MIÉRCOLES 1 DICIEMBRE

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ESTUDIO BIBLICO

Seguimos con Primera de Corintios Once: 2- al 16

VERSÍCULO 4

1 Co. 11.4 “Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza.”
La preocupación inmediata de Pablo en este pasaje no es con los diferentes roles de los esposos y esposas en la adoración ya que ambos son retratados como orando y profetizando, sino más bien con los diversos tipos de comportamiento en el momento de la adoración.
Es mejor que entendamos esto como una referencia de Pablo a las actividades de los creyentes en su ministerio delante del Señor y del público, donde es esencial tener un testimonio claro. NO ES CUALQUIERA QUE SIRVE-QUE ESTÁ AL FRENTE MINISTRANDO A OTROS:
1 Timoteo 3.5 “(pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);”
En este pasaje no estamos hablando de predicación, sino de [orar] . Orar es hablar con Dios acerca de las personas, y también de nosotros mismos.
Despúes dice: “profetiza con la cabeza” [profetizar] es hablar a las personas acerca de Dios. Una es vertical (del hombre a Dios) y la otra en horizontal (del hombre al hombre), y éstas representan las dos dimensiones fundamentales del ministerio del creyente. Reconocemos que los detalles de este pasaje relacionados con cubrirse la cabeza son difíciles debido a la escasez de los datos históricos. Pero el contenido del pasaje en su totalidad nos ayuda a clarificar el principio que Pablo tiene en mente, sea lo que fuere esa cubierta especial. Él quiere que la iglesia viva conforme a las normas divinas.
Cuando Pablo dice que un hombre afrenta su cabeza si ora o profetiza con la cabeza cubierta, tiene que estar refiriéndose a alguna costumbre local corintia. La frase la cabeza cubierta significa literalmente “algo que cae de la cabeza”, y por lo general se refiere a un velo. El contexto aquí está diciendo implícitamente que en Corinto cubrirse así la cabeza hubiera sido completamente ridículo para un hombre y totalmente apropiado para una mujer. Para los judíos, quienes también llegaron cubrirse la cabeza, la práctica parece que comenzó en el siglo IV d.C., aunque puede que algunos comenzaran a hacerlo en el tiempo de los apóstoles. Pero por lo general se consideraba vergonzoso que un hombre adorara con la cabeza cubierta.
Pablo no está estableciendo un requisito divino y universal, sino sencillamente reconociendo una práctica local. Sin embargo, la costumbre cristiana local reflejaba el principio divino. En la sociedad corintia que un hombre orara y profetizara sin cubrirse la cabeza era una indicación de su autoridad sobre la mujer, que se esperaba que llevara cubierta la cabeza en estos ministerios. En consecuencia, que un hombre se cubriera la cabeza sería una afrenta, una contradicción, porque estaría sugiriendo un cambio en la forma apropiada del orden establecidos por Dios.
Entendiendo esto vamos al siguiente versículo:
1 Co. 11.5 “Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.”
“Afrenta su cabeza” (v. 5) se puede estar refiriendo literalmente a su propia cabeza o metafóricamente a la cabeza de su esposo.
En el tiempo de Pablo se usaban numerosos símbolos para indicar la relación de subordinación de la mujer al hombre, particularmente de la esposa al esposo. Por lo general, el símbolo era la forma de la prenda con la que se cubrían la cabeza, y en el mundo greco-romano de Corinto el símbolo al parecer era un velo de alguna clase. En la actualidad en muchos países del Cercano Oriente el velo de una mujer casada todavía significa que ella no se expondrá a sí misma a otros hombres, que su belleza y encantos están reservados exclusivamente para su esposo, que ella ni siquiera se preocupa de ser vista por otros hombres. De igual manera, en la cultura del primer siglo de Corinto llevar la cabeza cubierta mientras ministraba o adoraba era la manera en la que la mujer manifestaba su devoción y sumisión a su esposo y la demostración de su dedicación a Dios.
Parece ser, sin embargo, que algunas mujeres en la iglesia de Corinto no se cubrían la cabeza mientras v4 [oraban o profetizaban]. Sabemos por la historia secular que aparecieron varios movimientos de liberación de la mujer y de feminismo en el Imperio Romano durante la época del Nuevo Testamento. Las mujeres a menudo se quitaban el velo u otro tocado de la cabeza, o se cortaban el cabello a fin de parecerse a los hombres. Como sucede en la actualidad, algunas mujeres demandaban ser tratadas exactamente como los hombres y atacaban el matrimonio y la crianza de los hijos como restricciones injustas de sus derechos. Reafirmaban su independencia abandonando a sus esposos y hogares, negándose a cuidar de los hijos, viviendo con otros hombres, exigiendo desempeñar tareas que tradicionalmente las hacían los hombres, llevando ropas y peinados para hombres y desechando todas las señales de feminidad. Es probable que algunas de las mujeres creyentes en Corinto estuvieran influenciadas por estos movimientos y, como una señal de protesta y de independencia, rehusaran cubrirse la cabeza en momentos apropiados.
En punto en mención, es la rebelión, la rebelión en contra de los papeles ordenados por Dios, y en Corinto esa rebelión la demostraron algunas mujeres al orar y profetizar con su cabeza descubierta.
A lo largo de los tiempos bíblicos, como en muchas partes del mundo hoy día, tanto los hombres como las mujeres han llevado cierta clase de túnica. Pero siempre llevaban alguna cosa en su vestimenta que distinguía claramente a los hombres de las mujeres, muy a menudo indicado mediante el largo del cabello y la prenda que usaban para cubrir la cabeza.
Lo que Pablo está enseñando en este pasaje es el principio de la subordinación de la mujer al hombre, no una señal o símbolo en particular de esa subordinación. El apóstol no está estableciendo un principio universal de que las mujeres cristianas deben adorar siempre con la cabeza cubierta.
La mención aquí de mujeres que [oran o profetizan] se ha usado a menudo para demostrar que Pablo reconocía el derecho de la mujer a enseñar, predicar o dirigir en el culto de adoración de la iglesia. Pero él no menciona aquí a la iglesia en el tiempo de adoración o de enseñanza formal. Él tiene en mente el orar o profetizar en lugares públicos más bien que la adoración de la congregación. Esto ciertamente encajaría con las claras directrices en:
1 Corintios 14.34 “vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.”
1 Timoteo 2.12 “Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.”
El Nuevo Testamento no impone restricciones a la mujer en dar testimonio en público a otros, incluso a un hombre. Tampoco prohíbe a la mujer que lleve a cabo funciones que no sean de liderazgo en orar con creyentes y no creyentes; y tampoco hay limitaciones para enseñar a los niños y a otras mujeres:
Tito 2.3-4 “Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,”
La mujer puede tener el don de profecía, como lo tuvieron las hijas de Felipe (Hch. 21:9):
Hechos 21.9 “Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.”
Pero, normalmente no es para que profeticen en las reuniones de la iglesia en las que los hombres están presentes.
En otras palabras, solo es necesario poner juntos los pasajes relevantes para ver el panorama completo de la verdad. Las mujeres pueden orar y profetizar dentro de los límites de la revelación de Dios, y con un sentido correcto de sumisión. Y es importante que su conducta al hacerlo refleje el orden de Dios. No deben aparecer, por supuesto, como rebeldes contra la voluntad de Dios.
Al final del versículo 5 y 6
1 Corintios 11.5-6 “Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra.”
Para la mujer corintia orar o profetizar con la cabeza descubierta era una afrenta para su cabeza porque lo mismo es que si se hubiese rapado. Si una mujer descubría su cabeza también podía completar el símbolo de su rechazo cortando por completo su cabello, el elemento identificador dado por Dios de su papel especial como mujer. Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello(Pablo la está llevando al extrema-La frase de mi abuela: “si se va a comer todo el caldo, comase también todos los frijoles”). Explico: En aquellos días solo una prostituta o una feminista extremista haría una cosa así.
El Talmud(la ley oral que Dios entregó a Moisés-leyes rabínicas) indica que los judíos consideraban muy fea a una mujer con la cabeza rasurada, y Crisóstomo(Historiador bíblico) nos dice que las mujeres culpables de adulterio llevaban corto su cabello y eran señaladas como prostitutas. Iincluso que la madre de un hijo o hija rebelde, mal educado, por no haberlo educado bien, disciplinado en su momento, debía cortarse el cabello.
Pablo, por tanto, está diciendo: “Si usted no está dispuesta a dar la impresión de que es una prostituta o una feminista rebelde por cortarse el pelo, tampoco ore o profetice con la cabeza descubierta”.
Sorprende que alguna mujer cristiana buscara semejante identificación, hasta que pensamos en cómo algunas aparecen hoy tan mundanas hasta el punto de hacer que la misma comparación sea posible.
Seguimos:
1 Co. 11:7 “Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón.”
Cómo es eso al final del versículo 7: ¿gloria del varón? jejej tal ves !!!GLORIA DEL BALÓN ESE!!!
Como ya ha sido mencionado, cubrirse la cabeza parece que era un símbolo acostumbrado de subordinación en la sociedad corintia, tanto como en el mundo antiguo. Pero el principio del liderazgo del hombre no es una cuestión de costumbre, sino un asunto de orden y creación de Dios y no es negociable. Debido a que una cabeza cubierta era una señal de subordinación, el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios. El hombre fue creado en la imagen moral, mental y espiritual de Dios. Fue creado con inteli gencia, voluntad, emoción, conocimiento y santidad, a lo cual es restaurado en Cristo Jesús (Ef. 4:24).
El hombre está también creado excepcionalmente para llevar la imagen de Dios como un líder, a quien le es dada una esfera de soberanía. En ese sentido, fue también creado para ser la gloria de Dios. Dios le dio al hombre dominio sobre todo el mundo creado, para cuidar de él conforme al plan divino. El hombre recibió autoridad sobre el mundo. Tanto el hombre como la mujer están creados a la imagen de Dios.
La caída confirmó estos dos papeles en una forma aún más impresionante, como nos lo indica:
Génesis 3:16–17, al decir: “Tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”. De modo que el hombre representa a Dios en su autoridad y gobierno, de esa manera es la gloria de Dios. Después de la caída la autoridad del hombre quedó fortalecida. En consecuencia él no tiene que llevar ningún símbolo de subordinación.
“la mujer es gloria del varón” La enseñanza es que el hombre muestra cuán magnífica es la criatura que Dios puede crear de sí mismo, mientras que la mujer muestra cuán magnífica puede ser la criatura que Dios crea del hombre (Gn. 2:21–22).
Pablo, para defender aun más esa verdad, señala:
1 Co. 11.8-9 “Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón,y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.”
“ángeles” Las mujeres deben expresar su sumisión con el uso de los símbolos correspondientes de autoridad para no ofender estas criaturas sumisas y santas que velan por la iglesia y la defienden:
Mateo 18:10 “Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.”
Las cuales estuvieron presentes en la creación, cuando Dios diseñó el orden justo de autoridad para hombres y mujeres:
Job 38.7 “Cuando alababan todas las estrellas del alba, Y se regocijaban todos los hijos de Dios?”
1 Corintios 11.12 “porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.”
“pero todo procede de Dios” El hombre y la mujer tienen papeles diferentes, pero no son diferentes en importancia. La mujer es igual al hombre en el mundo, en la iglesia y delante de Dios. Esa es la armonía y equilibrio lleno de gracia y sabiduría de Dios, papeles diferentes pero iguales en naturaleza, valor humano, obra y espíritu. Dios creó a ambos para sus propósitos gloriosos.
La mujer no está llamada a ser la maestra del hombre, pero ella es por lo general la formadora más influyente del hombre. El engendrar y criar hijos salva a la mujer de todo pensamiento de que tengan una posición inferior a la del hombre (1 Ti. 2:15). Como madres tienen un papel único e indispensable en la instrucción y desarrollo de los niños, que son hombres en formación. Desde la concepción hasta la edad adulta el hombre depende de su madre y de la formación que ella le da en una forma única y maravillosa. Y a lo largo de la adultez, ya sea casado o soltero, depende de las mujeres en muchas más maneras de las que él está a menudo dispuesto a reconocer. En el matrimonio el hombre no puede ser fiel al Señor a menos que esté voluntaria y amorosamente dispuesto a ser dependiente de la esposa que ha recibido. En la obra del Señor el hombre no puede serle fiel a menos que sea dependiente de las mujeres a las que Él ha dado responsabilidad en la iglesia. Se complementan perfectamente: uno es la cabeza, el líder, el proveedor, y la otra es la ayuda el apoyo y la compañía idóneas.

LA HORA TATA

Pablo hace una pregunta, que debe ser contestada correctamente:
1 Corintios 11.14 “La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?”
El hombre y la mujer tienen fisiologías distintivas en muchos sentidos. Una de ellas es el proceso del crecimiento del cabello en la cabeza. El cabello se desarrolla en tres etapas: formación y crecimiento, descanso, y caída. La hormona masculina “testosterona” acelera el ciclo de forma que los hombres llegan a la tercera etapa antes que las mujeres. La hormona femenina “estrógeno” hace que el ciclo permanezca en la etapa primera por más tiempo, haciendo que el cabello femenino crezca más largo que en el hombre. La mujer rara vez queda calva debido a que muy pocas llegan a la tercera etapa. Esta fisiología se refleja en la mayoría de las culturas del mundo en la costumbre de que la mujer suele llevar el cabello más largo que el hombre.
Naturaleza (phusis) también conlleva la idea de instinto, un sentido innato de lo que es normal y correcto. Esta es una apelación al conocimiento humano. Pablo está diciendo que cuando el hombre mira a su alrededor él reconoce esa realidad, pero por una rara excepción, tanto la naturaleza como el instinto humano testifican que es normal y apropiado que el cabello de la mujer crezca más que el del hombre. El cabello bellamente arreglado es honroso para una mujer. El don especial de Dios muestra la suavidad y ternura de la mujer. La palabra griega (komē) para crecer el cabello puede tener tanto el sentido de cabello largo como cabello arreglado.
La mujer tiene el cabello porque en lugar de velo le es dado el cabello. Su cabello es su tocado natural o velo y llevar una prenda que cubre la cabeza es un símbolo cultural, ambos representan el papel subordinado de la mujer. Tanto la naturaleza como la costumbre general reflejan el principio universal de Dios del papel de autoridad del hombre y el papel de subordinación de la mujer. La belleza única de una mujer se manifiesta gloriosamente en su femineidad distintiva representada por su cabello y su atención a las costumbres femeninas.
En las culturas modernas en las que llevar un sombrero o velo no simboliza subordinación, no se debería requerir esa práctica de los cristianos. Pero el cabello y vestido de las mujeres debe ser distintivamente femenino y demostrar su belleza y sumisión femeninas. No debería haber confusión acerca de la identidad masculina y femenina, porque Dios ha creado a los sexos distintos, fisiológicamente y en los papeles y relaciones. Él quiere que el hombre sea masculino, para que ejerza la autoridad de una forma amorosa y responsable. Quiere que la mujer sea femenina, para que sea amorosa y responsablemente sumisa.
EXAMPLE: Me deje el pelo largo. Me defendí diciendo que Sanson....
Deuteronomio 30.20 “amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.”
!Un pequeño paso de obediencia es un paso gigantesco hacia la bendición!
Juan 14.15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos.”
!!!Estamos llamados a ser excelentes en todo lo que hacemos, y no hay mayor excelencia que la excelencia a Dios!!!.
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