¿Obedecer o desobedecer?

mayordomía de nuestra obediencia  •  Sermon  •  Submitted
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Dios castiga la desobediencia, pero premia con bendición la obediencia.

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Introducción:

Estudiamos recientemente al profeta Jeremías.
Vimos que Jeremías fue un sacerdote, hijo de Hilcías, que vivía en la ciudad sacerdotal Anatot, al norte de Jerusalén.
Tuvo un ministerio duró unos cincuenta años, durante el reinado de cinco reyes, divididos en 40 años en Judá y el los restantes 10 años en Egipto en medio de un remanente rebelde.
Su mensaje fue dado a los reyes, gobernantes y al pueblo de de Judá, y estaba cargado de un juicio irreversible sobre Judá , por esta razón es conocido como el profeta llorón, o de loa lloros.
El pueblo en su mayoría menospreció y rechazó su mensaje.
Dijimos que el libro está dividido en secciones, y desde el capítulo 2, hasta el capítulo 45, encontramos la segunda sección, que es la profecía en contra de Judá y Jerusalén, dividido en 8 mensajes predicados en los días del rey Josías y el rey Joacím, reyes de Judá y cubren los cuarenta años del ministerio de Jeremías, específicamente, entre el capítulo 21 y el 45, la profecía se centra en el cautiverio que se avecinaba.
Nuestro estudio de hoy está establecido en los primeros 19 versículos del capítulo 35.
En estos versículos encontramos un contraste entre la fidelidad de la casa de los recabitas con la infidelidad del pueblo de Judá.
¿Quienes eran los recabitas?
Eran una tribu nómada, perteneciente a los cineos de Hamat (1 Crónicas 2:55), de la familia de Jetro suegro de Moisés (Exodo 18:9, etc.; Números 10:29–32; Jueces 1:16).
Estos entraron en Canaán con los Israelitas; pero, con la mira de preservar su independencia, prefirieron vivir en tiendas, sin residencia fija (1 Samuel 15:6).
Cuando estudiamos estos versículos, podemos entender que Dios aprueba la obediencia y aborrece o castiga la desobediencia.
Dios quiere que nosotros su pueblo seamos cocientes de los beneficios de ser obedientes a él y las consecuencias de ser desobedientes.
Vamos a estudiar estos dos aspectos, que todo creyente debe considerar en su relación con Dios.

I. EL EJEMPLO DE OBEDIENCIA DE LOS RECABITAS.

Jeremías 35:1–2 RVR60
1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, diciendo: 2 Ve a casa de los recabitas y habla con ellos, e introdúcelos en la casa de Jehová, en uno de los aposentos, y dales a beber vino.
Jeremías invitó a los recabitas,por mandato de Dios, para que fueran a uno de los aposentos de la casa de Jehová.
Esas cámaras rodeaban el atrio del templo y se usaban para tener reuniones, como lugares de almacenaje, y como residencias de los sacerdotes.
El mandato de Dios a Jeremías, no era solo invitarlos, a estar en este lugar, sino, “Darles de beber vino”
Vemos en los versículos 3-4 que Jeremías los trajo, recordemos que ellos eran nómadas, quizás algo rudos, pero los convence de estar en este lugar, un aposento que estaba en un lugar prominente, junto al aposento de los príncipes y sobre el aposento de Maasías hijo de Salum, guarda de la puerta del templo.
En el versículo 5 Jeremías cumple el mandato de Dios.
Jeremías 35:5 RVR60
5 Y puse delante de los hijos de la familia de los recabitas tazas y copas llenas de vino, y les dije: Bebed vino.
Jeremías pone delante de ellos, vino y les invita a beber, como Dios le había ordenado hacer.
Sin embargo la repuesta de ellos fue “No beberemos” Jeremías 35:6
Jeremías 35:6 RVR60
6 Mas ellos dijeron: No beberemos vino; porque Jonadab hijo de Recab nuestro padre nos ordenó diciendo: No beberéis jamás vino vosotros ni vuestros hijos;
La razón poderosa que ellos tenían era que su padre Jonadab les había ordenado “ No beberéis Jamás vino, ustedes, ni sus hijos”
El estilo de vida elegido por Jonadab prohibía a sus descendientes jamás beber vino, no se les permitía edificarse casa, ni sembrar sementera, ni viña; (asentarse para ser agricultores), Más bien, debían llevar una vida sencilla viviendo en tiendas como nómadas.
Los recabitas habían obedecido la voz de su padre Jonadab en todas las cosas que les mandó, de hecho, sólo porque Nabucodonosor había invadido la tierra habían decidido ocultarse en Jerusalén.

II. DIOS CONTRASTA LA OBEDIENCIA DE LOS RECABITAS CON LA DESOBEDIENCIA DE JUDÁ.

Jeremías 35.12-16
Jeremías 35:12–16 RVR60
12 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: 13 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Ve y di a los varones de Judá, y a los moradores de Jerusalén: ¿No aprenderéis a obedecer mis palabras? dice Jehová. 14 Fue firme la palabra de Jonadab hijo de Recab, el cual mandó a sus hijos que no bebiesen vino, y no lo han bebido hasta hoy, por obedecer al mandamiento de su padre; y yo os he hablado a vosotros desde temprano y sin cesar, y no me habéis oído. 15 Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: Volveos ahora cada uno de vuestro mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras dioses ajenos para servirles, y viviréis en la tierra que di a vosotros y a vuestros padres; mas no inclinasteis vuestro oído, ni me oísteis. 16 Ciertamente los hijos de Jonadab hijo de Recab tuvieron por firme el mandamiento que les dio su padre; pero este pueblo no me ha obedecido.
Hermanos, Dios ordenó a Jeremías llevar a los recabitas al templo para ofrecerles vino, porque sabía que ellos le iban a rechazar, y él quería dar una lección a Judá.
Los recabitas obedecían consistentemente el mandato de su antepasado, y este comportamiento de obediencia contrastaba fuertemente con el pueblo de Judá, que de continuo había rehusado obedecer las palabras de Jehová.
Por eso, el Señor añadió en el versículo 16, pero este pueblo no me ha obedecido.
El Señor dice a Jeremías, en los versículos 13 y 14 dile así al pueblo:
“¿No aprenderéis a obedecer mis palabras?, ......Fue firme la palabra de Jonadab hijo de Recab, el cual mandó a sus hijos que no bebiesen vino, y no lo han bebido hasta hoy, por obedecer al mandamiento de su padre; y yo os he hablado a vosotros desde temprano y sin cesar, y no me habéis oído.
Versículo 15: “Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: Volveos ahora cada uno de vuestro mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras dioses ajenos para servirles, y viviréis en la tierra que di a vosotros y a vuestros padres; mas no inclinasteis vuestro oído, ni me oísteis
Versículo 16: “Ciertamente los hijos de Jonadab hijo de Recab tuvieron por firme el mandamiento que les dio su padre; pero este pueblo no me ha obedecido”
Tres cosas Dios hace ver a su pueblo:
He hablado a vosotros desde temprano sin cesar y no me habéis oído.
Les he enviado profetas, más no inclinaron su oido, ni oyeron.
Les he dado mandamientos, y no me han obedecido.
Mientras que los recabitas, son fieles al mandato de su padre, se mantienen firmes en él, el les ordenó, no tomar vino, ni edificaréis casa, ni sembraréis sementera, ni plantaréis viña, ni la retendréis; sino que moraréis en tiendas todos vuestros días”
El pueblo de Judá, su pueblo a quien él les había ordenado a través de su profetas, “Volveos ahora cada uno de vuestro mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras dioses ajenos para servirles, y viviréis en la tierra que di a vosotros y a vuestros padres”, no oyeron ni obedecieron.
Triste, no, los recabitas obedecieron el mandato de un hombre, su padreo bien su antepasado, pero el pueblo no obedece el mandato de Dios que es mayor.
Luego Dios establece sentencia por ese comportamiento:

III. CASTIGO POR LA DESOBEDIENCIA Y BENDICIONES DE LA OBEDIENCIA .

Jeremías 35:17 RVR60
17 Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí traeré yo sobre Judá y sobre todos los moradores de Jerusalén todo el mal que contra ellos he hablado; porque les hablé, y no oyeron; los llamé, y no han respondido.
Hermanos, los recabitas fueron un recordatorio visual del pecado de Judá. Jehová de los ejércitos juró traer sobre Judá … todo el mal que contra ellos había hablado.
“Todo el mal” puede entenderse de dos maneras:
1. Una referencia a las maldiciones del pacto (cf. Lv. 26:14–39; Dt. 28:15–68).
2. La más probablemente, a la caída de Judá y Jerusalén predicha por Jeremías ( Jer. 4:20; 6:19; 11:11–12; 17:18.)
Lo cierto es que Judá sería castigada porque sus habitantes no oyeron, ni habían respondido a los mandatos del Señor.
Por otro lados, Dios premia a los recabitas por su obediencia fiel, al mandato de Jonadab su padre.
Jeremías 35:18–19 RVR60
18 Y dijo Jeremías a la familia de los recabitas: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Por cuanto obedecisteis al mandamiento de Jonadab vuestro padre, y guardasteis todos sus mandamientos, e hicisteis conforme a todas las cosas que os mandó; 19 por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No faltará de Jonadab hijo de Recab un varón que esté en mi presencia todos los días.
Como resultado de la obediencia y fidelidad al mandato, Dios les dice: “No faltará de Jonadab, un varón que esté en mi presencia todos los días.
Esta sentencia podría interpretarse como la bendición, de que no faltaría nadie de la familia de Jonadab, todos los días en la presencia de Dios para servirle, hablando de un ministerio.
O bien, Dios pudo haber prometido que la línea de los recabitas siempre tendría descendientes que adorarían al Señor, que resulta, más probable, de acuerdo al contexto.
Lo más importante hermanos, es que de acuerdo al texto, podemos ver que Dios castiga la desobediencia, pero premia con bendición la obediencia.

Conclusión:

¿Obedecer o desobedecer?

Donde se encuentra amado hermano, usted ahora mismo.
En la linea de la obediencia a Dios, en la fidelidad al mandato de Dios o en la linea de la desobediencia.
Hermanos, a veces, vamos a obedecer más a nuestros instintos, a nuestra carnalidad, a nuestras “necesidades”, a nuestros temores, a lo que humanamente alguien dice, un jefe, una persona de influencia, a nuestros propia manera de pensar, al mundo y sus deseos, pero no obedecemos a Dios, que nos habla continuamente en su palabra, o a través de sus siervos.
Es importante que nosotros podamos revisar y recapacitar al respecto, Dios, no se complace en la desobediencia, Dios la aborrece.
Más bien Dios se complace, y premia nuestra obediencia.
Recuerde, obedecer trae bendición, y desobedecer trae consigo castigo.
Vamos a orar.
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