Aprendizajes del Matrimonio en tiempos de Covid

Matrimonios Post Covid  •  Sermon  •  Submitted
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Piensa bien de tu cónyuge y acertarás

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Nos da mucho gusto estar aquí esta tarde, con puros sobrevivientes. Lo que parecía que sería cosa de algunas semanas, se ha prolongado a más casi 2 años. Y aunque parecería algo sencillo, después de todo, estaremos con la familia, con la esposa, el esposo; resulto que no fue tan fácil como pensamos.
Vivir todo el día, todos los días por casi 15 días, saliendo solo lo indispensable, resultó ser todo un reto, un reto, del que no todos salieron. Y aunque hubo momentos difíciles por la mucha convivencia, y aun cuando muchos matrimonios tuvieron problemas, y tu pasaste los tuyos, algo dentro de ti decía que sí es posible.
En esta pandemia, se puso en práctica la paciencia, el esfuerzo, la contención, en una palabra, se puso en práctica: la decisión hecha el día que nos casamos.
Me acompaña Almita, casados por 25 años el próximo Febrero. Juntos dirigimos Manos de Ayuda en la ciudad de Oaxaca, y estamos pastoreando la iglesia Casa de FE. Lo que quiero decir es esto: En horario de oficina estamos en la misma oficina, salimos y vamos a la misma casa, los domingos vamos a la misma iglesia; y durante pandemia trabajamos desde casa, estamos en la misma casa; la convivencia diaria, trabajar en la misma oficina puede crear cierta tensión. Quiero compartir con ustedes algo que estoy aprendiendo en mi matrimonio, no es algo de un libro o que me contaron: podría titular a la plática: lo que no debes hacer en el matrimonio post covid.
Algo que estoy aprendiendo y fue a través de este tiempo difícil tiene que ver con la forma de tomar decisiones. Porque cuando te estás enamorando lo haces por intuición, no te cuesta esperarla por horas, caminar bajo la lluvia, darle a ella el último taco o garnacha, pero al casarte como que ya no sale natural y ¡tienes que esforzarte! Hacerlo intencionalmente.
Tomo como fundamento lo que Pablo escribe a los Corintios, tal vez este pasaje se leyó el día que te casaste. La mayor parte es fácil de entender, nos recuerda cosas que ya sabemos, pero en el verso 7 se pone espinoso y no parece realista. Pero es precisamente este verso que nos dice algo muy importante. Algo que los enamorados hacen todo el tiempo. Aunque parece un consejo no realista, es algo que todos hacemos, de forma correcta o de forma incorrecta.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.” (1 Corintios 13:4–5, NVI)
Algunos somos buenos en esto, y en estos meses o tiempo de pandemia, el estrés, la presión, el temor nos hizo más susceptibles o sensibles. Cuando dice “No guarda rencor”, pues a veces llevamos un registro de cada ofensa ¡acuérdate que hace 4 años cuando te dije que año nuevo sería con mi familia y te reíste! Hay quienes recuerdan fechas, no la de su aniversario, pero sí la de la ofensa. Hasta de la ropa, parece increíble que tengan almacenada toda esa información.
El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad.” (1 Corintios 13:6, NVI)
Todo esto lo sabemos, es verdad a veces me burlo de mi panzón, pero tengo que trabajar en eso, además ya me conoce, sabe que así bromeo, si ya saben como soy… Pero bueno, quizá reconocemos que tenemos que trabajar en esas áreas, pero después del 6 llega el 7 y el mensaje es el mismo, pero la perspectiva es diferente. Y lo repite como para que no lo pasemos por alto.
Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Corintios 13:7, NVI)
Aquí quiero detenerme, porque estos tiempos post covid, dejó muchas secuelas ¡de todo tipo! El negocio sufrió, la salud, algún familiar, cercano o amigo falleció, el trabajo se vio limitado y en esos momentos nos ponemos irascibles. El hombre suele esconder más la preocupación, la mujer suele querer hablar más de todo lo que se está pasando y esa diferencia provoca que cada uno se sienta ofendido.
Así que cuando Pablo dice: ¡Todo lo disculpa! Pensamos: esto como que no puede ser verdad, ¡todo lo disculpa! ¡todo! Pero ¿y si tengo evidencia de la verdad? ¿tengo que disculparlo todo a la fuerza? Hacer como que no me ofendió.
Todo lo cree ¿what? Esto ya es demasiado, los que se creen todo, es una relación tóxica, son co dependiente.
Todo lo espera y todo lo soporta. Aquí ya mejor vámonos, porque esto ¡no puede ser verdad! Es imposible. ¿Qué quiere decir Pablo? Eso intentaré explicar.
En toda relación, llegan ocasiones que queda un vacío entre lo que esperamos y lo que sucede. Expectativa y realidad. En cada relación hay ese momento. Cuando espero que haga esto, pero ¡no lo hace! Dijo que llegaría a las 4 y llegó a las 6. Dijo que sacaría la basura y no lo hizo. Dijo que nunca lo haría otra vez y ¡lo hizo! En toda relación pasa esto. Hay un vacío entre lo que esperamos, entre lo que dijo de novios, lo que prometió en la boda y lo que hizo, lo que prometió la semana pasada.
Hay un vacío entre lo que esperamos, basados en sus promesas, acuerdos, costumbres de la familia. Esperas que él o ella haga lo que hacía tu papá o tu mamá.
Ahora bien, en esos momentos hay que tomar una decisión y lo haces ya sea que lo digas o no, pero lo haces. Ahí decides creer lo mejor o decides creer lo peor. Pensar lo mejor o lo peor. Y con ese pensamiento llenas los vacíos. Cuando pasa algo que no esperas, cuando no hace lo que dijo en ese momento piensas ¿por qué lo hace? Y ahí está el problema, no es lo que dice, sino lo que piensas. En nuestra mente pensamos algo y ¡eso es! Damos el veredicto. Eso lo haces en la mente y después actúas de acuerdo con lo que pensaste. Pensar lo mejor o lo peor.
Si creemos lo mejor, pensamos: ha estado ocupado, ha de tener una razón por la que hizo eso, se olvidó, no había, etc.
Si crees lo peor, pensamos: Seguro no se acuerda qué le pedí, como siempre nunca me pone atención. Se fue a ver a su familia y a mi me deja al último.
Cuando te pregunta si de casualidad tienes un ahorrito:
Pensar lo mejor: está aprendiendo a ser más administrado, no tiene experiencia, le ayudaré.
Pensar lo peor: quiere que yo le resuelva todo, no piensa en mí, es un gastalón.
Todo empieza en la mente y después sale por la boca o en forma de actitudes. Hay 2 elementos que determinan cómo llenas esos espacios en blanco: lo que sucede y lo que eres.
Lo que sucede: dijo que llegaría a las 4, son las 6 y aún no llega.
Lo que eres: esta parte es difícil y no te va a gustar. Y esto es que tú no eres sólo tú, eres tú y todo lo que traes de tu familia: nuestros padres, niñez, tíos, la pobreza, todo eso afecta o infecta nuestro corazón. Lo que has vivido, el dolor, sufrimiento, enfermedad, miedos, todo eso lo traes cargando y lo que vemos y oímos, le agregamos lo que somos, así es como decides llenar los vacíos.
En cuanto ves lo que hace tu pareja, eso dispara o activa lo que has experimentado en el pasado.
Aquí va la primera pregunta ¿cuál es tu tendencia? ¿hacia qué lado te inclinas? Tan pronto llega la información ¿qué es lo primero que piensas? Si te llama y te dice: voy a llegar tarde, hoy no hice la cena ¿Qué piensas?
Ahora bien, antes que te enojes o mentalmente te pierda porque piensas ¡este no conoce a mi esposa, a mi esposo! ¡ya te quiero ve aguantando a mi esposo una semana, un día. No lo sigas pensando, porque todos tenemos una historia que contar y siempre la nuestra es la peor. Lo entiendo. Se que así es el mundo real, pero veamos nuestro corazón.
Contesta, tú ¿a dónde te inclinas? No te estoy juzgando y ¡créeme yo lucho con esto! Pero dime ¿cuál es tu reacción? No la de tu pareja, no lo que él o ella hace ¿a dónde vas tú?
Los matrimonios que perduran aprenden a inclinarse a pensar lo mejor. No es natural, se tiene que aprender, que forzar. Y esas personas son generosas, siempre piensan lo mejor, tienen problemas como nosotros, pero aprenden a pensar lo mejor.
Un grupo de investigadores buscaban la razón de relaciones exitosas, tomaron un grupo de matrimonios felices con más de 10 años y buscaron algo en común y encontraron que este grupo: tenían malentendidos en cuanto a cómo es su pareja en realidad.
Al ver al grupo de felices pensaron que tendrían un concepto, una idea más clara de cómo es su pareja, que se entenderían más, sabrían sus debilidades, fortalezas, pero lo que encontraron fue todo lo contrario. Descubrieron que en realidad tenían puntos de vista irreales de su pareja. Por ejemplo, le preguntaron al hombre cómo se consideraba como ayuda y él se calificó bajo, y su esposa lo calificó alto. Así en varias áreas.
La conclusión a que llegaron es ¡el amor es ciego! La ilusión positiva de la pareja crea un empuje positivo de amor.
Suena raro, pero sabes ¡eso lo hiciste al estar enamorándote! Cuando salías con él o ella ¡no veías sus errores ni defectos! Tus amigos te decían: ya la tienes que superar, y decías; pero yo no puedo, pa ser sincero yo ni quiero. En el noviazgo, aunque tus padres te decían sus defectos, te creaste una ilusión, tu amor en cierto sentido, era ciego.
La ilusión es una convicción que tu pareja es realmente así. La convicción trae seguridad, alimenta la intimidad y la intimidad alimenta el amor.
Esposo y esposa que piensan que su pareja tiene la fortaleza que él o ella necesita ¡la encuentra! El consejo de los investigadores es: encuentra la explicación más generosa de cada comportamiento de tu cónyuge y después ¡créelo! Explica de manera generosa lo que hace y después créelo. Él no es necio, es persistente, ella no es mandona, es tenaz.
En cada relación hay vacíos. No se cuál sea tu experiencia del pasado, pero cada vez que sucede algo que no esperabas, es tu decisión, tu elección tú decides qué poner en ese espacio en blanco, todo empieza en tu mente.
De manera natural ¿cuál es tu tendencia? ¿vas a lo negativo o a lo positivo? Y quizá no quieras hacerlo, porque vas a tener un buen argumento para defender cómo actúas, pero por hoy, contesta ¿qué hago yo? ¿a dónde me voy?
Con eso en mente leamos otra vez este pasaje que se dijo hace más de 2 mil años, pero es la clave para tener un matrimonio fuerte en tiempo de pandemia y de mucha convivencia. Es la clave para quienes viven juntos, pero tienen mucho tiempo separados, hasta ya duermen en camas separadas.
Al tener un pensamiento negativo, lo que sea que pase, vas a querer tener la razón siempre. Cuando llegue tarde dirás: ¡ya lo sabía! Y él o ella dice ¿cómo lo sabías? ¡Si ni yo me esperaba ese accidente!
Mas de uno se alegra cuando la pareja se equivoca, porque les da la excusa para mostrar que tienen razón. Le dije a mi hermana que llegarías tarde y tuve razón. Al hacer eso, lo que anhelas es descubrir y celebrar que están mal. Y quizá ganes la discusión, pero estás perdiendo la relación más importante de tu vida y todo eso es ¡una decisión! ¡tu decisión!
Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Corintios 13:7, NVI)
¿Ves algo diferente? No se trata de que no estén equivocados ¡lo están! Pero la disculpa protege la relación. No busco la oportunidad para culparte, sino que busco la oportunidad para disculparte.
Todo lo cree, es generoso en la explicación.
Todo lo espera, espera escuchar antes de suponer.
Todo lo soporta, porque siempre busca lo mejor.
¿Qué haces en tu relación? Cuando decides pensar lo peor contribuyes a dañar la relación. Aun cuando sea justificado, participas en la destrucción de la relación.
Te digo algo de tu esposo o esposa: lo último que quiere hacer es decepcionarte. No importa qué tan mal esté la relación, lo último que quiere hacer es que te sientas decepcionado por su comportamiento. Nadie quiere desilusionar a la persona con quien tiene una relación. Cuando vas a lo negativo, el mensaje que dices es: ¡No importa lo que hagas ni que tanto lo intentes nunca das el ancho! ¡no sabes hacerme feliz! Y cuando lo dices, ya sea con palabras o comportamiento, alejas a las personas, porque sienten que siempre te decepciona. En tu mente dices: si no quieres decepcionarme ¡deja de hacer eso! Fácil ¡haz mejor las cosas! Llega temprano, barre, calla, habla, siéntate, si no quieres decepcionarme ¡haz lo que yo quiero y listo! Pero, aunque eso pasara, eso no disminuye la decepción en la relación.
Lo mejor que puedes hacer cuando hay un vacío es llenarlo pensando lo mejor, aun cuando la persona no es lo que quieres que sea; pero cuando decides creer lo mejor y lo comunicas ¿sabes qué estás creando? Un margen en la relación y la respuesta será que se va a querer acercar a ti.
Si lo que haces es ir a lo negativo, lo que provocas es ¡miedo! Cuando llega tarde y no tiene una buena razón, le da miedo y no quiere llegar porque no quiere decepcionarte, no quiere hacerte sentir que no da el ancho ¡nadie quiere sentirse así!
Cuando piensas lo mejor, lo que estás diciendo es: confío en ti, antes de escuchar la explicación, antes de saber qué pasó, confío en ti, lo que le estás diciendo es: te acepto, no me decepcionas.
En la práctica es algo así: amor, aún no arregló el lavadero, lo haré el viernes; tu respuesta es: está bien, no te preocupes, toma tu tiempo y espero. Lo que tu cónyuge oye es: te acepto, no me has decepcionado, ahora sí, ¿quién me quita a mi esposo a mi esposa?
Amor olvidé pagar el Internet, y ya no dices: sólo una cosa te pedí y no la puedes hacer; en lugar de eso dices: ¡no te preocupes mañana lo pagamos! ¿sabes qué estás diciendo? ¡ven conmigo, acércate, ya que no hay nesfliz, acuéstate conmigo. Lo que dices es ¡puedes confiar en mí!
Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Corintios 13:7, NVI)
Seamos honestos ¡esto no es fácil! Tampoco estoy diciendo que no hay pláticas difíciles, no se trata de ignorar la realidad de la relación, pero después de los conflictos, cuando todo se ha dicho, la próxima vez que hay un vacío, tienes que tomar una decisión y eso es creer lo peor o lo mejor. Es tu decisión, pero sabes, para que el resto de la post pandemia sea más fácil, aprendamos a creer lo mejor de nuestro cónyuge.
Además, sabes algo del corazón de tu cónyuge, es igual a tu corazón. Nuestro corazón es atraído hacia el lugar donde somos aceptados. Dios nos hizo así. Apor eso hoy es la oportunidad para atraer el corazón de tu pareja. Si ahorita te está codeando porque ya quiere cenar, piensa que el pobre por bañarse ya ni comió.
Si decides creer lo peor, puede que estén en la misma casa, pero no se sentirán aceptados, puede que su cuerpo llegue a la casa, pero su corazón se quedará en otro lugar; porque no importa qué tanto lo intente ¡nunca será suficiente!
Si llego a casa, se que me va a ir mal, porque no compré la comida, no pagué el internet, etc. No cumplo las expectativas, se que la decepcioné ¡otra vez! No lo hice bien. Estará con su cuerpo, pero su corazón estará lejos, porque mi corazón y el tuyo, es atraído a un lugar de aceptación.
Jesús lo dice de esta manera:
Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes.” (Lucas 6:31, NVI)
¿Por qué no lo ponemos a prueba? Si decides pensar siempre lo peor, quizá siempre tengas la razón, pero lo habrás perdido todo. Qué tal si dices: haré con mi esposo, con mi esposa, lo que quiero que haga por mí.
Este tema es algo que puedes poner en práctica hoy mismo. Si la próxima vez que te equivoques, tu cónyuge no te reclama, hasta te vas a desmayar, pero te quedarás ahí.
Las parejas felices, aprenden a creer lo mejor, a llenar esos vacíos con confianza.
Termino con esto: esto es importante porque somos los adultos que estamos dejando la generación de niños que quizá no han viso o no verán lo que son las relaciones saludables y de adultos, no sabrán cómo hacerlo. Tenemos la oportunidad de modelar un nuevo estilo en las relaciones. Quizá tú vienes de un divorcio, una relación enfermiza, tus padres se separaron, quizá es tu 2º matrimonio, pero hoy tienes la oportunidad de modelar un nuevo estilo de matrimonio y esto ayudará a la futura generación.
No hay nada que hable más fuerte a tus vecinos sobre el cristianismo que tu matrimonio. De manera que cuando la cultura pregunte ¿cómo le haces para estar tan enamorado? Esta pregunta está en todos, porque todos quieren este tipo de relaciones. Los cristianos podemos modelarlo, no porque seamos mejores, sino porque sabemos que no somos mejores, somos pecadores que hemos sido perdonados y extendemos ese perdón a la persona con quien queremos pasar el resto de nuestra vida. La mejor oportunidad de impactar a la cultura, no es sólo ir a la iglesia, sino aprender a permanecer enamorados y amar a nuestra esposa, esposo como nuestro Señor Jesús nos amó.
Empieza cuando entendemos que nuestro Señor, envió a Su Hijo Jesús a morir en la cruz por amor a nosotros. Jesús se sometió a la cruz y nos invita a someternos unos a los otros.
Mi propósito no será ganar las pelas, sino enamorarme y estar enamorado para siempre. Al modelar esto, Dios nos puede usar para levantar una generación que entiende el amor de manera diferente. Cuando la gente pregunta ¿cómo le haces? ¿cómo lograron sobrevivir la pandemia casados? La respuesta no es: ¡por que somos mejores! Sino: Gracias a nuestro Padre y lo que ha hecho por nosotros por medio de Su Hijo.
No se la situación de tu matrimonio, lo que sí se, es que hoy puede mejorar, hoy es el día de esperanza, que Dios nos de sabiduría para saber qué hacer con lo que has escuchado. Si es necesario perdonar ¡perdona! Si es necesario pedir perdón ¡pide perdón! Pero no sigas cargando con ese dolor o con ese matrimonio de rivalidades.
Palabra de Dios
Oremos
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