CAMBIOS SUPERFICIALES

CAMBIOS PROFUNDOS  •  Sermon  •  Submitted
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Introducción:

¿Qué es cambiar?
A un grupo de creyentes se les hizo esta pregunta ¿Qué es cambiar?
Un joven dijo: Para mí, cambiar sería dejar de ver pornografía, porque sinceramente me siento un adicto.
Una señorita dijo: Para mí, cambiar sería dejar de comprar ropa de manera compulsiva, porque siempre quiero la ropa de moda.
Otro dijo: En mi caso, cambiar sería compartir mi fe con otros, quisiera hacerlo, pero tengo mucho miedo.
Una hermana dijo: Cambiar, personalmente sería que yo dejará de gritar cuando estoy enojada. Cambiar sería no discutir más con mi esposo.
Y por último un hermano, dijo: Cambiar en mi caso, sería dejar de ver tanta televisión y levantarme temprano para leer la Biblia y orar.
¿Has notado algo? Todas estas respuestas tienen algo en común.
¿Te diste cuenta?
Todos ven el cambio solo en lo exterior, en la conducta. Para aquellos creyentes cambiar es dejar de hacer algo malo y comenzar a hacer algo bueno.
Acaso no te has puesto a pensar ¿que sería experimentar un cambio real y profundo, algo que no solo tenga que ver con lo exterior, con mi conducta, sino un cambio que venga desde adentro?
¿No crees que deberíamos cambiar nuestra forma de cambiar?
Porque mira, te hago la siguiente la pregunta:
¿Acaso hace falta ser cristiano para cambiar y dejar de mirar pornografía?
¿Acaso hace falta ser cristiano para cambiar y dejar de ver mucha televisión o pasar mucho tiempo en el celular?
¿Acaso hace falta ser cristiano para cambiar y dejar de gritar a tu esposo(a)?
¿Acaso hace falta ser cristiano para cambiar y dejar de comprar ropa o lo que sea de forma compulsiva?
¿No crees que un testigo de Jehová, un musulmán o un ateo pueden hacer eso?
La respuesta es obvia ¡Claro que pueden! No hace falta tener el Espíritu Santo para cambiar estas formas de conducta.
Hay mucha gente no creyente que trata bien a su pareja. Mucha gente no creyente que no tiene el vició de la pornografía o el de las compras. Hay mucha gente no creyente que puede compartir sus creencias sin ningún miedo. Hay mucha gente no creyente que puede dejar de ver la televisión de forma excesiva o dejar el celular. ¡Porque se puede!
Es casi seguro que puedas encontrar ahí afuera, en el mundo, a personas que tienen una vida correctamente moral, más que muchos cristianos.
Entonces ¿qué es el cambio verdadero? ¿cómo se produce el verdadero cambio? ¿qué rol juega el Espíritu Santo en el cambio verdadero? ¿Cuál es mi parte, qué tengo que hacer yo para tener un cambio verdadero?
Para poder entender bien, sobre el verdadero cambio que Dios desea, debemos de dejar de ver la superficie de nuestras vidas y comenzar a ver debajo de lo superficial.

1. La Superficie

Mi hermano, la Biblia nos desafía a no quedarnos en el cambio superficial, a no quedarnos en un aparente cambio, sino que nos enfoquemos en los cambios del corazón. Porque…
…Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
1 Sam. 16:7
Mis hermanos, nosotros mismos nos hemos acostumbrado a ver solamente lo externo de nuestras vidas en cuando al cambio, todo lo que esta en la superficie de nuestro ser, pero no miramos como Dios, el cambio de nuestros corazones.
Jesús dijo en Lucas 16:15
Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; más Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.
NTV – por el deseo de conocer lo explicito.
A ustedes les encanta aparecer como personas rectas en público, pero Dios conoce el corazón. Lo que este mundo honra es detestable a los ojos de Dios.
Mi hermano, no bases tus cambios externos como una prueba de que realmente ese es el cambio que Dios desea.
Porque lo que tú haces, la forma en como actúas, el cómo es tu conducta, siempre está siendo motivado por algo en tú corazón.
Tienes que examinar tu corazón y ver cuáles son los deseos más profundos que tienes, que te llevan a hacer lo que haces.
Ilustración:
Una hermana va a congregar un día domingo a su iglesia. Ella sale de casa y en el transcurso decide que el día de hoy al final del servicio cuando la canasta de diezmos y ofrendas pase por su lado, ella no va a dar ni un solo sol.
Entonces llega a la iglesia, alaba a Dios cantando los himnos junto a la congregación, escucha atentamente el mensaje y así, llega el final del servicio.
El director de culto, llama a un hermano para que pueda pasar con la canasta de diezmos y ofrendas. Entonces el hermano va pasando de banca en banca.
La hermana que había decidido no ofrendar ni un solo sol aquel domingo, ve que el hermano que recoge las ofrendas es el líder de su célula. Durante la semana, en el tiempo de la célula, su líder les había hablado sobre la mayordomía, el echo de ser generosos al momento de ofrendar.
Así que, ella desesperadamente revisa los bolsillos de su bolso y encuentra unos 5 soles, lo cual hecha en la canasta y se siente aliviada.
La hermana de nuestra historia, esta haciendo algo bueno ¿verdad?
Esta ofrendando para que la iglesia pueda tener el sustento y siga llevando el evangelio. ¿Es algo bueno verdad?
Pero, ¿por qué lo hace? ¿Qué es lo que ella ama en su corazón? ¿Ella ama dar generosamente? No, ella ama la opinión de su líder. Ella ama la impresión que su líder tiene sobre ella. Y, en otras palabras, ¡se ama a sí misma! Ella no quiere quedar mal delante de su líder y por esa razón ha dado esos 5 soles.
Hermanos, necesitamos examinar nuestras motivaciones, necesitamos hace un diagnostico a los deseos más profundos de nuestro corazón.
Eso nos ayudará a darnos cuenta que, a veces, lo que parece bueno, en muchas ocasiones no es así.
Hermano, aquí viene una pregunta que tienes que hacerte sinceramente y tienes que responderte con toda franqueza.
Si realmente tú deseas un cambio en tu vida, que sea agradable a los ojos de Dios, tienes que ser sincero contigo mismo.
La pregunta es:
¿Por qué hago lo que hago?
Hermano, créeme que he tenido muchos fracasos respondiéndome esta pregunta.
¿Por qué hago lo que hago?
¿Por qué leo mi Biblia? Y si no la leo ¿Por qué no leo mi Biblia?
¿Por qué intento hablarles a mis amigos de Jesús? ¿Por qué no lo hago?
¿Por qué sirvo a otros? o ¿por qué me cuesta servir a los demás?
¿Por qué asisto a la iglesia o por qué es que no asisto a la iglesia?
Hermano, ¿por qué hago lo que hago? Es una pregunta valida y necesaria que todo creyente necesita para progresar en su vida espiritual.
Todos, el día de hoy pueden estar convencidos que Dios te ha cambiado, por lo que muestras exteriormente y hasta tú mismo puedes creer eso. Pero si las motivaciones de tu corazón no han cambiado, tú mismo te estás engañando.
Porque…
…Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
1 Sam. 16:7
Tampoco te mires a ti mismo en lo superficial, mira debajo de la superficie.

2. Mirando debajo de la superficie

Necesitamos ver lo que realmente esta en nuestros corazones. Eso es lo que esta debajo de la superficie de toda persona. El corazón es lo profundo de toda persona.
Déjame darte un ejemplo:
Ilustración:
Imagínate un joven universitario, él es incrédulo y sale de fiesta todos los sábados. Su objetivo de cada sábado por la noche es conquistar a una nueva chica.
¿Por qué lo hace? En este caso particular, no busca solo el placer sexual. Lo hace porque quiere ser el más popular y exitoso en su grupo de amigos, y conquistando chicas nuevas cada sábado es la forma en como lo consigue.
Imagínate que este joven conoce a Cristo y se convierte. Poco a poco se ve “cambios” en su vida. Deja la vida promiscua, ya no sale los sábados a fiestas, comienza a asistir a la iglesia, se involucra en distintos ministerios y comienza a servir con entusiasmo.
Después de algunos años, el llega a ser un exitoso misionero. Una gran cantidad de personas se convierten por medio de sus mensajes. Y de hecho, lo invitan a conferencias y viaja mucho dando testimonio de como Dios lo usa.
Nadie duda de su cambio. Para todos es evidente que es una persona distinta.
Pero, dejemos de ver la superficie y miremos debajo de ella ¿de verdad ha cambiado? Y me puedes decir: Marlon, claro que ha cambiado.
Sin embargo, la única forma en la que podemos saber si realmente ha cambiado, es preguntándonos ¿Por qué? ¿Por qué este joven lo ha dejado todo (el sexo y sus aventuras semanales) para servir a Dios?
Miremos de rápidamente su vida pasada: Antes que este joven sea cristiano, su objetivo era conquistar chicas ¿Por qué? Porque deseaba ser popular, quería ser exitoso entre sus amigos. Luego de conocer a Cristo, el objetivo de este joven se convirtió en hablar a todo el mundo de Jesús. Quería llegar a ser un popular y exitoso misionero.
Hermano, ¿estás entendiendo?
Antes este joven deseaba ser popular conquistando chicas, ahora desea ser popular conquistando almas y convirtiendo personas.
Cambio sus comportamientos, pero ¿cambio sus deseos? ¿cambio su corazón?
Nosotros debemos de mirar debajo de la superficie.
📷
Iceberg: Tiene un lado que se ve (representa nuestras acciones) y tiene un lado que no se ve (representa nuestras motivaciones, nuestros deseos más profundos)
Por qué lo hago
Mis motivaciones Son la parte invisible
Lo que hago
Mis acciones Son la parte visible
📷
Leyendo una vez más 1 Sam. 16:7
…Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
Cuando Dios mira al ser humano no se enfoca tanto en lo que hace, sino más bien en POR QUE lo hace.
Evangelizar
Popularidad Éxito
Conquistar chicas
Popularidad Éxito
📷
Hermano si usted piensa que estoy exagerando, porque solamente es una ilustración, vamos a ver a 11 personas consagradas, que siguieron y sirvieron a Jesús. Hablo de los discípulos.
Ellos lo dejaron todo para seguir a Jesús. ¡Ellos si deben de ser diferentes! Pero, ¿es así en verdad?
Justo después de que Jesús les anunciara su muerte, Marcos y Lucas registran una pelea entre ellos, por ver quién sería el mayor.
Marcos 10:35 – 45
35 Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos.
36 El les dijo: ¿Qué queréis que os haga?
37 Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.
38 Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?
39 Ellos dijeron: Podemos. Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados;
40 pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado.
41 Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan.
42 Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad.
43 Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,
44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.
45 Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Su pelea, que es algo externo, revela lo que realmente ama y desea el corazón de los once discípulos. Ellos desean poder, gloria, status, un reconocimiento.
Ese es el pensamiento implícito que deja este pasaje.
Miremos:
¿Por qué? En su corazón aman ser los más grandes
¿Por qué? En su corazón aman ser los más grandes
Los discípulos sirven a Cristo (una buena acción)
Los discípulos se pelean (una mala acción)
📷
Mis hermanos, aquí en el ministerio es donde siempre me pregunto ¿Por qué hago lo que hago? Y después de haber aprendido esto, tengo tanto miedo de mi engañoso y perverso corazón.
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Jr. 17:9
Mi corazón es engañoso, me puede estar diciendo que lo que hago es por amor a Cristo, cuando en realidad es por el deseo de ser visto por los demás.
Mi corazón es perverso, disfraza muy bien mis verdaderas motivaciones, para yo creer que lo que hago es porque quiero dar la Gloria de Dios y al final, solamente estaba buscando mi gloria.
Después de haber aprendido esto, ya tengo temor de estar aquí. Enserio hermano.
Incluso estando en el ministerio, cuando predicas, cuando evangelizas, cuando discípulas, cuando haces alguna acción de servicio, pregúntate ¿por qué hago lo que hago?
Quizás lo que estamos haciendo solo son acciones dirigidos por motivaciones pecaminosas. Por que deseas tu gloria y no la Suya. Porque en el trono de tu corazón estás sentado tú y no Cristo.
Hermanos, pensar que pecado es solamente las cosas que hacemos, es una tontería, es un engaño del diablo. Lo malo que hacemos exteriormente obviamente es pecado, pero la enseñanza bíblica acerca del pecado es que esencialmente nace en el corazón, es una disposición del corazón.
¿Por qué hago lo que hago? Mi hermano tienes que hacerte esta pregunta constantemente.
Cuando analizamos nuestro corazón, llegaremos a descubrir lo que realmente ama nuestro ser interior. Pero para eso necesitamos luz…

3. Necesitamos de Luz para mirar debajo de la superficie:

¿Por qué necesitas luz en la oscuridad? Así es, para disipar las tinieblas.
Entonces ¿Por qué necesitamos Luz?
Mi hermano, nosotros necesitamos Luz, pero no una luz producida por una energía terrenal, sino una Luz producida por el poder de Dios.
Porque mi hermano, nosotros no solamente estamos queriendo ver las tinieblas de nuestro corazón, sino que al mismo tiempo estamos ciegos en medio de la oscuridad de nuestro corazón.
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Jr. 17:9
No podemos ver el engaño y la perversión de nuestro corazón.
Pensamos que solamente el incrédulo está ciego, pero nosotros también.
Ellos están ciego al resplandor de la luz de evangelio de la gloria de Cristo, pero nosotros estamos ciegos delante de nuestro propio corazón.
Necesitamos Luz. Por eso el ministerio principal del Espíritu Santo es traer Luz a nuestra vida.
Jn. 16:7 – 8, 13
7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
Hermano, usted y yo necesitamos clamar a Dios, para que a través de Su Espíritu nos de convicción de pecado. Para que a través de Su Espíritu podamos estar constantemente preguntándonos ¿por qué hago lo que hago?
Debemos orar y orar, para que Dios a través de Su Espíritu nos muestre si en nuestro corazón hay camino de perversidad.
Tenemos que orar como David y decir:
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna.
Sal. 139:23 – 24 - NTV

4. Conclusión:

Hermano, si realmente quieres experimentar un cambio real, un cambio desde lo profundo hacía la superficie. Necesitas pedir a Dios que te muestre la maldad de tu corazón.
Solamente cuando vamos conociendo la maldad de nuestro propio corazón, podremos progresar espiritualmente.
Y al igual que Isaías cuando estuvo en la presencia de Dios, diremos: ¡Ay de mi! Que soy muerto… o al igual que Pedro diremos: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
O como Pablo:
¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Ro. 7:24
Y pablo continúa diciendo:
Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.
Ro. 7:25
Oh mi hermano, necesitamos tanto de la gracia de Dios, que se nos fue otorgada en Cristo. No solamente para que tú y yo fuéramos salvos, sino también que necesitamos de esa gracia, para que Dios nos capacite a través de su Espíritu Santo y podamos conocer las motivaciones de nuestro pecaminoso corazón.
¿Deseas cambiar verdaderamente como Dios lo desea? ¿Deseas cambiar desde lo profundo? ¿Deseas no solo tener cambios superficiales? Mira a Cristo, ora por ayuda, pide que su Espíritu siga transformando tu corazón.
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