10o Mandamiento ¡Verdaderamente Libres!
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Gracias al pastor Alejandro Trejo por la invitación a compartir el último mandamiento, así que hoy termina la serie y para terminarlo haré un breve resumen antes de llegar al 10º y hacer una aplicación práctica.
Los mandamientos no son una condición para la relación sino una confirmación de la relación. No es para ser aceptados sino porque ya han sido aceptados. Israel recibe los mandamientos meses después de ser liberados.
Los primeros mandamientos nos hablan de cómo es Dios.
Amarás as Dios sobre todas las cosas, No tomarás el Nombre de Dios en vano, Guarda el día de reposo.
Lo que nos dice en esos mandamientos es ¡Quiero ser el único Dios en tu vida! No hagas representaciones de mí, no uses mal mi Nombre, descansa un día como recordatorio de tu dependencia de mí. Estos mandamientos son la cimentación para los últimos. Porque si DIOS es el centro de tu vida, entonces ¡no robarás, no matarás! Porque sabes que DIOS se hará cargo de tus necesidades, tampoco cometerás adulterio, porque estarás contento con lo que Dios te ha dado.
Después de estos, Dios hace un cambio radical, después de hablar sobre ÉL y dejar claro quién es, empieza a hablar del valor de las demás personas. Y el resto de mandamientos se puede resumir en ¡Honra a las personas a tu alrededor!
Honra a tu padre y madre, no matarás, no cometerás actos impuros, no robarás, no darás falso testimonio,
Aquí Dios establece un nuevo sistema de valores, porque cuando da estos mandamientos el sistema de valores de esa época ¡ni siquiera lo pensaba!
Es una confirmación que Dios da los mandamientos porque nadie hubiera soñado con eso, porque eleva el estatus, la dignidad de todas las personas, las pone al mismo nivel.
Como es Dios quien da los mandamientos es para que todos dependan de ÉL, ÉL sería la autoridad, no habría líder, rey; y esto ¡era algo nuevo! Ninguna sociedad había pensado eso, ninguna sociedad consideraba a todas las personas como ¡iguales! Dios establece las leyes y todas las personas son responsables ante ÉL, nadie por encima de la ley, todos son responsables por igual ante Dios.
No robarás, no importa qué tanto o tan poco dinero tengas, no matarás, no importa qué tanto poder tengas, aun las personas más poderosas tienen que someterse a estos principios y rendir cuentas antes Dios: ricos, pobres, poderosos, desvaídos, mujeres, hombres, esclavos, libres, todos.
Sin importar el estatus social, color de piel ¡todos son creados a imagen de Dios por eso tienen derechos! No había nada como esto en el mundo de la época, en ese tiempo quien tenía el poder decía quién tenía la razón. Pero con estos mandamientos es Dios diciendo: ¡YO pongo las reglas! Es Dios diciendo no quiero que tengan rey, quiero que todas las naciones vean y se sorprendan que ustedes, sin rey como ellos, construyen ciudades, tienen ejército, trabajan organizados y ¡sin rey! Lo único que tienen es esta ley.
La nación dijo: …pero, es que de que queremos rey, finalmente Dios les dice: está bien pero tendrán el paquete completo que viene con un rey: corrupción, impuestos, trabajos forzados, etc.
Sabes que actualmente las naciones donde se reconoce la ley divina es donde se respetan más los derechos humanos y las naciones donde no se toman en cuenta es dónde más se violan esos derechos.
Hasta ahora Dios les está diciendo: quiero que reconozcan que YO doy las reglas para que todos sean responsables; nos pone al mismo nivel de responsabilidad.
Ahora bien, el valor de los mandamientos no son las leyes, per se, porque al leer Éxodo todo se vuelve específico y algunas cosas ya no son relevantes para nuestro contexto, pero el principio sigue vigente: reconoce que todo ser humano es responsable de dar cuentas.
Muy bien, los primeros mandamientos dicen ¡Honra a Dios! Después el otro grupo de mandamientos es el grupo que Dios quiere que también honremos y no son los líderes, gobernantes, profetas, Moisés pudo aprovechar para pedir eso, porque eso hacían los profetas de otras religiones; lo que dice es:
“»Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios.” (Éxodo 20:12, NVI)
Una pregunta ¿qué tierra? Si no tienen territorio, están en un desierto y no saben a dónde va, y aun así parte de la promesa de honrar a los padres es la tierra. Lo que está diciendo es: no siempre estarán en el desierto, no serán jóvenes toda la vida, llegará el tiempo que tendrán tierra, trabajo, posesiones. ¿Quieres ser prosperado? Pues ¡honra a tus padres! Así como le va a la familia, le va a la nación; pero al mismo tiempo está diciendo: YO te traje a esta tierra, YO te puedo sacar, si violas mis mandamientos, seguirás siendo mi pueblo, pero serás un pueblo sin tierra, sin bendición.
Y aquí estamos 3 mil años después que Dios estableció la importancia de la familia: papá, mamá, hijos. Dios dijo: Si desobedeces o abandonas la fe de tus padres, te quitaré la tierra, porque quiero que seas luz a las naciones.
¡Honra a Dios! ¡Honra a tus padres, a los demás! Esto es la base que permite entender los demás mandamientos
“»No mates.” (Éxodo 20:13, NVI) Honra los cuerpos de otras personas.
“»No cometas adulterio.” (Éxodo 20:14, NVI) Honra tu matrimonio.
“»No robes.” (Éxodo 20:15, NVI) Honra sus propiedades.
Esto implica la propiedad privada. Aun antes de Benito Juárez Dios dijo: el respeto al derecho ajeno es MI Paz.
“»No des falso testimonio en contra de tu prójimo.” (Éxodo 20:16, NVI) Honra su reputación.
Ahora sí veamos el último mandamiento:
“»No codicies...»” (Éxodo 20:17, NVI)
Hasta este momento Dios nos da una ley diferente, es una ley que no se puede ver si la estás cumpliendo o no. Lo que Dios está diciendo es ¡Eres responsable ante mí de todo lo que pasa por tu mente! Así como debes cuidar tus acciones, cuida lo que pasa dentro de ti. ¡No codicies!
Para ver ¿qué es codiciar? Veamos lo que NO es. No es admirar, no es reconocer la hermosura o belleza, codiciar SÍ es: desear algo, al grado de ser infeliz porque no lo tienes. Es cuando alguien te cae mal sólo porque su casa es más grande o es más popular o su novio, novia es más guapo, guapa.
Sabes que estas codiciando cuando esa persona, por alguna razón vende la casa, o el novio truena y por fuera dices ¡qué pena que vendió su casa! ¡qué mala onda que terminaron! Pero por dentro te alegras ¡codicia!
Después el Señor Jesús lo enseña cuando dice: Han oído que la ley dice no adulteres, pero YO te digo que ni siquiera la veas para desearla y si alguien hubiera preguntado ¿dónde dice eso? Jesús diría ¡en el último mandamiento!
“»No codicies la casa de tu prójimo: No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey (su carro, moto, bici), ni su burro (camioneta)...»” (Éxodo 20:17, NVI) <
Y si por si acaso crees que hay un escape, porque hay muchas cosas que no se nombran, que no existían, termina diciendo:
“»…ni nada que le pertenezca.»” (Éxodo 20:17, NVI)
En otras palabras: eres responsable ante Dios de esas pláticas con los amigos o ¡contigo mismo! En tu mente, esos pensamientos ocultos. Es Dios diciéndote ¡cuida tu corazón y tus motivaciones! Porque Dios sabe que, si violas esta ley -que no se ve- después será fácil violar los demás mandamientos -que sí se ven-.
Si la codicia te consume, te puede llevar a robar, si deseas algo de forma enfermiza, te puede llevar a mentir, a matar. Si quieres lo que alguien más tienes te puede llevar a decir mentiras de esa persona para arruinar su reputación. Si codicias la calificación de quién estudia mucho, vas a hacer trampa.
¡Honra a Dios! ¡Honra a las personas! ¡Cuida tu corazón!
Te hago una pregunta ¿no te gustaría que tu futuro esposo o esposa viva con este estándar? ¿no quisieras que tus hijos crezcan así?
Al estudiar los mandamientos aprendes que no son para que Dios te ame, sino porque ya te ama, porque eres Su hijo. Los mandamientos no son una condición para entrar al cielo, no son para hacer a los malos buenos, son para que aprendamos que nuestro Padre nos ama tanto que nos da los mejores consejos e instrucciones.
Pero hay más, después que Dios da los mandamientos, también da las instrucciones para cuando alguien rompa esos mandamientos. Puso las reglas y las leyes de restitución ¿por qué hizo eso? Porque sabía que violaríamos esos mandamientos. Porque el propósito es mantener a los hijos libres, no es establecer una relación sino proteger la relación. No es para darnos acceso a Dios, sino para confirmar SU Amor por nosotros.
¡Honra a Dios! ¡Honra a las personas! ¡cuida tu corazón! Para terminar veamos algo asombroso:
“Moisés bajó y repitió eso mismo al pueblo.” (Éxodo 19:25, NVI)
“Ante ese espectáculo de truenos y relámpagos, de sonidos de trompeta y de la montaña envuelta en humo, los israelitas temblaban de miedo y se mantenían a distancia. Así que le suplicaron a Moisés: —Háblanos tú, y te escucharemos. Si Dios nos habla, seguramente moriremos.” (Éxodo 20:18–19, NVI)
Alguna vez les has dicho a Dios ¡háblame! ¡quiero verte, escucharte! En este verso el pueblo no quiere escuchar directamente a Dios ¿por qué? Porque han visto el fuego, truenos, relámpagos, la montaña en humo, han visto de lo que Dios es capaz y no quieren que se les presente así de imponente. Moisés dice:
“—No tengan miedo—les respondió Moisés—. Dios ha venido a ponerlos a prueba, para que sientan temor de él y no pequen.” (Éxodo 20:20, NVI)
Ese miedo que sienten, Dios permite que lo sientan pero con el propósito que se alejen del pecado ¡no de ÉL! No intenta darles miedo para que se alejen, sino por su bien. En ese momento Israel no tiene historia de pecado -no sabe lo que es eso-, apenas se están formando como nación, no sabían las consecuencias o lo que pasaría si como nación violan la ley. Por eso Dios les dice de forma clara ¡obedezcan! Porque no saben cuáles son las consecuencias del pecado. Obedezcan porque YO se los digo. SOY DIOS. Quiero que eso sea suficiente, si alguna vez dudan y quieren pecar, rechazar mi consejo y advertencia, recuerden ¡Quién SOY! Que ese temor los motive a alejarse del pecado y sean libres de las consecuencias, libres de remordimientos, libres de dolor, vergüenza.
Porque Dios te ama, te quiere mantener libre, porque es tu Padre. Por eso te dice cómo ser en tus relaciones con los demás, cómo manejar tu negocio, sexualidad, ética. Te quiere decir todo sobre la vida y es ¡por tu bien! No es para que entres a una relación con ÉL sino porque ya estás en una relación. Tu Padre no quiere que aprendas sólo cuando enfrentas y pagas las consecuencias, sino que aprendas a confiar en ÉL.
Ahora, cuando vuelvas a leer los mandamientos los verás de forma diferente. No como limitaciones sino ¡todo lo contrario! Como cuidados de tu Padre para evitarte el dolor y sufrimiento, para evitarte consecuencias que te harán sufrir.
Si le das la espalda a Dios o quieres obedecer a medias ¡es tu decisión! Pero darle la espalda porque piensas o crees que Dios está en tu contra, te quiere arruinar la diversión, eso es confundir por completo toda la enseñanza de la Biblia. No hay razón para que rechace, te alejes o te reveles de Dios, porque ÉL te ama y quiere mantenerte libre ¡verdaderamente libre!
Palabra de Dios
Oremos