Sermón Cistenas rotas

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cisternas rotas

Los habitantes de ciudades antiguas ponían gran esfuerzo en suplir su necesidad de agua utilizando cisternas. Los distintos sistemas de almacenaje dependían de la época de lluvias—de octubre a mayo. En Jerusalén el promedio anual de lluvia es de 63.5 centímetros. Hacia el final del verano, los manantiales o pozos a menudo reducían su tamaño—o se secaban por completo. Las cisternas y los depósitos abiertos eran entonces las únicas fuentes de agua disponibles. El segundo libro de Crónicas ensalza a Usías porque “abrió muchas cisternas” (2 Crón 26:10 RV).
Funcionamiento de las cisternas
Las cisternas se alimentan por medio del drenaje de superficie y de techo—esto significaba que el agua no siempre era de la mejor calidad. Cuando el agua era mala, se aplicaba una cura primitiva que consistía en dejar caer tierra en la cisterna. Esto absorbería las impurezas a medida que se hundía, empujando las mismas hacia el fondo. Esta práctica puede explicar en parte la acumulación hallada en antiguas cisternas.
Ubicación de las cisternas
Cisternas privadas. En la antigua Palestina había cisternas privadas y públicas. Las privadas eran más pequeñas y se cavaban en la roca dentro de límites privados—cada dueño tenía su propia cisterna (2 Rey 18:31; Prov 5:15). Sitios antiguos muestran cisternas salpicadas como si fuera un panal.
Un tipo común de cisterna en Jerusalén tenía forma de botella—la parte más grande era labrada en la roca inferior, más suave, y la parte más angosta era del estrato duro superior. Muchas cisternas de forma irregular están dentro de las bóvedas de roca, con el apoyo de pilares de roca o mampostería.
Las cisternas privadas a menudo tenían adjuntos pequeños pozos de sedimentación de limo—con un canal de desbordamiento que llevaba a la cisterna. Esto era un antiguo uso de un método muy conocido en la actualidad para la purificación del agua. Se utilizaba cemento en este tipo de cisterna para mantenerlas selladas y evitar que se quebraran. (Jer 2:13).
Cisternas públicas. Había también enormes cisternas excavadas en la roca dentro de los muros de la ciudad.
Las grandes cavernas de agua descubiertas bajo la zona del templo en Jerusalén cuentan con un extenso sistema de almacenamiento de agua. La más grande es una inmensa caverna excavada en la roca sostenida por pilares de roca que mide 13 metros de profundidad, con una capacidad de almacenamiento de más de dos millones de galones. Hay numerosos orificios de acceso. Esta cisterna se alimenta a través de un acueducto de las Piscinas de Salomón a unos 16 kilómetros de distancia.
El embalse excavado en la roca en Gezer tiene piscinas de agua de manantial a las cuales se puede acceder únicamente a través de enormes escaleras de roca en túneles, las cuales descienden a casi 29 metros de la superficie. La escalera disminuye su tamaño al descender, y en su área más grande mide 13 metros de alto por 4 metros de ancho. La escalera es de este tamaño para que haya suficiente luz al nivel del agua. El trabajo en las piscinas de Gezer se remonta a la época preisraelita.
Usos figurativos de “cisterna” en la Biblia
En el libro de Proverbios, la esposa fiel es descripta como una cisterna (Prov 5:15). Las cosas inútiles en las que confiaba Israel, como ídolos o naciones extranjeras, eran “cisternas rotas” (ej., Jer 2:13).

I.- Contexto de Jeremias:

Jeremías, cuyo nombre significa “el Señor levanta,” es el profeta del Nuevo Pacto (30:1–33:25). En el tiempo de Dios este pacto se cumplirá a favor de Israel. Será escrito en el corazón (31:33), a veces considerada la parte donde la persona toma las decisiones. Jeremías, el escritor del libro (1:1), durante su ministerio con frecuencia hizo un contraste entre el glorioso futuro de Israel y su desobediencia a Dios. A través de asuntos y ocurrencias de la vida diaria, Dios hacía que Jeremías viera significados simbólicos. El vio los planes de Dios para la nación en el florecer de un almendro (1:11–12), en una olla hirviente (1:13–16), en un alfarero a su rueda (18:1–4) y en una cisterna (38:6–13). El impacto de muchos de sus sermones fue aumentando por el uso de demostraciones objetivas, tal como ponerse un cinturón arruinado (13:1–11), el romper vasijas (19:10–11) y el uso de un yugo (27:1–22). En su “sermón del templo” (7:1–8:3 y 26:1–24), Jeremías indicó que la fe sólo debe ponerse en Dios y no en objetos externos, ni siquiera en el templo mismo.
De los profetas del Antiguo Testamento, Jeremías es quien da más detalles personales. El comparte sus pensamientos y emociones profundas. Al comienzo del libro dice que es de los sacerdotes (1:1). Siendo sacerdote, amaba a Jerusalén y al templo, y si se perdieran, sería una doble tragedia para él. Frecuentemente Jeremías fue perseguido por las instituciones oficiales de Jerusalén, e incluso por su propia familia. En medio de todas estas dificultades Jeremías estaba consciente de la protección y guía de Dios.
Jeremías vivió durante un tiempo de realineamiento del poder mundial; en su tiempo cayó el imperio de Asiria, Egipto dejó de ser un gran poder y Babilonia ascendió como imperio. Durante su ministerio los reyes de Judá frecuentemente confiaron en negociaciones y acuerdos internacionales en lugar de en Dios. Al comienzo, Jeremías aprobó las reformas religiosas del rey Josías, pero pronto llegó a ser aparente que a pesar del avivamiento exterior el pueblo experimentó muy poco cambio espiritual.

1Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada. 3Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová.

4Oíd la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. 5Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos? 6Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre? 7Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad. 8Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.

9Por tanto, contenderé aún con vosotros, dijo Jehová, y con los hijos de vuestros hijos pleitearé. 10Porque pasad a las costas de Quitim y mirad; y enviad a Cedar, y considerad cuidadosamente, y ved si se ha hecho cosa semejante a esta. 11¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha. 12Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová. 13Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua

II.- PRIMER PECADO: MEDEJARON A MI FUENTE DE AGUA VIVA

III.- CAVARON PARA SI CISTERNAS , CISTERNAS ROTAS QUE NO RETIENEN AGUA.

REFERENCIA CRUZADA:
Hernández, E. A., Lockman Foundation. (2003). Biblia de estudio: LBLA. (Jr). La Habra, CA: Editorial Funacion, Casa Editoral para La Fundacion Biblica Lockman.
LAW. (2014). Cisternas. En J. D. Barry & L. Wentz (Eds.), Diccionario Bíblico Lexham. Bellingham, WA: Lexham Press.
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