SUPERACION DE PROBLEMAS Y FRUSTRACIONES
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“Estoy tan frustrado que no sé qué hacer”.Este clamor es común en nuestro tiempo. ¿Qué significa?
Es un sentimiento profundo de ineficacia e insatisfacción que se origina en problemas que no han sido resueltos.
Nos sentimos imposibilitados de triunfar en situaciones que hemos tratado de afrontar sin éxito
Sentimos deseos de abandonarlo todo, pero una decisión de esa clase tiene un costo demasiado alto, especialmente en el matrimonio.
¿Por qué queremos darnos por vencidos cuando estamos frustrados? Posiblemente estemos desconformes con los resultados de nuestros esfuerzos. Algunos dicen: “He hecho todo lo posible y nada da resultado”. Tal vez nos sentimos defraudados con los esfuerzos que otros hacen. “El nunca me escucha, nunca cambia y jamás hace lo que debe hacer”. Puede ser que estemos decepcionados por los fracasos en nuestra vida diaria, y eso afecta nuestro matrimonio.
¿Por qué estamos tan frustrados en vez de tener esperanza?
1. Tal vez no hemos aceptado el hecho de que la imperfección es parte de la vida aquí en la tierra. Los problemas, las dificultades y las decepciones son normales. Tenemos que aprender a enfrentar todo eso. Algunas cosas deben ser aceptadas, mientras que otras pueden ser superadas; esto es parte de la vida.
2. Quizá no hemos buscado consistentemente al Señor con su poder sobrenatural para superar las dificultades. En Jeremías 32:27, Dios nos pregunta: “¿Habrá algo que sea difícil para mí?”¿No será que nuestra fe es muy pequeña, ni siquiera como un grano de mostaza? La insuficiencia humana ¿es una barrera para la obra de Dios?
3. Acaso no hemos aprendido a ver las decepciones como un medio de crecimiento. ¿No son las dificultades un medio para probarnos y enseñarnos lecciones importantes? Quizá necesitamos aprender a resolver estas cosas sin enojarnos o caer en un estado melancólico, o darnos por vencidos.
Que hacen las esposas cuando se sienten frustradas?. Pueden enojarse, deprimirse, y considerar como perjudiciales ciertas actitudes que ordinariamente pasarían por alto.
¿Qué hacen los esposos en estas situaciones? Pueden volverse violentos, ya sea verbal o físicamente. Pueden encolerizarse sin ser violentos y deprimirse o permanecer en silencio. También pueden considerar como dañosas ciertas actitudes que ordinariamente no tomarían en cuenta. El repaso de estas actitudes nos demostrará que ninguna de ellas sirve de ayuda. Ciertamente, existe una forma más constructiva de hacer frente a la frustración.
¿Cómo podríamos obrar constructivamente en lugar de hacer lo antes mencionado?
1. Cálmese y trate de no reaccionar emocionalmente.
2. Ore y busque la guía de Dios. Tal vez un período de espera en el Señor sea mejor que cualquier cosa que usted haya estado haciendo. Pase más tiempo en la lectura de las Escrituras. Abra su mente a los consejos dados por Dios en su Palabra.
3. Analice la situación de una manera diferente. Consulte a un cristiano maduro y sabio para que lo aconseje. Busque una nueva perspectiva; aclare sus pensamientos. No espere que el consejero “arregle” a su compañero. Esa no es su tarea, y de todos modos probablemente no podría hacerlo.
4. Busque un momento tranquilo y apropiado para rever las cosas calmadamente con su cónyuge. Busque las formas en que puede aliviar la frustración y mejorar la situación. Este no es el momento de iniciar nuevamente una guerra verbal.
5. Considere un cambio en su rutina de vida. Hagan algo juntos que los dos puedan disfrutar para aliviar la tensión. Traten de descansar más. Planeen un paseo por el parque, la playa o las montañas. Salgan de la rutina. Dejen de hablar o pensar por un tiempo sobre su frustración. Rompan su ciclo de pensamiento y ábranse a algo nuevo.
6. Deje de demandar que su cónyuge cumpla sus expectativas, o se someta a su manera de pensar. Tal vez sus expectativas no son realistas. ¿Está comparando a su compañero con otra persona o alguna imagen de fantasía? ¿Se casó con la idea de cambiar a su cónyuge? Recuerde que usted no puede cambiar a su compañero, especialmente con sus demandas y maniobras.Su cónyuge cambiará cuando quiera cambiar y no antes. Cuando esa persona esté dispuesta a escuchar a Dios y a un consejero maduro, entonces el poder del Señor podrá obrar.
7. Aprenda a aceptar lo que no puede cambiar. Cambie todo lo que pueda en la forma debida, especialmente lo concerniente a usted mismo.
8. Evite acusar precipitadamente a su compañero de malos motivos o falta de cuidado. Cuando pueda, reconozca los progresos logrados. Posiblemente esto implique un esfuerzo o dominio propio mayor del que usted piensa.
9. Ocúpese de sus emociones negativas antes de corregir a su cónyuge. La corrección no es bien recibida cuando usted está disgustado, resentido o le ha dado a su compañero el “tratamiento del silencio”.
10. Trabaje para lograr la armonía en vez de la victoria (yo estoy acertado y tú estás equivocado). No trate de tener la última palabra.
Aplicación.
La frustración no lleva al éxito. Es una reacción negativa hacia lo que a uno le desagrada. No tiene nada de constructivo. Recuerde que usted no es responsable por lo que la otra persona hace o deja de hacer, sino por lo que usted hace o no hace. Haga lo que corresponde, por amor al Señor.
Así obtendrá los mejores resultados.Recuerde que los problemas tienen un lado bueno. Al triunfar sobre ellos con la ayuda de Dios, usted desarrollará su carácter. Aprenda a ser mejor y más fuerte. Glorifique a Dios al sobreponerse a las dificultades por medio de la obediencia y la sumisión a él. Aprenda a extraer fortaleza de Dios como los pámpanos la sacan de la vid (Juan 15:5). Al tratar de ser una persona más sensata en vez de ahogarse en sus frustraciones, usted crecerá en la “escuela de Dios”. No le pida a El que le dé menos problemas y frustraciones; pídale su ayuda para ser mejor persona.