EL GOZO DE LA SALVACION
POR QUE AQUI TE QUIEREM DE VERDAD
Cuando D. L. Moody dirigía su escuela dominical en Chicago, un niño caminaba varios kilómetros para asistir, y alguien preguntó al muchacho: “¿Por qué no asistes a alguna escuela dominical que quede más cerca de tu casa?”
Su respuesta bien podrían haberla usado los publicanos y pecadores de los días de Jesús: “Porque aquí la gente en realidad lo quiere a uno”.
Es significativo que Jesús atraía a los pecadores en tanto que los fariseos los repelían. (¿Qué dice esto en cuanto a algunas iglesias de la actualidad?) Los pecadores venían a Jesús, no porque él les daba gusto o porque acomodaba su mensaje para ellos, sino porque se interesaba en ellos. Comprendía sus necesidades y trataba de ayudarlos, en tanto que los fariseos los criticaban y los mantenían a distancia (ve Lucas 18:9–14). Los fariseos conocían la ley del Antiguo Testamento y deseaban tener pureza personal, sin embargo no tenían ningún amor por las almas perdidas.
Tres palabras resumen el mensaje de este capítulo: perdido, hallado, y regocijarse. Jesús utilizó tres parábolas para responder a las acusaciones de los fariseos y escribas que se escandalizaban por la conducta de Jesús. Ya era suficientemente malo que Jesús recibía con brazos abiertos a estos marginados y les enseñara, pero ¡él fue incluso más allá de eso porque comía con ellos! Los dirigentes religiosos judíos no comprendían todavía que el Hijo del hombre había venido “a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). Aun más, todavía estaban ciegos al hecho de que ellos mismos estaban entre los perdidos.
Este capítulo deja bien claro que hay un mensaje de salvación: Dios recibe y perdona a los pecadores arrepentidos. Pero estas parábolas también revelan que hay dos aspectos de esta salvación. Hay la parte de Dios: el pastor que busca a la oveja perdida, y la mujer que busca la moneda perdida. Pero también hay la parte del hombre en la salvación, porque el hijo descarriado de su propia voluntad se arrepiente y vuelve a casa. Hacer hincapié en sólo uno de los aspectos es dar una idea falsa de la salvación, porque se deben considerar tanto la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre (ve Juan 6:37; 2 Tesalonicenses 2:13–14).
Puesto que uno de los principales temas de este capítulo es el gozo, consideremos tres gozos diferentes que van incluidos en la salvación. C. S. Lewis escribió: “El gozo es asunto serio en el cielo”, y es un gozo del que tú y yo podemos participar.
el pastor que busca a la oveja perdida, y la mujer que busca la moneda perdida. Pero también hay la parte del hombre en la salvación, porque el hijo descarriado de su propia voluntad se arrepiente y vuelve a casa.
Llamamos a esta historia “la parábola del hijo pródigo” (la palabra “pródigo” quiere decir desperdiciador
Tomás Huxley dijo: “Las peores dificultades de un hombre empiezan cuando puede hacer lo que se le antoja”. ¡Cuán cierto!