problemas en matrimonio
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En los dos capítulos precedentes (5 y 6), Pablo habló acerca de incesto, litigios e inmoralidad sexual. Indignado condenó la relajada moral de los corintios y les exhortó a vivir una vida íntegra que glorifique a Dios. Con todo, todavía no ha abordado los temas del matrimonio, la separación, la virginidad y el celibato. Por medio de una carta de la iglesia de Corinto, a Pablo se le pidió consejo sobre algunos problemas matrimoniales de la iglesia. En el presente capítulo, discute la conducta apropiada de los cónyuges, su fidelidad en el matrimonio, el decoro de las vírgenes y la continencia. Aparte de algunos pocos pasajes del Nuevo Testamento, este capítulo es único en proveernos de las directrices básicas para los casados, para los que planean casarse, para los que lo estuvieron alguna vez y para los que quieren quedarse solteros.
En los dos capítulos precedentes (5 y 6), Pablo habló acerca de incesto, litigios e inmoralidad sexual. Indignado condenó la relajada moral de los corintios y les exhortó a vivir una vida íntegra que glorifique a Dios. Con todo, todavía no ha abordado los temas del matrimonio, la separación, la virginidad y el celibato. Por medio de una carta de la iglesia de Corinto, a Pablo se le pidió consejo sobre algunos problemas matrimoniales de la iglesia. En el presente capítulo, discute la conducta apropiada de los cónyuges, su fidelidad en el matrimonio, el decoro de las vírgenes y la continencia. Aparte de algunos pocos pasajes del Nuevo Testamento, este capítulo es único en proveernos de las directrices básicas para los casados, para los que planean casarse, para los que lo estuvieron alguna vez y para los que quieren quedarse solteros.
Instrucciones o consejos sobre el matrimonio
RVR60
1. En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer;
NTV
1. Ahora, en cuanto a las preguntas que me hicieron en su carta: es cierto que es bueno abstenerse de tener relaciones sexuales.
TLA
1. En la carta que recibí de ustedes me preguntaban si está bien que la gente no se case.
Se ha notado ya que el tema del abuso de la sexualidad constituye una gran parte del pensamiento del Apóstol desde el comienzo del cap. 5. Con ese trasfondo Pablo ahora aborda el tema relacionado con el matrimonio. Lo que sí se aprecia es que su opinión del estado matrimonial queda afectada por las ideas y prácticas torcidas en Corinto. Además, corrientes desde los capítulos anteriores se dejan sentir en éste, tales como el libertinaje y el ascetismo. Ineludiblemente, y tal vez sin querer, las ideas de Pablo van a fomentar el pensar de los ascetas. Esto se debe, en gran parte, a que el Apóstol creía firmemente que vivía en el último siglo, no el primero; es decir, creía que el retorno del Señor era inminente. Por esto, las responsabilidades para con los hijos y las generaciones futuras no jugaban un gran papel en el pensamiento del Apóstol en esta carta. Para Pablo, el que el Señor volviera dentro de su generación hacía que el matrimonio fuera tal vez un impedimento para atender la imperiosa obra de Cristo. Es importantísimo, pues, que se tome en cuenta el contexto teológico de las ideas de Pablo en torno al matrimonio. Se puede errar dramáticamente en la interpretación paulina del matrimonio si no se entiende el contexto escatológico de su pensamiento.
Estas palabras (v. 1b) bien pueden ser una cita directa de la carta de los corintios. Si es así, representa el sentir de los corintios con tendencias ascéticas. El problema estriba en que Pablo cita la idea ascética sin modificación inmediata. Se esperaría que el Apóstol lo hiciera por su trasfondo judío, ya que el judaísmo insistía en el matrimonio para todo varón. No tan sólo el judaísmo tenía esta idea, sino que también es el consenso del pensamiento veterotestamentario. De nuevo, uno quisiera que Pablo hubiera modificado la frase desde el inicio, cosa que no hizo. Se presta a que los lectores opinen que el Apóstol afirma la postura de los ascetas. Sabemos que tal no es el caso en el sentido absoluto, ya que posteriormente Pablo no tan sólo aprueba el matrimonio como provisión divina, sino que también desaprueba la abstinencia sexual dentro del matrimonio.
El gnosticismo
7:1, 2
El gnosticismo en el tiempo de Pablo enseñaba que el matrimonio era malo, y que todo lo que tuviera que ver con el cuerpo en la parte física o sexual se debía desechar, negándose en el matrimonio como pareja, o viviendo célibe.
El uso de la conjunción “pero” (v. 2) al principio deja la idea de que el refrán anterior (“bueno es para el hombre no tocar mujer”) no es una equivocación, pero el Apóstol afirma que hay razón para creer que no siempre es aplicable. Si bien es cierto que Pablo parece no encontrar las más elevadas razones para el matrimonio (“el matrimonio sólo sirve como un impedimento a la inmoralidad sexual”), sí expresa que es totalmente lícito y cosa normal para los creyentes. De nuevo, hay que reconocer plenamente el contexto dentro de los corintios que hace que la postura de Pablo en torno al matrimonio no alcance los niveles que tal vez quisiéramos. Esto, en unión con su idea del pronto retorno del Señor, matizaba su concepto del matrimonio.
Castidad. «Es bueno que el hombre no toque mujer». ¿Es esta oración una cita de la carta que Pablo recibió de los corintios? Las versiones españolas traducen como si se estuviera haciendo una afirmación. Una traducción inglesa construye la afirmación como una pregunta: «¿Será mejor que el hombre no se case?». ¿O es más bien la afirmación con que Pablo empieza su discusión? A la luz del contexto, preferimos responder afirmativamente a la primera pregunta y en forma negativa la segunda. Por su propia autoridad Pablo no podría haber estado promoviendo el celibato para todos, porque habría contradicho la Palabra de Dios, que dice: «No es bueno que el hombre esté solo» (Gn. 2:18). Pablo habría estado en contra de la procreación (Gn. 1:28), la bendición del pacto que va de generación en generación (Gn. 17:7) y el crecimiento de la iglesia. Pablo no se opone al matrimonio, al cual compara con la unión de Cristo y la iglesia (véase Ef. 5:22, 23). Pablo tenía un alto concepto del matrimonio.
Además, los rabinos enseñaban que el matrimonio era la obligación del hombre y algunos hasta decían que era deber de la mujer. Es difícil saber si Pablo estuvo alguna vez casado (véase el comentario al v. 7). En vista de su aguda perspectiva respecto a la vida matrimonial, no podemos descartar la posibilidad de que hubiera estado casado.
El trasfondo y entrenamiento que Pablo recibió no le permitiría afirmar que no se debía tocar mujer, porque algo así se podría interpretar como si él abogaba por que todos fuesen célibes. Deducimos que el apóstol cita una línea de la carta que recibió de parte de los corintios. Claro que presenta en forma abreviada lo que decía la carta, y en los siguientes versículos (vv. 2–7) discutirá las inquietudes presentadas allí.
c. Significado. ¿Qué se quiere decir con esa afirmación? La VP traduce: «Bueno sería que el hombre no se casara» (cf. CB, NBE). Esta traducción es una interpretación del texto, pero no da en el blanco. La expresión tocar mujer es un eufemismo que apunta a la relación sexual y no al matrimonio (véase Gn. 20:6; Pr. 6:29). El sentido lo da la NVI, «Es mejor no tener relaciones sexuales».
Aparentemente un grupo de creyentes de Corinto se pusieron en contra de la inmoralidad prevaleciente de la ciudad. Promovían el celibato y argumentaban que debía ser la norma para el resto de los cristianos del lugar. Estos corintios decían que era bueno que un hombre no tuviese ninguna relación sexual. Su afirmación va más allá que la simple referencia al matrimonio. El texto griego usa el término general de anthropos (=hombre) en lugar de la expresión específica de aner (=esposo). Además, el griego usa el sustantivo indefinido gyne (=mujer), que no significa necesariamente «esposa». El lema de los corintios se aplicaba a todo hombre y mujer.
Según Walter Bauer, la frase es bueno quiere decir que el celibato es «moralmente bueno, agrada a Dios, contribuye a la salvación (cf. Gn. 2:18)». Pero al citar esta declaración, ¿está afirmando Pablo que el celibato es mejor que el matrimonio? Claro que no. Ya citó la unión de Adán y Eva en el paraíso, sabiendo que Dios mismo instituyó el matrimonio (6:16; Gn. 2:24). Juan Calvino escribe: «Dios ordenó desde el principio que el hombre sin la mujer es sólo un hombre a medias, faltándole la ayuda que precisamente necesita; de la misma forma que la mujer es la parte que completa al hombre. Por lo tanto, cualquiera que sea el mal o los problemas del matrimonio, éstos sólo proceden de la corrupción de la institución divina». En los siguientes versículos (vv. 2–5), Pablo habla favorablemente del matrimonio, quizá de su propia experiencia. En ningún momento se muestra que lo desacredite. En sus instrucciones a Timoteo, le escribe que los apóstatas prohíben a la gente casarse (1 Ti. 4:3). En ninguna parte de todas sus epístolas, Pablo habla mal del matrimonio. ¿Qué quiere decir entonces?
VERSO 2 EXPLICACION
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2. pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.
NTV
2. Sin embargo, dado que hay tanta inmoralidad sexual, cada hombre debería tener su propia esposa, y cada mujer su propio marido.
TLA
2. Claro que está bien. Pero es mejor que cada hombre tenga su propia esposa, y que cada mujer tenga su propio esposo, para que no caigan en relaciones sexuales prohibidas.
2. Pero por causa de la inmoralidad, que cada hombre tenga su propia esposa y cada mujer su propio esposo.
a. «Pero por causa de la inmoralidad». La primera palabra que aparece aquí es el adversativo pero, que califica al lema del versículo anterior (v. 1b). En otro lugar, Pablo exhorta a sus lectores a evitar la fornicación (1 Ts. 4:3), porque la voluntad de Dios es su santificación. Sabe bien que los males de la inmoralidad sexual forman la matriz de la vida en Corinto. Literalmente Pablo dice: «a causa de las fornicaciones». El plural nos habla de las frecuentes fornicaciones con prostitutas. Pablo ataca el corazón del problema que había en la comunidad de Corinto. Apunta a las relaciones ilícitas que algunos cristianos tenían, pues eran parte de una sociedad que no tenían objeciones contra la fornicación.
Por tanto, Pablo apoya el lema de los corintios que promulgaban el celibato, aunque sabe que la simple mención de un lema no hará que la gente se aparte del pecado. Comprende el problema que los creyentes enfrentaban en Corinto. Pero su forma de abordar el problema de la inmoralidad es más realista que la solución del celibato.
b. «Que cada hombre tenga su propia esposa y cada mujer su propio esposo». Lo que los llevaba a pecar era que no podían practicar la continencia. Para evitar que pequen, Pablo recomienda que se casen y mantengan una relación monógama, descartando por completo cualquier forma de poligamia. También hay que notar que subraya la igualdad del hombre y la mujer en el estado del matrimonio. Cada uno debe tener su esposo o esposa, porque así lo ordenó Dios desde el principio (véase Mt. 19:8b). Intencionalmente Pablo repite las palabras cada y su, aplicando ambas palabras al esposo y a la esposa.
Pablo responde a lo que decían los corintios (v. 1b) usando el adjetivo cada. Hay que notar que la afirmación «Es bueno que el hombre no toque mujer» viene seguida por «Que cada hombre tenga su propia esposa». Las expresiones hombre y cada hombre se complementan.
«Pablo no está estableciendo los fundamentos del matrimonio, como si hubiese sido ordenado como un remedio contra el pecado. Más bien dice por qué en Corinto deben casarse los que, en otras circunstancias, podrían haber permanecido solteros». Por tanto, no debemos de acusar a Pablo de estar promoviendo la idea de que el matrimonio es sólo una medida preventiva contra la inmoralidad.
El verbo tener tiene un sentido eufemístico que apunta al acto sexual, y no debería interpretarse en el sentido de mantener relaciones con un amante ilícito. En el relato sobre el incestuoso (5:1, «un hombre tiene a la esposa de su padre»), el verbo tiene una connotación sexual. De la misma forma, en el versículo 2, Pablo afirma que cada hombre debe tener sexualmente a su propia esposa y que cada mujer debe tener sexualmente a su propio esposo. Así, este versículo marca el tono para lo que se dice en el siguiente versículo.
VERSO 3 Y 4
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3.El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. 4.La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.
cumpla gr.pagar
Deber....Esta palabra en el original griego es opheilo que significa....estar en deuda, os seria necesario, estar obligado.
Conyugal gr. buena voluntad, benevolencia, fervor, entusiasmo.
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3. El esposo debe satisfacer las necesidades sexuales de su esposa, y la esposa debe satisfacer las necesidades sexuales de su marido. 4 La esposa le da la autoridad sobre su cuerpo a su marido, y el esposo le da la autoridad sobre su cuerpo a su esposa.
3. Que el esposo cumpla con su esposa el deber conyugal y lo mismo la esposa para con su esposo. 4. La esposa no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el esposo. De la misma forma, el esposo no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la esposa.
a. Paralelos. Los paralelismos de los versículos 2 y 3 son notables, lo que demuestra el interés y preocupación que Pablo tenía por el matrimonio.
Versículo 2
Versículo 3
que cada hombre tenga su propia esposa
Que el esposo cumpla con su esposa el deber conyugal
cada mujer su propio esposo
lo mismo la esposa para con su esposo
Aunque el siguiente versículo no tiene el mismo ritmo que los dos versículos precedentes, tiene su propio equilibrio interno:
Versículo 4
La esposa no tiene autoridad
De la misma forma, el esposo
sobre su propio cuerpo,
no tiene autoridad sobre su propio cuerpo,
sino el esposo.
sino la esposa
b. Deber. Con gran entendimiento de la intimidad matrimonial, Pablo declara que tanto el esposo como la esposa deben de cumplir su deber matrimonial uno con el otro. Subraya la igualdad del hombre y la mujer en cuanto a la unión matrimonial: «Que el esposo cumpla con su esposa el deber conyugal y lo mismo la esposa para con su esposo». Además, subraya que en vez de demandar, el esposo debe cumplir su deber marital con su esposa; de la misma forma, la esposa debe darle a su esposo lo que le debe.
Con los verbos cumplir y deber, Pablo se refiere al pago de una deuda que cada uno debe al otro. «El matrimonio sin sexo no sólo es algo contra natura, sino que se prohíbe explícitamente».12 Pablo ataca cualquier ascetismo dentro del vínculo matrimonial y critica a los errados cristianos de Corinto que opinaban que las parejas debían abstenerse del sexo en el matrimonio (véase el v. 5).
c. Autoridad. El versículo 4 revela que Pablo tiene un profundo entendimiento de la vida matrimonial. Declara que la esposa no tiene autoridad sobre su cuerpo, sino su esposo, y viceversa, que el esposo no tiene autoridad sobre su cuerpo, sino su esposa. John Albert Bengel dice correctamente que este versículo es una «elegante paradoja».
En otra parte, Pablo enseña que el esposo es la cabeza de la esposa (11:3; Ef. 5:23). Pero aquí enseña claramente que en cuanto a lo sexual, ambos tienen la misma autoridad, habiendo completa igualdad. Cada uno tiene autoridad sobre el cuerpo del otro, y ambos deben someterse al otro. De esta forma se da una mutualidad completa.
VERSO 5
5.No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
5. No os privéis el uno al otro, excepto quizá por mutuo consentimiento por un período determinado, para que tengáis un tiempo de oración. Entonces volved a estar juntos, para evitar que Satanás os tiente por la falta de dominio propio que tenéis.
a. «No os privéis el uno al otro». Lo que Pablo insinúa en esta primera oración es que algunas parejas de la comunidad de Corinto se estaban negando el derecho matrimonial. Por delicadeza no dice qué se estaban quitando el uno al otro, pero espera que nosotros suplamos la idea. El verbo comunica la idea de robar o hurtar los bienes de alguien (cf. 6:7, 8) o, como en el presente caso, los derechos de alguien (véase el v. 3; Éx. 21:10). Pablo dice a sus lectores que dejen de hacer eso y manda a la pareja «no os robéis el uno al otro» (en plural). Por cierto que el tema lo toca en forma muy personal. Les instruye que su lema de no tocar mujer (v. 1b) no se aplica a las parejas casadas.
b. «Excepto quizá por mutuo consentimiento por un período determinado, para que tengáis un tiempo de oración». Para que la abstinencia sexual sea legítima, deben darse tres condiciones: Primero, que ambos estén de acuerdo. Segundo, debe ser por tiempo limitado. Tercero, que ambos usen ese tiempo en oración. Pablo permite esta excepción, pero no admite que se impongan abstinencias contra la voluntad del cónyuge.
La frase por mutuo consentimiento subraya la igualdad de los sexos en cuanto a las relaciones sexuales. Ambos deben estar convencidos de que la abstinencia es deseable y beneficiosa. Con todo, añade que la abstinencia debe ser temporal, porque de prolongarse podría llevar al matrimonio a la ruina y producir un divorcio. El divorcio no es sólo contrario a la institución del matrimonio (Gn. 2:24; Mr. 10:2–9), sino que precisamente destruye el fin que busca la abstinencia: una vida santa.
La oración diaria es la marca de cada cristiano. Pero en la vida matrimonial, la pareja a veces encara crisis que exigen oración especial. Cuando un problema físico, social, espiritual o económico se levanta, deben orar. En tal situación podrían voluntaria y temporalmente optar por la abstinencia.
c. «Entonces volved a estar juntos, para evitar que Satanás os tiente por la falta de dominio propio que tenéis». Los traductores toman el verbo volver como un mandato. Pablo quiere decir que una vez terminado el período, la pareja debe retomar su vida normal. Que a nadie se le ocurra decir: «la abstinencia temporal es bueno, pero la permanente es mejor». Si alguno piensa así, mejor que no se case. El apóstol advierte a sus lectores de la presencia de Satanás, quien busca sacar provecho de las debilidades humanas, tentándonos al adulterio. Pretender vivir en abstinencia dentro del vínculo matrimonial es contrario al don de Dios que es el matrimonio y su maravilloso regalo de la sexualidad. El matrimonio es un escudo protector que debería emplearse efectivamente contra las tentaciones de Satanás (Ef. 5:11). Rehusarse a usar la protección que Dios nos brinda es un pecado por el cual deberemos dar cuenta.
Consideraciones prácticas en 7:4–5
Cuando Dios creó al varón, dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea para él» (Gn. 2:18). Creó a Eva de una de las costillas de Adán. Así Dios mostró que aunque Adán era una criatura perfecta, estaba incompleta hasta que Dios le proveyera su contraparte. Calvino comenta: «El varón es sólo la mitad de su cuerpo, y lo mismo ocurre con la mujer». Dios nos ha creado de tal manera, que en el matrimonio el hombre complementa a la mujer y la mujer complementa al hombre. Además, el hombre y la mujer han sido creados con necesidades sexuales que son satisfechas en el matrimonio que Dios instituyó. Por eso, la esposa tiene autoridad sobre el cuerpo de su esposo, y el esposo tiene autoridad sobre el cuerpo de su esposa.
Si Dios creó al varón y a la hembra, si los creó como seres sexuales, si en el matrimonio les dio autoridad sobre el cuerpo de cada cónyuge y si Dios mismo instituyó el matrimonio, entonces la abstinencia permanente y obligada es contraria a los planes de Dios. En suma, cuando el compañero defrauda a su pareja está violando una ordenanza de la creación (Gn. 1:28; 2:24) y en lugar de ser más espiritual, se convierte en más pecaminoso.
VERSO 6 Y 7
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6.Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento. 7.Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
TLA
6. Por supuesto, les estoy dando un consejo, no una orden. 7-8 Yo preferiría que tanto los solteros como las viudas se quedaran sin casarse; pero a cada uno Dios le ha dado capacidades distintas. Unos hacen esto, y otros aquello.
La primera palabra es pero, una conjunción adversativa que pensamos se conecta con «… os privéis … por mutuo consentimiento …» (v. 5b). Esto es, el versículo 6 debe ligarse con el versículo precedente y no con toda la sección de los versículos 2–5. Pablo no afirma que el matrimonio sea una concesión. Más bien tolera la abstinencia temporal cuando tiene la aprobación de ambos cónyuges. Con el pronombre demostrativo esto no se refiere al matrimonio, sino a la excepción a la regla de los derechos matrimoniales (v. 5b). Para Pablo la norma es el matrimonio donde se honran los derechos de cada cónyuge.
A la luz del siguiente versículo (v. 7), el término concesión se refiere a la abstinencia que Pablo permite que los cónyuges observen temporalmente. Pero rehúsa convertir esta concesión en un mandamiento. Aunque Pablo mismo ha recibido el don de la abstinencia, no lo impone a nadie que no lo tenga.
7. Me gustaría que todos los hombres fuesen como yo. Sin embargo, cada uno ha recibido su propio don de Dios, uno recibió este don, otro aquel don.
a. «Me gustaría que todos los hombres fuesen como yo». Pablo expresa un deseo genuino y no una aspiración improbable. ¿Pero a qué se refiere? ¿Está promoviendo el celibato en lugar del matrimonio? De ninguna manera. Pablo enseña que, aunque el matrimonio es bueno y recomendable porque Dios lo instituyó, no todos deberían casarse. Algunos se han casado y ahora están separados, divorciados o viudos.
La pregunta sobre si Pablo alguna vez estuvo casado en intrigante. «Para que alguien fuese ordenado rabino, la ley requería que el candidato fuese casado; si Pablo era ordenado, entonces estuvo casado». Los rabinos enseñaban que todos los judíos debían casarse para procrear.18 Los padres de la iglesia debatieron largamente esta pregunta, especialmente a la luz del conocimiento tan acabado que tenía del matrimonio. Si Pablo estaba casado cuando vivía en Jerusalén, ¿se separaría de su esposa cuando se convirtió al cristianismo? Su esposa podría haber seguido fiel al judaísmo. Cualquiera haya sido la historia personal de Pablo, sabemos que cuando escribió 1 Corintios vivía como célibe.
b. «Sin embargo, cada uno ha recibido su propio don de Dios, uno recibió este don, otro aquel don». El matrimonio fue ordenado por Dios para la procreación y la realización personal de los cónyuges. Cuando Dios quita de una persona la necesidad del matrimonio, también lo dota del don de continencia. Pablo recibió este don del Señor y así podía regocijarse en su condición. Pero estaba bien consciente de que no todos recibían este beneficio. El que no ha recibido el don de continencia hace bien en casarse (véase el v. 9; Mt. 19:11, 12).
La palabra griega carisma apunta a los dones espirituales como la fe, las sanidades, los milagros, la profecía, el hablar en lenguas o el interpretarlas (véase 12:9–11; Ro. 12:6). En este pasaje, Pablo no habla de ninguno de estos dones, más bien se refiere a su propio don de continencia. En cuanto al celibato, se le había dado la gracia de la continencia. Esto no quiere decir que la persona que no se puede contener y en lugar de ello se casa, recibe el don especial de casarse. Pablo no está prescribiendo una ley o mandamiento. Cada uno debe de decidir por sí mismo.
Por último, no debemos calificar a Pablo como si fuera un asceta que se gloría en el celibato y denigra el matrimonio. No es el caso, porque habla con elocuencia de las intimidades de la sexualidad y el matrimonio. Es moderado en las palabras que usa pero abiertamente expresa su opinión. Pablo apoya el matrimonio, anima a la gente a que se case y enseña que el matrimonio llena las necesidades que Dios ha creado en el ser humano. Sin embargo, a los que tienen el don de abstenerse les recomienda que se queden solteros como él.
VERSO 8 AL 9
SOLTEROS Y LAS VIUDAS
8.Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo;
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8. Así que les digo a los solteros y a las viudas: es mejor quedarse sin casar, tal como yo;
a. Categorías. ¿Está indicando Pablo dos categorías separadas o la palabra solteros quiere decir viudos? Si se refiere a esto último, entonces está pensando en hombres y mujeres que han perdido a su pareja. En el griego, Pablo usa el género masculino para los solteros y el femenino para las viudas. Pero en el contexto de este capítulo particular, el término solteros apunta a esposas que se han separado de su esposo (v. 11), a hombres (v. 32) y a mujeres (v. 34). «Este término incluye a quienes nunca se han casado y a quienes habiéndose casado ahora no lo están».
Si aceptamos la interpretación más amplia, entonces el texto contiene una redundancia. La viuda es una persona que una vez estuvo casada, pero que al presente no lo está, lo que la colocaría en el primer grupo. ¿Acaso no hubiera sido mejor agrupar a todos en una sola categoría o hablar de viudos y viudas? Nos parece que no. Las viudas pertenecían a una clase especial. La iglesia las ayudaba en sus necesidades económicas y se les asignaba ciertos ministerios en la iglesia (1 Ti. 5:3–16). Por otro lado, Pablo exhorta a las viudas jóvenes a que se vuelvan a casar, tengan niños y sean amas de casa (1 Ti. 5:14). De esta forma estarán contentas de cumplir con su llamado natural.
Los no casados son aquí una clase que incluye a los viudos y a los solteros, separados y divorciados, sean hombres o mujeres. Pablo les aconseja a ellos y a las viudas que se queden como él es, soltero. Refuerza su consejo diciendo que es bueno que se queden así. Sin embargo, ya indicó que el matrimonio es aconsejable (vv. 2–5). Pablo es muy realista al aconsejar a los solteros que no tienen el don de la continencia. Hasta se puede decir que es descriptivo, pues dice:
VERSO 9
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9.pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
9. Pero si no tienen dominio propio, que se casen, porque es mejor casarse que estar ardiendo por el deseo sexual.
b. La pasión. «Si no tienen dominio propio, que se casen». Pablo entiende muy bien la naturaleza humana y ofrece una recomendación sensata. Ya habló de la incontinencia (v. 5); ahora vuelve a plantear de que algunos no tienen dominio propio. Por eso les ofrece la solución que Dios ha instituido: «que se casen». No hay reproche, no los descalifica por no poder contenerse, no dice que sea un pecado. Por el contrario, para evitar que caigan en pecado es que les recomienda el matrimonio. Que se casen, para que así vivan vidas honorables y puras.
«Porque es mejor casarse que estar ardiendo por el deseo sexual». El griego sólo registra el verbo pyrousthai (=quemarse), pero el contexto demanda añadir la idea de por el deseo sexual. Los traductores saben que por sí mismo el verbo está incompleto y que exige una explicación. Los rabinos del Talmud y los eruditos desde el tercer siglo hasta la fecha han interpretado este verbo como si se refiriera al infierno. Toman el verbo como si indicara el justo castigo de Dios sobre los pecadores que persisten en violar las normas morales. A mí me parece que Pablo habla más bien de estar quemándose de deseo sexual. El entendimiento común del verbo quemarse en este contexto se relaciona a la incontinencia.
Pablo es discreto pero a la vez franco en la discusión de este delicado problema. No dice todo lo que tiene que decir para dejar que el lector lea entre líneas lo que es obvio. Por ejemplo, les dice a los esposos y esposas de que no se nieguen el uno al otro (v. 5), pero deja que el lector complete la idea. Al decir que es mejor casarse que quemarse, invita al lector a completar la oración. En este versículo, enseña que la solución para la incontinencia es el matrimonio y exhorta a los solteros a que se casen (v. 9). Para Pablo el matrimonio es el contexto dentro de cual los cónyuges encuentran la satisfacción a sus deseos sexuales.
Al usar el comparativo mejor, Pablo afirma que el matrimonio es superior a la condición que describe como estarse quemando. Pablo dice que uno debe casarse de una vez, para así evitar estar luchando con deseos continuos. Pero su consejo no cubre todas las situaciones. G.G. Findlay observa astutamente, «Es mejor casarse que quemarse, pero si el matrimonio no es posible, es infinitamente mejor quemarse que pecar».
Consideraciones prácticas en 7:8–9
Pablo demuestra su profundo entendimiento de la naturaleza humana al tratar con delicadeza un tema que por lo general causa vergüenza. Entiende muy bien las características sexuales que Dios ha puesto en el hombre y la mujer. Dios creó a Adán y a Eva y a sus descendientes con necesidades sexuales que son satisfechas en el matrimonio. Por esto, Pablo aconseja a sus lectores que acepten el matrimonio como la forma en que Dios provee para sus necesidades. Dentro del contexto del matrimonio, los cónyuges satisfacen sus necesidades. A la inversa, todo el que no ha recibido el don de la continencia y trata de contenerse sufre una agonía emocional innecesaria. Además, esta persona también se acarrea el problema espiritual de tener que cargar con el peso del pecado y la culpa de su incontinencia.
Si como Dios prescribe, las necesidades sexuales se satisfacen en el matrimonio, la persona goza de una vida equilibrada de felicidad, quedando libre de culpa y remordimiento por pecados sexuales. En definitiva, Pablo apoya el matrimonio e instruye a la gente que carece de dominio propio a que gocen la satisfacción sexual que les brinda la vida marital.