El poder de Dios para salvación

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Romanos 1:16.

Introducción

En un tiempo Pablo persiguió a la iglesia, despreció y se burló del evangelio de Jesucristo. Pero después de su conversión camino a Damasco sus ojos fueron abiertos y pudo ver el poder del evangelio manifestado en su propia vida. Ahora no se avergonzaba de él sino que al contrario, lo predicaba con firme convicción en todo lugar. Aquellas personas que se avergüenzan del evangelio es porque no han experimentado el poder que se manifiesta en la vida del hombre.

Poder de Dios

La predicación del evangelio son las buenas noticias que anuncian la esperanza de salvación provista por El Padre a través del sacrificio de Cristo en la cruz. El mensaje que predicamos no es palabra humana o terrenal sino Palabra de Dios, la misma que creó al mundo y todo lo que existe. Solamente la Palabra de Dios puede redargüir la vida del hombre pues es activada por El Espíritu Santo convenciéndole de pecado: “Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Juan 16:8”.

Salvación

Nadie puede salvar su alma por medios terrenales o por sus propios medios: “¿qué recompensa dará el hombre por su alma? Marcos 8:37”. Solamente en Cristo se encuentra la salvación del alma, Él ya pagó el precio de nuestra salvación con su preciosa sangre en la cruz. Y este es el mensaje que se predica: “El amor de Dios manifestado en el sacrificio de Cristo”. Por lo tanto contiene poder para la salvación de toda la humanidad.

Para el que cree

Se predica el mensaje de salvación para que el mundo conozca del amor de Dios y crea en Jesucristo como su único y suficiente Salvador. ¿Pero cómo creerán si nadie les predica? (Romanos 10:14). Es necesario predicar el mensaje de Salvación para que la gente conozca y crea en el poder de Dios para salvación: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:10”.

Conclusión

Si has experimentado el poder de Dios en tu vida, no puedes avergonzarte del evangelio, debes sentirte dichoso y privilegiado de poder anunciarlo. No te avergüences de proclamar al mundo que Cristo es Señor, pues si hoy te avergüenzas de Él, Él se avergonzará de ti: “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. Marcos 8:38”. Invita a tus amigos a la célula familiar casa de pan para que escuchen el evangelio de salvación.