No hay peor ciego que el que no quiere ver.
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Introducción.
Introducción.
Hay un refrán español muy conocido que dice así, “No hay peor ciego que él que no quiere ver”. Normalmente se utiliza cuando a pesar de las evidencias de algo concreto, hay un empecinamiento por ir en otra dirección.
Hay una película llamada la verdad duele, protagonizada por Will Smith, donde hace de un patólogo de origen africano y luego de muchos estudios, llega a la conclusión que aquellos que practican el futbol americano, el rey de los deportes de EEUU, una vez retirados sufren una cierta demencia cronica y mueren. El tipo se pelea con medicos, la NFL (Liga profesional), patrocinadores, porque nadie queria darle crédito por todo lo que se mueve.
Hoy vamos a introducirnos al capitulo 9 de Juan, donde el texto nos habla acerca de un ciego que tiene un encuentro con Jesús, es sanado, pero aquellos que son parte de esta historia están enceguecidos aún más que aquel que no veía.
A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: —Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres? —Ni él pecó, ni sus padres—respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida. Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar. Mientras esté yo en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y se lo untó en los ojos al ciego, diciéndole: —Ve y lávate en el estanque de Siloé (que significa: Enviado). El ciego fue y se lavó, y al volver ya veía. Sus vecinos y los que lo habían visto pedir limosna decían: «¿No es éste el que se sienta a mendigar?» Unos aseguraban: «Sí, es él.» Otros decían: «No es él, sino que se le parece.» Pero él insistía: «Soy yo.» —¿Cómo entonces se te han abierto los ojos?—le preguntaron. —Ese hombre que se llama Jesús hizo un poco de barro, me lo untó en los ojos y me dijo: “Ve y lávate en Siloé.” Así que fui, me lavé, y entonces pude ver. —¿Y dónde está ese hombre?—le preguntaron. —No lo sé—respondió.
1. Jesús y sus discípulos.
1. Jesús y sus discípulos.
a) Los discípulos no tenían dudas de que la ceguera era producto del pecado.
b) Los discípulos buscaban culpables. Cuantas veces buscamos culpables, ante la enfermedad, la tragedia, la partida de un ser que amamos, etc.
c) Jesús les enseña que a pesar de las circunstancias que ellos están viendo, Dios se puede y quiere glorificarse.
d) Los discípulos aqui estan siendo movidos por el morbo. Pero, en Hechos 3, serán movidos por el poder de Jesús.
e) Jesús dijo que Él era la luz del mundo, y que dijo de su Iglesia. Estamos llamados a ser pequeñas luces que alumbren y muestren el poder sanador de Jeús.
2. Jesús y el ciego.
2. Jesús y el ciego.
a) Muchos estudiosos han intentado darle un significado en el escupitajo de Jesús y el barro. Pero la centralidad de esta porción de texto yo la encuentro en la fe del ciego.
b) Primero, obedece a Jesús, pero luego va hacía el Estanque de Siloe. A lo mejor conocía el camino de memoria. No lo sabemos, lo importante es que a pesar de su desgracia, el camino en pos de la orden de Jesús.
c) ¿Cómo se llama nuestro lema? No será acaso que usted y yo estamos llamados a caminar en post de la orden de Jesús y ver lo que Dios es capaz de hacer en mi enfermedad, en mi crisis familiar, en mi matrimonio.
d) En ocasiones muchas veces le pedimos a Dios que haga algo por nosotros, y no le pedimos que haga algo en nosotros. No es lo mismo. Porque lo que Dios haga por nosotros será pasajero, pero lo que haga en nosotros será eterno.
3. El ciego y los vecinos.
3. El ciego y los vecinos.
a) Cuando tienes un encuentro transformador con Jesús se nota, ¿Cual es la evidencia? El cambio. El borracho ya no bebe, el estafador se vuelve honesto, la chismosa se vuelve prudente, el mentiroso dice la verdad. Siempre hay un cambio.
b) A pesar del cambio, hay incredulidad, de los vecinos, los amigos, la familia. A pesar de las evidencias, los vecinos del ciego están más ciegos que él. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado cuando Jesús hizo el barro y le abrió los ojos al ciego. Por eso los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había recibido la vista. —Me untó barro en los ojos, me lavé, y ahora veo—respondió. Algunos de los fariseos comentaban: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado.» Otros objetaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes señales?» Y había desacuerdo entre ellos. Por eso interrogaron de nuevo al ciego: —¿Y qué opinas tú de él? Fue a ti a quien te abrió los ojos. —Yo digo que es profeta—contestó. Pero los judíos no creían que el hombre hubiera sido ciego y que ahora viera, y hasta llamaron a sus padres y les preguntaron: —¿Es éste su hijo, el que dicen ustedes que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver? —Sabemos que éste es nuestro hijo—contestaron los padres—, y sabemos también que nació ciego. Lo que no sabemos es cómo ahora puede ver, ni quién le abrió los ojos. Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad y puede responder por sí mismo. Sus padres contestaron así por miedo a los judíos, pues ya éstos habían convenido que se expulsara de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo. Por eso dijeron sus padres: «Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad.»
4. El ciego y los fariseos.
4. El ciego y los fariseos.
a) Era Sábado. Los fariseos o religiosos, también tienen una ceguedad y es peor que la del ciego. tienen una ceguedad espiritual, no son capaces de admitir su necesidad de ser iluminados.
b) Los religiosos por norma general, lo saben todo, nunca están prestos a oír, sino a responder, nunca creen que tienen ellos los problemas, sino otros.
c) De hecho ahora mismo tú estas pensando que no eres un religioso. ¿Cómo eres? Eres realmente alguien que se goza con las bendiciones de los demás, eres alguien que escucha? o no esperas y disparas con el latigo de la lengua.
5. Los Judíos y los padres.
5. Los Judíos y los padres.
a) Probablemente se desentendieron de su hijo. Hoy vemos lo mismo, cuantos padres se desentienden de sus hijos.
no me refiero solo al tema económico, sino al ámbito familiar, muchos han buscado ser amigos de sus hijos antes que verdaderamente padres, y el producto ha sido que se ha perdido la autoridad, muchos hijos hacen lo que cualquier cosa con sus padres, perdieron el respeto, porque se desentendieron.
b) Los padres de este ciego, tenían miedo de que los echen de la sinagoga y por eso guardaron las apariencias.
c) En ocasiones hemos visto también como por guardar las apariencias, por no mostrarnos tal como somos, por no decir, hermanos me cuenta horrores mantenerme santo, En la iglesia debería ser el lugar donde menos se aparente y lo hemos entendido mal.
En la teoría lo sabemos pero nos cuesta.
Conclusión.
Conclusión.
v: 30, termina mostrando la realidad espiritual de los religiosos.
Este ciego, vuelve a tener un encuentro con Jesús. Después de haber sido sanado.
Para Dios es muy sencillo hacer obras milagrosas y mientras que por un lado los hombres del templo expulsan al ciego, el Señor del templo lo fue a buscar.
El Ciego, no tenía una idea clara acerca de Jesús, sin embargo pensaba que era un gran hombre. A lo mejor piensas lo mismo, piensas que Jesús es alguien maravilloso, pero aún no le has entregado tu corazón, El señor del templo ha venido por ti.
Cuando una vida es tocada por Jesús, no solo le recibe sino que le adora, nosotros le llamamos a esto un tiempo de adoración, porque los que estábamos ciegos, necesitamos adorarle. Los que no veíamos que íbamos en camino de muerte, y llego la luz a alumbrarnos, vivimos para adorarle.
Adorarle no es cerrar los ojos y poner cara de vela derretida, sino es la expresión de que voy a adorar a Jesús no solo aquí, sino ahi fuera.
La verdadera adoración que Jesús esta buscando, es que sus hijos vivan alumbrando como pequeñas luces en medio de este mundo de tienieblas.
¿Sabes porque no le adoras? Porque a lo mejor estas ciego, como no adorarle. Si puedo ver.