Has dejado tu Primer Amor.
(A) Éfeso era la ciudad más importante de la provincia romana del Asia proconsular; centro postal y administrativo, casi tan importante como Antioquía. «Éfesis» significa «deseo ardiente». Según la escuela de interpretación que sostiene un nivel vertical histórico, conforme al que cada una de las iglesias mencionadas en los capítulos 2 y 3 representa un determinado período de la Historia de la Iglesia, la iglesia de Éfeso representa la era apostólica hasta el tiempo en que Juan escribía esto.
(B) Esta ciudad era llamada «Guardiana del Templo», es decir, del templo dedicado a la diosa Artemis (la «Diana», en latín), como diosa de la fertilidad, que suele ser llamada polymastos (equivocadamente, según recientes investigaciones). Las excavaciones de J. T. Wood en 1870 llevaron al descubrimiento de una de las 7 maravillas del mundo antiguo: el famoso templo, cuatro veces mayor que el Partenón de Atenas y adornado con estatuas de los más famosos escultores griegos, como Fidias, Praxíteles y Apeles. Tenía la ciudad otros templos dedicados a los emperadores Claudio, Adriano y Severo. Hechos 19 nos informa del gran tumulto en favor de la «gran Diana de los efesios» que, según ellos, había bajado del cielo (Hch. 19:35). Quizás se había forjado la leyenda, basada en la caída de un meteorito
A) Lo primero que notamos es que los creyentes de Éfeso eran activos, no eran holgazanes; se hacían cosas; se llevaban a cabo planes. No sólo había allí buenas obras (gr. érga), sino que trabajaban arduamente, fatigosamente, aunque la fatiga no los había rendido, vencido, desmayado (v. 3b). El propio hecho de probar con amargura a los falsos enviados les fatigaba, pero no los desmayaba.
(B) Los fieles de Éfeso habían pasado por la amarga prueba del influjo y de la nociva enseñanza de los falsos maestros (v. Hch. 20:29, 30 y, con mucha frecuencia, en las Epístolas de Juan). Debían haberles dado las correspondientes «cartas de recomendación» (v. 2 Co. 3:1) y no lo hicieron. Pero, al fin y al cabo, el Señor los alaba porque no los soportaron, es decir, no cometieron la insensatez de cargar con ellos, como indica el verbo bastásai (cargar a cuestas), una vez que los hallaron mentirosos. Lo más probable es que este termino indique, más que otra cosa, hipocresía, apariencia de piedad con negación práctica de una piedad eficaz (v. 2 Ti. 3:5), lo cual era muy corriente en los maestros imbuidos de gnosticismo y que, como vimos en las Epístolas de Juan, pululaban en las iglesias; no se excluye la posibilidad de graves errores doctrinales, como los implícitamente denunciados en la 1 Juan.