Rompamos el Ciclo
Matrimonios • Sermon • Submitted
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· 20 viewsPensar lo mejor es siempre lo mejor, porque atraes el corazón de tu pareja
Notes
Transcript
Buenas tardes ¿cómo están? Es un gusto poder estar aquí, en la primera de muchas reuniones de matrimonios, sobrevivientes del Covid. Muchas gracias a los pastores: Mario. A quienes me hicieron la invitación Daniel y el hermano Mario. Gracias es un honor y privilegio.
Lo que parecía cosa de algunas semanas se prolongó por más de 2 años, y aunque parecía algo sencillo, estar en familia, la esposa, el esposo, pero resultó no ser tan fácil. En este periodo aumentaron los problemas matrimoniales, de familia y hasta casos de divorcios.
Me gustaría compartir algo, que es resultado de mi propia experiencia. Por la pandemia pasamos mucho tiempo juntos y nos vimos obligados a poner en práctica la paciencia, el esfuerzo, la contención, en una palabra, pusimos en práctica la decisión hecha el día que nos casamos.
Me acompaña Almita mi esposa, el pasado martes cumplimos 25 años de casados (Bodas de plata). Y me acompaña en el ministerio como pastores en la congregación dónde Dios nos puso, además, dirigimos Manos de Ayuda y por supuesto vivimos juntos, con nuestros 3 hijos. Lo que quiero decir es que, de lunes a viernes, compartimos horarios en la oficina, domingos y días de reunión en la iglesia estamos juntos, y vivimos en la misma casa. La convivencia diaria, trabajar juntos, puede crear cierta tensión. Claro que nos amamos y hemos pasado por muchas pruebas y crisis, pero quiero ser totalmente transparente y honesto. La convivencia del matrimonio presenta sus retos y al igual que ustedes, estoy aprendiendo en mi matrimonio. No es algo sacado de un libro o que me contaron, es parte de nuestra experiencia, que a veces ha sido dolorosa.
En estos años juntos sigo aprendiendo. Cuando te enamoras, muchas cosas las haces sin esfuerzo, no te cuesta esperarla horas, caminar bajo la lluvia, darle a ella el último taco, pero al casarte eso que antes era sin esfuerzo, ahora te cuesta y tienes que esforzarte, hacerlo intencionalmente.
Quiero fundamentar la plática en lo que el apóstol Pablo escribe a los Corintios, quizá este pasaje se leyó cuando te casaste. Mucho de lo que dice es fácil de entender, nos recuerda cosas que ya sabemos, pero en el verso 7 se pone espinoso y no parece realista. Pero es este verso el que nos dice algo muy importante, algo que de enamorado lo haces todo el tiempo, parece un consejo no realista, pero es algo que todos hacemos de forma correcta o incorrecta.
“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.” (1 Corintios 13:4–5, NVI)
Esto lo podemos entender, no siempre aplicar, pero lo entendemos, sobre todo las últimas 3 palabras “no guarda rencor”, porque en las relaciones cuando nos conviene llevamos un registro de cada ofensa: acuérdate que hace 4 años que te dije que año nuevo sería con mi familia ¡te reíste! Hay quienes recuerdan fechas, no la del aniversario, pero sí el de la ofensa. Se acuerdan de cada detalle, parece increíble que tengan almacenada toda esa información.
“El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad.” (1 Corintios 13:6, NVI)
Esto también lo sabemos, es verdad a veces me burlo de mi viejito, pero es mi viejito, reconozco que tengo que trabajar en esto. Quizá no nos gusta, pero reconocemos que debemos trabajar en esa área. Y llegamos al verso que quiero desarrollar. Parece que dice lo mismo, pero la perspectiva es diferente y lo repite para que no lo pasemos por alto:
“Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Corintios 13:7, NVI)
Aquí me quiero detener. Esta época post pandemia dejó muchas secuelas, de todo tipo. El negocio sufrió, la salud, algún familiar o amigo falleció, el trabajo se vio limitado y en esos momentos nos ponen tensos. El hombre suele esconder la preocupación, la mujer suele querer hablar de todo lo que está pasando y esa diferencia provoca que cada uno se siente ofendido. Así que cuando Pablo dice: ¡todo lo disculpa! Pensamos: esto no puede ser verdad ¡todo! Pero ¿y si tengo evidencia de la herida? ¿tengo que disculparlo todo? ¿a la fuerza? ¿hacer como que no me ofendió?
Todo lo cree ¿what? Esto es demasiado. Los que se creen todo están en una relación tóxica, son codependientes. Todo lo espera y todo lo soporta. Aquí mejor vámonos, porque ¡esto no puede ser verdad! Es imposible ¿qué quiere decir Pablo? Eso intentaré explicar.
En toda comunicación de pareja hay ocasiones que queda un vacío entre lo que esperamos que sucede y lo que sucede. Expectativa vs. Realidad. Cuando esperas que haga esto, y ¡no lo hace! Dijo que llegaría a las 4 y llega a las 6. Dijo que sacaría la basura y no lo hizo. Dijo que colgaría ese estante y ahí sigue en el piso. Dijo que ahora ya no se enojaría y sí se enojó. En toda relación pasa esto… o ¿soy sólo yo? Hay un espacio entre lo que esperamos, lo que prometió de novios, la última vez o en la boda, o la semana pasada y ¡no lo hizo!
Hay un vacío entre lo que se espera -porque lo prometió- y lo que en realidad sucedió. Ahora bien, en esos momentos hay que tomar una decisión, y ¡lo haces! Ya sea que lo digas o no. Ahí decides creer lo mejor o decides creer lo peor. Pensar lo mejor o lo peor y decides llenar los vacíos con ese pensamiento.
Cuando no hace lo que dijo, en ese momento piensas ¿por qué hace eso? Y ahí está el detalle, porque no es lo que se dice, sino lo que se ¡piensa! En nuestra mente pensamos algo y ¡eso es! Ya decidimos que lo que pensamos esa es la razón por la que hizo o no algo. Eso lo hacemos en la mente y después actúas de acuerdo con lo que pensaste. Pensar lo mejor o lo peor.
Si decides creer lo mejor, piensas: ha estado ocupado, quizá fue, pero estaba cerrado, ha de tener una buena razón, no había, con tanto pendiente y problemas, quizá sencillamente se le olvidó, etc.
Si crees lo peor, piensas: seguro no se acuerda de mí, siempre me deja al último, nunca me pone atención. Si me dice que se le olvidó ¡mucho peor! No tiene consideración por mí.
Todo empieza en la mente y después sale por la boca en forma de actitudes. Hay 2 elementos que determinan cómo llenas esos espacios en blanco: Lo que sucede y lo que eres:
Lo que sucede: Dijo que llegaría a las 4, son las 6 y aún no llega.
Lo que eres: esta parte no te va a gustar. Es que tú no sólo eres tú, eres tú y todo lo que traes de tu familia, de tus experiencias, infancia. Todo eso afecta o infecta nuestro corazón. Lo que has vivido, el dolor, sufrimiento, traición, la enfermedad, los miedos, todo eso lo traes cargando. Más lo que has visto y oído y así es como decides llenar los vacíos.
Al ver lo que hace tu pareja, eso activa lo que has experimentado en el pasado. Ahora te hago una pregunta ¿cuál es tu tendencia? ¿hacia qué lado te inclinas? Tan pronto llega la información: no llego a la hora que dijo. ¿qué es lo primero que piensas? Si te dice ¡me olvidé! ¿qué piensas?
Pero antes que te enojes al acordarte, o digas ¡este no conoce a mi esposa, esposo! ¡ya te quiero ver aguantando a mi esposo una semana, un día! Alto, alto, antes que sigas te debo decir que ¡Todos tenemos una historia qué contar! Pero siempre, la nuestra es peor. Así que antes que pienses eso, contesta tú ¿a dónde te inclinas? Debes saber que ¡no te estoy juzgando! ¡yo lucho con esto mismo! Pero dime tú, ¿cuál es tu reacción? No la de tu pareja ¿tu cómo reaccionas?
Los matrimonios duraderos aprenden a inclinarse a pensar lo mejor. No es natural, se tiene que aprender, te debes esforzar. Y esas personas son generosas, claro que tienen problemas como nosotros, pero aprenden a pensar lo mejor.
En una encuesta buscando la razón de relaciones exitosas, tomaron un grupo de matrimonios felices con más de 10 años y buscaron algo en común. Encontraron que tenían malentendidos en cuánto a cómo es su pareja en realidad.
Los investigadores pensaron: son un matrimonio feliz por muchos años, seguro tienen una idea clara de cómo es su pareja, pero lo que encontraron fue lo contrario. Descubrieron que en realidad tenían opiniones irreales de su pareja. Le preguntaron al hombre cómo se consideraba él como de ayuda, y se calificó bajo y su esposa lo calificó ¡alto! Así en varias áreas.
La conclusión a que llegaron es ¡el amor es ciego! La ilusión positiva de la pareja crea una espiral positiva de amor. Suena raro, pero sabes ¡eso es lo que hiciste al enamorarte! Cuando salías con él o ella ¡no veías sus errores ni defectos! Tus amigos te decían: Hey ya la tienes que superar, pero yo no puedo, pa ser sincero yo ni quiero. En el noviazgo, aunque tus padres te dijeron sus defectos, creaste una ilusión. Tu amor en cierto sentido ¡era ciego!
La ilusión en el sentido de una convicción de que tu pareja es así. La convicción trae seguridad, alimenta la intimidad y la intimidad alimenta el amor. El cónyuge que piensa que su pareja tiene la fortaleza que él o ella necesita ¡la encuentra! El consejo de los investigadores es: encuentra la explicación más generosa de cada comportamiento de tu cónyuge y después ¡créelo!
En cada relación hay vacíos, no se cuál sea tu experiencia del pasado, pero cada vez que sucede algo que no esperabas, es tu decisión, tu elección, tú decides qué poner en ese espacio, todo empieza en tu mente.
Al tener un pensamiento negativo, no importa lo que suceda ¡vas a querer tener la razón! Cuando llegue tarde dirás ¡lo sabía! Y él o ella dice: ¿cómo supo que tendría un accidente!
Sabes que más de uno se alegra cuando la pareja se equivoca. Porque da la excusa para mostrar que tienen razón. Al hacer esto, lo que deseas es descubrir y celebrar que está mal y quizá ganes la discusión, pero estas perdiendo la relación más importante de tu vida y eso es ¡tu decisión!
Con este contexto leamos otra vez el pasaje que se dijo hace casi 2 mil años, pero es la clave para tener un matrimonio fuerte. Es la clave para quienes viven juntos, pero tienen mucho tiempo separados, hasta duermen en camas separadas.
“Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Corintios 13:7, NVI)
¿Ves lo que dice? ¡no se trata de que no esté equivocado ¡lo están! Pero la disculpa protege la relación. No voy a buscar la oportunidad para culparte, sino la oportunidad para disculparte. “Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Cuando decides pensar lo peor, contribuyes a dañar la relación, aún cuando sea justificado, participas en la destrucción de la relación.
Te diré algo de tu esposo o esposa. Lo último que quiere hacer es decepcionarte. No importa qué tan mal esté la relación, no quiere que te sientas decepcionado por su comportamiento. Nadie quiere desilusionar a la persona que ama. Cuando vas a lo negativo el mensaje es ¡No importa lo que hagas, ni qué tanto lo intentes, nunca das el ancho! ¡no sabes hacerme feliz! Y al decirlo ya sea con palabras o comportamiento, alejas a esa persona, porque siente que siempre te decepciona.
En tu mente dices: si no quieres decepcionarme ¡deja de hacer eso! ¡fácil! Ya no te olvides, lee mi pensamiento, reacciona como yo, haz mejor las cosas, barre, calla, habla, siéntate, si no quieres decepcionarme ¡haz lo que yo quiero y listo! Pero esto no es una relación es una dictadura.
Por eso, lo mejor que puedes hacer cuando hay un vacío es llenarlo pensando lo mejor; porque cuando decides creer lo mejor y lo dices ¿sabes qué estás creando? Un margen en la relación y la respuesta será que se va a querer acercar a ti.
Si te vas a lo negativo, lo que provocas es ¡miedo! Cuando llega tarde y no tiene una buena razón, le da miedo y no quiere llegar, porque no quiere decepcionarte, no quiere hacerte sentir que no da el ancho ¡nadie quiere sentirse así!
Al pensar lo mejor lo que estás comunicando es: ¡confío en ti! Antes de que me expliques o saber qué pasó, confío en ti. Lo que le estás diciendo es: te acepto, no me decepcionas. Ahora sí dime ¿quién me quita a mi esposa o esposo?
“Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Corintios 13:7, NVI)
Tampoco estoy diciendo que no hay pláticas difíciles, no se trata de ignorar la realidad de la relación. Si tienes un problema ¡busca ayuda! Seamos honestos ¡esto no es fácil! Pero si son problemas de relaciones, empieza por tomar una decisión: creer lo mejor o lo peor. Es tu decisión, y por el bien de tu matrimonio, aprendamos a creer lo mejor de nuestro cónyuge.
Además ¿sabes algo del corazón de tu cónyuge? Es igual al tuyo. Nuestro corazón es atraído a el lugar donde es aceptado. Así que esta es la oportunidad para atraer el corazón de tu pareja.
Si decides creer lo peor, puede que sigan en la misma casa, pero no se sentirán aceptados, puede que su cuerpo llegue a casa, pero su corazón quedará en otro lugar, porque no importa qué tanto lo intente ¡nunca será suficiente!
Si no compré la comida se que al llegar a casa me irá mal, si no pagué el internet, etc. No cumplo las expectativas, se que la decepcionaré ¡otra vez! No lo hice bien, estará con su cuerpo, pero su corazón estará lejos, porque mi corazón y el tupo es atraído a un lugar de aceptación.
Jesús lo dice de esta manera:
“Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes.” (Lucas 6:31, NVI)
Que tal si decides empezar poco a poco, decide pensar siempre lo mejor, qué tal si dices: haré con mi esposo, con mi esposa, lo que quiero que haga por mí.
Esta plática la puedes ponerlo en práctica hoy mismo. Si la próxima ve que te equivoques tu cónyuge no te dice nada, no te reclama, hasta te vas a desmayar, pero te quedarás ahí.
Las parejas felices aprenden a creer lo mejor, a llenar esos vacíos con confianza. Termino con esto: Es importante y necesario que tomemos esta decisión, porque somos los adultos que estamos dejando una generación de niños que quizá no han visto o no verán lo que son las relaciones saludables y cuando crezcan no sabrán cómo hacerlo. Tenemos la oportunidad de modelar un nuevo estilo en las relaciones.
Quizá vienes de un divorcio, una relación enfermiza, o tus padres se divorciaron, o estás en tu 2º matrimonio, hoy tienes la oportunidad de modelar un nuevo matrimonio y esto ayudará a que tus hijos sepan que vale la pena luchar por el matrimonio.
Si eres cristiano, debes saber que podemos modelar este tipo de relación, no porque seamos mejores, sino porque sabemos que no lo somos. Somos pecadores que hemos sido perdonados y extendemos ese perdón a la persona con quien queremos pasar el resto de nuestra vida. La mejor oportunidad de impactar la cultura no es sólo ir a la iglesia, sino aprender a permanecer en tu matrimonio, enamorado, amando a tu cónyuge, así como Jesús nos amó.
Cuando entendemos que nuestro Señor envió a Su Hijo Jesús a morir en la cruz por amor a nosotros. EL Señor Jesús se sometió a la cruz y nos invita a someternos los unos a los otros.
Que nuestro propósito no sea ganar las peleas, sino enamorarnos más. Al modelar esto, Dios nos puede usar para levantar una generación que entiende el amor de manera diferente. Cuando te pregunten ¿cómo logras sobrevivir al matrimonio? La respuesta no es: porque somos mejores, sino: Gracias a nuestro Padre y lo que ha hecho por nosotros por medio de Su Hijo.
No se cuál es la situación de tu matrimonio, lo que sí se, es que, si estás aquí, es porque puedes tener un matrimonio mejor. Hoy es el día de la esperanza. Si es necesario perdonar ¡perdona! Si es necesario pedir perdón ¡pide perdón! Pero no sigas cargando con ese dolor o con ese matrimonio de rivalidades.
Palabra de Dios