DOMINGO 14 NOV
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PAG 73
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2 Co. 4.17-18 “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”
Quiero que analicemos esta porción del texto: “produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” Nos preguntamos: ¿Qué significa: “más excelente”, excelente es suficiente, pero más? ¿Qué es eterno peso? ¿Qué es gloria? Esta preguntas quieren enseñarnos el secreto de sacarnos un 100 en la UNIVERSIDAD DE DIOS: VALORAR EL FUTURO SOBRE EL PRESENTE
Los sufrimientos físicos de Pablo no solo lo hicieron espiritualmente fuerte; también enriquecieron su recompensa eterna. El apóstol sobrepasó a sus enemigos y sus problemas que, en lugar de hacerle daño, le aseguraron una mayor recompensa celestial.
Como Pablo, los creyentes perseguidos y en sufrimiento deben ver la Tierra con ojos celestiales. Cuando el dolor terrenal se pone en la balanza, comparado con la recompensa eterna de los creyentes, su peso es poco. Pablo expresó la perspectiva apropiada sobre el sufrimiento al describirlo como una leve tribulación momentánea. Esta descrpción que hace Pablode la tribulación me sorprende, porque sus tribulaciones eran constante e intensa, pero él las veía leves (fácil de llevar; insignificante) y momentánea desde la perspectiva de la eternidad. Sabía que su vida era:
“neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Stg. 4:14), después de la cual :
“el hombre va a su morada eterna” (Ec. 12:5). Escribió así a los romanos 8:17-18 :
“Si… padecemos juntamente con él… juntamente con él [seremos] glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Ro. 8:17–18).
Las pruebas, tribulaciones y dificultades de la vida tienen un efecto positivo porque producen en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. El peso de gloria, puesto en la balanza con el sufrimiento de esta vida, inclina fuertemente la escala a favor de la recompensa eterna. Hay una correlación directa entre el sufrimiento de esta vida y la gloria (capacidad de alabar y glorificar a Dios) en la siguiente. La mayor gloria otorgada la recibió Jesús por soportar el más grande sufrimiento de la historia. Porque: “se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz… Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Fil. 2:8–9).
Jesús confirmó tal principio en un incidente registrado en:
Mateo 20:20–23: “Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. Él les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre”.
En respuesta a las peticiones egoístas por los lugares de prominencia en el reino, Jesús señaló que tales lugares son para quienes beben la copa del sufrimiento, una referencia a su muerte en la cruz (Mt. 26:39). De modo que la gloria mayor en el reino está reservada para quienes más sufren en esta vida. Pedro escribió: “Gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 P. 4:13).
De hecho, el eterno peso de gloria que experimentarán los creyentes es mucho mayor que el sufrimiento de esta vida, tanto que Pablo lo describió como un peso cada vez más excelente. El texto griego dice literalmente huperbolē (del cual se deriva la palabra hipérbole) eis huperbolē, que forma una expresión doble para darle el mayor énfasis. La frase significa “fuera de toda proporción”. El peso de gloria que espera a los creyentes excede todos los límites; está más allá de la posibilidad de exagerarlo o hablar de más.
En hebreo, la palabra “gloria” proviene de la misma raíz que la palabra que significa “pesado”, influenciando aquí tal vez la elección de palabras de Pablo.)
Es menester mencionar aquí que el único sufrimiento que produce el eterno peso de gloria es el que se sufre por Cristo, el que lo honra a Él. Ya sea que el sufrimiento llegue por el testimonio fiel, leal y comprometido de los creyentes con el Señor Jesucristo; o por soportar con paciencia las pruebas normales de la vida, como una enfermedad, divorcio, pobreza y soledad, si se soportan con una actitud humilde, agradecida y que honra a Dios, añadirá más al eterno peso de gloria. Por otro lado, sufrir las consecuencias del pecado no contribuye a nuestra bendición celestial y puede quitar algunas de las recompensas obtenidas:
2 Juan 8 “Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.”
Pedro escribió: “Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios” (1 P. 2:20)
HASTA AQUI LA LECCION
HASTA AQUI LA LECCION
1 P. 4:14–16“Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello “
En medio de las lágrimas presentes de Pablo, nunca perdió de vista la gloria futura que le esperaba en el cielo.