Gracia Asombrosa

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Dios muestra SU Gracia desde el principio

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Hay un hilo conductor por toda la Biblia y es ¡la Gracia de Dios! No todos lo pueden ver, especialmente en el AT, tanto así que hay quienes dicen que Dios del AT no es el mismo que del NT. Richard Dawkins en su libro “La Desilusión de Dios” dice: “El Dios del AT es indiscutiblemente el personaje más desagradable de toda ficción: celoso y orgulloso, un fanático del control mezquino, injusto e implacable…” etc.
No es el primero en pensar eso, en el siglo II, el obispo Marción quedó tan impresionado por el contraste entre Dios en el AT y el NT que concluyó que debían referirse a seres completamente diferentes.
Muchas personas piensan de forma similar, por eso, creo que es necesario que como cristianos, veamos que el tema de la Gracia no empieza con el nacimiento de Jesús, al leer el AT veremos que la Gracia es la característica más importante de Dios desde el principio y por ahí empezaremos esta serie, por el principio.
El AT empieza explicando cómo se creó el mundo, la forma como nosotros lo entendemos es totalmente diferente de cómo lo leyeron en su época y de cuál fue la intención de Moisés al escribirlo.
Después que Israel escapa de la esclavitud en Egipto, Moisés escribe este libro como una forma de presentarles a Dios a los israelitas. Después de más de 400 años de aprender y vivir de la mitología egipcia, tener una cosmovisión politeísta, la memoria colectiva de Dios de los Israelitas se ha distorsionado o desaparecido. Los primeros capítulos de Génesis son mucho más que sólo la historia de la Creación fue la introducción de Israel al Dios de sus padres. Fue su primer vistazo a quién es Dios que los escogió como Su pueblo.
Salen milagrosamente de Egipto, ven la división del Mar Rojo una demostración del poder de Dios sobre las personas, la naturaleza, así que nadie dudó de Su capacidad de crear algo de la nada.
En el relato de la creación de otras religiones antiguas, los dioses se instalan en un universo preexistente ¡no crearon el mundo! Pero Moisés afirmó que el Dios hebreo existía, antes que nada. Él hizo que existiera el tiempo y la materia de la nada, no porque tuviera que hacerlo, sino porque quería hacerlo y esa es la primera expresión de la Gracia.
Los filósofos y científicos han luchado con la pregunta fundamental por generaciones ¿por qué existe algo? ¿por qué hay algo en lugar de nada? Es imposible para nosotros imaginar “nada”, pero antes que hubiera algo, no había nada. En el pasado algunos científicos dijeron que la materia podría ser eterna, pero investigaciones más recientes sugieren que la materia, el espacio y el tiempo tuvieron un comienzo. Algo salió de la nada, pero ¿por qué? ¿por qué algo?
¿Por qué Dios creó algo? Hay quienes dicen que se sentía sólo, pero eso no se sustenta, y aunque así fuera, se puede decir, entonces que el acto de la Creación fue un acto de Gracia. Dios creó la vida, que creó el potencial de ti y de mí. La Creación te dio la oportunidad de SER y ¡Dios no estaba obligado de darnos esa oportunidad!
¿Por qué hay algo en lugar de nada? Porque Dios decidió que debería haber “algo” y parte de ese “algo” ¡eres tú! En el principio Dios creó y ese fue un acto de Gracia asombrosa.
Moisés escribió que después de crear el tiempo, espacio, materia, el universo estaba sin forma y vacía, en ese vacío Dios dijo:
…«Que haya luz»; y hubo luz. Y Dios vio que la luz era buena….” (Génesis 1:2–4, NTV)
Igual que el Creador tú te das cuenta de que la luz es buena, pero Dios no tenía la obligación de crear Luz. El mundo pudo quedar en la más profunda oscuridad y nunca hubiéramos sabido la diferencia. ¿Le has agradecido a Dios por la luz? ¡yo tampoco! Lo damos por un hecho; las veces que agradecemos la luz es cuando estás en un lugar totalmente oscuro y de repente sales a la luz; pero después de un rato, volvemos a la mentalidad de que la luz es un hecho dado.
No vemos la creación de la luz como una extensión de SU Gracia. Si conoces alguien que no podía ver y con una cirugía o milagro recupera la vista, estoy seguro de que será un motivo de gratitud a Dios, por esa Gracia en su vida. ¿Cuál es la diferencia? La luz es una constante para el promedio de las personas, pero no lo es para los débiles visuales. Así que de entrada una extensión de la gracia de Dios pasa desapercibida.
El resto de la historia de la creación dice cómo Dios dio orden a un universo sin forma y vacía. Separó los cielos de la tierra, la tierra seca de las aguas, el día de la noche, puso en los cielos el sol, la luna, planetas y estrellas para medir el paso del tiempo. Llenó la tierra con vida con una variedad que aún seguimos descubriendo. Nada de eso era necesario, Dios no tenía la obligación de hacerlo, pero ¡lo hizo! Y al final de cada ciclo de creación está la frase que declara la gracia de Dios de una manera sutil pero poderosa:
…Y Dios vio que esto era bueno.” (Génesis 1:10, NTV)
Algunos al leer esto se imaginan que Dios vio SU obra y pensó ¡buen trabajo! Lo que te dirías a ti mismo después de pintar una pared. Pero si lo piensas, suena raro, como si Dios no supiera que sería bueno hasta que se detuvo a mirarlo, como si fuera un experimento. O no supiera que era bueno hasta que se detuvo a mirarlo. Quizá lo dijo como si lo hubiera intentado antes, pero ahora sí lo hizo bien. Pero, no creo que nada de lo anterior sea el sentido de la frase.
Dios vio que era bueno ¿bueno para qué o para quién? ¿bueno para Dios? ¿se benefició ÉL al dividir la tierra de las aguas o de la creación de las aves y los peces?
Para cuando terminó, más de 300 especies de escarabajo llenaron la tierra ¿fue todo sólo para SU beneplácito? ¿importaba que las plantas se reprodujeran con la semilla que llevaban en sí misma? ¿Qué algunas plantas fueran para alimento y otras por su belleza? En otra parte de la Biblia leemos:
Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento despliega la destreza de sus manos.” (Salmo 19:1, NTV)
Los cielos proclaman, pero ¿quién escucha? ¡tú! Tú y yo. Dios declara cada etapa de la creación como buena, porque ¡es buena para nosotros! Podemos pensar que no es así, pero lo que sigue nos da más luz:
Entonces …».” (Génesis 1:26, NTV)
Esta palabra une lo anterior con lo que sigue, entonces, como que si antes de esto aun no era posible lo que hará a continuación. Entonces…como que después que Dios tenía todo como lo quería tener y sabía que necesitaba estar.
Entonces Dios dijo: «Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, para que sean como nosotros… Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó...” (Génesis 1:26–27, NTV)
Y ¿qué hizo con ellos? Les dijo que gozaran, disfrutaran todo lo que creó con esmero, lo creó para ellos. Moisés lo dice así:
Entonces Dios dijo: «¡Miren! Les he dado todas las plantas con semilla que hay sobre la tierra y todos los árboles frutales para que les sirvan de alimento. Y he dado toda planta verde como alimento para todos los animales salvajes, para las aves del cielo y para los animales pequeños que corren por el suelo, es decir, para todo lo que tiene vida»; y eso fue lo que sucedió.” (Génesis 1:29–30, NTV)
Dios creó el mundo, lo lleno de cosas buenas y lo entrego, dio las llaves. Creó un mundo perfecto para sostener la raza humana y ¿qué hicimos para merecerlo? ¡nada! Absolutamente nada. ¡Eso es Gracia!
Desde el punto de vista de la experiencia humana, la creación del universo y que se lo diera a la humanidad es el principio de la Gracia. Todo, las puestas de sol, las estaciones que sirven para cosechar, las frutas y verduras, montañas, playas, variedad de alimentos y paisajes y todo ¡para ti! ¿Por qué? Esa es la naturaleza de la gracia, siempre es más que suficiente. Y viene lo mejor.
Después, el Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo…».” (Génesis 2:18, NTV)
Una vez mas vemos el compromiso de Dios por la humanidad. ¿Por qué creó la mujer? Porque no es bueno que el hombre esté solo. Desde aquí vemos que Dios desea lo que es bueno para nosotros.¡Eso es Gracia! Dios deseó y continúa deseando sólo lo que es bueno para nosotros, para ti y para mí. Cuando vio que estaba incompleta dijo:
… Haré una ayuda ideal para él».” (Génesis 2:18, NTV)
Antes de seguir ¿debía hacerlo? ¡no! El verso es claro, lo hizo porque ÉL lo quiso.
Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó.” (Génesis 1:27, NTV)
¿Por qué hombre y mujer? Si no hubiera creado mujeres nunca nos habríamos enterado. Si sólo hubieran sido mujeres, tampoco. Pero los creó hombre y mujer, creando así la capacidad para amar y una intimidad que por si solo Adán nunca hubiera experimentado. Creó la experiencia de la sexualidad, el potencial para los niños y el amor único que sólo un padre y una madre puede comprender.
Con la creación del hombre y mujer vino la habilidad de disfrutar la vida a su máxima expresión ¿por qué Dios usó tal creatividad? ¡por que quiso! Esta parte revela el sentimiento de Dios por la humanidad. ÉL quiere lo que es bueno para nosotros.
Después Dios hizo algo que no había hecho por ninguna otra creación: ¡los bendijo! Les dio todo lo que pudieran desear y les animó a vivir y disfrutar al máximo, llenó el jardín y además les dio responsabilidad, algo qué hacer.
Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo».” (Génesis 1:28, NTV)
Les dio un propósito de vida, ese es otro aspecto de la Gracia. Los puso como encargados, después de él, ellos gobernarían toda la creación. También les dio autoridad para someter la tierra, para mantener el orden que ÉL dio; pero no les dio una guía, ellos tenían que ver la forma, sólo les dio una regla:
pero el Señor Dios le advirtió: «Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto, excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás».” (Génesis 2:16–17, NTV)
Vemos que tenían mucha responsabilidad y una sola regla, un mandamiento. Esto es profundo; en el principio no había culpa ni condenación; en el principio ellos no se preguntaban ¿cuál es mi situación con Dios? Dios les manifestó innumerables muestras de Gracia y su requisito fue mínimo.
Quizá has pensado lo contrario, que sus requisitos son innumerables y su gracia mínima. Oro que al terminar la serie veas a Dios como ÉL es. Dios que se caracteriza por GRACIA.
Adán y Eva tenían comunión con Dios constante, eran libres, libres de decidir.
Así como Dios no tenía obligación de crear y proveer, ellos no tenían obligación de recibir y devolver ese amor. La Gracia es su forma más pura, no puede tener condiciones.
Esta relación motivada por la gracia y la gratitud, pendían de un ideal aun más frágil: CONFIANZA. Dios confío toda Su creación a la humanidad. Cada día Adán y Eva elegían si eran dignos o no de confianza con su responsabilidad, y así fue…por un tiempo ¿cuánto? No lo sabemos, lo que sí sabemos es que eventualmente el hombre violó la confianza de Dios y todo cambió ¡todo!
Mucha de la confusión sobre la gracia surge de nuestra confusión por el pecado. Subestimamos el impacto del pecado en nuestras almas y el mundo. Quizá no comprendemos a totalidad lo que sucedió cuando el pecado entró en el mundo. Según Génesis, toda la creación fue afectada. El apóstol Pablo dice al respecto:
de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción...” (Romanos 8:21, NTAD (LBLA))
Nuestro problema es que este mundo corrupto ¡es todo lo que conocemos! Y aunque a veces nos molesta lo que vemos, o como van las cosas, o nos frustramos que las cosas no son como solían ser, la verdad es que no nos damos cuenta de qué tan mal están las cosas ¿saben los peces que están mojados? el pez que vive en la profundidad del mar y no tienes ojos ¿sabe que es ciego? Así nosotros nos hemos ajustado a nuestro entorno.
Sabemos que hay niveles de maldad en el mundo, pero es el mundo que conocemos, así que no podemos ver qué tan lejos hemos llegado de la forma como Dios intentó que fueran. Y parece que estos tiempos es cuando más aprisa vemos esa deformación.
La cultura ya no quiere usar la palabra: “pecado”. Prefiere decir: error, equivocación. Un error o equivocación es cuando te pones calcetines diferentes, pero robar millones de pesos, no es un error. Ahora bien, hacer algo que sabes que va a herir a alguien más ¿sigue siendo un error o una equivocación o es pecado?
Quizá nunca vamos a entender por qué Adán y Eva no se contentaron en comer de los muchos árboles que sí podían y fueron atraídos por la fruta del único árbol que no podían comer. En ese momento el pecado entró al mundo. Inmediatamente se dieron cuenta que estaban desnudos y sintieron vergüenza. El pecado trae vergüenza y no te deja pensar con claridad. El pecado fue el camino a la vergüenza, junto con la vergüenza hubo otra consecuencia del pecado: no pensar con claridad. Adán y Eva trataron esconderse de Dios ¿qué tan buena idea es? ¡no puedes esconderte de Dios! Pero ÉL siguió el “juego” y les preguntó ¿dónde están? ÉL sabía dónde estaban y si has leído esta parte sabes que, a partir de ahí, todo fue cuesta abajo.
El pecado llevó a la vergüenza, la vergüenza a la culpa, Adán empezó a poner excusas y culpo a Dios de lo que él hizo.
Él respondió: —La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.” (Génesis 3:12, NVI)
Si no hubieras puesto a esta mujer en mi vida ¡nada de esto hubiera pasado! En el principio Adán culpó a Dios por sus problemas y desde ahí seguimos culpando a Dios. Adán está rehusando aceptar la responsabilidad de su conducta y cuando alguien rehúsa su responsabilidad, va a buscar alguien más para echarle la culpa. Adán escogió a Dios y nosotros hacemos lo mismo.
Desde el génesis, Dios ha recibido todo tipo de insultos por la maldad. La mujer que mediste se convirtió en: el accidente que permitiste, no cuidaste a mi familiar, la enfermedad, lo que mi mamá me hizo, la pandemia, etc.
¿Cómo respondió Dios a toda la culpa y vergüenza? Con ¡gracia! Les da a Adán y Eva precisamente lo que no merecen, hasta puede decirse que rompe su propia promesa, para poder darles lo que no merecen, porque antes de todo ¡fueron advertidos!
…«Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás.»” (Génesis 2:16–17, NVI)
Pero ¡no murieron! Es más, después de pecar tuvieron una larga plática con Dios, o sea que su pecado no impidió que pudieran comunicarse con Dios o no pudieran escuchar SU voz. Su pecado no provocó que Dios no los buscara. Dios dio el primer paso para buscarlos ¿dónde están? Dios pacientemente escuchó que repartieran culpas e intentarán escapar de la responsabilidad por su pecado. Después les dice las consecuencias:
A la mujer le dijo: «Multiplicaré tus dolores en el parto, y darás a luz a tus hijos con dolor. Desearás a tu marido, y él te dominará.» Al hombre le dijo: «Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida. La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres. Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás.»” (Génesis 3:16–19, NVI)
La respuesta de Dios al pecado fue la multiplicación del dolor en el parto y al hombre a sudar para ganarse el pan. Maldijo la tierra y sería duro hacerla producir. Esto como que se oye muy duro ¿no es cierto? Quizá sí, pero ¡no murieron! Dios tenía todo el derecho de hacerlo, y en lugar de eso, les da misericordia, en forma de maldiciones y sufrimiento.
La REA define misericordia como: “Virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos ajenos”. Dios demostró misericordia al detener el juicio que ellos se ganaron por la desobediencia. En cambió retrasó su muerte física, ganando tiempo, por así decirlo, para poner en marcha Su plan de redención.
En lugar de destruirlos por su pecado, los maldijo a ellos y su descendencia para que vivieran con las consecuencias de sus malas acciones.
En el hebreo maldecir tiene la idea de “rodear a alguien con obstáculos” o “hacer que alguien no pueda resistir”. En ese sentido todo buen padre ha “maldecido” a su hijo de vez en cuando. Para un niño, toda disciplina se siente como una maldición, pero para los padres es una forma de enseñarles 2 lecciones:
· La desobediencia tiene consecuencias
· La obediencia lleva a la libertad
Dios respondió como los buenos padres responden: los disciplinó. Por ellos y por el bien de las generaciones futuras. SU disciplina fue una expresión de Gracia para ellos y para los que vendrían después.
Permitir que un hijo se salga con la suya al engañar, mentir, o ser rebelde en la casa es una invitación a que los otros miembros de la familia le sigan. Permitir que alguien mienta, se rebele, sin consecuencia es negarse a proteger a los otros miembros de la casa. Dios decide no destruirlos sino disciplinarlos. Así es como la Gracia vino al mundo, que, desde ese momento, se caracterizó por el pecado y la muerte.
Miles de años después, el escritor de Hebreos lo dice así:
porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.»” (Hebreos 12:6, NVI)
Este es el otro lado de la gracia. Yo no disciplino a los hijos de otras personas (me dan ganas), no son mi responsabilidad. Además, debes saber que yo soy la más grande amenaza para mis hijos que amo. Yo soy el único papa que les viene a la mente cuando piensan: “espero que mi papá no se entere”, pero también soy el único papá a quién ellos corren cuando están asustados, heridos o tienen una necesidad. ¡Ven papaaaa!
Así que no es sorpresa que tan pronto como Dios los echa del huerto, da la vuelta y les da algo que necesitarían para vivir en ese nuevo mundo de vergüenza.
Dios el Señor hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió.” (Génesis 3:21, NVI)
Una vez más ¡Gracia! Desde el principio Dios ha respondido al pecado de la humanidad con una Gracia asombrosa.
Termino con esto: después que Dios trata con Adán y Eva, se dirige a la serpiente y le presagia la venida de uno que recibiría todo el peso del castigo del pecado en nombre de la raza humana.
Dios el Señor dijo entonces a la serpiente: «Por causa de lo que has hecho, ¡maldita serás entre todos los animales, tanto domésticos como salvajes!... Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón.»” (Génesis 3:14–15, NVI)
La descendencia en este caso representa a toda la humanidad, ya que Adán y Eva se multiplican. El anuncio de disciplina divina predice que toda la humanidad seguirá soportando la aflicción del mal, pero hay algo más profundo en esto:
…su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón.»” (Génesis 3:14–15, NVI)
La palabra está en singular. ¿Por qué si se refiere a la raza humana lo dice en singular? Debería ser en plural, entonces Dios no se refiere a la raza en general sino a uno en particular. El segundo Adán, el que vendría en el Nombre del Señor con la autoridad para dar Su vida por los pecados de la humanidad.
El que soportaría la aflicción del mal y sufriría la pena de la muerte que se le prometió a Adán y que todos merecemos.
En esta transición entre el mundo que conocemos y el que solo podemos imaginar, está la promesa de la Gracia personificada, la gracia que un día nos permitiría volver a entrar en un mundo donde el pecado ya no existe y la muerte pierde su poder.
Mientras llega ese día, sabemos que podemos recibir su gracia, podemos confiar que es nuestro Padre Celestial, que quiere lo bueno para nosotros y desea bendecirnos. ¿Cuál será tu respuesta? ¿te seguirás escondiendo? ¿seguirás huyendo de tu responsabilidad? ¿aceptarás su gracia? Puedes intentar vivir a tu manera y esperar las consecuencias o puedes vivir a SU manera y disfrutar de esa gracia asombrosa.
Como cristiano has nacido de nuevo, se te ha dado una nueva vida, una nueva forma de ver el mundo, vive , disfruta, pero debes saber que de todas las cosas se te juzgará. Por la muerte en la cruz, nuestro Señor Jesús, el segundo Adán te ha dado nueva vida, no la merecemos, es solo por Su Gracia.
En el principio hubo gracia, pero esto es ¡sólo el principio!
Palabra de Dios
Oremos
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