Un grito de libertad
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1 ¡Jesucristo nos ha hecho libres! ¡Él nos ha hecho libres de verdad! Así que no abandonen esa libertad, ni vuelvan nunca a ser esclavos de la ley.
Los pueblos que se han visto necesitados de obtener su propia libertad saben que obtenerla siempre a requerido pagar un precio por tenerla, pero también saben que mantenerla no es una tarea fácil.
La libertad cristiana no es gratuita, fue obtenida mediante un sacrificio de un don precioso, único que nos fue dado por gracia y apropiado por fe. Disfrutar de ella solo es posible porque nos ha sido dado un poder maravilloso, el poder del Espíritu Santo morando en nuestra vida.
En los capítulos 5 y 6, Pablo va a señalar los cuidados que hay que tener para disfrutar verdaderamente de la libertad que hemos recibido en Cristo.
4 el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,
Gálatas A. ¡Mantened vuestra libertad! (5:1)
la libertad, tal como Pablo la concibe, es el estado en que la persona anda y vive en el Espíritu (Gá. 5:25), de tal manera que produce el fruto del Espíritu (Gá. 5:22, 23), y con gozo y gratitud hace la voluntad de Dios (5:14; Ro. 8:4), cumpliendo en principio la ley de Cristo (Gá. 6:2), aun “la ley de la libertad” (Stg. 1:25). Esta libertad es igual a un deleitarse en la ley de Dios en lo más profundo de nuestro ser (Ro. 7:22). La persona que es realmente libre ya no actúa más por coacción, sino que sirve a su Dios voluntariamente, con alegría de corazón.
¿Que hacer para mantenernos firmes en esa libertad?
No volver a caer en la sujeción del yugo de la ley.
No volver a caer en la sujeción del yugo de la ley.
Si volvemos a la ley estamos obligados a:
Guardar toda la ley
Desligarnos de Cristo
Correr erróneamente la vida cristiana
Vivir bajo la influencia de los malos maestros.
Vivir en el libertinaje de la carne.
Andar en El Espíritu
Andar en El Espíritu
Aquí está la gran diferencia entre lo que proponían los judaizantes y lo que propone Pablo. La solución al problema de vivir una vida que agrada a Dios esta en vivir una vida controlada por El Espíritu Santo
Servirnos por amor los unos a los otros.
No satisfacer los deseos de la carne
Ser guiado por El Espíritu