Contigo y en ti
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Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre:
el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.
Quiero recordarte una verdad que si bien tal vez no se nos olvida pero aveces la pasamos de largo o no alcanzamos a valorar y abrazar. DIOS ESTA CON NOSOTROS Y EN NOSOTROS. Pero que significa todo esto?
El deismo cree que hay un ser divino pero que abandono a su suerte a la creacion para gobernarse por si misma. Sin embargo, Dios es trascendente e inmanente. El trasciende por encima de su creacion pero la dirije y sostiene.
Pudiéramos decir que la meta del Antiguo Testamento o el propósito, es el comienzo de la narración de la historia de un Dios, Jehová, que deseó crear un pueblo y después de crear su pueblo quiso morar entre ellos. Y lo creó para morar entre ellos y vivir en relación con ellos. Eso yo creo que nos da una buena idea de qué es lo que Dios quiere con nosotros.
Dios es un Dios relacional y no porque tenga necesidad de compañía.
Dios no vivió en la eternidad pasada en necesidad de compañía, Dios no tiene necesidad, Dios es autosuficiente, Dios está completo, satisfecho, gozoso en sí mismo, pero Dios, por el amor que Él tiene y el amor que Él es, quiso darse así mismo.
Y cuando lo hizo, entonces, creó un pueblo, para darse a ese pueblo, vivir con ellos, vivir entre ellos.
EN EL EDEN
Es interesante que cuando uno revisa la historia bíblica, uno encuentra a Dios morando con su pueblo de principio a fin. En el Antiguo Testamento, al inicio, Dios está en el Génesis, en relación con Adán y Eva, sin que nada, interrumpiera esa relación.
No había pecado en la creación y Dios está ahí, relacionándose con ellos de la forma más íntima posible. Hay una caída y luego de la caída, entonces, Dios elige a un pueblo, pero quiere que en el pueblo se fabrique, se edifique, se erija un Tabernáculo.
2. TABERNACULO
Y en el Tabernáculo, entonces, habría un lugar, que Él denominó el lugar santísimo. Donde Dios, entonces, iba a morar, en el lugar santísimo, simbólicamente y el Tabernáculo iba a estar en el medio del pueblo; ese fue el diseño de Dios. De una manera, comunicando, yo quiero morar con mi pueblo, en medio de mi pueblo.
El Cielo CAPÍTULO 17: ¿QUÉ SIGNIFICARÁ QUE DIOS MORE ENTRE NOSOTROS?
Dios dice: “Estableceré mi morada en medio de ustedes, y no los aborreceré. Caminaré entre ustedes. Yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo” (Levítico 26:11–12).
3.TEMPLO DE SALOMON
Luego hay una fabricación del templo de Salomon y Dios permanece todavía, habitando en el templo. Obviamente, las paredes no lo contenían, pero el templo era el símbolo de que Dios estaba habitando en medio del pueblo. Bueno, el templo, por razones históricas conocemos que fue destruido por la desobediencia del pueblo judío, del pueblo hebreo. El pueblo se va al exilio, pasamos al Nuevo Testamento y ahí viene la persona de Jesús.
4. DIOS HECHO CARNE
Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”).
Y Jesús representa la encarnación de Dios y viene a habitar de nuevo con su pueblo. De manera que, la plenitud de Dios ahora, Dios con nosotros, Dios encarnado, ahora está en medio del pueblo de otra manera, de una forma más íntima incluso, más real, habitando con el pueblo.
1 Tim 3:16 “Sin duda alguna, el gran misterio de nuestra fe es el siguiente: Cristo fue revelado en un cuerpo humano y vindicado por el Espíritu. Fue visto por ángeles y anunciado a las naciones. Fue creído en todo el mundo y llevado al cielo en gloria.”
Aquí tenemos la primera verdad de nuestra santa fe: “Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne.” El que nació en Belén es Dios, y “Dios con nosotros.” Dios, allí se encuentra la majestad; “Dios con nosotros,” allí se encuentra la misericordia. Dios: aquí hay gloria; “Dios con nosotros,” aquí hay gracia. Dios a secas podría sobrecogernos de terror; pero “Dios con nosotros” nos inspira esperanza y confianza. Tomen mi texto como un todo, y cárguenlo en sus pechos como un manojo de dulces especias que perfumen sus corazones con paz y gozo. Carlos Spurgeon
Esta gloriosa palabra Emanuel significa, primero, que Dios en Cristo está con nosotros en una asociación muy cercana. La partícula griega utilizada aquí es muy vigorosa y expresa la forma más fuerte de “con.” No es simplemente “en compañía de nosotros” como lo expresaría otra palabra griega, sino “con,” juntamente con,” y “compartiendo con.” Esta preposición es un remache ajustado, un vínculo firme, que implica, si no es que declara, un comunión íntima. Dios está íntimamente y peculiarmente “con nosotros.”
Ahora, piensen por un momento, y verán que Dios, por medio de un hecho real, se ha acercado a nosotros en una íntima asociación. Debe haberlo hecho, pues ha asumido nuestra naturaleza, literalmente nuestra naturaleza: carne, sangre, huesos, todo lo que constituye un cuerpo; mente, corazón, alma, memoria, imaginación, juicio, todo lo que hace racional a un hombre
Cristo Jesús fue el hombre de los hombres, el segundo Adán, el hombre representativo modelo. No piensen que Él es un hombre deificado, como tampoco deben considerarlo un Dios humanizado, o un semidiós. No confundan las naturalezas ni dividan a la persona: Él es una sola persona, y sin embargo es hombre verdadero como también es Dios verdadero.
5. EL ESPIRITU SANTO
Jesús, termina su misión, asciende a los cielos y el Espíritu de Dios desciende y comienza a morar con nosotros, en nuestro interior.
Y nosotros vemos todo el tiempo a Dios queriendo morar con su pueblo: En el jardín, en el Tabernáculo, en el templo, en la persona de Jesús, ahora en nuestro interior. Y cuando llegamos al libro de Apocalipsis ¿Qué encontramos? La nueva Jerusalén, en medio de la cual, mora el Hijo de Dios; y Él es el nuevo templo, en la nueva Jerusalén. De manera que, de una forma clara, podemos ver el deseo de un Dios autosuficiente, que no necesita de nada ni de nadie, queriendo morar en el medio de su pueblo, para darse a sí mismo y que el pueblo pueda disfrutar de los beneficios de lo que Él es; y eso es como debiéramos comenzar a ver el Antiguo Testamento.Considere esta declaración: “Dios mismo estará con ellos” (Apocalipsis 21:3)
Randy Alcorn, El Cielo, trans. Raquel Monsalve (Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc., 2006), 139.