DOMINGO 23 octubre
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PAG 69
PAG 69
1 Pedro 2.1-2 “Desechando, pues, toda malicia(hacer el mala a lguien), todo engaño(DESHONESTIDAD.ENGAÑO-TRAICIÓN), hipocresía(ACTOR-FALTA DE SINCERIDAD), envidias(SE RECIENTEN POR EL RENCOR A OTROS), y todas las detracciones(CHISMES-DIFAMAR EL CARÁCTER DE ALGUIEN), desead(verbo impertaivo), como niños recién nacidos(el adjetivo artigennēta, que literalmente significa “acabado de nacer”. Las dos palabras identifican a un infante que acaba de salir del vientre de su madre y que con llanto pide la leche del seno materno. Esto ilustra cuán fuerte los creyentes deben desear la Palabra) , la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,”
Es extraordinario que Pedro no mandara. No encargó a los creyentes que leyeran la Palabra, que estudiaran la Palabra, que meditaran en la Palabra, que enseñaran la Palabra, que predicaran la Palabra, que investigaran la Palabra, o que memorizaran la Palabra. Todos esos aspectos son esenciales, y otros pasajes sí mandan a que los creyentes que lo realicen. Sin embargo, Pedro se enfocó en el elemento más básico (que los creyentes necesitaban antes de ir tras alguno de los otros aspectos): un profundo y continuo anhelo por la Palabra de verdad.
Sea que se trate de creyentes recién convertidos o más maduros en la fe, desear la Palabra de Dios siempre es esencial para la nutrición y el crecimiento espiritual (Job 23:12).
Job. 23.12 “Del mandamiento de sus labios nunca me separé; Guardé las palabras de su boca más que mi comida.”
Jesús afirmó esto cuando confrontó a Satanás en el desierto: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 44
En vista de la incesante producción de la cultura posmoderna de comida chatarra informativa a través de radio, televisión, cine, Internet, juegos por computadora, libros, periódicos, e incluso supuestos púlpitos cristianos (todo lo cual ocasiona desnutrición espiritual y embota los apetitos por el verdadero alimento espiritual) los creyentes deben comprometerse a nutrirse con regularidad de la Palabra de Dios.
Una vez que vemos nuestra necesidad de la Palabra de Dios y empezamos a hallar nutrición en Cristo, nuestro apetito espiritual aumentará y empezaremos a madurar. ¿Cuán intenso es su deseo por la Palabra de Dios?
2 Co. 12.8-10 “respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”
1 Pedro 4.1 “Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado,”
Romanos 8.12 “Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;”
¿Qué está diciendo Pablo aquí?
Todos los que viven conforme a la carne, deben morir. El apóstol no está aquí haciendo una advertencia a creyentes genuinos en el sentido de que puedan perder su salvación y ser condenados a muerte si recaen en alguna de las costumbres de la carne. Él ya ha dado la certeza absoluta de que “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Ro.8:1). Más bien, él está diciendo que una persona cuya vida está caracterizada por las cosas de la carne no es un verdadero cristiano y está muerto espiritualmente, sin importar cuáles puedan ser sus afiliaciones o actividades religiosas. Si esa persona no acude a Cristo con fe verdadera, debe morir en la muerte segunda del juicio final de Dios.
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Hebreos 9.11-12 “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.”
1 Pedro 3.18 “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;”
Isaías 53.11 “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.”
Hebreos 9.28 “así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.”