¿Qué es lo que deseas?

“¿Qué es lo que desean?”. Esa es la pregunta que brota de Jesús hacia sus discípulos cuando ellos se acercan. Llama la atención que pregunta por sus deseos, su querer. Se trata de algo que va más allá de una necesidad. Una necesidad está en la mente, mientras que los deseos radican en el corazón.

A través de esta pregunta quisiera que nos preguntáramos: ¿Dónde está mi mente y mi corazón?

Cristo nos invita a escuchar ese deseo que mueve nuestro corazón, que nos motiva cada día. Sobre todo nos pide alinear nuestro deseo con el de Él para configurarnos con Él, con su corazón.

El siervo sufriente de Isaías

Si pensamos al siervo sufriente, ¿qué deseo encontramos en su interior? En su corazón no hay queja egoísta, sino un corazón manso de quien se ofrece como Víctima por el bien de los demás. En su cuerpo hay sufrimiento y fatiga; pero en su corazón hay un sentido más profundo. Podemos ver un corazón orientado y dirigido a Dios. El siervo por medio de su sufrimiento percibirá la prosperidad, la luz, la esperanza.

“Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con sus sufrimientos justificará mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de ellos”

Su corazón está en Dios y lo expresa también la voz del salmista

Un corazón puesto en el Señor

El salmista nos describe la esperanza de quien ha puesto en Dios su mente y corazón.

“Dios cuida de aquellos que le temen… Dios salva de la muerte… Él da vida”

“El Señor es nuestra esperanza… nuestra ayuda y nuestro amparo… en Tí Señor, hemos confiado”.

Se trata de un corazón que desea al Señor, se abandona a Él. Un deseo que mueve al alma a buscar al Señor.

¿A dónde me conducen mis deseos? ¿Qué desea mi corazón?

Acercarse con plena confianza al trono de la gracia

Este movimiento provocado por el deseo de abandonarse y buscar al Señor lo vemos expresado en la Carta a los hebreos cuando se expresa:

“Acerquémonos con plena confianza al trono de la gracia”, para recibir misericordia, hallar gracia y obtener ayuda en el momento oportuno.

Se trata de un movimiento que manifiesta una experiencia con el Señor. Quien ha vivido algo que le marca en su corazón, lo busca.

En esta actitud encontramos la síntesis de la actitud que Dios quiere para nuestro corazón. Nuestra vida está llamada a ser un continuo acercarse a Dios, experimentar cada vez más su amor y para ello basta abrir los ojos a nuestro alrededor, a nuestros hermanos, padres, familia, a la Iglesia.

Nos invita a acercarnos para recibir misericordia, gracia, auxilio y esto significa que Dios mismo se entrega, dona su vida a quien se acerca.

Deseo estar lo más cerca de Jesús por toda la eternidad

Los discípulos se acercaron al trono de la gracia. Estaban tan felices, cómodos con Jesús que querían estar tan cerca como pudieran.

Creo que su intención era legítima pues Cristo no los regaña por lo que piden. Les cuestiona si pueden merecerlo, pero no les indica que sea un pensamiento del demonio como lo hizo con Pedro. Jesús indica que lo piden por ignorancia, porque no saben, porque a veces los deseos nos ciegan.

Se trata de un corazón que quiere estar lo más cerca de Dios, un corazón que ama

¿Cuál es el deseo de Jesús?

¿Qué hay en el corazón de Jesús? Hay un deseo de servir hasta dar su vida por los demás. Él ha venido hablando del anuncio de su pasión y ahora lo repite desde la clave del amor y del servicio

“El que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos”

Se trata de una invitación a dar la vida, poner en juego mi tiempo, mi trabajo, mi apostolado, mi comunidad para servir y amar.

Síntesis

Dios nos da en el servicio la oportunidad de ser víctima y sacerdote, nos ofrece la oportunidad de abandonarnos a sus manos para ser sus instrumentos. Acerquémonos al trono de su gracia para conformarnos más con Él.