La Espiritualidad de Jesús

HABLEMOS DE LA VIDA

La espiritualidad es una palabra bastante desafortunada en nuestro mundo contemporáneo. Para unos significa algo muy alejado de la realidad, es decir es algo inútil y que no se sabe para qué sirve. Para estas personas lo que importa es lo práctico, lo real y lo material. Por otro lado, el espíritu de una persona es muy valorado hoy en nuestra sociedad, es decir el espíritu, el carisma, la fuerza, las motivaciones, los ideales con que vive esa persona. La espiritualidad en su sentido amplio consiste en vivir con espíritu, es decir no vivir de forma inconsciente, no de forma automática y vacía; sino con sentido que se va impregnado en todo lo que vive la persona. Así que se puede vivir con un espíritu neoliberal, capitalista, etc. pero que no corresponde a la espiritualidad cristiana.

Preguntémonos:

¿Qué espiritualidad fomentamos?

¿Con qué espíritu estamos cuidando y formando a nuestra vida?

¿Cómo vivía Jesús la experiencia de Dios?

¿Con qué espíritu fundamentó su vida Jesús?

¿Qué espíritu modelaba Jesús?

ESCUCHEMOS A DIOS

El evangelio de Lucas nos presenta un aspecto importante acerca del desarrollo de Jesús el niño:

Lucas 2:52 RVR60

52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.

Lucas 2:52 TLA

52 Mientras tanto, Jesús seguía creciendo en sabiduría y en estatura. Dios y toda la gente del pueblo estaban muy contentos con él, y lo querían mucho.

Jesús crecía en el espíritu de Dios. El evangelio de Lucas 2.52 nos indica que el crecimiento de Jesús el niño no solo se dio en su intelecto y físico, sino también abarcó su espiritualidad … y Jesús crecía en gracia para con Dios. Jesús vivía con el espíritu de Dios, es decir su vida no la vivía de forma inconsciente, automática o vacía, sino que estaba conectada a Dios.

Lucas 2:49 RVR60

49 Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?

Lucas 2:49 TLA

49 Pero Jesús les respondió: —¿Y por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo estar en la casa de mi Padre?

Cuando Jesús tenía 12 años fue al templo y sus padres lo perdieron por tres días. Cuando lo encontraron, su madre le preguntó ¿por qué has hecho eso? Jesús contestó ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? (Lucas 2.49). Para Jesús era claro que tenía sentido, fuerza y propósito de vida, ya que  estaba vinculada a su Padre que es Dios.

Otro ejemplo en el evangelio de Lucas es cuando presenta que Jesús vivía su vida con el Espíritu de Dios, así lo menciona:

Lucas 4:18–19 RVR60

18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año agradable del Señor.

Lucas 4:18–19 TLA

18 «El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados 19 y para anunciar a todos que: “¡Este es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!”»

Vivir en el Espíritu de Dios, es vivir con sentido, propósito y consciente de lo que se vive. Cuando comenzamos a vivir en el Espíritu de Dios, no se vive de forma egoísta, sino que se piensa en el otro, así lo vivió nuestro Jesús.

RESPONDAMOS A JESÚS

Pensemos:

¿Con qué espíritu nos estamos formando?

¿Con qué espíritu vives?

¿Qué debemos hacer como personas para que vivir en el Espíritu De Dios?