Una falsa devoción

“Malaquias 1:7-8 En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable.Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.”

Introducción

Los judíos que habían retornado del cautiverio debían re-establecer el culto a Dios.

Después de 70 años la mayoría de los que fueron llevados en cautiverio habían muerto, la nueva generación conocía poco las costumbres y lengua Hebrea.

Fue necesario que el sacerdote Esdras (Nehemias 8) tradujera y explicara la ley, restaurara el culto a Dios, los sacrificios, la adoración y las ofrendas.

Pero los judíos no se interesaron en conocer a su Dios y ofrecerle culto y adoración con Él se lo merece. Ellos anteponían sus gustos, conveniencias y opiniones a lo establecido por Dios en la ley.

Por tal motivo Dios levanta al profeta Malaquias para hacerles ver que su culto y adoración no eran aceptas.

La negligencia

Los judíos pretendían rendir culto a Dios pero lo hacían a su manera conforme a su conveniencia. “Malaquias 1:7 “En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable.”

Su adoración era corrupta, profana contaminada. El culto que ofrecían era sin voluntad, sin devoción, solamente para aparentar, no estaban interesados en darle lo mejor de ellos a su Dios.

Pero sus ofrendas eran primeramente contaminada por su mala actitud, pues se les acusa de tratar a Dios con desprecio.

Dios los reprende diciendo que es más honesto no ofrecerle nada, pues sería mejor cerrar la puerta del templo (Malaquias 1:10)

La grandeza de Dios

El ser humano teme perder su fortuna, la salud, las amistades, los placeres, pero no teme perder su comunión con Dios.

Dios le declara a los judíos: “Malaquias 1:11 Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.”

Nuestro Dios es el único que tiene poder para bendecir o maldecir, dar vida o quitarla, dar paz o aflicción, por lo tanto es a Él a quien debemos agradar, temer, rendir culto y ofrecerle lo mejor de nosotros para que no seamos victimas de sus juicios.

Desprecian la mesa

v.7 ¿En qué te hemos deshonrado?

“Malaquias 1:12 Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable.”

Para los judíos la mesa era el altar donde se presentaban los sacrificios a Dios, la actitud de los sacerdotes era despreciable, presentaban su servicio de mala gana sin reconocer la grandeza de su Dios.

La cruz donde Cristo entregó su vida representa ese altar de sacrificios, y la mesa que nosotros participamos nos hace recordar ese sacrificio de amor.

No podemos presentarnos delante de Dios con desprecio a su sacrificio, pues estaremos considerando inmunda la sangre de Cristo. “Hebreos 10:29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”

Hay un día en el que debemos dedicarle al Señor, dedícaselo a Él, es muy importante darle lo mejor de nosotros al Señor, cuidar de agradar a Él, pues es más importante que nuestras riquezas, amistades y parientes, ellos no pueden salvarnos pero Dios si.

No desprecies la mesa del Señor, preséntate con humildad y temor, no sea que la ira del Señor se encienda sobre ti y luego te pregunte por qué. “1 Corintios 11:29-30 “Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.”

Conclusión

El Señor envía su Palabra a tiempo para que recapacitemos y nos volvamos a Él.

“Malaquías 4:5-6 He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.”

Dios no castigará al impío, al rebelde y al irrespetuoso sin antes advertirle, sin antes hacerle ver su falta con la intención de que se arrepienta y rectifique sus pasos.

También una promesa gloriosa para aquellos que atienden fielmente y con devoción el culto a su Dios.

“Malaquías 4:2 Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.”