MIÉRCOLES 27

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ESTUDIO BIBLICO

Leer 1 Co. 7 del 1-20
1 Co. 11.14 “La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?”
1 Co. 7.1 “En cuanto a las cosas de que me escribisteis (introduce un nuevo tema e indica la respuesta de Pablo a los asuntos planteados por los corintios en una carta a él: CUESTIONES RELATIVAS AL MATRIMONIO Y A LA SOLTERÍA)bueno le sería al hombre no tocar mujer;”
Las preguntas de los corintios le dan a Pablo la oportunidad de abordar la sexualidad humana de manera positiva, es decir, cómo honrar a Dios con el cuerpo:
1 Co. 6.20 “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu(los pone en igual posición), los cuales son de Dios.”
Pablo no habla toda la teología dle matrimonio en este capítulo. Los temas que toca se distribuyen de la siguiente manera:
1.. En 7:1–7 Pablo aconseja a las parejas casadas a mantener relaciones sexuales.
2.. En 7:8–16 Pablo continúa aplicando el principio central de “permanecer como están” a varias situaciones: al no casado, al casado, y al creyente casado con el no creyente.
3.En 7:25–40 Pablo aborda el tema de los que contemplan el matrimonio, ya sea que nunca se hayan casado o hayan enviudado.
1.Principios generales para los casados: mantener intimidad sexual (7:1–7)
1 Co. 7.1-7 “En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer(Era un eufemismo judío común para la relación sexual. Proverbios 6:29 “Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; No quedará impune ninguno que la tocare.”
Pablo la usa para declarar que es algo bueno para los cristianos no tener relaciones sexuales, es decir, ser soltero, no casarse. No está diciendo, sin embargo, que la soltería es el único estado bueno o que el matrimonio es de alguna forma malo o inferior a la soltería. Solo está diciendo que la soltería, mientras que es celibato, puede ser buena.
Dios mismo declaró en la creación que “no es bueno que el hombre esté solo” (Gn. 2:18). Todas las personas necesitan compañía y Dios estableció el matrimonio para ser, entre otras cosas, el medio más satisfactorio y común de compañía. Dios permitió la soltería y no requirió que todos se casaran.
La tradición judía no solo contemplaba el matrimonio como el estado ideal, sino que miraba a la soltería como una desobediencia a los mandamientos de Dios de “fructificad y multiplicaos; llenad la tierra” (Gn. 1:28).
Es posible que, como un resultado de esto, algunos de los cristianos judíos en Corinto estuvieran presionando a los creyentes gentiles solteros a que se casaran.Pablo reconoce que la soltería es [buena], honorable y excelente, pero no apoya la afirmación de que sea un estado más espiritual o que sea más aceptable para Dios que el matrimonio.); pero a causa de las fornicaciones (no está dando a entender que todos los cristianos de la iglesia corintia fueran inmorales, aunque sí lo eran muchos de ellos. Pablo está hablando del peligro de la fornicación para los que son solteros. Especialmente en sociedades —como la de la antigua Roma y la nuestra— donde la permisividad sexual se practicaba libremente y se glorificaba.No se puede reducir el matrimonio a ser sencillamente la válvula de escape del impulso sexual. Pablo no está sugiriendo que los cristianos salgan y se busquen una pareja cristiana para evitar caer en el pecado sexual. Él tenía una visión más elevada del matrimonio que eso:
Efesios 5.22-23 “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.” Su propósito aquí es hacer hincapié en la realidad de las tentaciones sexuales de los solteros y reconocer que ellos tienen una salida legítima en el matrimonio. Por tanto,), cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.(Las Escrituras nos dan numerosas razones para el matrimonio. 1.En primer lugar, el matrimonio es para la procreación. Dios mandó a Adán y Eva “fructificad y multiplicaos” (Gn. 1:28). La intención de Dios es que la humanidad se reproduzca a sí misma.
2.El matrimonio es también para el placer. Proverbios habla de que el hombre se “[alegre] con la mujer de [su] juventud… sus caricias [le] satisfagan en todo tiempo” (5:18–19)
La mujer fue creada para ser una “ayuda idónea para él” (Gn. 2:18). La amistad entre los esposos es uno de los ingredientes clave de un buen matrimonio. El matrimonio es una representación de la iglesia. El esposo tiene que ejercer autoridad y amar a la esposa como Cristo tiene autoridad y ama a la iglesia (Ef. 5:23–32). Por último:
3. El matrimonio es para la pureza. Protege de la inmoralidad sexual al satisfacer las necesidades físicas.
Aunque el celibato es bueno, no es superior al matrimonio, y tiene unos peligros y tentaciones que el matrimonio no tiene. ) EL CELIBATO NO ES PARA LOS CASADOS:v3-5 El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido.((Debido a su errónea creencia en la superioridad espiritual de la abstinencia total de las relaciones sexuales, algunos miembros de la iglesia lo practicaban incluso dentro del matrimonio. Al parecer algunos esposos sumamente fervientes habían decidido por sí mismos dedicarse completamente a Dios. Al hacer eso, sin embargo, descuidaban o aun negaban la responsabilidad que tenían con sus esposas. OJO Los creyentes casados no deben privar a sus cónyuges de la satisfacción sexual, ya sea el cónyuge cristiano o no(V10-17).El apóstol no hace ninguna excepción a la instrucción de que el marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. Dios considera todo matrimonio como sagrado y a las relaciones sexuales entre los esposos no solo como sagradas, sino también como obligatorias. Pablo deja bien en claro que las relaciones físicas dentro del matrimonio no son sencillamente un privilegio y un placer sino también una obligación. Los maridos y las esposas tienen el deber de darse satisfacción sexual el uno al otro. No hay distinción entre los hombres y la mujeres. )V4 La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.( Dios honra el deseo sexual y su expresión dentro del matrimonio. En efecto, que los esposos cristianos fallen en someterse sexualmente a la potestad del cónyuge no da gloria a Dios porque deshonra el matrimonio.
El tiempo presente de exousiazei (tiene potestad sobre) indica una declaración general que es siempre verdad. La mutua autoridad de los esposos sobre el cuerpo de cónyuge es continua; dura a lo largo de todo el matrimonio. En la esfera normal de la vida, el cuerpo del cristiano es suyo, para cuidarlo y usarlo como un don de Dios. Aunque por supuesto, en el sentido espiritual más profundo pertenece por completo a Dios:
Romanos 12.1 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” Pero en la esfera marital, también le pertenece al cónyuge.
La expresión sexual dentro del matrimonio no es una opción o un extra. Tampoco es, por supuesto, como a veces ha sido considerado, un mal necesario en el que se meten los cristianos solo para procrear hijos. Es mucho más que un acto físico. Dios lo creo para que fuera la expresión y la experiencia del amor en el nivel humano más profundo y para que fuera un lazo bello y profundo de unión entre los esposos.
La intención de Dios es que el matrimonio sea permanente y que la relación sexual dentro del matrimonio sea también permanente. Su plan original para el matrimonio no permitía el divorcio o el celibato. Los cristianos no deben olvidarse del cónyuge inconverso (vv. 12–17) y no deben privar al esposo o esposa de la satisfacción sexual, ya sea este creyente o inconverso. La prohibición es inclusiva: No os neguéis el uno al otro. Es un mandamiento enfático. Dios ha establecido y ordenado las relaciones sexuales entre un marido y su mujer.
La única excepción es:
V5 No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento para ocuparos sosegadamente en la oración;(Como es el caso del ayuno, si ambos esposos están de acuerdo en abstenerse de la actividad sexual por un tiempo breve para darse oportunidad el uno al otro para la oración intensa, pueden hacerlo. Están implícitas tanto la idea de un tiempo específico como el propósito específico de la oración. Ambos deberían acordar por anticipado la amplitud del tiempo de separación física y el propósito de la oración.Dios puede darnos una carga fuerte acerca de una persona o ministerio, una carga que demanda nuestra atención completa y oración concentrada. El luto o una enfermedad seria, por ejemplo, pueden llevarnos a una experiencia así. O quizás hemos caído en un pecado especialmente dañino y necesitamos retirarnos por un tiempo para poner las cosas en orden con el Señor.
Pero cuando han pasado esas necesidades espirituales urgentes, las relaciones matrimoniales normales tienen que reanudarse. Parejas:
v6 y volved a juntaros en uno,
Es explícita la razón para volverse a juntar: para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.Como una protección para no caer en la tentación nosotros mismos, o hacer que nuestro compañero o compañera caigan en la tentación, hay que reanudar las relaciones sexuales inmediatamente.
En resumen: A menos que sea por mutuo consentimiento, por una necesidad específica de oración y por un tiempo breve, la abstinencia sexual puede convertirse en una herramienta de Satanás. No debe usarse nunca como una pretensión de superioridad espiritual o como un medio de intimidación o manipulación del cónyuge. El amor físico debe ser una experiencia normal y regular en la que participan igualmente ambos esposos, como un don de Dios.
v.6-7 Mas esto digo por vía de concesión(pensar lo mismo), no por mandamiento. Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.”
Comentario: Claramente el apóstol no estaba casado al momento de escribir 1 Corintios, pero ¿alguna vez estuvo casado?
1 Corintios 9.5 “¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?”
Segundo, Pablo se refiere al “don” que cada uno tiene de Dios. ¿Se refiere a un “don” especial que le gustaría que todos tuvieran para resistir los impulsos sexuales?¿O es que Pablo simplemente afirma su estado de soltería como un don de Dios, un estado que permite la plena devoción al servicio de Cristo.
El hecho de que cada uno tenga su propio don de parte de Dios implica que el matrimonio, como la soltería, son igualmente un don.
1 Co. 7.8-11 “Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando. Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.” En este versúculo final,Algunos de los creyentes en Corinto ya se habían divorciado o estaban en el proceso de hacerlo. A esas personas el apóstol les dice: y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido. Si un cristiano se divorcia de otro cristiano, ninguna parte es libre para volver a casarse. Deben permanecer solteros o volver a unirse con su anterior cónyuge. A los ojos de Dios aquella unión nunca ha sido deshecha. Estas no son sugerencias de consejeros, sino mandamientos del Señor.
Vamos a las directices para:

Casados con inconversos que quieren seguir casados

1 Co.7.12-14 “Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.”
LA LECCIÓN NO ES AL PROPIO jejeje
1 Co. 11.14 “La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?”
¿Qué podían hacer los cristianos que ya estaban casados con inconversos, aun posiblemente con paganos inmorales e idólatras? ¿Eran libres para divorciarse de la persona con la que estaban unidos en yugo desigual y eran luego libres para permanecer solteros o para casarse con un creyente? Estas eran preguntas sinceras. A la luz de la enseñanza de Pablo de que sus cuerpos eran miembros de Cristo y templos del Espíritu Santo:
1 Co. 6.15-20 “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” Los cristianos corintios estaban preocupados con razón acerca de sí debían o no seguir unidos en relación marital con un inconverso. Puede que algunos pensaran que semejantes uniones eran como juntar a Cristo y Satanás, y que profanaban al creyente, a los hijos y deshonraban al Señor. El deseo de tener un esposo-esposa cristiano podía ser muy fuerte.
Jesús no había enseñado directamente acerca de ese problema, y por eso Pablo dice: Y a los demás yo digo, no el Señor. Eso no es una negación de la inspiración o una indicación de que Pablo está solo dando su propia opinión humana. Solo está diciendo que el Señor no había dado ninguna revelación previa acerca del asunto, pero Pablo la estaba dando ahora. Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone.
Los cristianos casados con inconversos no tenían que preocuparse de que ellos, su matrimonio o sus hijos pudieran quedar impuros por el cónyuge inconverso. Por el contrario, lo opuesto era lo cierto. Tanto los hijos como el esposo inconverso quedarían santificados por medio del marido o mujer creyente.
Estar unido en yugo desigual, ser una carne con un inconverso, puede ser frustrante, desalentador e incluso costoso. Pero no tiene por qué hacerlos impuros, puesto que un creyente puede santificar un hogar. En este sentido santificar no se refiere a salvación; de otro modo el cónyuge no estaría hablando de inconverso. La santificación es matrimonial y familiar, no personal o espiritual. A los ojos de Dios un hogar es separado para Él cuando el marido, la mujer o, por implicación, cualquier otro miembro de la familia, es un cristiano. Ese hogar no es cristiano en el sentido pleno, pero es inmensamente superior al que es totalmente incrédulo. Aun si el cristiano es ridiculizado y perseguido, los inconversos en la familia son bendecidos a causa de aquel creyente. Un cristiano en un hogar bendice todo el hogar. La presencia de Dios en aquel creyente y todas las bendiciones y gracias que fluyen desde el cielo en la vida del creyente se desbordarán y enriquecerán a todos los que estén cerca.
Además, aunque la fe del creyente no puede extenderse para la salvación de otros, sino solo para él, él o ella es a menudo el medio por el cual otros miembros de la familia llegan a conocer al Señor mediante el poder de su testimonio.
Cuando Dios estaba a punto de destruir Sodoma, Abraham le rogó que perdonara a la ciudad si se encontraban cincuenta justos dentro de ella:
Génesis 18:26 “Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor de ellos”
Cuando no pudieron encontrar los cincuenta, el patriarca redujo el número a cuarenta y cinco, luego a cuarenta, a treinta, a veinte y, por último, a diez. En cada ocasión el Señor estuvo de acuerdo en perdonar la ciudad, pero ni siquiera pudieron encontrar diez justos. Lo importante es que Dios estaba dispuesto a bendecir a tantos impíos por amor de unos pocos de sus hijos fieles que estuvieran en su medio.
Además, Dios mira a la familia como una unidad. Aun si está dividida espiritualmente y la mayoría de sus miembros son inconversos e inmorales, toda la familia queda bendecida por el creyente que vive entre ellos. Por lo tanto, si un cónyuge inconverso está dispuesto a quedarse, el creyente no debe procurar el divorcio.
SEGUIMOS V14 El cristiano no debe tener temor de que los hijos vayan a ser inmundos, contaminados por el padre o la madre inconverso. Dios promete que lo opuesto es lo cierto. De otra manera vuestros hijos serían inmundos si ambos padres fueran inconversos. Pero el Señor garantiza que la presencia de un padre cristiano protegerá a los hijos. No quiere decir que su salvación esté asegurada, pero que quedan protegidos de algún daño espiritual indebido y que recibirán bendición espiritual. Debido a que participan en los beneficios espirituales del padre o madre creyente, son santos. A menudo el testimonio de uno de los padres creyente en esta situación es especialmente eficaz, porque los hijos suelen ver un claro contraste con la vida del padre inconverso, y eso los lleva a la fe salvadora.
DIRECTRICES PARA LOS CRISTIANOS CASADOS CON INCONVERSOS 7:10–11QUE QUIEREN SEPARARSE
V15-16 Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?
John MacArthur, 1 y 2 Corintios, trans. Daniel Andrés Díaz Pachón, vol. 1, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento (Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz, 2015), 199–200.
John MacArthur, 1 y 2 Corintios, trans. Daniel Andrés Díaz Pachón, vol. 1, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento (Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz, 2015), 199.
John MacArthur, 1 y 2 Corintios, trans. Daniel Andrés Díaz Pachón, vol. 1, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento (Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz, 2015), 199.
John MacArthur, 1 y 2 Corintios, trans. Daniel Andrés Díaz Pachón, vol. 1, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento (Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz, 2015), 198–199.
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