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HABLEMOS DE LA VIDA

En una ocasión, un rabino fue a visitar a Samuel, otro rabino de quien había sido compañero de estudios en la escuela rabínica. Al llegar a su casa, al atardecer, viendo que la luz de su habitación estaba encendida, llamó a la puerta. Desde arriba, sin asomarse, Samuel preguntó:

–¿Quién es?

A lo que el visitante respondió:

–Soy yo.

Samuel gritó entonces:

–¡Imposible! Dime quién eres realmente.

De nuevo, sorprendido, el rabino visitante dijo:

–Ya te he dicho que soy yo. ¿No me reconoces?

Enfadado, Samuel le contestó: –Solo Uno puede decir «Yo soy». Los demás no somos, sino que estamos siendo. Y, como no has aprendido esta lección tan elemental, más vale que entres de nuevo en la escuela rabínica para volver a formarte.

ESCUCHEMOS A DIOS

La semana pasado el CONEVAL publicó los resultados de pobreza multidimensional 2020, en la que los resultados fueron alarmantes para nuestro país, ya que se dió un crecimiento al pasar de 51.9 a 55.7 millones de personas y también creció la pobreza extrema de 8.7 a 10.8 millones de personas. Pero esto no fue todo, el Estado de Q. Roo pasó al primer lugar al sumar pobreza, de un tercio de su población en situación de pobreza laboral, a más de la mitad es decir 52% de su población quedó sin trabajo. Ante estos resultados y otros problemas sociales que tenemos, muchas personas solo nos quejamos de lo que alcanzamos a ver y no nos informamos de lo que ocurre a nuestro alrededor, ya que no es de nuestro interés, pues solo nos interesa lo que sucede en nuestro hogar. Esta clase de pensamiento va influyendo a nuestro hogar de tal forma que nuestra familia se vuelve individualista y egoísta ante todo lo que sucede. Pensemos: ¿Cómo debemos de cuidar y formar a nuestros hijos, ante lo que ocurre a nuestro alrededor? ¿Cómo podemos hacer que nuestros hijos inciden en estos problemas?  El evangelio de Lucas nos presenta un aspecto importante acerca del desarrollo de Jesús el niño:

Lucas 2:52 RVR60

52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.

Jesús como ciudadano.  La Biblia dice que Jesús crecía en gracia para con los hombres. Esta parte de la escritura como muchos teólogos la interpretan, es el aspecto social de la vida de Jesús; es decir tenía un lugar dentro de la sociedad y debía de saber su rol y su función en ella. La Biblia muestra claramente cómo Jesús cumplió su rol y función dentro de la sociedad: enseñando, sanando, proveyendo, restaurando, consolando, salvando, etc. Jesús fue un actor social y estaba consciente de su función como persona ante la sociedad para ayudar a transformarla. Este rol que Jesús cumplía ante la sociedad, es conocido en la actualidad como ciudadano. Un ciudadano es aquella persona que observa la problemática que existe en su entorno, se compromete y se organiza con amigos, vecinos o familiares para actuar o transformar lo que se encuentra en mal estado. En cambio, el habitante, es indiferente a lo que sucede a su alrededor, no conoce a sus vecinos, ni a sus representantes, ni organizaciones civiles, y no actúa en favor del mejoramiento de nuestra sociedad. Jesús no solo vivió como ciudadano del imperio de Roma, sino que vivió como un ciudadano del reino de Dios. Cabe mencionar que no puede existir la categoría habitante en el reino de Dios, solo puede existir ciudadano del Reino de Dios. Como padres cristianos ha de ser nuestra responsabilidad desarrollar ciudadanos del Reino de Dios que transformen nuestro México. Nuestra familia es una esperanza para México y el mundo.

RESPONDAMOS A LA VIDA

Pensemos:

¿Estamos desarrollando habitantes o ciudadanos de México?

¿Estamos desarrollando ciudadanos del reino de Dios?