CENA DEL SEÑOR: EL ALIMENTO DEL REINO

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I. EL LUGAR.
El lugar donde Jesucristo instituyó este sacramento es importante.
La tradición dice que el aposento alto era la casa de Juan Marcos.
Si fue la casa de Juan Marcos o no, no es lo importante, sino que fue dentro de los muros de Jerusalén como lo marca la Ley.
Muy cerca del monte donde se erigió el templo del Señor.
Este monte tiene mucha importancia en la historia de la salvación.
¿Se acuerdan que Dios ordenó a Abraham subir al monte Moriáh para sacrificar a Isaac? Esto sucedió en 2000 a.c. Este es el monte del Templo.
En 2 Sam. 24, El rey David, 1000 a.c. realizó un censo de los guerreros, los caballos, y los carros de guerra con los que contaba; esto Dios lo prohibió en Deuteronomio.
Para castigar la confianza de David en su ejército en vez de poner su confianza en el Señor, Dios mandó una plaga por la que murieron 70 mil guerreros.
Luego Dios tuvo misericordia de Israel y detuvo esa plaga.
Como gratitud al Señor David construyó un altar en el monte Moriah.
2º Crónicas 3:1 NBLA
1 Entonces Salomón comenzó a edificar la casa del Señor en Jerusalén en el monte Moriah, donde el Señor se había aparecido a su padre David, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo.
Se nos informa que en ese mismo lugar donde David erigió ese altar, Su hijo Salomón construyó el Templo en el que miles y miles de holocaustos fueron ofrecidos al Dios Altísimo.
Este significativo lugar escogió Jesucristo para instituir la Cena del Señor.
II. EL TIEMO.
Era el 14 de Nisán, la noche en que todo israelita comía la pascua.
Durante 1450 años el pueblo de Israel había celebrado la liberación de la esclavitud en Egipto.
Fueron liberados de la esclavitud por la sangre del cordero que aplicaron en los marcos de las puertas de sus casas
Si no hubiera sido por esa sangre en el marcos de sus casas, Israel hubiera tenido la misma consecuencia de muerte del primogénito que los Egipcios.
La diferencia fue la sangre del Cordero.
Esa misma noche escogió Jesucristo para instituir la cena del señor.
Todavía tenían el sabor de la pascua, estaban masticando la carne del cordero pascual cuando les dijo:
«Tomen, coman; esto es Mi cuerpo».
VERSICULOS
Mateo 26:26–29 (NBLA)
26 Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: «Tomen, coman; esto es Mi cuerpo».
27 Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo: «Beban todos de ella;
28 porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.
29 »Les digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con ustedes en el reino de Mi Padre».

ORACION 1

Señor mío y Dios mío, concédenos que mientras oímos tu Palabra; tu Espíritu Santo abra nuestros corazones para entenderla y creerla. Muéstranos la profundidad y la intensidad del amor del Salvador de tal manera que nos maravillemos, te alabemos, y te sirvamos.
En el nombre de Jesucristo, Amén.

MAPA:

I. La institución del pan. V. 26
II. La institución de la copa. Vv.27 y 28
III. La promesa. V. 29

1. LA INSTITUCIÓN DEL PAN. V. 26

Mateo 26:26 NBLA
26 Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: «Tomen, coman; esto es Mi cuerpo».
Estos fueron los últimos momentos que Jesús compartió con sus discípulos juntos, luego fue crucificado.
Jesucristo quería que sus discípulos relacionaran la Cena del Señor, con la pascua y con su muerte expiatoria.
Después de celebrar la primera pascua, el pueblo de Israel inició su éxodo. Un camino difícil, lleno de pruebas, hacia la tierra que fluye leche y miel.
Igualmente, Jesucristo, después de celebrar su primera Cena del Señor, inició su éxodo, la agonía de Getsemaní, prisionero, vituperado, juzgado, golpeado, flagelado, coronado de espinas, la muerte en la cruz.
Pero esa muerte en el Calvario, no fue un accidente, ni una victoria de los enemigos de Jesucristo, fue una muerte voluntaria para cumplir el plan de Dios para nuestra salvación.
El Amor de Dios en su máxima expresión.
“«Tomen, coman; esto es Mi cuerpo».”
El pan que usó Jesús era sin levadura, era el pan que normalmente se usaba para celebrar la pascua.
En el ritual de la pascua judía, en el momento de partir el pan, el Rabí decía las palabras:
“Este es el pan de aflicción que nuestros padres comieron cuando salieron de Egipto”
Jesucristo hace algo totalmente diferente: partió el pan y dijo:
“esto es mi cuerpo”
Isaías 53:3 NBLA
3 Fue despreciado y desechado de los hombres, Varón de dolores y experimentado en aflicción; Y como uno de quien los hombres esconden el rostro, Fue despreciado, y no lo estimamos.
Isaías 53:5 NBLA
5 Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, Molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, Y por Sus heridas hemos sido sanados.
«Tomen, coman; esto es Mi cuerpo».
¿Les estaba diciendo que el pan se convirtió por arte de magia en su cuerpo? ¡No!
Les estaba diciendo que el pan representa Su cuerpo que por nosotros es entregado.
después explica lo que sucederá en pocas horas.
Jesucristo enfatiza dos cosas acerca este pan:
• Su cuerpo
• La fe
La fe en su cuerpo partido que es una ofrenda a favor nuestro como pago por nuestros pecados.
“«Tomen, coman; esto es Mi cuerpo».”
Juan 6:54 NBLA
54 »El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré en el día final.
Juan 6:47 NBLA
47 »En verdad les digo: el que cree, tiene vida eterna.
El que no come muere; el que no cree en Jesús no tiene la vida por sus pecados.
Cuando Jesucristo dice:
“«Tomen, coman; esto es Mi cuerpo».”
lo que significa es
“vengan, crean en mi sacrificio expiatorio para que tengan vida”
Jesucristo acostumbraba frecuentemente hablar en forma simbólica.
Juan 2:19 NBLA
19 Jesús les respondió: «Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré».
Juan 6:51 NBLA
51 »Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que Yo también daré por la vida del mundo es Mi carne».
Juan 10:9 NBLA
9 »Yo soy la puerta; si alguno entra por Mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto.

II. LA INSTITUCIÓN DE LA COPA. Vv.27-28

Mateo 26:27–28 NBLA
27 Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo: «Beban todos de ella; 28 porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.
En el Evangelio de Lucas y Pablo dicen:
“Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre”
Mateo dice: “Esta es mi sangre del pacto”
Al decir esto, Jesucristo estaba citando
Éxodo 24:8 NBLA
8 Entonces Moisés tomó la sangre y la roció sobre el pueblo, y dijo: «Esta es la sangre del pacto que el Señor ha hecho con ustedes, según todas estas palabras».
¿Cuál era ese pacto? Que Dios perdonaba los pecados de su pueblo por medio del sacrificio
Jesucristo estaba enseñando que la sangre que él derramaría en unas horas era la sangre del pacto.
En Hebreos se nos informa que la sangre de los toros y cabritos no perdonan, no perdonaron y nunca perdonarán los pecados sino mi sangre del pacto.
Al citar Ex. 24:8, Jesucristo hizo un pequeño cambio que significa mucho.
Él no dijo: «Esta es la sangre del pacto que el Señor ha hecho con ustedes,
Mat. 26:28 “porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.”
“por muchos”
Isaías 53:11 NBLA
11 Debido a la angustia de Su alma, Él lo verá y quedará satisfecho. Por Su conocimiento, el Justo, Mi Siervo, justificará a muchos, Y cargará las iniquidades de ellos.
Él murió por muchos no por pocos, no solo por los judíos que son pocos, sino de todas las naciones, tribus, lenguas, Judíos, y Griegos, esclavos y libres, hombres y mujeres, una multitud que nadie puede contar. “por mi sangre del pacto”.
Jeremías 31:33 NBLA
33 «Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días», declara el Señor. «Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo.
Jeremías 31:34 NBLA
34 »No tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciéndole: “Conoce al Señor”, porque todos Me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande», declara el Señor, «pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado».
(al final)
«pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado».
Así que Jesucristo estaba enseñando que los discípulos estaban perdonados de sus pecados por la sangre del pacto que en unas horas derramaría y les ordena:
“«Beban todos de ella; ” = creer que por medio de su sangre fueron perdonados nuestros pecados.

III. LA PROMESA. V.29

Mateo 26:29 NBLA
29 »Les digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con ustedes en el reino de Mi Padre».
Jesucristo recordó esta promesa a los discípulos porque sabía que los siguientes tres días serían la más grande tribulación para ellos.
Iban a perder toda esperanza por eso Cristo les dijo:
“La próxima vez que estemos sentados cara a cara, celebrando la comunión, será cuando ustedes hayan visto la redención que yo les compré en la cruz, es una realidad en el cielo”
El Señor Jesucristo nos hace esta promesa:
“no me sentaré en esta mesa con ustedes hasta que lo hagamos en el reino de mi Padre. Celebraremos las bodas del Cordero”
Esta promesa hecha para los apóstoles y para nosotros.
El Señor sabía perfectamente que todos sus discípulos lo abandonarían, otro lo negaría, y volverían a su antiguo modo de vivir.
Por eso la promesa: “me sentaré con ustedes en esta mesa otra vez en el reino de mi Padre” es maravillosa.
Jesús nos conoce perfectamente, lo bueno que hay en nosotros y lo malo, especialmente lo malo que hay en nosotros.
Aún así nos promete:
“celebraremos juntos las bodas del Cordero”
Esto es posible por el poder de la sangre de Jesucristo, que nos limpia de todo pecado y de toda maldad y el pacto de Dios es: “no me acordaré mas de sus pecados”.
Cuando estemos celebrando la Cena del Señor en el cielo, Jesucristo va a levantar la copa del nuevo pacto, nos va a ver a todos nosotros y va a decir: “misión cumplida”.
Oremos:
Señor mío y Dios mío. Nuestra salvación es tan grande que no la podemos ver toda. Tus obras tan portentosas que no podemos comprenderlas. Demasiados buenas para creerlas. Así es tu Evangelio. Pero Jesucristo viene con nosotros en este sacramento y nos dice: Tomad, comed, esto es mi cuerpo, esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, bebed todos de ella. Danos la gracia de hacerlo. En el nombre de Jesús Amén.
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