DEJA DE DORMIR EN EL PISO

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1. Introducción:

Existe una obra clásica escrita por Alejandro Dumas, llamada el Conde de Montecristo.
El personaje principal es Edmundo Dantes, es un marinero famoso que llega a ser victima de una traición. Acusado de conspiración, es llevado a prisión.
Estando en prisión, Edmundo conoció a otro prisionero que siempre le habló de la existencia de un tesoro y fue con aquel prisionero que él, por muchos años preparo su escape.
Cuando Edmundo logró salir, buscó el tesoro y lo consiguió. Consiguió aquel enorme botín en una isla que se llamaba Montecristo.
Luego, volvió a París (porque esa era su nación), pero ya no se dio a conocer como Edmundo Dantes, sino como el Conde de Montecristo. Allí él inicio una nueva vida, una vida en opulencia, era alguien con mucha riqueza.
Edmundo se compró un palacio con todo tipo de comodidades, sin embargo, él tenía una práctica que a muchos nos causaría asombro: él no dormía en una cama por las noches, él dormía en el piso.
Tanto tiempo fue que paso en prisión que él se acostumbro a dormir en el piso y ahora, a pesar de tener muchas comodidades por su gran riqueza, él seguía prefirieron dormir en el piso, antes que acostarse en una cómoda cama.
Transición:
Somos personas que por la gracia de Dios hemos alcanzado un gran tesoro. Por la gracia de Dios pudimos hallar salvación y siendo ya salvos en Cristo, podemos disfrutar de muchas riquezas celestiales, pero muchos de nosotros, nos hemos acostumbrado a seguir durmiendo en el piso.
¿A que me refiero?
Así como querías alcanzar salvación por tus propios méritos, con tus propias fuerzas, bajo tus propias ideas, el día de hoy también quieres seguir luchando la vida cristiana con tus propias fuerzas, bajo tus propias ideas y no te sujetas de la riqueza de la gracia de Dios.
Tienes que dejar de dormir en el piso y acostarte en la cómoda gracia de Dios.
Quisiera al final del mensaje, llegar a explicarte como llegamos a descansar en la cómoda gracia de Dios y para llegar ahí, quiero mostrarte como es que era mi vida cuando no tenía al Señor y como es mi vida ahora que tengo al Señor.
Ef. 2:1 – 10
1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Orar
Entonces ¿Cómo era yo cuando no tenía al Señor?

2. Cuando no tenía al Señor:

a. Muerto espiritualmente:

v. 1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos…
Esta era mi condición, MUERTO.
La semana pasada preguntamos, ¿qué es lo que hace un muerto?
Heder. Lo único que hace es desprender un olor desagradable. Es un cuerpo inerte que apesta. Ese era yo. Apestaba (espiritualmente hablando) delante de Dios.
Un muerto no puede sentir dolor, ni tristeza, ni alegría, ni nada. Estando muertos espiritualmente, no podíamos tener ninguna sensación ante la Palabra de Dios. Este libro no lo podía entender, Éramos insensibles ante las cosas de Dios.
Ilustración:
Estar muerto espiritualmente es como tener un celular sin chip.
Puedes usar la calculadora, tomar fotos, jugar si es que tiene un juego, pero nunca podrás tener comunicación con otras personas.
El muerto espiritualmente podrá hacer muchas cosas en esta vida e incluso podrá tener cierta idea de que existe un Dios y pensar que Él es real, pero nunca estará en un verdadero contacto con Dios, hasta que primero el Señor le alcance y le dé vida.
Hermanos, esa era tu condición y la mía, muertos.
v. 1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
En, significa “dentro”
Es como decir que, al estar sin Cristo, era yo como una persona que está en un ataúd, dentro de un ataúd y mi ataúd era, mis rebeliones y mi pecado.
Y mis hermanos un muerto espiritual no va a despertar hasta que el Señor lo despierte.
Muertos, ese muerto era usted y ese muerto era yo.

b. Esclavo:

Ahora mis hermanos, no solo estábamos en un ataúd, sino que, al mismo tiempo, era yo un muerto dentro de un ataúd que tenía las manos y pies encadenados.
v. 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
v. 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos,
Mis deseos, mi voluntad y mis pensamientos de continúo solamente buscaban la satisfacción mi carne.
Mis deseos, mi voluntad y mis pensamientos solo seguían la corriente de este mundo.
Mis deseos, mi voluntad y mis pensamientos nunca buscaba obedecer a Dios, sino que mi obediencia estaba esclavizada ante el príncipe de la potestad del aire.
¿Quién es ese príncipe al cual Pablo se refiere? Satanás.
Mis hermanos, tanto nuestros deseos, nuestra voluntad y nuestros pensamientos eran esclavos del pecado.
Por eso Jesús dijo:
De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
Jn. 8:34
¿No saben ustedes que cuando se presentan como esclavos a alguien para obedecerle[i], son esclavos de aquel a quien obedecen, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?
Ro. 6:16
Hermano, repítete esto: Era yo esa persona. Una persona muerta en un ataúd con las manos y los pies atados con cadenas.
¿Y todavía sigues pensado, que tú, por tus propios medios escogiste seguir a Cristo?
No tenías la capacidad.
Y la semana pasada vimos ello. Dios tuvo que actuar con Su Gracia.

c. Bajo la ira de Dios:

Algo más. No solo éramos muertos en nuestros delitos y pecados y teníamos todo nuestro ser esclavizado al pecado.
Sino que también estábamos bajo la justa ira de Dios.
v. 3 …y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Mis hermanos, Jehová es tardo para la ira y grande en misericordia, pero de ningún modo tendrá por inocente al culpable.
El perdona la iniquidad y la rebelión, pero de ningún modo pasará por alto nuestros pecados.
Estando muertos en nuestros delitos y pecados, lo único que nos esperaba es que tarde o temprano Dios derrame su ira sobre nosotros enviándonos al infierno.
Siendo esclavos del pecado, la justa ira de Dios era que nos pague con la condenación eterna.
Eso merecíamos,
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Ro. 6:23
Mas la dadiva…
Ese mas mi hermano, también puede ser traducido como pero
Pero la dadiva...
Muchas veces en nuestro día a día el “pero” es usado de forma negativa o como quien pone excusas. El pero no es una palabra muy hermosa en nuestro vocabulario.
- Me casaré, pero cuando tenga casa, carro, etc
- Tendré un hijo más, pero tengo miedo.
- Estudiaré ing. ambiental, pero no hay mucho trabajo, etc.
Sin embargo, mis hermanos, cuando leemos ese “pero” en la Biblia, seguido de Dios, es algo precioso.
PERO DIOS:
v. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
Hermano entiende esto, estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Éramos muertos esclavizados al pecado. Lo único que hacíamos delante de Dios, todo el tiempo, era pecar y por nuestro pecado merecíamos la justa ira de Dios sobre cada uno de nosotros.
Pero Dios. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
v. 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo

3. Ahora que tengo al Señor:

a. Vivo:

Ahora que tengo al Señor estoy vivo. Ya no soy un zombie espiritual. Soy un ser vivo espiritual.
Puedo sentir su gozo, su presencia, su amor, su misericordia.
Puedo leer su Palabra y puedo entenderla.
Puedo tener esa voluntad de querer orar, de querer congregar, de querer servirle.
Porque ahora soy libre.

b. Libre:

v. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Ahora que estoy vivo, ahora que he nacido de nuevo, ahora que soy una nueva criatura en Cristo Jesús, entiendo y siento que debo de obedecer a Dios, porque para eso fue que me libero de mi esclavitud, porque para eso fue que me dio vida.
Antes estaba bajo la ira de Dios, pero ahora he sido salvado.
v. 5 … (por gracia sois salvos) …

c. En paz con Dios:

He sido salvado de esa condenación eterna, he sido salvado del infierno, he sido salvado de la paga de mi pecado que era la muerte, entonces entiendo que estoy en paz con Dios.
Por eso Ro. 5:1, dice:
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;

4. Conclusión:

v. 5 … (por gracia sois salvos) …
v. 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
Y esto, ¿cuál esto?
La gracia y la fe, no es nuestra, es don de Dios.
Su Gracia fue lo que nos atrajo a Él. Su Gracia fue lo que nos dio vida, Su Gracia fue lo que nos libro de la esclavitud al pecado, Su Gracia fue lo que nos libro de la justa ira de Dios.
Y ahora que ya tenemos vida por Su Gracia, Él nos otorga fe como un don, él aviva nuestra fe y ahora podemos poner nuestra fe en Cristo como Señor y Salvador.
Mis hermanos, es Dios por Su Gracia salvándonos, dándonos vida, haciéndonos libres, reconciliándose con nosotros. El ofendido reconciliandose con su ofensor.
Y ahora que ya somos salvos, también hace algo con nosotros:
v. 6 …y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
v. 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Ahora, desde ya, desde que Dios me alcanzó por Su Gracia y pude ser salvo, desde entonces, gozo de una riqueza celestial, gozo de una riqueza espiritual.
Soy rico.
Ilustración:
Una deuda con el dueño del banco. Su hijo paga nuestra deuda y deposita en nuestra cuenta todas sus riquezas.
Es la Gracia de Dios a través de Cristo que nos hizo herederos y coherederos con Cristo de las riquezas en gloria.
v. 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Hermanos, las abundantes riquezas de Su Gracia, en Su bondad, para con nosotros. Eso es algo que gozamos hoy, siendo ya cristianos.
Y aquí quería llegar…
Deja dormir en el piso
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