LA OFRENDA DE LA VIUDA

Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 5,369 views

Enseñanza acerca de la necesidad de entender que debemos ofrendar, que podemos darle a Dios nuestras migajas, y que solo damos de lo que previamente hemos recibido de Él, pues no somos dueños de nada.

Notes
Transcript

INTRODUCCIÓN:

Amados hermanos buenos días. A todos los que están escuchando o viendo esta enseñanza quiero saludarlos en el amor del Señor desde sus casas; así también a todos los que estamos aquí. Por la misericordia infinita de Dios, puedo hoy compartirles este sermón.
Es mi oración por todos ustedes y por mí, que Dios use está enseñanza para que nuestros corazones sean fuertemente conmovidos, sean exhortados por medio de Su Palabra, y del Espíritu Santo.
Hoy quiero compartirles la enseñanza, que titule: LA OFRENDA DE LA VIUDA.
Como ustedes saben, la situación económica de nuestra iglesia local con respecto a las ofrendas y la parte económica, no es que este mal, sino que sabemos que se encuentra en una situación un poco tensa; los ahorros se han agotado, ahorarros que por años se mantuvieron y que de alguna manera nos daban un poco de tranquilidad en esa área financiera, y ahora que se han agotado, nos empezamos a inquietar un poco ¿verdad?
Ahora, por un lago pienso que eso es bueno, porque nos ayuda a aprender a depender más de nuestro Dios, y no de un dinero que tenemos ahí ahorrado, que es bueno preveerlo claramente, pero que en ocasiones nos puede llegar a poner la confianza en esos recursos materiales, y no tener una confianza total en el Dios dueño de todos los recursos materiales sobre la tierra. También es bueno que suceda esto, porque nos mueve a nosotros a entender que necesitamos ser más fieles a Dios, que necesitamos darle a Él un poco de todas las innumerables bendiciones que a diario Él nos da a nosotros, y también que debemos apropiarnos más de esta congregación que Él nos ha entregado, pues solo somos mayordomos y daremos cuentas a Él de qué hicimos con esta congregación, de que tan diligentes fuimos con los dones que nos entregó, y que tan buenos mayordomos fuimos del dinero y los bienes que Él nos dio para con Su iglesia, los pobres, huérfanos, necesitados y seres amados.
Vamos a hablar acerca de las ofrendas. Y probablemente todos hemos escuchado y leído acerca de este pasaje. Lo encontramos en Mar 12.41-44 y también en Luc 21.1-4. Pero antes de leer los versículos, quise que veamos estos pasajes más allá de lo que simplemente dice el texto. Por un momento, quiero que cada uno de ustedes se ponga en el papel, en la realidad de lo que era ser una viuda en la época del primer siglo.
Vamos con la lectura. Dice Mar 12.41-44.
Marcos 12:41–44 LBLA
41 Jesús se sentó frente al arca del tesoro, y observaba cómo la multitud echaba dinero en el arca del tesoro; y muchos ricos echaban grandes cantidades. 42 Y llegó una viuda pobre y echó dos pequeñas monedas de cobre, o sea, un cuadrante. 43 Y llamando a sus discípulos, les dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos los contribuyentes al tesoro; 44 porque todos ellos echaron de lo que les sobra, pero ella, de su pobreza echó todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir.
Lucas 21:1–4 LBLA
1 Levantando Jesús la vista, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca del tesoro. 2 Y vio también a una viuda pobre que echaba allí dos pequeñas monedas de cobre; 3 y dijo: En verdad os digo, que esta viuda tan pobre echó más que todos ellos; 4 porque todos ellos echaron en la ofrenda de lo que les sobraba, pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para vivir.

I. ¿QUIÉN ES LA VIUDAD?:

Como dije hace un momento. Cada uno de los que están escuchando o viendo esta enseñanza, por un momento dejen de hacer lo que está haciendo!!! SÍ!!! TÚ HERMANO, O HERMANA y nosotros los que estamos aquí prestemos suma atención.
Por favor para por un momento y piensa por un instante lo que era ser una viuda en esa época de la historia.
Una viuda era una mujer que no sólo perdía a su marido, sino que también ella perdía su posición social, quedaba marginada socialmente de la comunidad y carecía gravemente de un sustento diario. Y esto ocurría debido a que las mujeres, en esta época llegaban a ser consideradas una propiedad del hombre y ellas, por lo tanto, dependían totalmente de su marido para su sostenimiento diario.
Ahora, aunque Dios en la ley mosaica estableció varias ordenanzas para ayudar y proteger a las viudas, lamentablemente esto no ocurrió. Dios, como lo vemos desde la creación, hizo al hombre y a la mujer a Su imagen y semejanza. Los hizo co-iguales, no había superioridad; pero debido al pecado de Eva, ahora la mujer debía sujetarse al deseo de Su marido. Lo triste, es que esto no implicaba que el hombre debía tratar como un objeto a su esposa, o como un medio sólo para conservar su linaje, o como una esclava en su casa que tenía que hacer todo lo que él quisiera. De ninguna manera, está sujeción era simplemente un rol de autoridad que Dios estableció y el hombre, o el marido, debía amar a su esposa, y debía honrarla. Pero esto no ocurrió así. Desde el A.T el esposo trato siempre a su esposa como una cosa, no le daba valor y debido a que él era quien proveía para el hogar, entonces la esposa dependía totalmente del marido.
Ahora, con esto en mente, pensemos por un momento lo que implicaba que el esposo de una mujer muriera. Esto era una condición precaria, de pobreza, donde la única esperanza que tenía la viuda era tener hijos varones que tuvieran edad para trabajar y así sustentarla. Las viudas eran parte del grupo de personas que Dios considero como los más vulnerables, junto con los huérfanos, pobres/mendigos y extranjeros. Y aunque Dios, dio leyes al pueblo para que los protegieran, cuidaran y sustentarán, como por ejemplo que en el momento de la cosecha de un cultivo, los agricultores no debían recoger las espigas o frutos que se caían en el suelo, para que después las viudas, huérfanos o pobres pudieran recogerlos y así comer; o por ejemplo también cuando en una familia habían dos hermanos, y uno de ellos al morir, dejaba a su esposa sin hijos, el otro hermano debía casarse y tomar a su cuñada para darle heredad a su hermano, así como también para protegerla, cuidarla y sustentarla. Sin embargo, en la realidad estas cosas no ocurrieron. Socialmente la viudez era considerada una desgracia y una vergüenza, al igual que ser estéril. En muchas ocasiones Dios castigo al pueblo de Israel, porque éstos cometieron injusticias contra los pobres, huérfanos y viudas.
Este era el contexto social, económico y cultural de una viuda en la época de Cristo. Piensa por un momento lo que era vivir en esa condición, sin tener como trabajar, sin tener con que comer; siendo rechazada por la sociedad, por los hombres, llegando en esa condición a la mendicidad e incluso tener que llegar a la prostitución para poder alimentarse o medio vivir.
Ahora, quise dar este contexto, para que podamos entender sobre quién está hablando aquí el Señor Jesús. Que podamos ver sus acciones y también como Cristo, termino alabándola y poniéndola de ejemplo con respecto al tema de esta semana, que es las Ofrendas.

II. SUS ACCIONES:

Ya vimos quién es la viuda, ahora veamos sus acciones.
La viuda simplemente se acerco al arca del tesoro que estaba en el templo y deposito dos pequeñas monedas de cobre, o un cuadrante. Esta cantidad de dinero, tenía el valor más mínimo que podían tener las monedas en este tiempo. Y por un momento quiero que equiparemos este valor con nuestra era actual.
En esa época, el trabajo de un jornal diario se pagaba con una moneda que se llama denario. El denario era el salario o pago que recibía un trabajador por un día de jornal. Ahora, una moneda de cobre equivalía a 1/128a parte de un denario. En otras palabras, una moneda de cobre equivalía al 0,7% de lo que costaba un día de trabajo. Imaginénse hermanos, ni siquiera llegaba al 1% de lo que valía un día de trabajo. El pasaje nos dice que fueron 2 monedas de cobre, lo que en realidad equivale al 1,5% del valor de un día de trabajo. En Colombia, un día de trabajo con el salario mínimo y el subsidio de transporte equivale a $37.239, y de un día de trabajo, el 1,5% son $558 pesos.
Ahora, el punto central no es la cantidad que la viuda depositó en el arca de las ofrendas. Sino realmente la disposición de su corazón para dar. En el versículo 44, leemos que “ella, de su pobreza, echó TODO lo que poseía, TODO lo que tenía para vivir.
Quiero que consideremos algunas aplicaciones aquí de estas acciones de la viuda.

III. APLICACIONES:

La viuda no le dio a Dios lo que le sobraba: en ocasiones nosotros le damos a Dios de nuestras sobras. Algunos no llevan un presupuesto de sus gastos y dan una ofrenda a la iglesia de lo que les sobra. Si lo estás haciendo así, hermano o hermana, estás actuando igual que los fariseos. Dios no quiere esto, Dios nos dice que según como hemos prosperado en los negocios, o en los ingresos de nuestro trabajo, debemos apartar lo que vamos a ofrendar a Dios. Los que hacen un presupuesto mensual de sus gastos, deben anotar como prioridad número uno, la ofrenda para la iglesia.
La viuda ofrendo a Dios todo lo que ella poseía, incluso lo que le quedaba para vivir: y aquí reflexiono hermanos, en la situación actual por la que estamos pasando muchos de nosotros. Algunos no tenemos empleo, algunos se les están agotando los ahorros, otros posiblemente no tienen que comer o hacer un mercado o pagar los servicios hoy o mañana, o la otra semana, o el otro mes. Y aún lo poco que nos queda, lo estamos guardando para nuestro sustento. Pero, el proceder de la viuda es completamente opuesto al nuestro. Ella dio aún lo poco que le quedaba para vivir. Y esto es tremendamente exhortante para mí.
La viuda tenía absoluta confianza en Dios: para ella haber dado TODO lo que poseía, TODO lo que tenía para vivir, es porque realmente confiaba en Dios. Vemos que la actitud de la viuda no fue de duda, no fue de intranquilidad o tal vez sentirse preocupada porque más tarde no iba a tener nada que comer. Ella simplemente dio TODO porque su fe, su confianza y su dependencia estaban en el Dios que había prometido protegerla, cuidarla y sustentarla.
Woww, hasta este punto hermanos, quedo sin palabras. Realmente les confieso que le tengo que pedir perdón a mi Señor, porque en algunas ocasiones le llegue a dar de lo que me sobraba, y ahora que tengo trabajo, no le estoy dando a Dios TODO lo que tengo, no estoy confiando plenamente en Él como lo hizo esta mujer viuda.

CONCLUSIONES:

Mi exhortación hermanos es esta: no sé cuál es tu condición hoy, no sé si tienes empleo, o estás sin empleo, o tienes algún ingreso de vez en cuando. No sé si tienes para pagar arriendo o servicios o comprar mercado para hoy, mañana, la otra semana o el otro mes; no lo sé. Pero Dios sí lo sabe, y quiero animarte, quiero exhortarte amado hermano y hermana, a que medites en esta enseñanza, y veas cuál era la condición de esta viuda y lo que ella hizo; porque si ella aún en las condiciones tan frágiles e indefensas en las que vivía social, cultural y económicamente le dio a Dios una ofrenda, cuanto más nosotros estamos llamados a hacer lo mismo, aún cuando no estamos viviendo en la misma condición de esta mujer.
Y sí hoy decides en tu corazón dar una ofrenda a Dios, hazlo como ella lo hizo: da, no de lo que te sobra; da, aún de lo poco que tienes para vivir; y da, con la absoluta confianza y dependencia en que Dios va a proveer las necesidades tuyas y las de tu de familia, porque Fiel es el que prometio. Y Él ha prometido suplir nuestras TODAS nuestras
necesidades si lo buscamos primeramente.
Para terminar, quiero leer esta pequeña historia, que tiene que ver con nuestro tema de hoy:

Cuenta una leyenda que un hombre encontró el almacén donde Satanás guardaba las semillas que esparcía en los corazones humanos. La semilla que más abundaba era la semilla del desaliento. Parece ser que ésta crecía con más facilidad que ninguna otra, y en todas partes. Cuando preguntó a Satanás si existía un lugar donde esta semilla no podía crecer, éste admitió malhumorado que sí. Hay un lugar donde esta semilla fracasaba.

–«¿Dónde? Esta semilla no germina en el corazón de las personas agradecidas.»

¿No nos recuerda esto aquel pasaje de los 10 leprosos que fueron limpiados? ¿Y no nos entristece que solamente uno supo agradecer aquel inmenso favor?

Y este pasaje lo encontramos en:
Lucas 17:11–19 LBLA
11 Y aconteció que mientras iba camino a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea, 12 y al entrar en cierta aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia, 13 y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro! ¡Ten misericordia de nosotros! 14 Cuando Él los vio, les dijo: Id y mostraos a los sacerdotes. Y sucedió que mientras iban, quedaron limpios. 15 Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, se volvió glorificando a Dios en alta voz. 16 Y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias; y este era samaritano. 17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No fueron diez los que quedaron limpios? Y los otros nueve … ¿dónde están? 18 ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero? 19 Y le dijo: Levántate y vete; tu fe te ha sanado.
Oremos hermanos...
Related Media
See more
Related Sermons
See more