Pensamientos, ejemplos y dádivas
Filipenses • Sermon • Submitted
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· 20 viewsDios está obrando, en nosotros y a nuestro alrededor. Debemos dejarlo obrar en nuestro interior, en nuestros pensamientos, en nuestra manera de comportarnos y relacionarnos, y en lo que le damos, confiando en Él.
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I. Cuidemos nuestros pensamientos
I. Cuidemos nuestros pensamientos
8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
8 Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio.
8 Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.
8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten.
La mente humana es un profundo misterio.
¿Cuántos pensamientos procesamos por día?
¿Cómo funciona nuestra mente?
Sabemos que pensamos, que tenemos ideas, que imaginamos, que razonamos, aunque no sabemos bien como eso funciona.
También sabemos que en muchas ocasiones se nos ocurren malas ideas y surgen de nuestro interior malas intenciones.
Lo que piensas, lo que fluye por tu interior, tiene mucha influencia en todo lo que haces, lo que dices y en quién eres.
9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.
9 Nada hay tan engañoso como el corazón.
No tiene remedio.
¿Quién puede comprenderlo?
10 «Yo, el Señor, sondeo el corazón
y examino los pensamientos,
para darle a cada uno según sus acciones
y según el fruto de sus obras.»
9 »El corazón humano es lo más engañoso que hay,
y extremadamente perverso.
¿Quién realmente sabe qué tan malo es?
10 Pero yo, el Señor, investigo todos los corazones
y examino las intenciones secretas.
A todos les doy la debida recompensa,
según lo merecen sus acciones».
9 Más engañoso que todo es el corazón,
Y sin remedio;
¿Quién lo comprenderá?
10 »Yo, el Señor, escudriño el corazón,
Pruebo los pensamientos,
Para dar a cada uno según sus caminos,
Según el fruto de sus obras.
Sí, nuestro corazón, lo que pasa por nuestro interior es engañoso y perverso. Cada uno de nosotros lo sabe.
Es por eso que el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, exhorta a los discípulos de Jesús a que escojan deliberadamente lo que van a pensar.
De acuerdo a lo que enseña Pablo aquí, si vas a obedecer tienes que ponerle límite a tus pensamientos, los tienes que orientar, tienes que decidir tolerar solo los buenos pensamientos en tu mente.
Rechaza lo que no corresponde, lo que no hace bien, lo sucio o pervertido.
Pablo les enseñaba de esta manera a los romanos:
1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
1 Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. 2 No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
1 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. 2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
1 Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes.
2 Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto.
Aquí se nos presenta una invitación a consagrar todo nuestro ser a Dios, como si fuera un sacrificio, un sacrificio vivo, como dice Pablo.
A continuación establece el contraste entre lo que llama “este siglo”, refiriéndose al sistema de este mundo, caído y corrupto y la voluntad de Dios.
Somos invitados a dejar de pensar como piensa el mundo y ser transformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento.
Tu mentalidad necesita ser transformada. Entre los cambios que experimentamos los hijos de Dios, este tiene mucha importancia, porque afecta muchos aspectos de nuestra vida.
La única manera de comprobar cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta consiste en ser transformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento.
Esa es la poderosa obra que el Espíritu de Dios está haciendo en nuestras vidas.
Invita a Dios a tomar control de tu mente, a transformarla.
Piensa en lo:
verdadero
honesto
justo
puro
amable
de buen nombre
virtuoso
digno de alabanza
Dios va a hacer una obra nueva en tu vida al transformar tu entendimiento.
II. Sigamos buenos ejemplos y seamos buenos ejemplos
II. Sigamos buenos ejemplos y seamos buenos ejemplos
9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.
9 Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes.
9 No dejen de poner en práctica todo lo que aprendieron y recibieron de mí, todo lo que oyeron de mis labios y vieron que hice. Entonces el Dios de paz estará con ustedes.
9 Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes.
¿Consideras que eres un buen ejemplo para los demás?
Algunos de nosotros responderíamos que somos un buen ejemplo de cómo no hacer las cosas.
Como ya hemos señalado, todos imitamos a los demás y seguimos el ejemplo de otros.
¿Podríamos ponernos como ejemplo para un cambio positivo en la vida de otros?
Pablo se ponía como ejemplo.
Lo cierto es que vivimos ante la vista de otros, así que necesitamos constituirnos en un buen ejemplo para hacerles bien como parte de nuestro servicio al Señor.
Observa como Pablo se pone como ejemplo:
Lo que aprendisteis
y recibisteis
y oísteis
y visteis en mí
esto haced.
Lo quieras o no, hay personas que están aprendiendo de ti, están recibiendo de ti, estan oyendo de ti, estan viendo en ti.
¿Qué es lo que reciben?
En Efesios, Pablo les está enseñando a los lectores acerca de las relaciones conforme a la voluntad de Dios, y les dice:
1 Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
1 Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados,
1 Por lo tanto, imiten a Dios en todo lo que hagan porque ustedes son sus hijos queridos.
1 Sean, pues, imitadores de Dios como hijos amados;
Nuestro modelo es Dios.
Ya en esta carta, Pablo dijo:
5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
5 La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús,
5 Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús.
5 Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús,
Nuestro ejemplo por excelencia es Jesús, nuestro Señor y Salvador.
Pero también Pablo dijo:
16 Por tanto, os ruego que me imitéis.
16 Por tanto, les ruego que sigan mi ejemplo.
16 Así que les ruego que me imiten.
16 Por tanto, los exhorto: sean imitadores míos.
1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
1 Imítenme a mí, como yo imito a Cristo.
1 Y ustedes deberían imitarme a mí, así como yo imito a Cristo.
1 Sean imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo.
17 Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.
17 Hermanos, sigan todos mi ejemplo, y fíjense en los que se comportan conforme al modelo que les hemos dado.
17 Amados hermanos, tomen mi vida como modelo y aprendan de los que siguen nuestro ejemplo.
17 Hermanos, sean imitadores míos, y observen a los que andan según el ejemplo que tienen en nosotros.
Pablo sabía que había sido llamado para comunicar el mensaje de Dios, así como también nosotros hemos sido llamados. También sabía que ese mensaje no se transmitía solamente por medio de las palabras.
Las acciones hablan más fuerte que las palabras.
Necesitamos tomar esta exhortación de dos maneras:
1) Tenemos que escoger bien a quién imitar. Busquemos modelos cristianos dignos de ser imitados.
2) Tenemos que ser buenos ejemplos, nosotros también para los demás.
¿Le podrías asegurar a otra persona que puede imitarte y que como consecuencia el Dios de paz estará con ella?
¡Es lo que Pablo hace, sin dudar!
El Dios de paz estaba con Pablo, él disfrutaba del cumplimiento de las promesas de Dios, y estaba dispuesto a asegurar que quienes vivieran como él, quienes hicieran lo que él hacía, iban a tener la misma bendita experiencia.
Sigue el ejemplo de quienes caminan con Dios, y el Dios de paz estará contigo.
Sé ejemplo de otros y anímalos a imitarte, para que el Dios de paz esté también con ellos.
III. Demos con generosidad y confiemos en Dios
III. Demos con generosidad y confiemos en Dios
10 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
10 Me alegro muchísimo en el Señor de que al fin hayan vuelto a interesarse en mí. Claro está que tenían interés, sólo que no habían tenido la oportunidad de demostrarlo. 11 No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. 12 Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
10 ¡Cuánto alabo al Señor de que hayan vuelto a preocuparse por mí! Sé que siempre se han preocupado por mí, pero no tenían la oportunidad de ayudarme. 11 No que haya pasado necesidad alguna vez, porque he aprendido a estar contento con lo que tengo. 12 Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco. 13 Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas.
10 Me alegré grandemente en el Señor de que ya al fin han reavivado su cuidado para conmigo. En verdad, antes se preocupaban, pero les faltaba la oportunidad.
11 No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación.
12 Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad.
13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Hay quienes consideran a las iglesias como una empresa, como un negocio.
La mayoría de los cristianos hemos encontrado a alguien, alguna vez, que nos ha preguntado si en nuestra iglesia nos hacían “pagar” los diezmos.
Y mira lo que encontramos aquí, una congregación cristiana que renueva su sostén económico de un amado misionero.
Me asombra y bendice la naturalidad y la transparencia con la que Pablo trata este asunto. No hay un misterio al respecto, nada que esconder. Había recibido una ofrenda de parte de los filipenses, y les comunicaba que se alegraba de que hubieran vuelto a ofrendar para él, su vida y ministerio.
Pablo aclara que no se está quejando, que ha aprendido a conformarse con lo que tiene, sea poco o mucho.
Debemos aprovechar a poner en contexto este versículo 13, siendo que a veces es tomado como una especie de declaración de superpoderes (“todo lo puedo”) siendo que es una humilde declaración de contentamiento: ¡Estoy bien, pase lo que pase!
Pablo afirma, simplemente, que puede enfrentar cualquier situación que se le presente porque Jesús está con él y le fortalece.
Sin embargo, se alegra de que aquellos hermanos hubieran ofrendado. Su ofrenda había sido dada con generosidad, para Dios, y aquella había sido la manera en que Dios había provisto para Pablo.
Desde los albores de la historia, los seres humanos se han acercado a Dios dándole de lo que Dios les ha dado.
Caín y Abel, dos de los primeros humanos, ofrendaron espontáneamente, probablemente por diferentes motivaciones, pero lo hicieron. Supieron que le tenían que dar a Dios y lo hicieron. A partir de allí vemos a los que caminan con Dios dándole, con sencillez, reverencia y gratitud.
Y así lo hacemos hasta el día de hoy.
Los filipenses daban. También nosotros. No nos avergonzamos de hacerlo, y lo hacemos para Dios con sencillez.
14 Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. 15 Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; 16 pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades.
14 Sin embargo, han hecho bien en participar conmigo en mi angustia. 15 Y ustedes mismos, filipenses, saben que en el principio de la obra del evangelio, cuando salí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en mis ingresos y gastos, excepto ustedes. 16 Incluso a Tesalónica me enviaron ayuda una y otra vez para suplir mis necesidades.
14 De todos modos, han hecho bien al compartir conmigo en la dificultad por la que ahora atravieso.
15 Como saben, filipenses, ustedes fueron los únicos que me ayudaron económicamente cuando les llevé la Buena Noticia por primera vez y luego seguí mi viaje desde Macedonia. Ninguna otra iglesia hizo lo mismo. 16 Incluso cuando estuve en Tesalónica, ustedes me mandaron ayuda más de una vez.
14 Sin embargo, han hecho bien en compartir conmigo en mi aflicción.
15 Ustedes mismos también saben, filipenses, que al comienzo de la predicación del evangelio, después que partí de Macedonia, ninguna iglesia compartió conmigo en cuestión de dar y recibir, sino solamente ustedes.
16 Porque aun a Tesalónica enviaron dádivas más de una vez para mis necesidades.
No era la primera vez que los discípulos de Jesús en Filipos enviaban una ofrenda. Lo habían hecho ya muchas veces.
De acuerdo a lo que Pablo explica, ellos estuvieron apoyándolo económicamente desde el comienzo, desde que él y sus colaboradores tuvieron que salir de Filipos para trasladarse a Tesalónica, donde continuaron con su ministerio. Y lo hicieron varias veces.
Desde el comienzo del funcionamiento de la iglesia de Jesucristo, esta se ha sustentado con el aporte generoso de los discípulos.
Dios ha puesto en manos de sus hijos lo que quiere usar para el desarrollo de su obra. No hace llover la provisión de las nubes; la pone en manos de sus hijos, que son llamados a transferir esos bienes al funcionamiento de la obra de Dios.
Pablo anima a los discípulos por lo que hacen y a seguir haciéndolo. Aquellos filipenses son un ejemplo para nosotros.
17 No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. 18 Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.
17 No digo esto porque esté tratando de conseguir más ofrendas, sino que trato de aumentar el crédito a su cuenta. 18 Ya he recibido todo lo que necesito y aún más; tengo hasta de sobra ahora que he recibido de Epafrodito lo que me enviaron. Es una ofrenda fragante, un sacrificio que Dios acepta con agrado.
17 No digo esto esperando que me envíen una ofrenda. Más bien, quiero que ustedes reciban una recompensa por su bondad.
18 Por el momento, tengo todo lo que necesito, ¡y aún más! Estoy bien abastecido con las ofrendas que ustedes me enviaron por medio de Epafrodito. Son un sacrificio de olor fragante aceptable y agradable a Dios.
17 No es que busque la dádiva en sí, sino que busco fruto que aumente en su cuenta.
18 Pero lo he recibido todo y tengo abundancia. Estoy bien abastecido, habiendo recibido de Epafrodito lo que han enviado: fragante aroma, sacrificio aceptable, agradable a Dios.
¿Qué es lo que parece suceder cuando uno entrega una ofrenda?
No mucho. Uno ofrenda, deja allí su ofrenda, su aporte, y ya está. Alguien, más adelante, administrará aquello que fue ofrendado para el servicio de la obra. Pero en cuanto a la persona que ofrenda todo parece terminar allí, solo con el hecho de que se despojó de lo que tenía para ofrendarlo.
Pablo aclara que no es así.
Con toda transparencia, el apóstol aclara que no está procurando recibir más y más. No se trata de que quiera más y mayores ofrendas todas las semanas como una manera de enriquecimiento personal. Acaba de señalar que Dios le ha enseñado a conformarse sea cual sea su situación económica.
Sin embargo, les anuncia a los discípulos que sus ofrendas producen un resultado, traen un fruto que los beneficia a ellos, un fruto que abunde en vuestra cuenta.
Dios recibe lo que le das, si lo haces de corazón sincero, con alegría.
Pablo les enseñaba más o menos lo mismo a los corintios:
6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. 7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. 8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; 9 como está escrito:
Repartió, dio a los pobres;
Su justicia permanece para siempre.
10 Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, 11 para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.
6 Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. 7 Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría. 8 Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes. 9 Como está escrito:
«Repartió sus bienes entre los pobres;
su justicia permanece para siempre.»
10 El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia. 11 Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios.
6 Recuerden lo siguiente: un agricultor que siembra sólo unas cuantas semillas obtendrá una cosecha pequeña. Pero el que siembra abundantemente obtendrá una cosecha abundante. 7 Cada uno debe decidir en su corazón cuánto dar; y no den de mala gana ni bajo presión, «porque Dios ama a la persona que da con alegría». 8 Y Dios proveerá con generosidad todo lo que necesiten. Entonces siempre tendrán todo lo necesario y habrá bastante de sobra que compartir con otros. 9 Como dicen las Escrituras:
«Ellos comparten con libertad y dan generosamente a los pobres.
Sus buenas acciones serán recordadas para siempre».
10 Pues es Dios quien provee la semilla al agricultor y luego el pan para comer. De la misma manera, él proveerá y aumentará los recursos de ustedes y luego producirá una gran cosecha de generosidad en ustedes.
11 Efectivamente, serán enriquecidos en todo sentido para que siempre puedan ser generosos; y cuando llevemos sus ofrendas a los que las necesitan, ellos darán gracias a Dios.
6 Pero esto digo: el que siembra escasamente, escasamente también segará; y el que siembra abundantemente (con bendiciones), abundantemente también segará.
7 Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.
8 Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abunden para toda buena obra.
9 Como está escrito:
«Él esparció, dio a los pobres;
su justicia permanece para siempre».
10 Y el que suministra semilla al sembrador y pan para su alimento, suplirá y multiplicará la siembra de ustedes y aumentará la cosecha de su justicia.
11 Ustedes serán enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual por medio de nosotros produce acción de gracias a Dios.
Las dádivas en la iglesia no son un invento moderno. Darle a Dios es una constante en la historia, y la iglesia de Jesucristo, desde siempre, ha vivido esta constante de darle a Dios y sostener la obra.
Da generosamente en la iglesia, conforme a lo que Dios pone en tu corazón.
Da con alegría.
No des para que otros vean que tú das.
1 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, 4 para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
1 »Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa.
2 »Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. 3 Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, 4 para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
1 »¡Tengan cuidado! No hagan sus buenas acciones en público para que los demás los admiren, porque perderán la recompensa de su Padre, que está en el cielo. 2 Cuando le des a alguien que pasa necesidad, no hagas lo que hacen los hipócritas que tocan la trompeta en las sinagogas y en las calles para llamar la atención a sus actos de caridad. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que ésa. 3 Pero tú, cuando le des a alguien que pasa necesidad, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. 4 Entrega tu ayuda en privado, y tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.
1 »Cuídense de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos.
2 »Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa.
3 »Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha,
4 para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
No dejes de dar, y hazlo por las motivaciones correctas.
19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. 20 Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
19 Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.
20 A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
19 Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús.
20 ¡Toda la gloria sea a Dios nuestro Padre por siempre y para siempre! Amén.
19 Y mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
20 A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Es una tremenda bendición la de contar con Dios como nuestro proveedor.
De hecho “proveedor” es uno de los nombres de nuestro Dios, Jehová Jireh. ¿Sabes cuándo recibió aquel nombre? Cuando proveyó un cordero para que fuera sacrificado en lugar de Isaac.
Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto. (Gn 22:13–14).
Las promesas de la provisión llenan la Biblia, y Jesús lo mencionó también.
25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
25 »Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? 26 Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? 27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?
28 »¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; 29 sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. 30 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? 31 Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?” 32 Los *paganos andan tras todas estas cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. 33 Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
25 »Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? 26 Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos? 27 ¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida?
28 »¿Y por qué preocuparse por la ropa? Miren cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni cosen su ropa; 29 sin embargo, ni Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos. 30 Si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe?
31 »Así que no se preocupen por todo eso diciendo: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿qué ropa nos pondremos?”. 32 Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. 33 Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.
25 »Por eso les digo, no se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni por su cuerpo, qué vestirán. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa?
26 »Miren las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellas?
27 »¿Quién de ustedes, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida?
28 »Y por la ropa, ¿por qué se preocupan? Observen cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan.
29 »Pero les digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos.
30 »Y si Dios así viste la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará Él mucho más por ustedes, hombres de poca fe?
31 »Por tanto, no se preocupen, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?”.
32 »Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que el Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas.
33 »Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
Los hijos de Dios contamos con Dios como nuestro proveedor.
¡Confía en Él!
Y eso implica que puedes dar con confianza. Dale a Dios, conforme a lo que Él pone en tu corazón. No seas mezquino delante del Señor. Él es quien atiende cada una de tus necesidades y te bendice abundantemente.
Dios es dueño de las riquezas de la gloria, y Él provee y va a proveer para cada una de tus necesidades.
Dale a Dios, generosamente.
Confía en Dios. Él tiene lo que necesitas y le importa tu vida y tu necesidad.