MI CASA ES SU TEMPLO.
LUCAS 11:24-26.
LIMPIO E INMUNDO Una persona o cosa era declarada como apta o no apta para participar en el culto, entrar en lugares sagrados o estar en contacto con la comunidad, de conformidad con estatutos dictados por Dios
La persona o la cosa inmunda produce un efecto de contagio, ya sea porque se le toque, o por estar bajo un mismo techo con ella. A este estado se le llama impureza
El contacto con el cadáver de un animal inmundo producía impureza. De igual manera si el animal caía en una vasija, ésta quedaba inmunda. El agua que estuviere en contacto con el cadáver de un animal inmundo, también era impura, así como los alimentos que fueren afectados. Se eliminaba la impureza lavando los vestidos, bañándose y quedándose apartado “hasta la noche”. En algunos casos se requería también un sacrificio. Todas estas precauciones se justificaban en la enseñanza de que Dios es santo y los suyos debían serlo también (Lv. 11:43–45
Particular cuidado se tenía con ciertas enfermedades de la piel ( •Lepra), que obligaban a declarar inmunda a una persona, o ciertos defectos de una casa (Lv. 13:1–59
El concepto de inmundo se extendía a los incircuncisos (Is. 52:1). Se tenía la idea de que la tierra de las naciones no israelitas era inmunda (Jos 22:19; Am. 7:17), así como los ídolos (Is. 30:22). Ciertos pecados hacían inmunda o contaminaban la tierra. Eso fue lo que pasó con los cananeos (“En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, y la tierra fue contaminada” [Lv. 18:25]). Los muchos pecados de Israel le trajeron juicio de Dios, pero siempre con la esperanza de que el Señor les limpiaría (“Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias” [Ez. 36:25]).
En el NT, el término que se usa es akathartos, la mayoría de las veces con referencia a los “espíritus inmundos” (Mt. 10:1; Mr. 1:23; Lc. 4:33; 11:24; Hch. 5:16, etcétera
κοσμέω kosméo; de 2889; poner en orden propio, i.e. decorar (lit. o fig.); espec. apagar (una mecha):—adornar, arreglar, ataviar
Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, 4sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. 5
χολάζω sjolázo; de 4981; tomar vacaciones, i.e. estar en descanso para (por impl. dedicarse uno mismo por completo a); fig. estar vacante (de una casa):—ocuparse en, desocupar
πονηρός ponerós; de un der. de 4192; dañino, i.e. malo, mal (prop. en efecto o influencia, y por eso difiriendo de 2556, que se refiere más bien a carácter esencial, al igual que de 4550, que indica degeneración de la virtud original); fig. calamitoso; también (pas.) enfermo, i.e. con enfermedad; pero espec. (mor.) culpable, i.e. delincuente, vicioso, facineroso; neut. (sing.) trastada, malicia, o (plural) culpa; masc. (sing.) el diablo, o (plural) pecador:—peor, perverso, perversa, crimen enorme, envidia, mal, maldad, maligno, maligna, malo, mala, malvado, malvada, malas cosas. Véase también 4191
πόνος pónos; de la base de 3993; afán, fatiga, i.e. (por impl.) angustia:—dolor.
kakós; apar. palabra prim.; indigno, inválido, sin valor (intrínsecamente, tal; en tanto que 4190 prop. se refiere a efectos), i.e. (subj.) depravado, u (obj.) injurioso:—pestilente, daño, mal, malo
19Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado.