Bien enfocados

Sermón del monte  •  Sermon  •  Submitted
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En esta predicación se verá lo que Jesús tiene que decirnos acerca de las riquezas, nos advierte de tener cuidado de no convertirlas en un tesoro o un señor para nuestras vidas, sino que nuestro tesoro y nuestro señor sea Dios.

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Introducción

En algunas ocasiones las discusiones o desacuerdos no se producen por pensar cosas diferentes, a veces lo que sucede es que personas piensan de la misma manera, pero en orden diferente. Cuando priorizamos cosas que para otros no son de importancia y a su vez esa otra persona prioriza otros aspectos acaba habiendo desacuerdo entre ambas partes. En esta ocasión Jesús va a tratar el tema de las riquezas amonestando a las personas justamente por dar importancia a aquello que no lo tiene, por priorizar sobre todas las cosas las riquezas. Jesús dejará bien claro que la prioridad del cristiano ha de ser el reino de Dios, tal y como se expresó en la oración del padre nuestro que el reino de Dios se establezca en la tierra.
Una de los aspectos más importantes del sermón del monte es que nuestra justicia debe de ser mayor que la de los escribas y los fariseos. Y para poder entender el mensaje de esta mañana tenemos que ser conocedores que en aquella época los fariseos creían, enseñaban y vivían pensando que el Señor bendecía materialmente a todos lo que amaba. Esto provocaba que los fariseos se afanaran, se preocuparan por amontonar grandes tesoros en la tierra con el fin de alardear acerca del amor que Dios les tenía.
Sin embargo, en esta mañana veremos como el mensaje que Dios da aquí en cuanto a las riquezas es muy diferente a la enseñanza rabínica de esa época. Jesús va a poner su foco de atención en los tesoros celestiales frente a los tesoros terrenales, la riqueza que ha de perseguir los hombres no es la terrenal, sino la espiritual ya que perseguir las riquezas nos acaba apartando del camino correcto y nos hace poner la vista en otra cosa que no es Dios llevándonos al punto de preocuparnos para que las riquezas no nos falten.
No obstante el mensaje de Dios para esta mañana, es tanto para ricos como para pobres. Los ricos porque han de conocer que lo más importante no son las riquezas ni la acumulación de estas, pero por otra parte el pobre ha de entender que la falta de riquezas no puede crear en nosotros un corazón intranquilo, preocupado, afanoso o ansioso por lo que sucederá de nosotros, al final tanto el rico como el pobre han de luchar con esta tentación y ambos intentan poner su confianza y descanso en ellas.

Enfoca bien tu Tesoro

El primer mandamiento que hace Jesús a sus oyentes en este mensaje que estamos escuchando es que no se hagan tesoros en la tierra, en aquella época había 3 objetos que eran considerados grandes tesoros: el primero de ellos era la ropa, el segundo el alimento y el tercero eran los metales y joyas. El verbo en griego está en presente dando a entender Jesús que es una actividad que se estaba practicando entre sus oyentes y por lo tanto deberían de dejar esa práctica, esa acción debía de ser interrumpida inmediatamente. Los oyentes estaban acumulando ropa, alimentos, metales y joyas y Jesús les manda que dejen de vivir para ellos que dejen de vivir como si lo único que existiera en el planeta tierra fueran esas 3 cosas.
Y ese mandamiento no es un capricho de Jesús, sino que instantáneamente pasa a explicar las razones por la cuáles no merece la pena hacer tesoros aquí en la tierra. La primera de ellas es porque están expuestos a perderse, en segundo lugar como veremos en el segundo punto de la predicación comprometen nuestra lealtad y por último, produce en nosotros ansiedad. Por ello Dios nos va a mandar que hagamos tesoros pero en el reino de los cielos, dios quiere que Él sea nuestro tesoro porque así le seremos leales y eliminaremos nuestras ansiedades y preocupaciones. Tendemos a pensar que una gran cantidad de dinero resolvería todos nuestros problemas, seríamos más libres y seríamos felices, pero en realidad el dinero no puede provocar más problemas, ser esclavos de él y ser menos felices porque estamos preocupados de mantener nuestras posesiones.
Jesús nos enseña que los tesoros terrenales son efímeros, pasajeros, al igual que llegan así también se van. Todo tesoro terrenal está sujeto a la destrucción, corrupción o robo. En esa época las polillas echaban a perder grandes cantidades de vestidos. Sin embargo en nuestros días sucede lo mismo, y no va a venir literalmente una polilla a destruir nuestros trajes y vestidos ya que existen muchas herramientas para mantener alejados esos insectos, pero sí que no podemos escapar ante el deterioro que sufre nuestras ropas ante las modas, lo que en la actualidad es profundamente codiciable por muchas personas, pasa la moda y ya esa prenda no sirve para nada.
Y os pregunto lo siguiente ¿Cuáles son los tesoros de esta época? ¿Cuál es tu tesoro? ¿Dónde tienes enfocada tu mirada? Todos nos enfocamos en nuestro tesoro como Golum decimos «mi tesoro....» y nos podría parecer ridículo que una persona pueda tener como tesoro un anillo, pero igual de ridículo es tener cualquier otro tesoro que no sea Cristo, porque créeme y sino me quieres creer a mi cree a las Escrituras, cree en la Biblia, tarde o temprano se va a desvanecer de tu mano. Pero hoy Jesús viene con un nuevo mensaje que se lleva predicando desde hace más de 2000 años y es que existe un tesoro que no se desvanece, existe un tesoro que nunca será destruido, existe un tesoro que te sacia y ese tesoro es Cristo. Enfoca bien tu tesoro no vaya a ser que cuando te des cuenta no tengas nada en tus manos.
Ahora bien, ¿Cómo interpretamos esas palabras de Jesús de hacernos tesoros en los cielos? Para ello Pablo nos ayuda a comprender mejor esta enseñanza en 1 Timoteo 6:17-19 “A los ricos de este mundo manda que no sean altivos ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos y generosos. De este modo atesorarán para sí buen fundamento para el futuro, y alcanzarán la vida eterna.”
La forma de hacernos tesoros en los cielos es haciendo buenas obras, dadivosos, generosos, en resumen creciendo espiritualmente, buscando como dice más adelante Mateo 6:33 el reino de Dios y su justicia, utilizando bien el tiempo usando los dones espirituales para beneficios de otros, edificando nuestra familia en la fe dedicándole tiempo. Lo que dios nos llama hacer es aquello que hizo Pablo en Filipenses 3:8 “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”
Pero ¿Cuáles son algunos de esos tesoros que nosotros vamos a obtener? ¿Qué tesoros nos puede dar Dios que no sean perecederos? Dios nos da una fidelidad que jamás será removida (Salmos 89:33 “Pero no quitaré de él mi misericordia ni faltaré a mi fidelidad.” ) una vida que nunca termina (Juan 3:16 “»De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.” ) un amor del cual nunca seremos apartados (Romanos 8:39 “ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.” ) un don que no se pierde y un llamado que no se revoca (Romanos 11:29 “porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.” ) un fundamento que jamás será destruido (2 Timoteo 2:19 “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: «Conoce el Señor a los que son suyos» y «Apártese de maldad todo aquel que invoca el nombre de Cristo».” ) una herencia que jamás se marchitará (1 Pedro 1:4 “para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarchitable, reservada en los cielos para vosotros,” )
Hermanos y hermanas ¿Qué más tesoros que esos necesitamos nosotros realmente? ¿Qué tesoro terrenal puede hacernos apartarnos la vista de esos tesoros celestiales? Enfoca bien tu mirada en esos tesoros y no apartes tu vista de ellos ni un momento.
Pero si todo esto es tan bonito ¿Por qué la gente no lo ve? ¿Por qué la gente no camina detrás de ello? Pues el mismo Jesús nos vuelve a enseñar acerca de eso con la ilustración un poco enigmática del ojo y la luz. Para poder comprender la moraleja de Jesús primero tenemos que entender lo que significa literalmente, ya que si no comprendemos la historia que cuenta Jesús muy poco probable sepamos que realidad espiritual está queriendo enseñarnos.
Lo que viene a enseñar es que si nuestro ojo físico está mal, tiene algún desperfecto, alguna enfermedad, no funciona bien y a duras penas puede ver la luz a causa de ello, cuán difícil será que ese ojo pueda ver algo cuando se encuentre en la oscuridad. Es como si una persona sin sus gafas de ver con la luz encendida apenas ve algo, como va a ver algo cuando no lleve gafas y además haya oscuridad. Y he aquí la enseñanza espiritual que quería transmitir Jesús. Si nuestro ojo no es capaz de comprender y ver la belleza de Cristo mucho menos podremos ver lo perjudicial que puede ser para nosotros el acumular riquezas excesivas. Ahí donde esté nuestro corazón también estará nuestra vista y si nuestra vista no está viendo la luz eterna que es Cristo todo lo que veamos será oscuridad y tinieblas, las riquezas no pueden alumbrar nuestra vida interior, nuestras riquezas no pueden darnos respuestas a muchas preguntas que tiene nuestra alma y todo ello se debe porque estamos mirando un lugar oscuro.
El afán materialista actúa sobre nuestra alma como la catarata sobre la retina del ojo: causa una visión borroso que oscurece la verdadera meta de nuestra vida. El problema no es la luz, es nuestros ojos, es que no estamos mirando en el lugar que deberíamos mirar. si el problema del hombre residiera en la falta de luz, bastaría con que Dios hiciera que el evangelio resplandeciera más. Pero el problema no está en la claridad de la revelación divina, sino en los ojos de los seres humanos. Tratándose de ciegos espirituales, por mucho que Dios aumente la luminosidad del evangelio no lo verían.

Enfoca bien tu Señor

Y dicho esto Jesús enlaza el tema con la lealtad a uno de los dos señores si la riqueza o Dios. De ahí que pasemos a nuestro segundo punto que consiste en enfocar bien a nuestro Señor. Es imposible poner nuestra mirada en Dios y en las riquezas, porque estaríamos bizcos y por lo tanto no enfocaríamos ni lo uno ni lo otro.
Es imposible ser leales tanto al dinero como a Dios dado que caminan por intereses diferentes. En ocasiones ambos señores te piden lo mismo y es imposible satisfacer los dos a la vez. Habrá momentos que para servir al dios del dinero y de las riquezas tendrás que dedicar más tiempo, tendrás que dedicar horas extras, que estés más fines de semana trabajando sin poder pasar tiempo con tu familia y hermanos de la iglesia y justamente Dios te pide lo mismo que le des más tiempo a Él, y la pregunta ahora es ¿a quién le vas a entregar tu tiempo a las riquezas o a Dios? ¿Quién será tu señor?
La gente sacrifica salud, fortaleza, familia y amigos esforzándose por reunir tanto dinero como sea posible, y entonces descubren que las riquezas, en lugar de ser un bien, pueden ser un problema y una preocupación. Como se mencionó antes cuantas más posesiones tengamos, más tiempo tendremos que dedicarle, tanto más dinero tengamos más tendremos que gastar en su mantenimiento y cuidado y más ansiedad sentiremos ante el peligro de perderlas. Bob Utley dijo lo siguiente referente al tema del dinero «La tragedia del dinero es que nunca tenemos suficiente» y tal y como dijo otra persona «el dinero es un buen siervo, pero muy mal amo» ¿Es el dinero nuestro siervo para glorificar a Dios y ayudar al prójimo, o le hemos permitido que se convierta en nuestro amo?
En la Biblia encontramos dos personajes que tuvieron que decidir entre uno y otro, en el caso del que optó por Dios ya lo vimos, hable del apóstol Pablo, pero hubo otro apóstol de Jesús que optó por las riquezas antes que a Dios y su nombre fue Judas (Mateo 26:14-16 “Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes y les dijo: «¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Ellos le asignaron treinta piezas de plata». Desde entonces buscaba oportunidad para entregarlo.” ) y ya todos conocemos el final de ambos, el que sirve al dinero antes que a Dios tarde o temprano se acabará arrepintiendo, pero quién sirve a Dios antes que al dinero nunca se acabará arrepintiendo.

Enfoca bien tu Preocupación

Por último, si aplicamos este mensaje en nuestras vidas, podríamos pensar qué será de nosotros el día de mañana. Si nuestra vida no está puesta en las riquezas ¿Qué ropa nos vamos a poner, qué vamos a comer? Jesús aquí no nos prohíbe que planeemos o proveamos para el día de mañana. Lo que prohíbe aquí es el afán y la ansiedad que perturban el gozo y la paz, es esa ansiedad que surge como fruto de nuestra falta de fe en Dios. Jesús nos enseña en este pasaje a evitar los dos extremos que pueden existir: el materialismo de los que tienen mucho y la ansiedad de los que tienen poco; porque en ambos casos permitimos que las riquezas ocupen el lugar de Dios. Asdrúbal Ríos dijo lo siguiente: «Los ricos son tentados a confiar en sus posesiones, mientras que los pobres están tentados a dudar de la provisión de Dios. Los ricos a confiar en la falsa seguridad de sus riquezas, los pobres en preocuparse por la falsa inseguridad de su pobreza»
Para combatir esa ansiedad el Señor nos anima a mirar la naturaleza, a las aves y los campos. Esa mirada que nos propone el Señor no es solo echarle un vistazo, sino que nos detengamos en mirar bien la naturaleza, que la examinemos y reflexionemos sobre ella, porque eso nos enseñará acerca del cuidado y protección de Dios. Jesús no quiere que hagamos una mirada superficial sobre esas cosas, sino que nos paremos y las miremos bien, concienzudamente.
Si el hombre no ve la providencia de Dios en nuestros días, es en parte porque vivimos en ciudades construidas por el hombre, creyendo que sólo tiene sentido y valor aquello que los hombres hacen, nos hemos desligado de la naturaleza, pero de vez en cuando nos conviene salir de nuestro entorno urbano para contemplar el mundo natural y considerar sus lecciones. Mirad las aves que no se planifican y organizan, ellas cada día trabajan y Dios les da el alimento necesario, por otra parte ved los campos tan preciosos que Dios hizo vestir en la primavera y como ahora en otoño no queda nada de esas floraciones.
Hay una fábula que cuenta lo siguiente: Dice que se oyó en un huerto una conversación entre dos gorriones, descansando sobre una rama en un árbol alto. Mientras observaban a la gente que caminaba apurada y nerviosa por el huerto, uno dijo al otro: Eh , dime ¿Por qué piensas que la gente camina así, nerviosa y preocupada? El otro le respondió: No lo sé con certeza, pero debe ser porque no tienen un Padre Celestial que los cuida, como nosotros.
Hermanos y hermanas, nosotros valemos mucho más para Dios que las aves del cielo, y si Dios cuida de esa manera su creación, como no nos va a cuidar también a nosotros.
El segundo recurso que nos da Dios para combatir la ansiedad es ver que no produce ningún tipo de frutos positivos en nuestra vida, el hecho de afanarnos o angustiarnos por algo no va a hacer que lo consigamos, William Hendrksen dijo «Un hombre podría preocuparse hasta la muerte y no por ello lograría una expectativa de vida más larga»
El tercer argumento que nos da Dios para no afanarnos es que es una característica de aquellos que no tienen fe, es una característica de aquellos que no conocen realmente a Dios. Los fariseos de esa época eran hombres de poca fe ya que su deseo era acumular más riquezas, ellos no vivían por fe, sino por vista, ellos vivían por lo que tenían y confiaban en sus riquezas y no en Dios. Vivir de esa forma lo que demuestra es que no conocemos el corazón de nuestro Padre celestial.
Si por algo tenemos que estar ansiosos o afanosos es porque el reino de Dios se establezca aquí en la tierra, lo que Dios nos pide es que busquemos primeramente el reino de Dios y su justicia y todo lo demás ya nos llegará. Una persona dijo que las personas se suelen crucificar entre dos ladrones: el lamento del ayer y la preocupación del mañana. Dios ha borrado nuestros pecados pasados y Dios ya ha provisto para nuestras necesidades futuras por lo que no tenemos motivos para vivir de esa manera.
Dios en esta mañana está invitando tanto a pobres como a ricos a enfocar correctamente nuestro tesoro, que no sean las riquezas, sino Dios. A enfocar a nuestro señor que no sea las riquezas sino Dios y a enfocar nuestra preocupación a la luz de Cristo sabiendo que el no nos va a dejar que nos falte de nada de lo necesario, termino leyendo 1 Pedro 5:7 “Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”
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