Sermón sin título (4)
Lucas dice que luego de la sanidad del cojo, entraron al templo (v. 8), lo que supone que entraban desde las gradas en el exterior del llamado Atrio de los gentiles, de ahí que también pudiera entender el “subían al templo a la hora de la oración” (v. 1).
Con toda seguridad el cojo esperaba que Pedro depositara en su mano una limosna, pero, en vez de eso, recibió un mandato expreso: ¡Míranos! Con ello reclamaba del impedido una atención directa hacia ellos.
El mandato de Pedro para que les prestara atención, estuviera atento a ellos, fue atendido. Aquel hombre estaba atento esperando recibir algo. La esperanza de recibir algo de aquellos dos, para él, visitantes del templo, había nacido. La fe, en la medida en que no podemos determinar surgía en la intimidad del enfermo.
El discernimiento espiritual de los apóstoles les permitía detectar la fe de aquel hombre. Lo que venía luego era el resultado de la fe (v. 16), sin duda alguna, la fe de Pedro y de Juan, pero también la del enfermo que esperaba recibir algo de ellos.