Sermon Tone Analysis
Overall tone of the sermon
This automated analysis scores the text on the likely presence of emotional, language, and social tones. There are no right or wrong scores; this is just an indication of tones readers or listeners may pick up from the text.
A score of 0.5 or higher indicates the tone is likely present.
Emotion Tone
Anger
0.09UNLIKELY
Disgust
0.11UNLIKELY
Fear
0.11UNLIKELY
Joy
0.24UNLIKELY
Sadness
0.17UNLIKELY
Language Tone
Analytical
0UNLIKELY
Confident
0UNLIKELY
Tentative
0UNLIKELY
Social Tone
Openness
0.12UNLIKELY
Conscientiousness
0.15UNLIKELY
Extraversion
0.47UNLIKELY
Agreeableness
0.59LIKELY
Emotional Range
0.14UNLIKELY
Tone of specific sentences
Tones
Emotion
Language
Social Tendencies
Anger
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MIEDO A LAS PALABRAS DURAS
Soy alguien que no le gusta ir al médico por temor a escuchar malas noticias acerca de mi salud, tengo miedo porque pienso que probablemente hasta podría recibir un diagnóstico de una enfermedad grave.
Pero, no hay otra manera de saber si hay algo malo en mi cuerpo, necesito saberlo y para eso necesito el diagnóstico y las palabras del doctor para poder tratar cualquier enfermedad y curarla.
Necesito esas palabras duras del médico diciéndome la clase de enfermedad que tengo y el tratamiento que debo seguir.
Después de recibir una receta, debo comprar los medicamentos y seguir las instrucciones para poder encontrar la sanidad.
Lo cierto es que un buen médico no va a ocultar la realidad de mi condición o guardar silencio solo porque no quiere herirme con esas palabras duras que necesito escuchar.
Un buen doctor no le ocultaría a su paciente si encontró algún tipo de cáncer en su cuerpo.
Se lo dirá y luego le dará las instrucciones del tratamiento a seguir para que pueda ser curado de esa grave enfermedad.
Le dirá qué medicamentos se le aplicarán, si será necesario un procedimiento de quimioterapia o una posible operación.
Todo eso es doloroso, pero todo es necesario.
UN PROBLEMA GENERAL
Este, lamentablemente, es un problema generalizado.
Le huimos a las palabras que son duras pero que son necesarias.
A veces, tenemos miedo de ser confrontados.
Cuando escuchamos palabras así, nos ofendemos.
No podemos negar esta gran realidad: La verdad duele y ofende.
Ofende porque nuestra naturaleza es la mentira.
El orgullo en una vida poco o nada afectada por el evangelio es la pared contra la verdad que tanto necesitamos.
El orgullo no cede ante la verdad porque ceder significa humillación y abandono de la mentira.
Es común que nuestra reacción ante la verdad sea de enojo.
Es común que cuando alguien nos habla la verdad nuestra primera reacción sea ofendernos.
LA OFENSA DE JESÚS
Algo así ocurrió muchas veces en los tiempos de Jesús.
La Biblia registra un suceso donde Jesús ofendió a muchos de sus propios discípulos.
El hombre más amoroso que ha existido sobre la faz de la tierra ofendió a un buen grupo de personas.
Y es que el amor no precisamente implica palabras suaves y tiernas.
Veamos lo que el apóstol Juan nos narra en su evangelio (Juan 6.60–68 RVC):
“60Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron: «Dura es esta palabra; ¿quién puede escucharla?» 61Jesús, al darse cuenta de que sus discípulos murmuraban acerca de esto, les dijo: «¿Esto les resulta escandaloso?…
66A partir de entonces muchos de sus discípulos dejaron de seguirlo, y ya no andaban con él.
67Entonces, Jesús dijo a los doce: «¿También ustedes quieren irse?» 68Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos?
Tú tienes palabras de vida eterna.”
Contexto:
La audiencia de Jesús estaba compuesta por: No creyentes, sus discípulos o seguidores (miles de ellos) y sus apóstoles.
Jesús estaba enseñando en la sinagoga de la ciudad de Cafarnaúm.
Había estado enseñando sobre que Él es El pan de vida.
Cuando aquí se les llama discípulos a las personas, no significa que todos son verdaderos seguidores de Jesús.
Habían muchos seguidores de Cristo que lo seguían por: Sus señales y milagros, por la curación de enfermedades, por la comida que les dio y por la esperanza que tenían de que los liberara de los romanos.
Muchos de ellos aún no habían decidido abandonarlo y lo seguían por todos lados.
Pero, eso estaba a punto de cambiar.
Cuando Jesús les enseñó que seguirlo significa más que solamente beneficiarse de su amor y su poder, que seguirlo significa un compromiso completo con Él:
“… muchos de sus discípulos dijeron: «Dura es esta palabra; ¿quién puede escucharla?»” (v.
60)
Dura quiere decir literalmente “áspera”, “marchita” o “fuerte”.
Es como describir algo severo, desagradable o difícil de aceptar.
“¿quién puede escucharla?”
Esto no significa que la palabra de Jesús no sea clara, sino inaceptable.
Ellos rechazaron sus palabras, no porque no las comprendieran, sino porque eran ofensivas.
Hay tres grupos de personas con tres tipos de respuestas:
Los que rechazan abiertamente a Cristo.Los que responden con fe pasajera o superficial.Los que responden con fe verdadera.
En estos versículos existen seis cosas importantes a considerar: Las palabras, la ofensa, la murmuración, el abandono o deserción, la confrontación y la respuesta esperada.
MI OFENSA
Si Jesús ofendió a muchas personas con sus palabras, no sé cómo yo puedo evitar no hacerlo, no soy ni seré jamás mejor que Jesús.
Hoy seguramente ofenderé a muchos.
Hay dos cosas que no puedo evitar: Decir palabras duras y ofender con estas palabras.
Hay dos cosas que deseo que no ocurran después de este mensaje: La murmuración, el abandono o deserción o ambas cosas.
Hay una cosa necesaria para todos nosotros: La confrontación.
Y, hay una cosa esperada: La respuesta de los verdaderos seguidores.
PALABRAS DURAS.
Hay iglesias locales con algunos síntomas de enfermedad.
Síntoma significa: Alteración del organismo que pone de manifiesto la existencia de una enfermedad y sirve para determinar su naturaleza.
La enfermedad que existe en la iglesia es a causa del pecado.
Una iglesia enferma, no es necesariamente una iglesia con falsa enseñanza.
Una iglesia enferma puede tener la enseñanza más bíblica del mundo.
Pero, si las personas son indiferentes a la enseñanza y la predicación de la Palabra de Dios y no viven lo que escuchan, la iglesia está enferma.
Hay alteraciones en el Cuerpo:
¿Cómo podemos decir que somos discípulos de Cristo si no amamos todo lo que está relacionado con Él?
¿A caso no se espera que un discípulo ame a su maestro y le siga a donde quiera que va?
¿A caso no se espera que un esclavo por amor obedezca a su amo?
¿A caso no se espera que un hijo honre a quien es su padre?
¿A caso no se espera que un subdito obedezca en todo a su rey?
¿A caso no se espera que un pecador que no merece salvación, sea salvo por pura gracia y ahora ame y adore a su Salvador?
Jesús es el evangelio.
Jesús el todo de la vida cristiana.
JESÚS ES LA IGLESIA.
La Iglesia es Su cuerpo.
Asistimos a la iglesia porque es el Día del Señor para adorarlo.
¿Cómo podemos decir que amamos a Cristo si no amamos Su Iglesia?
Si somos irregulares en los servicios de adoración; si somos irreverentes al cuarto mandamiento: Santificar el día de reposo, el Día del Señor; si somos inconstantes; y, si somos constantes pero sin una vida transformada, con un pésimo carácter, llenos de orgullo y mal trato hacia los demás, amando al mundo, más que al Señor, modelando al mundo, y no a Cristo.
Dejamos de asistir a la iglesia, a un servicio de adoración y culto al Señor por: Cosas irrelevantes, fiestas y celebraciones, visitas de familiares, los deportes, cualquier cosa es un pretexto: El aire, el frío, el sol, la lluvia.
Si faltamos, que sea por motivos de fuerza mayor, algo que se sale de nuestras manos.
JESÚS ES EL MAESTRO.
Un maestro tiene discípulos.
¿Cómo podemos decir que amamos a Cristo, si somos apáticos e indiferentes al discipulado?
Un discípulo es un alumno que quiere aprender constantemente de Su Maestro.
¿Cómo podemos llamarnos cristianos si un cristiano es un discípulo?
¿Cómo pretendemos madurar y crecer en el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo sino estamos sometidos a un aprendizaje constante?
JESÚS ES LA PALABRA.
¿Por qué tanto desprecio y descuido a la Palabra de Dios?
Queremos ir al cielo, pero aquí no queremos saber nada del que está en el cielo eternamente.
¿Podrá un cristiano abandonar su Biblia?
Sí, pero no eternamente.
Todos desfallecemos y tenemos luchas, pero nuestro consuelo está en Su Palabra, en las Escrituras, allí encontramos vida eterna.
Cristo es la Palabra.
Cristo es la Biblia.
Todas las Escrituras tratan acerca de Él.
Si Él está allí, ¿por qué no vamos a Él y le conocemos?
¿Por qué no querríamos conocer al autor de nuestra fe y de nuestra salvación?
¿Hay pecado que estorbe nuestra lectura?
¿La Palabra corre como un manantial y por pereza no nos acercamos a tomar un poco de agua para beber aunque tengamos sed?
JESÚS ES EL MENSAJE.
Jesús es la buena noticia.
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