El liderazgo de quien enseña y sus peligros.
Liderazgo • Sermon • Submitted
0 ratings
· 63 viewsDebemos estar dispuestos a tomar riesgos, debemos entonces caminar con Dios
Notes
Transcript
Introducción:
Introducción:
Todo el que enseña la palabra de Dios debe cuidarse de los riesgos y peligros, que esta función tan importante en la iglesia, podría traer.
El teólogo y pastor Richard Baxter(12/11/1615- 08712/1691), expresó en relación a esto:
“Tengan cuidado de ustedes mismos, no sea que su ejemplo contradiga su doctrina.... no contradigan con su vida lo que afirman con su boca y sean mayores estorbos del éxito de sus propias obras.... Yo había empleado horas de cada día por meses estudiando quizás la exposición más extensa y hermosa del evangelio que se haya escrito y había permanecido fundamentalmente sin ser tocado por el mensaje”
Enseñar la palabra de Dios, ya sea a una clase, o a una persona, no importando que edad esta tenga, es una tarea riesgosa, por múltiples razones.
Como vimos el pastor Baxter, dice “Había empleado horas.....sin ser tocado por el mensaje. Como vemos es algo posible, estudiar el texto, y exponerlo de manera exegéticamente correcta, afectando a creyentes y no creyentes, pero no ser nosotros mismos afectados por el mensaje.
No es posible que enseñemos la palabra sin permitirle primeramente al Espíritu Santo de Dios que actúe primeramente en nosotros, ese sería como el comportamiento y la acción de un bombero. Un bombero a veces puede morir intentando salvar a otros.
Esa fue la experiencia del Señor Jesucristo, sin embargo, ese era el plan de Dios.
Para nosotros como líderes que enseñamos la Biblia, la palabra de Dios, deberíamos revisar como esta palabra que enseñamos, tiene en nosotros significado, como afecta nuestras vidas, nuestro comportamiento y como está presente en lo que hacemos.
Muchos líderes quizás estemos enseñando la palabra de Dios sin considerar los riesgos que esto implica en nuestra vida espiritual.
¿Cuáles son estos riesgos que podemos enfrentar?
Vamos a estudiar al menos 10 de ellos, con la finalidad de conocerlos, y observar en nuestra vida y ministerio cómo y cuales nos están afectando.
Nos convertimos en el centro de atención para otros. A veces para bien, los demás en la iglesia siempre nos observan, , nos escuchan, buscan nuestro consejo, y a veces, hasta querrán imitarnos, pero también a veces seremos observados, y nuestra manera de vivir será criticada. Pablo por eso, enseña “Preséntate a Dios aprobado .... como obrero que no tiene de que avergonzarse”.(2 Timoteo 2:15)
Muchas veces manejamos cosas sagradas(enseñamos la Biblia), y en el trayecto podemos olvidar cuan sagrado es lo que hacemos y convertimos en “ordinario”, lo que es extraordinario.
3. El ministerio de la enseñanza, no importando en que faceta lo desarrollemos(formal o informal; ni importando a que edades enseñamos), posee una serie de elementos, que al presente ha perdido el sentido de lo sobrenatural.
Podemos caer en los efectos de un ministerio descuidado. Podemos llegar a sentirnos tan desilusionados y decepcionados por el hecho de vernos estancados o sin crecimiento espiritual.
Podemos olvidar que no dedicamos tiempo a la escritura para preparar mensajes o enseñanzas o para preparar clases, sino que debemos dedicar tiempo al estudio de las escrituras para crecer.
Nos olvidamos ciertamente de revisar nuestra “Madurez y crecimiento espiritual”. A veces podemos confundir crecimiento espiritual con conocimiento Bíblico, otras veces vamos a confundir, el tener habilidad teológica, con madurez espiritual, y otras veces vamos a confundir, estar haciendo algo en la iglesia con avanzar espiritualmente, y muchas veces vamos a desconocer las grandes grietas que están ocultas en nuestra vida espiritual
Mientras más tiempo llevemos enseñando, o haciendo otras funciones en la iglesia, más alto es el riesgo de caer en el auto engaño. Recordemos que el número de ministerios o de actividades de la iglesia no son sinónimos de crecimiento espiritual.
Corremos el riesgo de no preparar bien el mensaje o enseñanza que vamos a presentar, a veces porque creemos que ya lo sabemos, o porque ya lo hemos enseñado, se nos olvida que parte de de preparar el mensaje, es orar, estudiar la palabra de Dios y sentirnos desafiados primeramente nosotros por el mensaje.
Otro riesgo de los que enseñamos es la falta de madurez, no solo espiritual, sino emocional del que enseña, si no estamos creciendo en nuestras emociones, vamos a reaccionar muchas veces de forma no cristiana ante las situaciones que se nos presenten y cuando estemos enseñando, no lo haremos para glorificar a Dios, sino para buscar la aprobación o elogios de los demás.
Otro riesgo del que enseña, es convertirse en alguien impersonal, los maestros y predicadores tendremos necesariamente que relacionarnos muy de cerca con los que tenemos como estudiantes. Debemos cuidarnos de aquellas actitudes y comportamiento que provocan alejamiento. Debemos cuidar que nuestra personalidad, temperamento y nuestro estilo de comunicación, no provoque el alejamiento de aquellos, a quienes enseñamos.
Reflexión Final:
Como podemos ver los riesgos de ejercer el ministerio de la enseñanza son muchos y diverso, no importa si lo hacemos formal o informalmente,
Sin embargo recordemos que contamos con Dios que en su gracia puede ayudarnos a vencerlos independientemente de a cuantos de ellos enfrentamos.
Warren Wiersbe, en su libro “Sobre ser un siervo de Dios”. señala que: El ministerio ocurre cuando recursos divinos llenan necesidades humanas a través de actos de amor para la gloria de Dios”
Si cada uno de nosotros estamos dispuestos a tomar riesgos, debemos entonces caminar con Dios. Sólo con él vamos a poder sobreponernos a tales riesgos.
¡Cuidemos nuestra integridad!
Para meditar:
1. ¿Con cuál o cuáles riesgo, te has identificado?
2. ¿Hay un riesgo en particular que consideras que es el que te ha afectado más y por el cual debes trabajar más a fondo?
3. ¿Qué pasos crees que debes seguir para lograr cambios consistentes en tu vida espiritual?
4. ¿Cómo estas creciendo espiritualmente?, ¿Cuál crees que es tu grado de madurez espiritual y emocional, en este momento de tu vida?
5. ¿Cómo está tu integridad como líder?
Adaptado del libro: “De pastores y predicadores”, del pastor Miguel Nuñez.