Orando y ayunando venceremos
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16 Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,
18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Introducción:
Damos un paso más en la búsqueda de un avivamiento espiritual en nuestra Iglesia, al restaurar la práctica del ayuno en nuestra congregación esperamos poner delante de Dios toda nuestra confianza en que él hará grandes cosas.
El ayuno es una herramienta efectiva que fortalece la vida de oración y testimonio del creyente y consiste básicamente en la abstención de alimentos, no es ordenado de manera tácita por el señor Jesús, pero lo reconoce como una práctica en el creyente.
Puede tener diferentes propósitos: Humillación, quebrantamiento espiritual, arrepentimiento, señal de dolor y luto.
No meditaremos hoy en la metodología del ayuno, sino más bien en los aspectos fundamentales.
El ayuno como recurso espiritual apunta a:
Un reconocimiento de nuestra dependencia de Dios.
Un reconocimiento de nuestra dependencia de Dios.
Acercándonos en una actitud de humillación y sometimiento
El ayuno no es un deber en sí mismo sino que apunta más bien al reconocer nuestros deberes como cristianos
El ayuno no es un deber en sí mismo sino que apunta más bien al reconocer nuestros deberes como cristianos
El ayuno tiene su cara interior.
El ayuno tiene su cara interior.
sino a tu padre que está en los secretos es manifestar tu necesidad espiritual a Dios
¿Cuál es tu necesidad?
Tiene su cara externa.
Tiene su cara externa.
Es humildad, es buscar el embellecimiento espiritual, la limpieza y purificación de nuestros actos
Conclusión:
- Quiero invitarte a ayunar
- Decídelo en tu corazón
- Prepárate desde esta noche acercarte al señor
- Como miembro de esta Iglesia recuerda: No es tu deber ayunar, pero si es tu deber buscar la bendición de la Iglesia y tu vida.