Recuperando la Navidad I

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La historia de Navidad empieza con una promesa hecha a Abraham

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Uno de los retos para creer la historia de la Navidad es la Navidad misma, me refiero al nacimiento de Jesús. En su nacimiento se conjugan tantos eventos milagrosos que lo hacen casi increíble, por eso mucha gente no lo cree y dicen que es un mito que se construyó después que Jesús fue llevado a la cruz.
Pero en la historia hay mucho más, como que Jesús predice su muerte y resurrección, eso es un evento histórico y es suficiente para convencer, por eso no me preocupa cómo nació o cuándo
El cristianismo no gira alrededor del nacimiento de Jesús, sino de SU Resurrección. La narración de Mateo y Lucas son asombrosas, pero si vamos más atrás, toda la historia es sorprendente, porque la historia no empieza con una pareja pensando ¿cómo es que estamos esperando un hijo? Empieza con una pareja pensando ¿por qué no podemos tener hijos? Una pareja preocupada porque creen que no tendrán hijos, que ya pasó el tiempo para poder embarazarse.
Es la propia historia del cristianismo lo que lo hace sorprendente. No empieza con ángeles anunciando, sino con Dios haciendo una promesa desde el principio en el Génesis y no es cualquier promesa, sino una asombrosa, increíble, incomprensible, imposible para quienes la oyen. Esto no puede ser inventado, porque es algo totalmente ajeno a la cultura, al contexto. Para ellos era imposible que se cumpliera, sin embargo, la promesa preparó todos los eventos alrededor de la Navidad. Esta historia y la promesa es la razón por la que estamos Recuperando la Navidad. La Navidad algo totalmente creíble, por asombroso que parezca.
La promesa se hizo unos 2000 años antes que Jesús naciera. Veamos la Biblia como varios documentos, uno de ellos los judíos llamaron Génesis, tiene unos 3 mil años o más de antigüedad. Génesis nos dice cómo nació la nación judía. Era un documento importante para los judíos, lo copiaban con cuidado, así fue transmitido por generaciones, eventualmente llegó a ser parte de los Escritos judíos que después se agregaron a lo que es parte del NT y llegó a ser conocido como la Biblia. La Biblia no nos dio el Génesis, sino que Génesis se escribió y con el tiempo llegó a ser parte de la Biblia, es en ese antiguo documento judío que está la incomprensible promesa que Dios hace a un hombre llamado Abram y es ahí donde empieza la historia de la Navidad.
El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré.” (Génesis 12:1, NTV)
No sabemos por qué escogió a Abram, tampoco a María, José, Pablo, a mí y a ti. Le dice que salga de su hogar, eso era peligroso porque la seguridad en ese tiempo estaba en la comunidad, la familia. Pedir eso era peligroso y Dios le dice: deja tu familia, camina y cuando llegues a donde quiero te lo diré y empiezan las promesas.
Haré de ti una gran nación...” (Génesis 12:2, NTV)
Abram tiene unos 75 años, no tiene hijos, quizá pensó ¿una gran nación? Seré feliz con tener un solo hijo, pero no creo que tenga tiempo o fuerzas para formar una gran nación.
Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso...” (Génesis 12:2, NTV)
¡Famoso yo! No creo, es más probable que sea olvidado al alejarme de la familia, quizá nadie sepa que existí ¡no tengo hijos! Pero la promesa sigue:
Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros.” (Génesis 12:2, NTV)
En el contexto cultural de la época esto ¡no tiene sentido! Son tiempos violentos, mucha sangre es derramada, la gente no tenía el hábito de bendecir a nadie, en todo caso a su familia. Dios le dice: “serás bendición y nada impedirá que se cumpla”. Porque…:
Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan…»” (Génesis 12:3, NVI)
En otras palabras, lo que está diciendo es: seré parte de tu historia, de la gente que siga tu historia, seré parte de la historia de tus hijos, nietos, seré parte de tu historia hasta que esta promesa se cumpla y ¡nada lo impedirá! Seré parte activa de la construcción de tu legado. Después dice algo raro, incomprensible y hasta imposible, dice
…¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!»” (Génesis 12:3, NVI)
Recuerda que en esa época no hay naciones como las conocemos ahora, eran grupos, clanes, tribus, y le está diciendo que cada persona del planeta, de alguna manera, sabrá tu nombre y será afectada indirectamente por lo que estoy a punto de hacer contigo.
Lo raro es que las personas (en esa época) no bendicen, mucho menos que lo haga una nación, las naciones conquistan, esclavizan, saquean naciones, pero no bendicen a otras. Esto no tiene sentido en esa cultura y aún así, la Biblia nos dice que Abram decide creer lo increíble. Él pudo decir: Dios no creo que esto funcione, no veré si seré una gran nación, pero has hecho la promesa y ¡lo creo! Abram decide creer la promesa incomprensible y literalmente imposible de cumplir.
Si has leído el AT sabes que Abram y Sara tuvieron un hijo: Isaac, éste tuvo a Esaú y Jacob, el tramposo Jacob roba del derecho de hijo mayor a Esaú. Hay tantas familias disfuncionales y caos en esta historia. En la Biblia ves que hasta una familia disfuncional y caótica cumple un propósito.
Mira algunas de las cosas que esa familia vivió: Jacob roba la primogenitura a su hermano, Abraham miente diciendo que su esposa es su hermana, para que el faraón no lo quiera matar, con tal de quedarse con su esposa. Y podemos decir ¿a este hombre uso Dios para bendecir a todas las naciones de la tierra?
Jacob tiene 12 hijos, 10 de esos no quieren a un hermano: José ¿recuerdas la historia? Lo meten en un pozo seco mientras deciden si lo matan o lo venden como esclavo. Quizá tienes problemas familiares, pero estos hermanos discuten si lo venden o lo matan, al fin dicen: si lo matamos no ganamos nada ¡hay que venderlo! Lo venden, José termina en Egipto, con el tiempo, toda la familia es llevada a Egipto y aumenta la familia, hasta que -tal como Dios lo dijo- se convierten en una nación, pero en una nación de esclavos. Pasan cientos de años, la gente que llegó, los descendientes de Abraham, a quién le dijo que lo bendeciría y sería bendición a todo el mundo. Se ven que son una nación, pero son esclavos, no se sentían muy bendecidos que digamos y mucho menos que puedan bendecir a nadie más.
Después de cientos de años, esto no lo podemos imaginar, pero para ellos la promesa hecha a Abraham era algo familiar, en su historia recuerdan que Dios prometió que serán una gran nación. Quizá piensan: Dios prometió que seríamos bendición a las naciones, se miran entre ellos y piensan, creo que eso es imposible que se cumpla ¡mira nuestra situación!
Dios envía un libertador: Moisés. Para cuando Moisés termina con Faraón, nadie en Egipto se siente bendecido por los descendientes de Abraham. El pueblo cruza el mar, el desierto, llegan a la tierra Prometida, a Canaán y los que viven en Canaán tampoco se sienten bendecidos por los descendientes de Abraham.
Una vez más te digo, si lees el AT y ves violencia, derramamiento de sangre y piensas ¿cómo puede esto ser parte de la historia de Dios? Piensas así, porque lo que a nosotros nos ofende, para ellos era normal; nos sentimos ofendidos por esa violencia del AT porque estamos al otro lado de la Navidad. Vemos el mundo diferente, pero para ellos la guerra ¡era parte de su vida! era parte de la historia de como Dios estaba preparando la historia de Navidad para cumplir Su promesa.
Pasan unos mil años desde que se hizo la promesa y la familia llega a ser una nación, la nación se convierte en un reino: Israel. El rey más famoso David, hizo tratados de paz con las naciones vecinas, porque David fue un rey guerrero, terminó las disputas y por primera vez la nación de Israel, los descendientes de Abraham están en posición de hacer algo significativo por el mundo.
David es sucedido por Salomón un rey muy inteligente, construyó muchas cosas, él expandió la nación de Israel de modo que personas de todo el mundo llegaban a ver las construcciones y a sentarse cerca de Salomón para escucharlo hablar. Ahora sí, tal parece que Israel está posicionado para ser bendición al resto del mundo, eran ricos, tienen influencia y un rey inteligente y sabio.
Pero en lugar de bendecir al mundo, Salomón decide casarse con las hijas de los reyes de naciones extranjeres, no solo se casó, sino que decide adorar sus dioses, como consecuencia Dios cumple lo que le había advertido: si me olvidas y adoras otros dioses, dividiré la nación y destruiré el templo que has construido para mí.
Después que Salomón muere, la nación se divide y se pierde la oportunidad, tal parece que no tendrán otra oportunidad de ser bendición a las naciones.
Como resultado de la división la economía sufre, el ejército se divide y por 300 años hay caos en los 2 reinos. Después de 300 años el reino del Norte (Israel) es invadido por Asiria que lleva cautivos a los más influyentes de Israel a otras naciones y trae gente de otras naciones a Israel. El reino del Norte, para fines prácticos, deja de existir.
El reino del Sur (Judá) está al borde de la revuelta y dividirse. Israel no puede bendecirse a sí mismo, menos a alguien más. En medio del caos, cuando Judá se prepara para ser invadida por Siria, Dios envía un profeta llamado Isaías para hablar al pueblo, esa profecía fue conservada, guardada y es parte de nuestra Biblia. Imagina el caos, oportunidades perdidas, casi por desaparecer, ser invadidos y Dios habla por medio del profeta Isaías y dice:
«…Yo te pongo ahora como luz para las naciones...»” (Isaías 49:6, NVI)
Haré algo contigo, te pongo como ¡luz a las naciones! Las naciones te verán.
Al escuchar esto quizá piensan: Esto debe ser una broma ¿cómo seremos luz? No alumbramos ni nuestra ciudad, nadie nos ve con admiración.
«… Yo te pongo ahora como luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra.»” (Isaías 49:6, NVI)
¿Salvación? ¡es un chiste! No podemos salvarnos a nosotros mismos ¿cómo salvar al mundo? Poco después de esa promesa los sirios los invaden y ahora son vasallos de Siria.
Pasan otros 300 años, los Babilonios dirigidos por Nabucodonosor tiran las murallas, destruyen la ciudad, saquean el templo de Salomón, lo destruyen ¡tal como dijo Dios! La nobleza es llevada cautiva, la economía se derrumba, no hay ejército y otra vez, en medio de ese caos Dios envía otro profeta: Malaquías. Al leer lo que profetizó parece que es algo imposible de cumplir. Cuando la gente escuchó la profecía, pensó: “sólo quieres motivarnos, eres como un padre hablando al hijo después de un fracaso”. Quizá piensan eso porque ¡no hay forma de creerlo! En ocasiones tu piensas lo mismo: ¡cómo puede venir una bendición en mi situación! No puedo creer que el 2022 sea mejor, pero Dios te dice, que, así como cumplí con mi pueblo, cumpliré contigo, porque ahora tú eres mi hijo, tú eres ese Israel a quien amo.
No pueden creer que esto venga de Dios. Malaquías dice esto:
Sin embargo, mi nombre es honrado...” (Malaquías 1:11, NTV)
El pueblo pudo decir: ¡no es cierto! No es honrado, es burlado por las naciones, nadie nos mira y piensa ¡quiero ser como ellos! Nadie quiera adorar al Dios de los judíos, porque desde el punto de vista de las naciones, nuestro Dios ¡no puede cuidar a su propia gente! No es posible que tu Nombre sea grande entre las naciones. Seamos realistas ¡no digas promesas vacías! Nunca seremos bendición a las naciones, el Nombre de nuestro Dios no será conocido por medio de nosotros. Quizá conozcan el nombre de Baal, Murdoch, pero no el de nuestro Dios. Y ¿qué crees que pasa en la historia?
Alejandro Magno está por unificar las ciudades-estados griegas y ser rey de los griegos y de las naciones del mundo conocido. El Nombre Alejandro Magno, es grande, pero no el de nuestro Dios.
Sin embargo, mi nombre es honrado desde la mañana hasta la noche por gente de otras naciones...” (Malaquías 1:11, NTV)
¿Otras naciones?
Sin embargo, mi nombre es honrado desde la mañana hasta la noche por gente de otras naciones. En todo el mundo ofrecen incienso dulce y ofrendas puras en honor de mi nombre...” (Malaquías 1:11, NTV)
¿Me adoran en todo el mundo? ¿Un grupo de personas que te reconocerá te adorará?
Sin embargo, mi nombre es honrado desde la mañana hasta la noche por gente de otras naciones. En todo el mundo ofrecen incienso dulce y ofrendas puras en honor de mi nombre. Pues mi nombre es grande entre las naciones, dice el Señorde los Ejércitos Celestiales.” (Malaquías 1:11, NTV)
Ellos no entienden ¿cómo podrían entenderlo? Han sido dominados por Asiria, Babilonia, Persia y ahora los griegos han llegado a poner sal en la herida. El año 63 a. C. Roma envía a Pompeyo el Grande al área de Judea y Galilea y ¡la conquista! Pueblo por pueblo. Llega a las afueras de Jerusalén, rompe las murallas y reclama esa área para Roma.
La tradición dice que cuando Pompeyo entró a la ciudad, subió la escalera sur del templo con su caballo ¡algo muy ofensivo para los judíos! Asesinó judíos, entró en lo que creyó era la bóveda del templo de Dios. Cada templo pagano tenía una bóveda dedicada a su dios, ahí guardaban los ídolos o representaciones de sus dioses que sacaban cierta temporada del año o en las fiestas de esos ídolos y las paseaban por las calles.
Pompeyo quería ver a ese gran Dios de los judíos, quiere saber ¿cómo es? Entra al lugar santísimo, rompe las cortinas, y ve el cuarto ¡vacío! Los judíos no tienen imagen de su Dios, no tienen nada que adorar y desde la perspectiva romana cualquier religión que no tienen dioses, es una religión patética, tonta. Así empieza la ocupación romana de lo que conocemos como Tierra Santa.
Esto nos prueba y comprueba que ¡Dios cumple Sus promesas! Los descendientes de Abraham llegarían a ser una nación, y esa promesa increíble, incomprensible, lo imposible se cumplió, cuando se convirtieron en nación en Egipto. Quizá la otra parte de la profecía, la de ser bendición a las naciones, esa sí, sería imposible, no hay forma que Israel llegue a ser luz a las naciones gentiles y que el Dios de los judíos sea adorado en todo el mundo. Quizá Júpiter lo sea, pero no Jehová, porque nadie está interesando en un Dios que no puede proteger ni cuidar a su pueblo.
Esto que he narrado hace la historia de la Navidad sorprendente; las cosas estaban de lo peor, no tienen esperanza, todo va mal, la promesa a Abraham está lejos de cumplirse; años después Pablo, el apóstol, al ver la historia dice esto:
Sin embargo, cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo...” (Gálatas 4:4, NTV)
Cuando se cumplió el tiempo, en otras palabras, cuando Dios tenía todas las piezas como ÉL quería, un imperio en expansión, el idioma posicionado en la mayor parte del mundo conocido para comunicar a más gente, con la cultura griega y la romana dominando. Una red de carreteras que el mundo no conocía antes, un sistema de puertos conectando poblaciones alrededor del anillo mediterráneo, la paz romana, cuando al fin había un mecanismo, una forma para que Dios tuviera la atención de todo el mundo y pudiera enviar el mensaje que bendijera a cada nación.
Cuando las cosas estaban como Dios quería que estuviera, cuando todos habían perdido la esperanza y nadie soñaba con que Dios cumpliera Su promesa incomprensible, cuando nadie lo esperaba, Dios envía al ángel Gabriel a Nazaret ¡Wow!
Cuando Elisabet estaba en su sexto mes de embarazo, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, una aldea de Galilea, a una virgen llamada María. Ella estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David.” (Lucas 1:26–27, NTV)
En un pueblo de Galilea, una virgen comprometida con José, descendiente del rey David, el nombre de la virgen era… ¡todo el mundo sabe el nombre! ¿no es cierto! ¿cómo pasó? En este mes, por todo el mundo, la gente contará la historia y saben quién es María:
El ángel se acercó a ella y le dijo: —¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo.” (Lucas 1:28, NVI)
En ese tiempo ¡nadie sentía que Dios estaba con ellos! ¡no creían que tuvieran el favor de Dios!
—No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor—le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.” (Lucas 1:30–33, NVI)
Así como pasó con Abraham, quizá María tampoco entendió estas palabras:
—… Su reinado no tendrá fin.” (Lucas 1:30–33, NVI)
Así es como Dios cumplió la promesa hecha a Abraham. Dios hizo exactamente lo que prometió: por medio de él, cada nación de la tierra sería bendecida, todas las naciones serían bendecidas por Abraham. Israel será luz a las naciones y de esa parte del mundo, Dios envió a Su Hijo Jesús y por medio de Su vida, enseñanzas, muerte y resurrección ¡ha llegado la luz! Cada año, miles de personas de todo el mundo visitan Israel, de donde esa luz empezó a brillar e iluminar.
Los judíos llegaron a ser luz a los gentiles ¡esos somos nosotros! Ahora te pregunto ¿a quién adoramos? A un Salvador que fue enviado a los judíos. El Dios que adoramos es el Dios de Abraham, Isaac, Jacob. La razón por la que el AT es precioso y está en la Biblia es porque la historia de los judíos es el capullo, de la luz que llegaría al mundo, del Salvador que da Luz y Esperanza al mundo del reino que nunca tendrá fin.
Lo que hace la Navidad asombrosa es el hecho que toda la historia ¡es asombrosa! Nadie la hubiera inventado. La amenaza no siempre fue evidente, por largos periodos la gente se olvidó de la promesa, pero Dios estaba detrás del escenario, preparando el mundo, alistándolo para lo que ÉL decidió hacer y entrar al mundo. Así, hoy, Dios continúa preparando el escenario de tu vida, sólo permanece fiel, no desmayes.
La historia de la Navidad no empezó hace 2 mil años, sino 2 mil años antes de esa primera Navidad y la historia de la Navidad sigue desarrollándose ahora, hoy 2 mil años después de esa Navidad.
¿Para quién es la Navidad? ¡para todos! Dios y la historia se siguen desarrollando en el escenario mundial. A lo largo de la historia Dios ha usado personas muy importantes, que ahora son solo una nota al margen de la historia del nacimiento de un carpintero judío que cambió el mundo. Por medio de ÉL los judíos llegaron a ser luz a las naciones, por ellos, Jesús, Dios encarnado es adorado en todo el mundo. Por medio de Jesús la Salvación llega a cada nación, cada persona de todo lugar. Por medio de la Navidad se nos recuerda de la forma más asombrosa que Dios está actuando, está activo cuando parece que no lo está. Dios aun cuando esté callado no está ausente y mucho menos quieto por eso necesitamos recuperar el significado de la Navidad.
Por esta historia se nos recuerda que Dios está interesado en cada persona, no sólo piensa en naciones sino en personas, Dios envió a Su Hijo no sólo a ser Salvador del mundo, sino Salvador de tu vida y de la mía.
Es un recordatorio que Dios es digno de confianza ¡Puedes confiar en Dios!Aun cuando las circunstancias sean difíciles, aun cuando parezca que no hay forma posible que Dios tenga el control o esté actuando en tu favor.
Se nos recuerda que nuestro Padre Celestial cumple Su Promesa, EL es la LUZ y el Salvador del mundo. ÉL es nuestra luz y Salvador de nuestras vidas.
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