¿Cuándo vamos a construir?
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Introducción
Introducción
Hay algo especial sobre estar en casa, donde todo encaja perfectamente. Estamos rodeados de personas que amamos y en quienes confiamos hay un sentir de estabilidad y seguridad y mientras que algunas personas tienen la oportunidad de experimentar esta clase de hogar, muchos no la tienen, otros pueden incluso
ser obligados a abandonar su hogar y vivir en una tierra ajena a esto le llamamos estar exiliado.
*Mostrar panorama bíblico hasta el exilio.
Contexto: El profeta Hageo (y también Zacarías, Esdras 5:1-2) le habló al pueblo de Jerusalén durante la era persa postexílica, en el segundo año del reinado de Darío (520 a.C.). Años antes, el rey persa Ciro había permitido que los judíos regresaran a Jerusalén (539 a.C. Esd. 6:1-5), pero solamente alrededor de 50.000 hicieron el viaje de regreso desde Babilonia (Esd. 1-2). Trataron de reconstruir el templo bajo el liderazgo del sumo sacerdote Jesúa y del gobernador Zorobabel, pero cuando los judíos rechazaron la ayuda de la gente local en Palestina, los persas detuvieron la construcción del templo (Esd. 3-4) (Gary V. Smith).
Esta situación desalentadora continuó hasta e segundo año de Darío, cuando Hageo y Zacarías animaron al pueblo a hacer la reconstrucción del templo una prioridad.
Cita bíblica: Hageo 1:1-2
En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.
Es en el año 520 a.C. donde estamos situados, Hageo se encarga de hablar a los líderes del pueblo, el gobernador Zorobabel y Josué el sumo sacerdote. Los líderes debían primero ser convencidos para responder a la pregunta ¿Cuándo vamos a construir? porque el pueblo se encontraba en una situación ajena a lo que Dios quería. Veamos cuál era su condición.
I. Habían perdido la fe en el pacto de Dios
I. Habían perdido la fe en el pacto de Dios
La frase “no ha llegado aún el tiempo” presenta un espíritu de apatía y derrotismo que se había apoderado de la gente. Era de esperarse después de haber pasado por un cautiverio de 70 años en Babilonia, después de haber pasado por tanto dolor en aquel lugar. Su fe había sido debilitada. Su confianza había sido alejada. El pueblo mismo decía que aún no era el tiempo de reconstruir la casa de Jehová.
El templo no sólo representaba el primer lugar en la vida del pueblo, sino la centralidad de la presencia de Dios en el pueblo. El problema sobre la reconstrucción del templo no era la oposición externa que había, como se encuentra en Esdras 4:4. El problema no era externo, sino interno, el corazón del pueblo se había enfriado y no estaban dando prioridad a la presencia de Dios en ellos.
¿Cuál era la importancia de reconstruir el templo? era evidencia que el pacto de Dios seguía vigente y que sus propósitos de redención no se habían dejado de lado.
II. Habían perdido el deseo de encontrarse con Dios en el presente
II. Habían perdido el deseo de encontrarse con Dios en el presente
La tragedia del exilio solo fue, en parte, la eliminación de las personas de la tierra y la destrucción de la ciudad y del templo. La verdadera tragedia fue que la gloria de Dios dejó de morar en aquel lugar. Sin la gloria de Dios el lugar no sería santificado y no habrá bendiciones. Se habían olvidado de las bendiciones de estar en la presencia del Señor. Estaban lejanos a Dios. La voz profética de Hageo es una señal de que el Señor sigue teniendo propósitos de gracia, pero, para poder disfrutar de ellos, su pueblo tiene que preparar un lugar para él.
III. No tenían visión de futuro
III. No tenían visión de futuro
El pueblo estaba esperando para construir el templo en un momento conveniente, el cual decían que aún no había llegado. Había sido erigido el altar y se desarrollaba un ritual sencillo. Por el momento consideraban suficiente esto. Un altar rodeado por escombros de una construcción inacabada. Como veremos más adelante. La preocupación estaba más en construir para sí mismos que construir para el Señor (Hag 1:4).
Conclusión
Conclusión
En medio de las presiones de tiempo, energía y compromiso, es fácil perder de vista lo que es importante. Los urgente se hace, pero lo importante espera. Cuando las prioridades salen de linea, los seres queridos se dan por sentado, las responsabilidades espirituales son ignoradas y las excusas se multiplican. Las personas que quieren ser el pueblo de Dios no pueden poner sus deseos y comodidades por encima de la gloria de Dios (Gary V. Smith) (Lc. 12:29-31).