Como Terminar con las Guerras
Intro
La guerra es una realidad, a pesar de los tratados, las organizaciones para la paz mundial y la amenaza de la bomba atómica. No sólo existen guerras entre naciones, sino también las hay en casi todos los niveles de la vida. ¡Hasta hay guerras de precios entre comerciantes!
En este párrafo Santiago trata este tema importante de la guerra; y declara que hay tres clases de guerras en este mundo; además explica cómo terminar con ellas.
Guerra Entre Creyentes
Guerra por Distincion Social
Guerra en las Iglesias
Guerras por Cuestiones Personales
Es triste ver a los creyentes luchando uno contra otro, pastor contra pastor, iglesia contra iglesia, denominación contra denominación. El mundo observa estas guerras y exclama: “¡Mírenlos cómo se odian unos a otros!” Por esta razón, Jesús oró: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:21).
Guerras Internas
La esencia del pecado es el egoísmo. Eva desobedeció a Dios porque quería comer del árbol y llegar a ser como Dios. Abraham mintió respecto a su esposa porque quería salvar su propia vida (Génesis 12:10–20). Acán causó la derrota de Israel porque siendo egoísta tomó el botín prohibido (Josué 7). “Cada cual se apartó por su camino” (Isaías 53:6).
Con frecuencia disfrazamos nuestras disputas religiosas bajo el velo de “espiritualidad”. Somos como Aarón y María quienes se quejaron contra la esposa de Moisés cuando en realidad tenían envidia de la autoridad de Moisés (Números 12)
O somos como Santiago y Juan quienes pidieron tronos especiales en el reino futuro, cuando en realidad buscamos reconocimiento ahora (Marcos 10:35–45). En ambos casos, el resultado del deseo egoísta fue el castigo y la división entre el pueblo de Dios. El pecado de María detuvo la marcha de Israel por una semana.
Guerra contra Dios
El Mundo
Al decir “el mundo” Santiago se refiere, por supuesto, a la sociedad humana sin Dios. Todo el sistema de cosas en esta sociedad es anti Cristo y anti Dios. Abraham fue el amigo de Dios (Santiago 2:23); Lot fue el amigo del mundo. A Lot le llevaron prisionero de guerra, y Abraham tuvo que rescatarlo (Génesis 14).
El mundo es enemigo de Dios, y el que desee ser amigo del mundo no puede ser amigo de Dios. Tampoco puede serlo si vive para la carne, como Santiago lo muestra enseguida
La Carne
Vivir para agradar la vieja naturaleza equivale declararle guerra a Dios. “Por cuanto la mente carnal es enemistad contra Dios” (Romanos 8:7).