Sermon Tone Analysis

Intro:

Pablo en Atenas.

La ciudad llena de idolatría, Hch.

17:16.

Las personas llenas de devoción, Hch.

17:22-23.

Muchas personas hoy en día son muy religiosos, pero a la vez, llenas de idolatría.

Mientras que el primer mandamiento se trata de adorar a dioses falsos, el segundo trata más con adorar a Dios de manera falsa e incorrecta.

El primero se preocupa con el que de la adoración, el segundo con el como.

Vs: 5 puede parecer que Dios castiga con maldición generacional por el pecado del padre, sin embargo, al leerlo cuidadosamente, nos damos cuenta que el hijo sólo comparte en el castigo si comparte en el pecado de sus padres, “de los que me aborrecen”.

Al contrario, vs: 6 promete que Él dará misericordia a todo aquel que le ama y guarda Su ley.

El #2 no es una restricción sobre imagenes artísticos, símbolos de cruces, ángeles, y otras cosas, sino que es una prohibición de imponer un carácter divino y valores espirituales a algo creado para ayudarnos a relacionarnos con Dios.

Hace centenares, por el analfatebetismo de la gente común, la Iglesia Católica decidió enseñar usando íconos, símbolos que ilustraban alguna verdad celestial, tal como usaríamos en la escuela dominical de niños.

El problema fue que la gente empezó a usar estas imágenes en su adoración a Dios, y no simplemente una herramienta de enseñanza.

La Iglesia no lo detuvo, sino que lo aprovecharon, y ha llegado hasta el día de hoy a ser lo que vemos en la veneración de los santos y la elevación de íconos religiosos a un nivel divino.

Es una violación directa del segundo mandamiento.

Uno podría decir, “pero no estoy adorando al santo, estoy venerandolo”.

Cuando un individuo se inclina ante una estatua, le ora, lo besa, le agradece, lo toca o lleva para que le de suerte o bendición, no es veneración, es adoración.

Pero no es solo el Catolicismo que practica esto, sino que muchos cristianos en iglesias hoy violan el #2 al elevar imágenes, e incluso imaginaciones de lo divino, a un lugar incorrecto.

Cada uno de nosotros debemos cuidar de hacer imágenes por la siguientes razones:

Una imágen no puede contener al Dios infinito.

Dios es infinito, mas grande que todo límite que el hombre finito pueda intentar ponerle.

Salomón reconoció esto al construir el templo que Dios le había mandado, 1 Rey.

8:27.

La tendencia humana es bajar lo divino al nivel humano, moldeado según prejuicios humanos, con el resultado de torcer y corromper lo divino a la pecaminosidad humana, Rom.

1:23.

Israel intentó erroneamente limitar a Dios a una imagen de un becerro de oro en Éx. 32:4-5, y no les fue bien.

Dios los juzgó severamente por su pecado.

Intentaron usar el Arca del pacto como un talisman, un amueto de la buena suerte en 1 Sam.

4:1-11, y tampoco les salió bien.

Perdieron la batalla y el Arca del Pacto fue tomado por sus enemigos los Filisteos.

Dios es Espíritu, Jn. 4:24.

Esto ya determina como le adoramos.

A esto se llama el Principio Regulativo, por el cual Dios mismo nos describe como debemos adorarle.

Él es conocido a través de Su Palabra, no por imágenes, Rom.

10:17.

A través de toda la historia con Israel, y el enfoque e instrucción del NT, recalca la Importancia de la Palabra de Dios.

Aún en Su atuo-revelación sobre el Monte Sinai, Moisés les recuerda a Israel que fue la voz que oyeron, aunque nunca vieron Su figura, Deut.

4:12, 15-19, 23-24.

En base a eso, no debían hacer imágenes para adorar.

Deuteronomio 4:12, 15-18 (RVR60)

y habló Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis… Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra, figura de animal alguno que está en la tierra, figura de ave alguna alada que vuele por el aire, figura de ningún animal que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra.

Deuteronomio 4:19, 23-24 (RVR60)

No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos… Guardaos, no os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido.

Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso.

Ilustración:

Cuando la maestra de escuela dominical le preguntó a una nena que estaba dibujando, respondió, “Dios”.

La maestra le dijo, “Pero nadie sabe como se ve Dios”, y la nena respondió, “lo sabrán cuando lo termine de dibujar”.

El fracaso del juguete de Muñeco Jesús fue debido a que padres religiosos no les gustaban encontrar al Muñeco Jesús sin ropa, o en una cita con Barbie, o conduciendo el camión, o bombardeando a los soldados de juguete en su avión.

Aplicación: El ser humano rebaja lo divino a una imagen humana limitada, y Dios no es eso.

Una imágen no puede salvar al hombre caído

Es completamente incapaz, Deut.

4:28; 1 Cor.

8:4-6.

Es completamente absurdo, Is. 44:9-20.

Isaías 44:9–20 (RVR60)

Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden.

¿Quién formó un dios, o quién fundió una imagen que para nada es de provecho?

He aquí que todos los suyos serán avergonzados, porque los artífices mismos son hombres… El herrero toma la tenaza, trabaja en las ascuas, le da forma con los martillos, y trabaja en ello con la fuerza de su brazo; luego tiene hambre, y le faltan las fuerzas; no bebe agua, y se desmaya.

El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo en casa.

Corta cedros, y toma ciprés y encina, que crecen entre los árboles del bosque; planta pino, que se críe con la lluvia.

De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él.

Parte del leño quema en el fuego; con parte de él come carne, prepara un asado, y se sacia; después se calienta, y dice: ¡Oh! me he calentado, he visto el fuego; y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi dios eres tú.

No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender.

No discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí.

¿Haré del resto de él una abominación?

¿Me postraré delante de un tronco de árbol?

De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?

Es obra demoníaca en la vida del incrédulo, 1 Cor.

10:19-21.

Ilustración: “Yo y Dios tenemos un trato”, o “Dios me entiende”, o “yo adoro a Dios de mi forma” — una imagen errónea y humana de acercarse a Dios.

Se imaginan a un Dios de amor que nunca castigaría a nadie, y que está casi entretenido con la decisiones estúpidas que tomamos.

Sin embargo, esta versión imaginada de Dios ignora lo que Su Palabra revela acerca de Su santidad, pureza, y justicia, por lo cual es completamente ineficaz para relacionarnos a Él.

Aplicación:

Dios ya nos proveyó Sus propias imágenes

Jesucristo, Jn. 1:14; 14:8-9; Col. 1:15.

El hombre.

Aunque corrompido por el pecado, el ser humano fue creado para ser la imagen de Dios al mundo, Gén.

1:26-27.

La única forma de llegar a ser la imagen de Dios al mundo es por medio del cambio en la vida que hace Cristo, la imagen encarnada de Dios, Col. 3:10.

Ilustración:

Aplicación: Ayuda práctica

Cuidarse contra toda imagen, externa o imaginada, y no contribuir a la idolatría de otros.

Abstenerse de usar diferentes “imágenes” como talisman (amuleto de buena suerte).

Buscar adorar a Dios de acuerdo a lo que Él ha revelado en Su Palabra, no según nuestras opiniones ni preferencias.

Como iglesia, esto requiere que nuestra alabanza sea motivado por la edificación y no el entretenimiento.

Dejar que Cristo, la imagen del Dios invisible, renueve nuestras vidas diariamente para que lleguemos a ser moldeados a Su imagen, asi poder reflejar la imagen de Dios al mundo.