Muerte de Jesus
Juan 19.28-37
Introduccion
La hipocrecia de los judios
El cumplimiento de una profecia
Cuando Cristo salva a un alma no libera al cuerpo de los dolores físicos y la confrontación con el último enemigo. Tanto los que se han arrepentido como los que no deben probar la muerte con todo lo que conlleva. Aunque conduzca a él, la conversión no es el Cielo.
Observa Rollock: “Si Dios ordena y dice algo, el hombre no puede contravenirlo. Si Dios dice: ‘No se quebrará un solo hueso de mi ungido’, ni el César ni todos los reyes de este mundo, el rey de España, el papa y todos sus acólitos, podrán hacer lo contrario. Confiemos en la providencia de Dios, pues, cuando sintamos temor y estemos rodeados de peligros”.
Jesus el cordero salvador
¡Qué cierto es que los mayores enemigos de Dios no son más que hachas y martillos en sus manos, herramientas inconscientes en la ejecución de su obra en este mundo!