El Pueblo Oprimido
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Introducción
Introducción
Hoy iniciamos el estudio de un nuevo libro - el libro del Éxodo:
Éxodo es el segundo libro del Antiguo Testamento (AT) y segundo en el conjunto de los primeros cinco libros del AT llamados el Pentateuco.
El autor del Pentateuco es Moisés. Así que el que escribió el Éxodo fue Moisés.
La mayoría estamos familiarizados con varias historias de este libro porque hemos visto las películas que hablan acerca de la salida de Israel de Egipto (éxodo) como: Los 10 Mandamientos y El Príncipe de Egipto.
Pero, aunque este libro contiene varias historias de eventos que parecen imposibles que hayan ocurridos:
Ejemplos: las nueve plagas en Egipto, Dios abre el mar rojo, Dios alimenta a su pueblo en el desierto, etc.
No es ficción. Son eventos reales, históricos, que realmente ocurrieron unos 1,600 años antes del nacimiento de Jesucristo.
Durante esta primera mitad del año vamos a estudiar los capítulos 1-18:
En los capítulos 1-4 vemos como el rey egipcio (Faraón) intenta destruir al pueblo de Israel.
En los capítulos 5-15 vemos la confrontación entre Dios y el Faraón.
En los capítulos 16-18 vemos al pueblo de Dios finalmente liberado y caminando en el desierto.
Si fuéramos a resumir de que de qué se trata el libro del Éxodo podríamos decir que en el Éxodo vemos el rescate y la formación del pueblo de Dios.
Dios libera a su pueblo de la esclavitud egipcia.
Dios forma un pueblo, cuyo Dios es el Dios de Israel y les entrega su ley mientras caminan en el desierto.
Hoy consideraremos el capítulo 1 y veremos:
Dios bendice a su pueblo
El enemigo oprime al pueblo de Dios
Dios guarda a su pueblo
I. Dios bendice a su pueblo
I. Dios bendice a su pueblo
El libro del Éxodo inicia como la continuación del libro de Génesis.
En Génesis 50 mueren Jacob y José.
José se ha reconciliado con sus hermanos.
José muerte siendo primer ministro de Egipto.
Al morir Jacob, es sepultado en la cueva de Macpela y José y sus hermanos regresan a Egipto.
Después de sepultar a su padre, José regresó a Egipto, él y sus hermanos, y todos los que habían subido con él para sepultar a su padre.
Eventualmente muere José y es sepultado puesto en un ataúd en Egipto.
Y murió José a la edad de 110 años. Lo embalsamaron y lo pusieron en un ataúd en Egipto.
Ahora Éxodo inicia resumiendo los primeros 80 años de estos 12 hermanos en Egipto.
Estos son los nombres de los hijos de Israel que fueron a Egipto con Jacob. Cada uno fue con su familia:
Rubén, Simeón, Leví y Judá;
Isacar, Zabulón y Benjamín;
Dan, Neftalí, Gad y Aser.
Todas las personas que descendieron de Jacob fueron setenta almas. Pero José estaba ya en Egipto.
Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación.
Pero los israelitas tuvieron muchos hijos y aumentaron mucho, y se multiplicaron y llegaron a ser poderosos en gran manera, y el país se llenó de ellos.
Cuando los hermanos de José llegaron a Egipto, junto con su padre, no eran más que 70 personas.
Se establecieron en una nación desconocida.
Fueron de su tierra a un tierra que no era de ellos.
Vivieron entre una sociedad ajena a la de ellos.
Eran inmigrantes en una tierra extranjera.
Sin embargo, Dios estaba con ellos. Notemos como lo describe Moisés:
Pero los israelitas tuvieron muchos hijos y aumentaron mucho, y se multiplicaron y llegaron a ser poderosos en gran manera, y el país se llenó de ellos.
Este pasaje debe traer a nuestra memoria el mandato de Dios en Génesis 1:28.
Dios los bendijo y les dijo: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra»
El pueblo de Dios estaba simplemente cumpliendo con el mandato que Dios le había dado a Adán y mirando el cumplimiento de la promesa que Dios hizo a Abram.
»Yo estableceré Mi pacto contigo,
Y te multiplicaré en gran manera».
»Te haré fecundo en gran manera, y de ti haré naciones, y de ti saldrán reyes.
A pesar de que el pueblo de Dios está en una tierra extraña, vemos que Dios bendice y está con su pueblo, y muestra ser fiel a su promesa.
Este es un hilo que vemos a lo largo de la Biblia. Dios es fiel a sus promesas hechas a su pueblo.
Dios es fiel a su pacto que hizo con Abraham. Por tanto no hemos de extrañarnos que Dios será fiel al pacto nuevo que hizo mediante la sangre de Cristo con el cual redimió a gente de toda lengua, tribu, y nación - su iglesia.
II. El enemigo oprime al pueblo de Dios
II. El enemigo oprime al pueblo de Dios
Sin embargo, el versículo 8 introduce un tono oscuro/aterrador:
Se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no había conocido a José,
No sabemos exactamente la identidad del rey que se levantó.
Lo que si sabemos es que este rey no compartía la misma simpatía/afecto que tenían los reyes anteriores hacía José y su familia.
Los reyes anteriores habían dado libertad a la familia de José para que pudieran vivir en Egipto.
Pero, ahora surge un nuevo rey que mira al pueblo de José como una amenaza para los egipcios.
Este nuevo rey se siente amenazado al ver la bendición de Dios sobre ellos - específicamente en como han crecido.
y dijo a su pueblo: «Miren, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y más fuerte que nosotros.
»Procedamos, pues, astutamente con él, no sea que se multiplique y en caso de guerra, se una también con los que nos odian y pelee contra nosotros y se vaya del país»
El rey ve el numero del los israelitas y cree que va a llegar el día en que los israelitas se van a aliar con los enemigos egipcios.
El rey teme por la seguridad de su reino.
No es una amenaza real ya que el pueblo de Dios no ha hecho nada para provocar al rey. Lo único que han hecho es vivir en paz en medio de los Egipcios.
Tal vez lo que teme el rey es que puede ver en el pueblo de Dios algo diferente que no tienen los egipcios, algo distinto - teme a la bendición de Dios que está sobre el pueblo que sabe que tiene que hacer algo para luchar contra ella.
El rey elabora dos estrategias para luchar contra el pueblo de Dios: 1) trabajos forzados e 2) infanticidio.
Así que pusieron sobre ellos capataces para oprimirlos con duros trabajos; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramsés.
Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y más se extendían, de manera que los egipcios llegaron a temer a los israelitas.
Los egipcios, pues, obligaron a los israelitas a trabajar duramente,
y les amargaron la vida con dura servidumbre en hacer barro y ladrillos y en toda clase de trabajo del campo. Todos sus trabajos se los imponían con rigor.
Aquí vemos resumidos los trabajos forzados que impusieron sobre el pueblo de Dios.
Los egipcios convierten a los israelitas en sus esclavos.
Humillan y maltratan al pueblo de Dios para hacer los trabajos más difíciles en Egipto.
Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron como el rey de Egipto les había mandado, sino que dejaron con vida a los niños.
El rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: «¿Por qué han hecho esto, y han dejado con vida a los niños?»
Las parteras respondieron a Faraón: «Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias, pues son robustas y dan a luz antes que la partera llegue a ellas»
Dios favoreció a las parteras; y el pueblo se multiplicó y llegó a ser muy poderoso.
Y por haber las parteras temido a Dios, Él prosperó sus familias.
Entonces Faraón ordenó a todo su pueblo: «Todo hijo que nazca lo echarán al Nilo, pero a toda hija la dejarán con vida»
Ahora el Faraón llama a las parteras encargadas sobre los embarazos en Israel.
La orden de Faraón es que si el bebé que ha nacido es varón - debe ser matado.
Las parteras no pueden cumplir con esta orden pues va en contra de la preservación de la vida - que es un valor no solo judío sino cristiano.
Las parteras evaden la orden del Faraón tal vez al tardarse en atender los embarazos de las mujeres israelitas para que así tengan oportunidad de esconder a sus hijos varones.
Por tanto, al sentirse el Faraón burlado, ordena a todos los egipcios que se levanten contra Israel y que sean ellos mismos que exterminen a los hijos varones.
Ahora si el pueblo de Dios está bajo ataque:
Han sido reducidos a ser esclavos.
Día y noche están trabajando tratando de sobrevivir.
Son maltratados y obligados a construir para los Egipcios.
Están en una tierra que no es de ellos.
Pero, lo más terrible es que ahora lo que más les duele (sus propios hijos) corren peligro ante la orden de exterminio dada por el mismo Faraón de Egipto.
Es una situación insoportable que se ha vivido durante la historia de la humanidad:
Los judíos en el holocausto de Alemania Nazi.
El exterminio de los enemigos del comunismo en China y la Unión Soviética.
Son capítulos oscuros en la historia de la humanidad donde los pueblos oprimidos han sido subyugados por sus enemigos, oprimidos, y casi llevados al borde del exterminio.
III. Dios guarda a su pueblo
III. Dios guarda a su pueblo
Así que podemos resumir el capítulo 1 como el intento del enemigo en destruir al pueblo de Dios.
Este mismo hilo lo vemos a lo largo de la Biblia.
La serpiente tentó a nuestros padres Adán y Eva para hacerlos caer.
Los judíos son casi exterminados por el malvado Amán en tiempos de la reina Ester.
El recién nacido rey y su familia huyen a Egipto porque el rey Herodes dio orden que se exterminaran a todos los niños menor de dos años.
No es nada nuevo el odio del enemigo contra el pueblo de Dios.
El enemigo siempre ha anhelado la destrucción del pueblo de Dios.
Somos odiados por todo lo que representa Satanás, el diablo, los demonios, el mundo y sus placeres, el mundo y sus ideales.
Muchos en lugares altos de poder quisieran deshacerse del cristianismo, acabar con los creyentes.
Sin embargo, en Éxodo 1 vemos algo maravilloso:
Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y más se extendían, de manera que los egipcios llegaron a temer a los israelitas.
Dios favoreció a las parteras; y el pueblo se multiplicó y llegó a ser muy poderoso.
La bendición de Dios no se apartó de su pueblo.
La bendición seguía sobre su pueblo elegido.
¿Sufrieron? Si. ¿Padecieron? Si. ¿Fueron oprimidos? Si.
El sufrimiento fue real…pero fue real también la mano de Dios que estaba sobre su pueblo.
Éxodo 1 nos enseña la clase de Dios a quien servimos, adoramos, reverenciamos.
El Dios que servimos es un Dios que guarda a su pueblo.
El Dios que servimos es un Dios que está al tanto de nuestro sufrimiento.
El Dios que servimos es un Dios que nos guarda en medio de las pruebas que podamos vivir en este mundo.
El Dios que servimos es un Dios que escucha a su pueblo clamando en medio de la aflicción.
El Dios que servimos es un Dios que extiende su mano sobre su pueblo aun cuando los máximos líderes de la tierra han dado la orden del exterminio.
Dios va a enseñar a Israel esta lección - ellos van a ser testigos del Dios poderoso que los ha llamado.
Pero Dios también va a enseñar esta lección al mismo Faraón para que el enemigo del pueblo de Dios entienda la clase de Dios a quien ellos sirven.
Por tanto, refugiémonos en Dios.
Dios es nuestro pronto auxilio.
Dios es un Dios en quién podemos confiar.
Dios es un Dios que nos puede socorrer.
Dios es un Dios vivo que obra en medio de nuestras circunstancias.
Él nos ha dado testimonio a lo largo de la Biblia y a lo largo del transcurso de nuestra vida en este mundo - que podemos confiar en él en medio del dolor, en medio de la tribulación, en medio del sufrimiento más extremo.