¿Cómo oramos ? parte 7; Orando con pasión.
¿Cómo oramos? • Sermon • Submitted
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· 16 viewsNuestra oración a Dios debe ser de reconocimiento de nuestros pecados, de la justicia de Dios y de petición a Dios, por quien es Él.
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Introducción:
Introducción:
Estamos meditando y aprendiendo hoy en el capítulo 9 del profeta Daniel.
Este capítulo está en la tercera parte según la división del bosquejo del libro, comprendida entre el el capítulo 8 y el capítulo 12.
El capítulo 9, es reconocido claramente como el capítulo más profético del Antiguo Testamento.
La primera parte del capítulo en dos subpartes.
En los versículos 1-2, Daniel al ver la derrota de los caldeos(Babilonia), en manos del rey Darío (o Ciro, como la mayoría cree) y los medos persas, derrota que había profetizado al rey Belsasar, con la escritura en la pared (5:25–28, 30), Daniel entiende que Dios estaba preparando el camino para la liberación de los judíos que habían estado exiliados desde la primera invasión de Nabucodonosor en el año 605 antes de Cristo.
Todo esto había sido profetizado con anterioridad por el profeta Jeremías, quien además de haber profetizado la derrota de la nación , también había profetizado que estarían bajo el dominio y cautivos en Babilonia durante 70 años.
Daniel al ver la victoria de Darío buscó los libros (Escrituras), para ver los eventos que venían para el pueblo y en los que él participaría.
Comprendió que este triunfo de Darío significaba que el fin de los setenta años, estaba cerca. Daniel 9.1-2
1 En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, 2 en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.
La otra subdivisión de la primera parte del capítulo 19, nos muestra una oración apasionada de Daniel hacia Dios.
Esta oración es una repuesta a la palabra de Dios, recuerda, Daniel recurrió a las escrituras.
¿Interesante, no?, Daniel leyó las escrituras, se sumergió en ellas y eso trajo consigo, una repuesta transcendental, una repuesta tremenda, lo condujo a orar.
Hermanos, Dios quiere que sus hijos, que su pueblo ore a él fervientemente, con pasión, con ese deseo de glorificarle y de que Él se glorifique.
Cuando entendemos el propósito de Dios, para cada uno de nosotros, y para su pueblo en general, vamos a orar constantemente y apasionadamente.
Hay tres elementos en esta oración que debemos aprender y aplicar en nuestra oración a Dios.
I. UNA ORACIÓN APASIONADA A DIOS SE CARACTERIZA POR UN FERVOR PIADOSO Y ABNEGACIÓN.
I. UNA ORACIÓN APASIONADA A DIOS SE CARACTERIZA POR UN FERVOR PIADOSO Y ABNEGACIÓN.
3 Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza.
Cuando hablamos de fervor, hablamos, de un sentimiento y una actitud profunda de respeto y admiración hacia alguien, en este caso, Daniel lo expresa hacia Dios.
El texto dice, que una vez que leyó las escrituras, y se dio cuenta de lo que estaba pasando y lo que estaba por venir, él vuelve su rostro a Dios, le busca en oración, en ruego, en ayuno, en cilicio y ceniza.
En el contexto, Se utilizaban el cilicio y la ceniza como señal de luto o de arrepentimiento por el pecado ( Gn. 37:34; Neh. 9:1; Est. 4:1, 3; Is. 58:5; Jer. 49:3; Ez. 7:18; Jl. 1:8; Mt. 11:21).
Luego, eso, no solo podría ser una actitud, sino que debía venir acompañada de una profunda confesión de pecado, y esto hermanos, no solo de manera personal, sino que Daniel reconoce ante Dios el pecado de su pueblo, esta es una actitud similar a la de Nehemías cuando oró a Dios, por la lamentable noticia de la destrucción y quema de los muros de Jerusalen.
Ahora Daniel Sabía que la confesión era el requisito para la restauración, así que confesó el pecado de su pueblo, identificándose con su pecado, como si él fuera responsable por él.
4 Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; 5 hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.
Daniel puntualizó que las bendiciones son resultado de la obediencia:
“pues Dios guarda el pacto y la misericordia (ḥeseḏ, “amor leal”) con los que le aman y guardan sus mandamientos”
Ni siquiera el pueblo del pacto puede recibir bendiciones si no obedece.
Vemos en el texto que hay cuatro ocasiones mas, donde Daniel reconoce que su pueblo había pecado. (Dn. 9:5, 8, 11, 15).
5 hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.
8 Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos.
11 Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos.
15 Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho impíamente.
El reconoce que que la iniquidad el pueblo había sido la rebeldía contra Dios.
9 De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado,
Reconoce que se habían alejado de su palabra y sus ordenanzas que conocían muy bien.
10 y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. 11 Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos.
Ellos habían recibido las ordenanzas y la palabra de Dios a través de los profetas que les había mandado, ellos había recibido la exhortación de los profetas a volverse a Dios, sin embargo rehusaron prestar atención a sus mensajes.
Daniel dice “no hemos obedecido a tus siervos”, por eso reconoce que tanto reyes como el pueblo eran culpables delante de Dios.
Lo segundo que aprendemos de esta oración apasionada de Daniel es..
II. DANIEL RECONOCE QUE DIOS ES JUSTO Y QUE ACTÚA CON JUSTICIA.
II. DANIEL RECONOCE QUE DIOS ES JUSTO Y QUE ACTÚA CON JUSTICIA.
7 Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti.
Vemos que Daniel reconoció que Dios es justo,algo que reconoce también en los versículos 14 y 18 ( Daniel 9: 14, 16)
14 Por tanto, Jehová veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos a su voz.
16 Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro.
También reconoce que Dios actuó con justicia al disciplinar a Israel por su infidelidad. En consecuencia, el pueblo estaba cubierto de vergüenza, su vergüenza era manifiesta en confusión de rostros tanto del pueblo como de reyes, príncipes y los padres, por su pecado, y también estaban
dispersos por su pecado dice el versículo 8.
8 Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos.
Daniel entiende y expresa que la disciplina de Dios no significa que él detenga su misericordia (Daniel 9: 18)
18 Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias.
Tampoco significa que detenga su capacidad de perdonar a su pueblo, sino que, siendo justo, debe castigar la rebeldía y desobediencia, Daniel 9: 10, enfatiza el mal comportamiento del pueblo.
10 y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas.
¡Que tremendo hermanos!, Daniel reconoce que Dios es justo, que ellos son culpables de su pecado y que lo que Dios haga será por su justicia, dándoles lo que el pueblo merece, nunca se justifica, ni los justifica a ellos, ni hecha la culpa a otros, sino que acepta la culpabilidad y el juicio de Dios.
Luego, ya reconociendo su pecado, reconociendo la justicia de Dios, seguimos aprendiendo de esta oración apasionada de Daniel.
III. Daniel comienza su petición a Dios.
III. Daniel comienza su petición a Dios.
15 Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho impíamente. 16 Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro.
Daniel comienza su petición, con dos elementos que había mencionado al principio de su confesión (vv. 4–5).
La grandeza de Dios y el pecado del pueblo.
Recordó cuando Dios liberó a Israel de la tierra de Egipto con su gran poder (con mano poderosa).
Él dice Dios fue glorificado en la liberación de su pueblo, pero como la nación había pecado, había llegado a ser el oprobio de todos los pueblos que estaban alrededor de ellos.
Sin embargo, por su renombre(por la grandeza de Dios, pide que aparte su ira y su furor, y que levantara la disciplina de su pueblo para que quedara libre de su esclavitud.
Una vez que ora pidiendo a Dios que removiera su ira, el profeta pide algo bueno para su pueblo, el favor, misericordia y perdón de Dios.
17 Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor. 18 Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. 19 Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
Hermano, es interesante que Daniel no dijo a Dios lo que tenía que hacer; solamente pidió que “mirara” el santuario y “viera” la ciudad, que habían estado desolados por muchos años.
También utilizó como base para sus peticiones el amor de Dios (V. 9), no los méritos de la nación, pues no tenía ninguno. Sin embargo, Dios es misericordioso y perdonador y por ello Daniel oró de la siguiente manera:
Primero: , Oye la oración de tu siervo, y sus ruegos....
Segundo: inclina , oh Dios tu oído y oye, abre tus ojos y mira nuestras desolaciones...
Tercero: Oye oh Señor, perdona, presta oído Señor, no tardea, por amor de ti mismo.....
Finalmente, todo esto traería gloria a Dios, pues lo haría por amor de sí mismo.
17 Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.
Conclusión:
Conclusión:
¿Cómo oramos?
Una oración apasionada como Daniel, nos enseña que nuestra oración a Dios, debe tener al menos estos tres aspectos:
Debe tener un fervor piadoso y abnegado.
Debe ser una oportunidad para confesar nuestros pecados y reconocer la justicia de Dios.
Pedir a Dios, no como que merecemos, sino por su misericordia y amor.
Ahora, ¿Cómo ora usted hermano?, es importante que aprendamos de este hombre, que fue fiel a Dios en todo tiempo y en todo momento.
Vamos a orar.