Obreros y soldados de Cristo

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El empeño y esfuerzo de los samaritanos para estorbar la obra de los judíos, fue en vano pues Dios respaldaba la obra de Jerusalén

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Obreros y soldados de Cristo

Nehemías 4:7–18
7 Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho;
8 y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.
9 Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche.
10 Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro.
11 Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra.
12 Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros.
13 Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos.
14 Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.
15 Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea.
16 Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá.
17 Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada.
18 Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí.

Introducción

Cuando la iglesia se dispone a trabajar en la obra de Dios, de seguro vendrá oposición y amenazas, pues toda buena obra de Dios está expuesta a la critica y rechazo.
Este fue el reto al que se enfrentó Nehemías, debía reedificar Jerusalén, con poco personal, poco presupuesto y con el rechazo y hostilidad de los pueblos vecinos.
Nehemías estaba en el palacio del Artajerjes II rey de Persia como copero. Escuchó por sus hermanos noticias de la ruina en la que se encontraba Jerusalén.
Oró a Dios pidiendo perdón por los pecados de su pueblo y rogó a Dios le permitiera ir a reconstruir Jerusalén. Dios concedió su petición y tuvo éxito en todo lo que hizo.
¿En qué consistió el éxito de Nehemías?, ¿Fue su capacidad de liderazgo?, ¿La experiencia o habilidad de los obreros?, ¿Los recursos que obtuvieron?
Todo esto tiene su lugar pero el éxito de ellos sin lugar a duda fue la oración, trabajo arduo, la unidad, la colaboración de todos y la dependencia absoluto a Dios.
Veremos que Nehemías y el pueblo debieron superar un reto grande.

La bular y amenaza de los enemigos

Burla

Nehemías 4:1-3 Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará.
Los samaritanos eran parientes de los judíos, descendientes de los antiguos israelitas que se dividieron del reino de Roboam hijo de Salomón, y que posteriormente fueron conquistados por los Asirios y se mezclaron con gentiles.
Sanbalat gobernador de Samaria se enfureció que Jerusalén fuera reconstruida, él y sus amigos Tobías y Asdod se burlaban fuertemente de ellos, esperando que sus burlas y desprecios los desanimaran a continuar la obra.
Los acusaban de débiles, de construir ruinas que no valen la pena, que su obra era tan mala que si una zorra se parare solamente en la muralla la derribaría.
Ante las burlas, Nehemías y el pueblo clamaron a Dios en oración:
Nehemías 4:4-5 “Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. No cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban.
Esta oración fortaleció a los judíos quienes a pesar de lo duro de la tarea continuaron edificando Jerusalén.

Amenaza

Sanbalat viendo que sus burlas no causaban ningún efecto, decidieron organizarse para atacarlos, confiando en que les caerían de sorpresa pues ellos solo se dedicaban a la obra.
Nehemías 4:8 “y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.
Estas amenazas si causaron un poco de desanimo en las personas encargadas de sacar los escombros, pero nuevamente oraron al Señor, Nehemías animó al pueblo y pusieron guardias. “Nehemías 4:9 Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche.
La situación parecía difícil, constantemente llegaban personas, a avisarles de los planes de sus enemigos.
Sin embargo, se mantuvieron firmes, a pesar de su poca fuerza, sus pocos recursos, pero confiaban en su Dios.

El temor de sus enemigos

En esta historia no vemos peleas ni manifestaciones evidentemente sobrenaturales como cuando Dios derribó las murallas de Jericó o las plagas contra Egipto, pero si vemos la mano de Dios obrando a favor de su pueblo poniendo temor en sus enemigos.
Nehemías 4:15 Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea.
En este versículo vemos que aunque los enemigos de Judá eran más fuertes, tuvieron temor de ellos porque vieron la mano de Dios obrando. Por lo cual el temor se apoderó de ellos y desistieron. Esto lo logró la oración del pueblo.

La obra de la iglesia

La obra que realizaba Nehemías y los judíos estaba bajo la voluntad y el propósito de Dios, ellos lo entendían y aunque sufrían desanimo y cansancio, estaban seguros que su obra iba a prosperar.
El trabajo que realiza la iglesia está bajo el propósito de Dios, estamos cumpliendo su mandato por lo tanto va a prosperar, ya sea que estemos involucrados o no, su obra prosperará siempre.
También nosotros como iglesia sufrimos burla y desprecio cuando decidimos trabajar para el Señor, estas burlas y palabras de desaliento vendrán principalmente de nuestros familiares, amigos y hasta de hermanos en Cristo.
Pero no prestemos oído a las burlas, desánimos o amenazas, prestemos oído a la Palabra de Dios, creamos a Él, pues su obra de seguro prosperará ya sea por nuestro trabajo o el de otros, Dios hará su obra.

El ejemplo de Nehemías (conclusión)

Nehemías 4:17 Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada.
El ejemplo que vemos en Nehemías es que hacían el trabajo de la obra de Dios como obreros, pero además de eso se constituyeron en soldados, cada uno con su espada dispuestos a pelear contra sus enemigos.
Necesitamos hacer la obra de Dios pero a la vez debemos hacer guerra espiritual, velando en oración, intercesión, ayuno y suplica para que el Señor nos de la victoria.
Los judíos no necesitaron pelear, aun cuando estaba listos para hacerlo, la oración de ellos fue eficaz para que Dios pusiera temor en sus enemigos.
Debemos entender que en Cristo somos más poderosos que nuestros enemigos. La iglesia es la agresora no las victima, es la fuerte no la débil. Es la que ataca no la que recibe el ataque.
Mateo 16:18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Efesios 6:12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Retomemos nuestra posición sin temor.
Hagamos la obra sin temor teniendo la seguridad que El Señor respalda su obra y de seguro nos dará la victoria.
Si te has desanimado y has dejado de servirle al Señor e incluso has abandonados sus caminos, hoy el Señor quiere nuevamente renovar tus fuerzas. Darte la posición que te pertenece en su obra.
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