EL MANTO Y LA TOALLA
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Transcript
Juan 13:3–7 RVR60):
3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,
4 se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.
5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.
6 Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?
7 Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora;
hay un pasaje que describe Donald Hankey, cómo el querido capitán se preocupaba de sus hombres después de una marcha. «Todos sabíamos instintivamente que era superior a nosotros, de una madera más noble… Supongo que, por eso mismo, podía ser tan humilde sin perder la dignidad. Porque también era humilde, si es esa la palabra, creo que sí. Ningún problema nuestro era demasiado insignificante para que él se encargara. Cuando empezábamos las marchas, por ejemplo, y nos dolían los pies y se nos llenaban de ampollas, como nos solía pasar al principio, se habría pensado que se trataba de sus propios pies por el trabajo que se tomaba. Por supuesto que después de la marcha había inspección de pies. Eso era de rutina. Pero para él no era una mera cuestión de rutina. Entraba en nuestra habitación y, si alguno tenía un pie dolorido, se arrodillaba en el suelo y lo miraba tan cuidadosamente como si hubiera sido un médico. Luego recetaba, y los remedios siempre estaban a mano, porque nos los traía el sargento. Si había que pinchar las ampollas, corrientemente lo hacía él mismo en el momento, para asegurarse de que se hacía con una aguja bien limpia y que no se dejaba entrar ninguna suciedad. No lo hacía con afectación, ni para causar efecto; sino, sencillamente, porque consideraba que nuestros pies eran importantes y que nosotros éramos bastante descuidados. Por eso consideraba que era mejor encargarse personalmente de la cosa. Sin embargo, a nosotros nos parecía que había algo casi religioso en el cuidado que tenía de nuestros pies. Parecía tener un toque de Cristo
Jesús mismo sabía que El era Dios no tenía orgullo
Jesús mismo sabía que El era Dios no tenía orgullo
se levanto de la cena
Gálatas 5:13 (RVR60): Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.
se quito el manto
Filipenses 2:7 (RVR60): sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
Manto= unción pero para los judios significa el poder las escrituras el poder de la palabra de Dios
Números 15:38–39 RVR60): Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul.
39 Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis.
La mujer que Toco el manto Lucas 8:43
No fue la única Mateo 14:36 (RVR60): 36 y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.
Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,
tomó una toalla y se la Ciño
Toalla= servicio
Lavar los pies sólo era trabajo de los esclavos gentiles pero era la tarea más indignante, las calles de Jerusalén y palestina eran sucias
Lucas 22:27 (RVR60): 27 Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.
CRISTIANOS DE BOCA
3 Juan 9–10 (RVR60): 9 Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe.
10 Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia.
CRISTIANOS DE MANOS
Hechos de los Apóstoles 9:36 (RVR60)
Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía.
CRISTIANOS DE BOCA Y MANOS
Algunas personas se creen demasiado importantes para hacer cosas humildes
El orgulloso nunca le gusta serviré pero; si le gusta ser servido
Jesús llegó al límite de Su servicio a los Suyos. El lavar los pies de los huéspedes en una fiesta era el menester de los esclavos.
no hay nadie que esté más cerca de las personas que el que está más cerca de Dios
A un líder en la iglesia se le baja de nivel, y se va de la iglesia
A un jugador se le excluye un día del equipo, y ya se niega a jugar nunca más.
A un policía que aspira a más se le pasa en un puesto al que creía tener más derecho que nadie, y se niega a aceptar otro puesto inferior.
La grandeza en el servicio
La grandeza en el servicio
Esta en los corazones que aprendieron a quitarse el manto de prepotencia, de la grandeza, de la autoridad, de orgullo, de Egoísmo, de envidia, de hipocresía, siendo capaces de bajarse de nivel no por obligación, no por conveniencia si no solo por amor de servir.
CONCLUSIÓN:
Amado rey de Dios, toma el ministerio de la "toalla ceñida".Tenemos que dejar el manto de nuestras posiciones y jerarquías, y tomar la toalla del amor que cubre y la acción de nuestras manos que sirve a los demás.
Cuenta la leyenda de Francisco de Asís que, en su juventud, había sido muy rico; entonces, sólo lo mejor era bastante bueno para él. Pero estaba inquieto, y no tenía paz en su alma. Cierto día iba cabalgando solo fuera de la ciudad, cuando vio a un leproso que era una masa de llagas, un espectáculo horrible. Lo normal habría sido que Francisco se hubiera apartado lo más posible de aquella horrible piltrafa humana; pero algo se movió en su interior: desmontó del caballo y se fundió en un estrecho abrazo con el leproso. En aquel momento, el leproso se transformó en Jesús. Cuanto más cerca estemos de la humanidad doliente, más cerca estaremos de Dios.