3. La Iglesia: La Escuela de la Piedad

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Introducción

Leemos en la Palabra del Señor:
Romanos 12:1 RVR60
1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
Con la ayuda del Señor hoy continuaremos con nuestra serie: La Piedad Cristiana

Resumen de lo aprendido

Las 2 direcciones de la piedad
Piedad Divina (Misericordia) y Piedad Humana (Temor del Señor)
La teología y la piedad
La medida en que conocemos al Señor (revelación especial) debe ser enteramente proporcional a la medida que practicamos la piedad (el temor al Señor), un desbalance entre estas dos medidas es pecado, presunción y orgullo por un lado e ignoracia por el otro.
¿Qué es la piedad?
La piedad es la doctrina puesta en acción, vivida, practicada, o tambien conocida como cristianismo experiencial
La importancia de la piedad
La piedad es importante porque refleja la obra del Espíritu Santo en el corazón de una persona
El fin supremo de la Piedad
Soli Deo Gloria, En palabras siemples, la presencia de Dios, la Gloria de Dios en la faz de Jesucristo, hace que vivamos píamente o piadosamente, llevándonos a su fin supremo que es glorificar al Señor por medio de la obediencia a su voluntad revelada.
La unión mística con Cristo (La raíz de la piedad)
Esta unión puede definirse como aquella unión íntima, vital y espiritual entre Cristo y Su pueblo, en virtud de la cual Él es la fuente de su vida y fortaleza, de su bienaventuranza y salvación.
Unión en virtud a los decretos eternos del Señor, por lo que ha de interpretarse teocéntricamente
Fuimos unidos a Cristo antes de la fundación del mundo.
Unidos a Cristo en el pacto de redención tanto federalmente como orgánicamente y confirmados por la obra objetiva de Cristo en su obra redentora y subjetivamente por la obra del ES en nuestros corazones.
En base a nuestra unión mística con Cristo indefectiblemente la piedad fluye para la Gloria del Señor.
Ahora, una vez que hemos sentado las bases de la Piedad cristiana tanto definiéndola e identificando su raíz. Debemos proceder a identificar el epicentro, el lugar por excelencia de aprendizaje práctico de una vida de piedad, a saber, La Iglesia.

Lectura introductoria

Hechos de los Apóstoles 2:36–42 RVR60
36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. 37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. 41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. 42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

Consideraciones útiles para el sermón

En estos 7 versículos encontramos en palabras simples: la vida de un cristiano desde el llamado, conversión y perseverancia en los caminos del Señor.
Ahora bien, observemos que se habla de estos 3000 que fueron “Añadidos” ¿A dónde? ¿Cómo? ¿Para qué? Bueno,en Hechos 2:41,47 el punto es la adición de personas (a la iglesia); en Hechos 5:14 y Hechos 11:24 son añadidas al Señor.
En el versículo Hechos 2.42 “42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” encontramos la respuesta del “para qué”. En virtud a esta porción de las escrituras desarrollaremos los puntos de nuestro sermón.

Doctrina

El lugar y organismo, la escuela instituída por el Señor para el aprendizaje de la piedad es la Iglesia, donde los creyentes participan y nutren de forma activa en los medios de gracia.
La Piedad por la predicación pura de la Palabra del Señor
La Piedad en los Sacramentos
La Piedad en el Salterio
La Escuela de la Piedad

1. La Piedad por la predicación pura de la Palabra del Señor

Hechos de los Apóstoles 2:42 RVR60
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
El primer punto (medio de gracia) del que tomamos la directriz para una vida piadosa es la Palabra del Señor. “Perseveraban en la doctrina (Enseñanza) de los apóstoles.
La palabra perseverar nos indica una continuidad de trabajo, es decir, una asistencia continua en las enseñanzas apostólicas.
Claramente afirmamos lo enseñado, que solamente un corazón regenerado puede ser piadoso, ya que leemos que los 3000 que fueron añadidos, ellos perseveraron.

El Espíritu, o el “ministro interno”, promueve la piedad usando al “ministro externo” para predicar la Palabra. Como dice Calvino, el ministro externo “proclama la Palabra vocal y es recibida por los oídos”, pero el ministro interno “comunica verdaderamente la cosa proclamada..., que es Cristo”

Salmo 119:130 RVR60
130 La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples.
El Señor nos comunica su voluntad solamente por medio de su Palabra
La voluntad del Señor está expresamente detallada en la Ley Moral Juan 14:15 “15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.”
Para el creyente el cumplimiento de la ley moral no es un medio de salvación sino la consecuencia de la obra salvífica. Los 10 mandamientos son su la regla de vida.
Salmo 119:33–40 RVR60
33 Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, Y lo guardaré hasta el fin. 34 Dame entendimiento, y guardaré tu ley, Y la cumpliré de todo corazón. 35 Guíame por la senda de tus mandamientos, Porque en ella tengo mi voluntad. 36 Inclina mi corazón a tus testimonios, Y no a la avaricia. 37 Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino. 38 Confirma tu palabra a tu siervo, Que te teme. 39 Quita de mí el oprobio que he temido, Porque buenos son tus juicios. 40 He aquí yo he anhelado tus mandamientos; Vivifícame en tu justicia.
La Ley del Señor es beneficiosa para el creyente por que: Reprime el pecado, Disciplina, educa y convence de que sólo Cristo pudo haberla cumplido, regla de vida y fe.
Entonces, nuestra primera fuente de enseñanza para la piedad práctica es la Palabra revelada del Señor, mediante la cual somos confrontados por la ley y llevados al evangelio por la fe, para así vivir en la fe de Jesucristo obedeciendo sus mandamientos.

2. La Piedad en los Sacramentos

Hechos de los Apóstoles 2:42 RVR60
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
El segundo punto (medio de gracia) del que tomamos la directriz para una vida piadosa son los sacramentos, a saber, el bautismo y la Cena del Señor.
Nuestro texto nos dice que perseveraban en “la comunión unos con otros, en el partimiento del pan” la cual es una referencia clara al sacramento de la Cena del Señor, donde la mesa del Señor es el lugar visible de la comunión del cuerpo de Cristo 1 Corintios 10:16-17 “16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.” pero, ¿Qué del bautismo? nuestro texto nos indica que aquellos 3000 ya habían sido bautizados para participar en la mesa de comunión.
¿Cómo nos enseñan piedad estos símbolos externos?
Para Calvino, como para Agustín, los sacramentos son la Palabra visible. La Palabra predicada llega a través de nuestros oídos; la Palabra visible, a través de nuestros ojos. Los sacramentos presentan al mismo Cristo que la Palabra predicada, pero lo comunican de un modo diferente.
En los sacramentos, Dios se acomoda a nuestra debilidad, dice Calvino. Cuando oímos la Palabra indiscriminadamente proclamada, nos podemos preguntar: “¿Verdaderamente es para mí? ¿Realmente me alcanza?” Sin embargo, en los sacramentos Dios extiende la mano y nos toca individualmente, y dice: “Sí, es para ti. La promesa te incluye a ti”. Los sacramentos, así pues, ministran a la debilidad humana personalizando las promesas para aquellos que confían en Cristo para salvación.
Dios viene a su pueblo en los sacramentos, los alienta, los capacita para conocer a Cristo mejor, los edifica y los nutre en Él. El bautismo promueve la piedad como símbolo del modo en que los creyentes son injertados en Cristo, renovados por el Espíritu y adoptados en la familia del Padre celestial. De igual manera, la Cena del Señor muestra el modo en que estos hijos adoptivos son alimentados por su Padre amoroso. A Calvino le encanta referirse a la Cena como nutrición para el alma. “Los signos son el pan y el vino, que nos representan la comida invisible que recibimos de la carne y sangre de Cristo” –escribe–. “Cristo es la única comida de nuestra alma y, por tanto, nuestro Padre celestial nos invita a Cristo para que, refrescados al participar de Él, reiteradamente reunamos fuerzas hasta que alcancemos la inmortalidad celestial”.
Entonces, nuestra segunda fuente de enseñanza para la piedad práctica son los sacramentos, que nos llevan a meditar nuestra pertenencia y por ende nos recuerdan que debemos vivir piadosamente porque somos partícipes del cuerpo y la sangre de Cristo.

3. La Piedad en el Salterio y la Oración

Hechos de los Apóstoles 2:42 RVR60
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
El tercer punto (medio de gracia) del que tomamos la directriz para una vida piadosa es nuestra comunicación con el Señor por medio de la observancia del salterio (libro de los salmos) y la oración.
Observamos que los 3000 añadidos a la iglesia de Jerusalén perseveraban en las oraciones. Esto nos lleva a meditar en la comuinicación entre el pueblo y el Señor. Para explicar la riqueza de esta afirmación primeramente revisaremos los beneficios del salterio para una vida de piedad y a razón de ello, desarrollaremos la oración
Calvino dijo del libro de los Salmos: “No hay otro libro en que se nos enseñe más perfectamente el modo adecuado de alabar a Dios, o en que se nos induzca más poderosamente a la realización de este ejercicio de piedad”
Los Salmos enseñan e inspiran verdadera piedad de la siguiente manera:
Como revelación de Dios, los Salmos nos enseñan acerca de Dios. Puesto que son teológicos a la vez que doxológicos, son nuestro credo cantado. Salmo 100.
Enseñan claramente nuestra necesidad de Dios. Nos dicen quiénes somos y por qué necesitamos la ayuda de Dios. Salmo 62.
Ofrecen el divino remedio para nuestras necesidades. Presentan a Cristo en su persona, oficios, sufrimientos, muerte, resurrección y ascensión. Salmo 22, 2.
Abarcan toda la diversidad de experiencias espirituales, incluyendo fe e incredulidad, gozo en Dios y pesar por el pecado, presencia divina y deserción divina. Como dice Calvino, son “una anatomía de todas las partes del alma”. Aún vemos nuestras afecciones y enfermedades espirituales en las palabras de los salmistas. Cuando leemos acerca de sus experiencias, somos conducidos al auto-examen y a la fe por la gracia del Espíritu. Los salmos de David, especialmente, son como un espejo en que somos llevados a alabar a Dios y encontrar descanso en sus propósitos soberanos.
Al revisar los beneficios de los Salmos, encontramos las palabras correctas y el modo correcto de dirigirnos al Señor en oración. Cúan necesario es conocer y obrar conforme al deseo del Señor para la oración.
Cuán bendecida es la congregación que alaba a su Señor en espíritu y en verdad, que alaba cantando Salmos. Ya que por medio de esta práctica la congregación aprende la palabra del Señor y la medita en su cántico.
Entonces, nuestra tercera fuente de enseñanza para la piedad práctica es el salterio, del cual aprendemos y nos beneficiamos enormemente a través de las experiencias de sus escritores inspirados y somos instruídos en la forma correcta de oración.

4. La Escuela de la Piedad

Ahora bien, queda preguntarnos: ¿Dónde oímos la predicación pura de la palabra del Señor, donde son administrados los sacramentos, donde de aprende, medita y canta el salterio, dónde aprendemos a orar? En La Iglesia.
La iglesia es la madre de los creyentes, Agustín dijo una vez: “No puede tener a Dios por Padre quien rechaza tener a la Iglesia por madre”
El lugar y organismo, la escuela instituída por el Señor para el aprendizaje de la piedad es la Iglesia, donde los creyentes participan y nutren de forma activa en los medios de gracia.
Extra Ecclesiam nulla salus Esta frase formulada en el contexto papista debe ser comprendida correctamente, esto es, que fuera de la iglesia invisible la cual se compone de todos los elegidos del Señor en virtud a su unión mística con Cristo, no hay salvación. Ahora bien, todos aquellos que están unidos a Cristo por la fe no pueden rechazar a la iglesia visible donde se predica el evangelio puro (excluímos a Roma) sino que deben naturalmente entregarse para su instrucción en la piedad
Para Calvino, los creyentes son injertados en Cristo y su Iglesia, porque el crecimiento espiritual ocurre dentro de la Iglesia. La Iglesia es madre, educadora y alimentadora de todo creyente, porque el Espíritu Santo actúa en ella. Los creyentes cultivan la piedad por el Espíritu mediante el ministerio de enseñanza de la Iglesia, progresando desde la infancia espiritual hasta la adolescencia y, finalmente, la plena hombría en Cristo. No se gradúan en la Iglesia hasta que mueren.
Ahora bien. Hay una margen muy estrecho del cual debemos tener cuidado. La búsqueda de la piedad es correcta y bíblica, su exageración (fariseos) elevando los estándares de la escritura nos conducirá a un pietismo peligroso. Si se cae en el pietismo el legalismo es un hecho seguro y la vida fuera de la iglesia se vuelve un tormento. En el próximo sermón con la ayuda del Señor comenzaremos a desarrollar las esferas en las que el creyente debe relacionarse de forma piadosa. El Señor nos ayude.

Aplicaciones

¿Cuánto retenemos de lo que aprendemos en la iglesia por medio de la prediación de la Palabra del Señor? ¿Estamos aprendiendo a ser piadosos por medio de los mandamientos del Señor?
Sin la enseñanza, la predicación pura de la palabra del Señor, no existe piedad. De ahí que el Señor advierte: Oseas 4:6 “6 Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” Proverbios 29:18 “18 Sin profecía el pueblo se desenfrena; Mas el que guarda la ley es bienaventurado.”
El Señor permita que como iglesia tengamos en alta estima sus sacramentos. Aquellos que están en Cristo valoren estos símbolos y tomen de ellos. Se debe evitar caer en:
Acercarse de forma ligera e ignorante pensando que los sacramentos infunden salvación
No acercarse por pensar que se necesita perfección, yendo así a un legalismo peligroso.
¿Sabes qué hablar con el Señor? ¿cómo alabarle, cómo agradecerle, cómo pedirle de forma tal que sea agradable al Señor? Sumérgete en los Salmos aprende cómo adorar al Señor en sus propias palabras. Oremos y cantemos Salmos al Señor.
¿Cómo está la iglesia visible donde el Señor te puso? ¿es una escuela de piedad?
Tegamos cuidado de ser una iglesia pietista, que solo desea que sus feligreces vivan en 4 paredes y se olviden que deben relacionarse con el mundo para la expansión del reino de Dios. Tarde o temprano los congregantes llevan cargas que son imposibles de llevar.
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