El Camino del Servicio.

Caminos a la felicidad.  •  Sermon  •  Submitted
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Servir a otros es una de las cosas que el hombre puede hacer para ser feliz.

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Video: Vivir para Servir
Oración y Lectura: Juan 13:12-17
Uno de los errores más comunes del hombre es pensar que entre más dinero o cosas materiales tenga, más feliz será.
En aquella ocasión en la que un hombre se estaba peleando con su hermano por la herencia, Jesús aprovechó la oportunidad para dar una gran lección a Sus discípulos haciéndoles ver la incertidumbre de la vida y diciéndoles:
Luke 12:15 NBLA
También les dijo: «Estén atentos y cuídense de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes».

Servir es imitar al Maestro.

La vida de nuestro Señor Jesús fue una vida de constante ejemplo de servicio.
Jesús vino a este mundo para servir. Seguramente conoces las palabras dicha por Él en Marcos 10:45
Mark 10:45 NBLA
»Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos».
En la última cena, no dejó la menor duda de que debían imitarle sirviendo a otros:
John 13:15 NBLA
»Porque les he dado ejemplo, para que como Yo les he hecho, también ustedes lo hagan.
Un discípulo es alguien que imita al que le enseña. Si nos llamamos discípulos de Cristo, nuestro deber es imitar Su ejemplo.
Matthew 10:24–25 NBLA
»Un discípulo no está por encima del maestro, ni un siervo por encima de su señor. »Le basta al discípulo llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al dueño de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su casa!
En los 70’s, muchos decían imitar a Cristo dejándose crecer el cabello, vistiendo con túnicas, y sandalias. ¡Eso es fácil! Debemos imitarle sirviendo a otros, tanto a necesitados como a no-necesitados.
Aquel pasaje donde se oyó la voz del cielo diciendo “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia” es una cita del libro de Isaías, pero, en Isaías, Jesús es presentado como Siervo:
Isaiah 42:1 NBLA
»Este es Mi Siervo, a quien Yo sostengo, Mi escogido, en quien Mi alma se complace. He puesto Mi Espíritu sobre Él; Él traerá justicia a las naciones.
Si el Señor es presentado como Siervo, ¿Por qué nosotros no?

Servir nos recuerda nuestra condición.

John 13:13–14 NBLA
»Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. »Pues si Yo, el Señor y el Maestro, les lavé los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.

Somos siervos de Cristo.

En la viña del Señor solamente hay un Amo, Cristo Jesús; todos los demás somos solamente siervos, siervos comprados con sangre.
Nos compró para servir, y eso es algo que nunca debemos olvidar.
¿Por qué no nos cuesta decir “yo soy el jefe de...”? Tampoco cuesta tanto decir “Soy siervo de Dios.” ¡Ah! Pero sí nos cuesta decir “yo soy el servidor de...”
El apóstol Pablo, quien, antes de conocer a Cristo, tenía educación y había tenido posición religiosa y de mando, ya en Cristo no se avergonzaba de decir “soy siervo de ustedes”:
2 Corinthians 4:5 NBLA
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos de ustedes por amor de Jesús.
¿Amas a Cristo? ¡Sé siervo de otros!
¿Recuerdas la pregunta del Señor a Pedro, “¿Pedro, me amas? Apacienta mis ovejas.”?
En otras palabras, “¡demuestra ese amor sirviendo!”.

No somos superiores a otros.

Muchos piensan que porque tienen más, saben más, o mandan más, son superiores a otros; pero se olvidan que Cristo pagó el mismo precio por cada uno.
El dinero hace personas ricas. El conocimiento hace personas sabias. Pero la humildad hace grandes personas.” (El Principito)
Fue en esa cena que se dio la discusión entre los discípulos de quién quedaría al mando cuando Jesús ya no estuviera. ¿Será que pensaron que serían felices si mandaban? El Señor, sabiendo lo que discutían, les dijo:
Mark 10:42–44 NBLA
Llamándolos junto a Él, Jesús les dijo*: «Ustedes saben que los que son reconocidos como gobernantes de los Gentiles se enseñorean de ellos, y que sus grandes ejercen autoridad sobre ellos. »Pero entre ustedes no es así, sino que cualquiera de ustedes que desee llegar a ser grande será su servidor, y cualquiera de ustedes que desee ser el primero será siervo de todos.
El camino a la grandeza puede ser llamado “la vereda del servicio”.

Servir trae una satisfacción incomparable.

En este mundo, Jesús no era dueño de casa, no tenía un carro ni un caballo (tuvo que pedir prestado un burro), no tenía cuenta de ahorros, ni cama en que dormir, pero ¿Tú crees que Jesús vivió una vida terrenal infeliz? ¡NO!

Son acciones que satisfacen a Dios.

Les he dado ejemplo, para que ustedes hagan como Yo les he hecho.” 15
¡Al Señor le agrada que imitemos Su ejemplo! Como cuando un buen padre se alegra al ver a sus hijos seguir sus pasos.
Talvez aquellos a quienes sirvamos nunca lo agradezcan, pero si es al Señor a quien servimos, Él estará satisfecho y, en su momento, nos recompensará.
Colossians 3:22–24 NBLA
Siervos, obedezcan en todo a sus amos en la tierra, no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, temiendo al Señor. Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven.
Sevir te da una satisfacción que nadie te puede quitar.

Satisfacción que nadie puede quitar.

El dinero te lo pueden robar o lo puedes perder; la casa se puede caer o quemar, el carro lo puedes chocar, pero el gusto de haber servido o llenado la necesidad de alguien permanece contigo para siempre. Eso es algo que el Señor lo recordará:
Matthew 25:35–40 NBLA
”Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui extranjero, y me recibieron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a Mí”. »Entonces los justos le responderán, diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ”¿Y cuándo te vimos como extranjero y te recibimos, o desnudo y te vestimos? ”¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y vinimos a Ti?”. »El Rey les responderá: “En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos Míos, aun a los más pequeños, a Mí lo hicieron”.
Cada acto de servicio que hacemos por otros, se lo hacemos al Señor.
Cada acto de servicio es una medalla que el Señor nos cuelga en el alma, no en el cuello.
“Si saben esto, serán felices si lo practican.” Juan 13:17
Vive para servir y serás feliz
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