doble sentimiento.

III. Una actitud que quiere forzar a Dios para que les ayude, pero al final reconocen que depende de él.

Jeremías 14:9 RVR60
9 ¿Por qué eres como hombre atónito, y como valiente que no puede librar? Sin embargo, tú estás entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos desampares.
La actitud de Dios para con el pueblo, que describen en el final del versículo 8, como forastero, como caminante, que no le importa lo que les pase, porque no es de ahí, lleva a Jeremías aquerer forzar quisas la ayuda de Dios, en primera instancia.
¿ Porqué eres como hombre atónito? (alguien a quien se toma por sorpresa en una emboscada y es dominado sin ofrecer resistencia) o como un valiente que no puede librar.
Lo que vemos aquí es que está empujando a Dios para que actúe, para que no se le conozca como impotente frente a la sequía.
Es como que están procurando animar a Dios para que haga algo a fin de que no se le vea como incapaz por otros, para salvar su honra frente a las naciones.
Pero, quisas es una actitud humana momentánea, como nos puede pasar a todos, a veces oramos, diciendo a Dios, ayúdanos, Señor, tu eres el único que puede ayudarnos e inclusive tratamos de comprometer a Dios en la forma en que pedimos.
Alguien dijo cuando estaba enfermo el cantante Julio Melgar, “ No aceptamos un no por repuesta”
Así como Jeremías intercediendo por el pueblo en este momento, muchas veces no reconocemos que es la soberanía de Dios, él solamente en su voluntad, va a actuar, lo que haga va a hacerlo conforme a su voluntad, nosotros no podemos forzar a Dios, debemos presentarnos humildes delante de él, reconociendo su Señorío, no tratemos de decirle a Dios, que debe hacer o como debe actuar, sólo llevemos nuestra petición y dejemos que él responda, conforme a su voluntad.
A veces, Dios va actuar con misericordia para con nosotros, eso implica que nos dará el castigo que merecemos, pero siempre habrá castigo, reprensión, disciplina, pero a veces no será así.
Finalmente parece que el profeta vuelve en sí y terminan esta petición con una expresión que debe agradar a Dios y asegurar su acción:
“Tu estas entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado su nombre; no nos desampares”(v. 9b)
Él afirma su grandeza y su presencia, y recuerda la relación de pertenencia de Dios con su pueblo. Entonces, otra vez aparece el clamor: ¡No nos desampares!
Finalmente vemos la repuesta de Dios., en los versículos del 10-12 , y es algo que puede ser sorprendente para nosotros

IV. Dios en vez de aceptar la confesión del pueblo, lo reprende por su descarrío.

Jeremías 14:10–12 RVR60
10 Así ha dicho Jehová acerca de este pueblo: Se deleitaron en vagar, y no dieron reposo a sus pies; por tanto, Jehová no se agrada de ellos; se acordará ahora de su maldad, y castigará sus pecados. 11 Me dijo Jehová: No ruegues por este pueblo para bien. 12 Cuando ayunen, yo no oiré su clamor, y cuando ofrezcan holocausto y ofrenda no lo aceptaré, sino que los consumiré con espada, con hambre y con pestilencia.
Algunos podríamos pensar, o preguntarnos, ¿Porque Dios actuó así, porque se portó tan mal con el pueblo?
Son preguntas validas humanamente, pero, Dios es el que conoce bien el corazón del hombre.
El Señor sabía que su confesión sólo era superficial. Sus habitantes afirmaban que Dios era su Señor, pero no dieron reposo a sus pies para seguir en sus pecados., dice el texto.
Debido a su continua tendencia a pecar, Dios dijo que no se agradaba de ellos ni aceptaría su confesión superficial. Por eso, castigaría su maldad, y … sus pecados.
Pero además le dice al profeta, No ruegues por este pueblo para bien.
Cuando ayunen, no oiré su clamor, no voy a aceptar sus holocaustos y ofrendas, más bien los consumiré con espada, hambre y con pestilencia.
Hermanos, si algo aprendemos de esta repuesta de Dios, es que Dios no puede ser engañado, si nuestra oración no es sincera, si nuestra confesión, es superficial, no importa lo que hagamos, Dios no va a oír nuestras peticiones, n va a detener el castigo que él ha planeado darnos.
Sólo un corazón verdaderamente, contrito y humillado, verdaderamente arrepentido, va a mover a Dios en su misericordia.
Como ser humano, cualquiera de nosotros puede aparentar arrepentimiento, un cambio, pero delante de Dios, no vale tal apariencia.

Conclusión:

Con este ejemplo del pueblo de Judá ante el castigo la disciplina de Dios, debemos aprender, que cosas agradan a Dios en nuestra forma de orar, y que cosas no deben estar presente en nuestras oraciones:
A Dios le agrada que:
La oración sea con sincero reconocimiento de nuestros pecados y arrepentimiento.
Que reconozcamos que solo él nos puede ayudar en los momentos más difíciles de nuestra vida.
A Dios no le agrada que:
Nuestra petición le quiera forzar a hacer algo.
La falta de sinceridad al confesar y arrepentirnos de nuestros pecados.
Y finalmente, él en su soberanía y por el conocimiento que tiene de cada uno de nosotros, sabiendo que solamente él es quien escudriña nuestros corazones, va a responder conforme a nuestra sinceridad.
La pregunta esta noche para cada uno de nosotros, es:
¿Cómo estamos orando a Dios?
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