¿Por qué la navidad es idea de Dios?
Enseñar que es lo que importa en Navidad. Apliquen la esperanza en las promesas de Dios.
(del latín, nativĭtas; literalmente, “nacimiento”).
La Navidad se celebra tradicionalmente en Occidente el 25 de diciembre; esta fecha probablemente fue determinada de mediados a finales del siglo IV. Algunos grupos, siguiendo el antiguo calendario juliano, guardaban el feriado el 25 de diciembre de ese calendario, lo cual corresponde al 7 de enero en el calendario gregoriano.
Para finales del siglo IV, la Navidad había comenzado a surgir como un feriado por derecho propio, aunque en sus primeras etapas era más un preludio de la celebración mejor establecida de la Epifanía (Kelly, Origins, 69–71). Estas fiestas permanecen relacionadas en las tradiciones orientales y occidentales, y la temporada navideña todavía marca el comienzo de la Epifanía. Sin embargo, a partir del siglo IX, posiblemente como resultado de la coronación del emperador Carlomagno el día de Navidad en el 800 D.C., la celebración de la Navidad se hizo más notoria, distinguida y pública en Occidente (Murray, “Medieval”, 31–39). Gran parte de lo que hoy se ha convertido en parte de las imágenes comunes de Navidad (por ejemplo, Papá Noel y los árboles de Navidad) se originó en la era moderna temprana, con algunas tradiciones emergiendo tan tarde como el siglo XIX.
Y veamos ¿porque la navidad es idea de Dios?
I. La Navidad es producto del Espíritu Santo. Mt 1:18-20
Génesis 1078 es el término griego que aquí se traduce nacimiento (1:18) y se refiere al comienzo de algo radicalmente nuevo. Mateo establece dos hechos de suma importancia: Jesucristo nació de la virgen María, habiendo sido concebido por el poder del Espíritu Santo
implicaba más obligación que la mayoría de los compromisos de hoy, y normalmente iba acompañado del pago por parte del novio, de al menos una parte del precio establecido para la novia. El compromiso, que normalmente duraba un año, significaba que la novia y el novio estaban prometidos el uno al otro pero aún no habían consumado el matrimonio; en consecuencia, cualquier relación íntima con otra persona se consideraba adulterio (Deut. 22:23–27). Para establecer los compromisos judíos eran necesarios dos testigos, el mutuo consentimiento (por lo general) y la declaración del novio (en los compromisos romanos, el solo consentimiento era suficiente). Aunque los anillos fueron utilizados en el mundo romano, no es claro si es que los judíos de Palestina los utilizaron en este período.
María quizá tendría entre doce y catorce años (dieciséis como máximo), y José quizá entre dieciocho y veinte. Sus padres probablemente concertaron su matrimonio, con el consentimiento de María y José. La privacidad entre personas comprometidas era permitida en Judea pero aparentemente desaprobada en Galilea, por lo que María y José bien pueden no haber tenido ningún momento para estar a solas hasta entonces.
Bajo las leyes del AT, el castigo por adulterio era morir apedreado, y el castigo se aplicaba también a la infidelidad durante el compromiso (Deut. 22:23, 24).
El origen divino se establece principalmente por dos expresiones: concebido del Espíritu Santo (1:18, 20b)
II. La Navidad trae propósito de Salvación. Mt 1:21
Es siempre Dios, solamente Dios, quien en su Hijo y por medio de él, salva a su pueblo. Aunque algunos confían en carros, y otros en caballos (Sal. 20:7), en la fortaleza física, el conocimiento, la reputación, el prestigio, la posición, la maquinaria magnifícente e impresionante, los amigos influyentes y los generales intrépidos, ninguna de estas cosas, operando solas o en conjunto con todas las demás, puede librar al hombre de su enemigo principal, el enemigo que poco a poco lo está destruyendo en su mismo corazón, a saber, el pecado; o como aquí, pecados, los de pensamiento, de palabra y de hecho; los de omisión y de comisión y de disposición interior: todas aquellas diversas maneras en que el hombre “yerra el blanco”, es decir, la gloria de Dios. Limpiar corazones y vidas requiere nada menos que la muerte redentora de Jesús y el poder santificador de su Espíritu.
El Espíritu es el Creador del mundo y el Dador de la vida. Así que en Jesús vino al mundo el poder vivificador y creador de Dios. Ese poder, que convirtió en orden el caos primigenio, ha venido a traer orden a nuestra desordenada vida. Ese poder, que alentó vida donde antes no la había, ha venido a alentar vida en nuestra debilidad y frustración. Podríamos decir realmente que no estamos vivos de veras hasta que Jesús entra en nuestras vidas.
III. La Navidad es el cumplimiento de las promesas de Dios. Mt 1:22-23
Una conducta justa
1:19, 20
Introducción: En el caso de José y María, encontramos un ejemplo de una conducta justa.
I. Es la actitud que surge de la comprensión.
1. Cuando no hay espíritu vengativo.
2. Cuando no existen intenciones de dañar.
3. Cuando no se desea desacreditar a una persona.
II. Es un comportamiento que surge de la madurez espiritual.
1. De alguien que está en estrecha relación con Dios.
2. De quien sin comprenderlo todo puede soportarlo todo.
3. De alguien que no busca soluciones humanas sino las que provienen de Dios.
III. Es la serie de actos por la que se obedece al Señor.
1. Mantiene las relaciones personales a pesar de las desaveniencias e incomprensiones.
2. Actúa con valentía de acuerdo con la revelación del Señor.
3. Resulta en edificación espiritual.
Conclusión: La conducta justa es la que busca el bien de los demás en obediencia al Señor.