MIÉRCOLES 2
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ESTUDIO BÍBLICO
ESTUDIO BÍBLICO
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1 Corintios 2.10 “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.”
La iglesia de Jesucristo YA TIENE FUNDAMENTO (no se debe agregar nada, sino obedecer lo que ya está marcado por el Señor): Leamos 1 Corintios 3 del 11 al 17.
1 Co. 3.11“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
Juan 2.5 “Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.”
12. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,
13. la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada(podemos ocultar temporalmente nuestras intenciones a la gente pero no a Dios); y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
Ahora del 14 al 17 veremos que hay Dos clases de obreros corresponden a las dos categorías de materiales: Los valiosos y los que no sirven, los constructivos y los que no valen. Hay todavía otro tipo de obrero que no edifica para nada, sino que destruye.
14.Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
15.Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
16.¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
17.Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”
LOS OBREROS CONSTRUCTIVOS
Los creyentes que tienen motivos correctos, conducta apropiada y sirven eficazmente edifican con oro, plata y piedras preciosas. Hacen un trabajo constructivo para el Señor y recibirán la recompensa correspondiente. Recibirá recompensa. Esa sencilla y esperanzadora promesa es el mensaje de gozo y gloria eterna. Dios recompensará cualquier servicio que hagamos para su gloria.
Cuando un pastor predica una doctrina bíblica sana y sólida está edificando constructivamente. Cuando un maestro enseña la Palabra de forma completa y consecuente, está edificando con buenos materiales. Cuando un creyente con el don de ayudar se consagra a servir a otros en el nombre del Señor, está edificando con materiales que aguantarán la prueba y le proporcionarán gran recompensa. Cuando la vida de un creyente es santa, y vive adorando y sirviendo a Dios, está viviendo una vida edificada con piedras preciosas.
OBREROS QUE TRABAJAN EN VANO
Muchas obras que los cristianos hacen en el nombre del Señor que humanamente son impresionantes y aparentemente bellas y dignas no pasarán la prueba en “aquel día”. “Se hará manifiesta” (v. 13), se evidenciará que los materiales que usaron fueron madera, heno u hojarasca. El obrero no perderá su salvación, pero sí perderá una porción de la recompensa que pueda estar esperando. El mismo será salvo, aunque así como por fuego. La imagen aquí es la de una persona que pasa por el fuego pero sin quemarse, pero que tienen el olor del humo en su persona, ¡escapando a duras penas! En el día de las recompensas, las cosas malas e inútiles desaparecerán, pero no se perderá la salvación.
Debemos ser cuidadosos en no desaprovechar nuestras oportunidades edificando con materiales que no son valiosos, pues podemos terminar siendo obreros inútiles.
Finalmente, viene una seria advertencia a los que intentan atacar a la iglesia del Señor.
1 Corintios 3.17 “Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”
Primero, quiero decirles lo que no significa. No es para los que se suicidan, sino para los que intentan atacar la iglesia del Señor.
Example: Hace 7 años una señora me amenazó de que iba a hacer lo necesario para cerrar la iglesia.
OBREROS DESTRUCTIVOS
El tercer grupo de obreros está formado obviamente por incrédulos, porque Dios nunca destruirá a los que ha redimido y les ha dado vida eterna. Está compuesto de personas malas, no salvas, que atacan al pueblo y a la obra de Dios. Ese grupo destructivo puede trabajar desde dentro o fuera de la iglesia, destruyendo lo que Dios ha edificado.
Cada creyente es un templo de Dios, en el que mora el Espíritu de Dios. En consecuencia, la iglesia misma es un templo de Dios, compuesto de todos los elegidos de Dios. Como cada cristiano individual, es santo, y el celo de Dios guarda lo que es santo. En conclusión en esta parte: Hoy es el tiempo con el que contamos para hacer la obra de Dios en la manera que trae recompensa.
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A veces oimos expresiones como: !Dios lo cambie!…!Que el Señor vaya transformando a mi hijo(as). Cuando hablamos de la santificación, ?Cuál es el papel de Dios y cuál es el mio?
Filipenses 2.13 “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
Existen dos errores opuestos en los que pueden caer los cristianos en lo que respecta a la doctrina de la santificación. Por un lado, los quietistas ponen de relieve la obra de Dios en la santificación, e ignoran casi por completo cualquier esfuerzo humano. Por el contrario, los pietistas subrayan el esfuerzo personal y desatienden la confianza en el poder de Dios(legalistas). En Filipenses 2:12–13, el apóstol Pablo evita caer en ambos extremos no bíblicos, y presenta una visión realmente equilibrada de la santificación.
EL PAPEL DEL CREYENTE EN LA SANTIFICACIÓN
Filipenses 2.12-13 “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor
QUIETISTA: El creyente es pasivo.“Deja que Dios lo haga”. Otro es: “Yo no puedo. Dios sí”. El quietismo tiende a ser místico y subjetivo, pues se centra en sentimientos y experiencias personales.
PIETISTAS: pietistas son por lo general muy celosos en su búsqueda de la pureza doctrinal y moral. A pesar de eso, con frecuencia insisten en el esfuerzo personal y excluyen casi por completo la dependencia del poder divino. Como es de esperar, el pietismo conduce muchas veces al legalismo, al moralismo, al fariseísmo, al espíritu crítico, al orgullo y a la hipocresía.
En Filipenses 2:12–13, Pablo presenta la solución a este aparente conflicto entre la parte que les corresponde a ambos, el creyente y Dios, en la santificación. Sin embargo, de ninguna manera se esfuerza por armonizarlas racionalmente. Se contenta con el carácter incomprensible de ambas verdades, y se limita a comunicarlas diciendo en efecto que el creyente debe ocuparse de su santificación por un lado (v. 12), y que Dios también lo hace por el suyo (v. 13).
PARELALISMO: Aparente contradición entre lo que hace Dios y lo que hace el hombre.
1.La salvación. Dicen que tengo que tener fe, pero:
Efesios 2.8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”
Dicen que yo tengo que venir a Cristo, pero:
Juan 6.44 “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.”
Sin embargo, Hechos 16:31 ordena: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo”.
Otras doctrinas también encierran aparentes paradojas. Por ejemplo, Jesucristo es plenamente Dios y plenamente hombre
Otra...y aunque las Escrituras fueron copiadas por autores humanos, cada palabra de ella fue inspirada por Dios.
Otra...A todo el mundo se le ofrece el evangelio, y sin embargo solo se cumple en los elegidos.
Otra...Dios les ofrece a los creyentes la seguridad eterna de su salvación, y sin embargo les manda perseverar.
Igual pasa con la santificación:Pablo escribió a los corintios:
1 Corintios 15:10 “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”
Gálatas 2:20 “con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”
se complementa con otra paralela:
Colosenses 1.28-29 “a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí”
Santiago exhortó primero “someteos, pues, a Dios”, y luego “resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Stg. 4:7).
La santificación de los creyentes requiere su esfuerzo diligente. Sin embargo, Dios los faculta, conforme a su poder soberano, para llevar a cabo su voluntad para y en sus hijos.
La santificación es un sinergia. ?Qué es una sinergia? No es la primera opción, sino la segunda, tampoco, entonces la tercera. Ejemplos: Medicamentos combinados dan una cura-un reloj, sus piezas por combinado no podrían dar la hora-una sienergia laboral, es trabajo en equipo.
Esa sinergia entre lo humano y lo divino que obra en y a través del creyente siempre ha existido, y el Antiguo Testamento presenta ejemplos. Cuando el ejército del faraón amenazó al pueblo de Israel, Moisés confiaba tanto en el Señor que les dijo:
Éxodo 14:13-14 “No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos”
Sin embargo, los israelitas debían hacer su parte:
Éxodo 14:15-16 “Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco’ ”
La voluntad del Señor no era que su pueblo se quedara callado y pasivo, sino que participara de manera activa en el cumplimiento de su propósito divino. Su plan para ellos se cumplió por medio de ellos.
Ese principio también aparece en la dedicación que hizo Salomón del templo. Como rey se levantó ante la asamblea de Israel, y oró:
1 Reyes 8.56-61 “Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado. Esté con nosotros Jehová nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deje. Incline nuestro corazón hacia él, para que andemos en todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos y sus estatutos y sus decretos, los cuales mandó a nuestros padres. Y estas mis palabras con que he orado delante de Jehová, estén cerca de Jehová nuestro Dios de día y de noche, para que él proteja la causa de su siervo y de su pueblo Israel, cada cosa en su tiempo; a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro. Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con Jehová nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy.”
HASTA AQUÍ
Salomón descubrió que Dios mismo brinda dirección y fortaleza para que su pueblo pueda obedecer fielmente sus mandatos, servirle y adorarle. En consecuencia, ningún creyente tiene excusa para desobedecer o fracasar en su servicio al Señor. Confiar es obedecer.
Así lo explicó Santiago muchos siglos después: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Stg. 2:17). No se trata, por supuesto, de que el Señor no lleve a cabo muchos planes para su pueblo a menos que ellos actúen. No obstante, se les ordena obedecer su voluntad. No hacer lo que sabemos que debemos hacer es pecado: “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Stg. 4:17).
Así que, el tratar el tema de la santificación, Pablo primero lo centra en el papel del creyente en su santificación.
Y como siempre, hay MALAS INTERPRETACIONES:
Filipenses 2:12 “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”
Algunos intérpretes mal encaminados comprenden mal esta exhortación, como si dijera “trabajen por su salvación”, “trabajen en su salvación”, o “preparen su salvación”. No obstante, según el contexto inmediato de la carta y también el de todo el Nuevo Testamento, ninguna de esas interpretaciones es correcta. Pablo no habla de alcanzar la salvación por medio de esfuerzos o bondad humana, sino de manifestar la transformación interna que Dios ha otorgado por gracia:
Romanos 3:21-24 “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,”
EL PAPEL DE DIOS EN LA SANTIFICACIÓN
v13. porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
Como se vio en el VERSÍCULO ANTERIOR, existen dos errores opuestos :1.los quietistas (ponen de relieve la obra de Dios en la santificación, e ignoran casi por completo cualquier esfuerzo humano). Por el contrario, 2.los pietistas subrayan el esfuerzo personal y desatienden la confianza en el poder de Dios. En Filipenses 2:12–13, el apóstol Pablo evita caer en ambos extremos no bíblicos, y presenta una visión realmente equilibrada de la santificación.
Después de haber hablado de la parte que le corresponde al creyente en su santificación en 2:12, en el versículo 13 Pablo se centró en la de Dios. Mientras el creyente se ocupa de su salvación, Dios obra desde su interior. De hecho, sin la verdad expuesta en el versículo 13, sería imposible llevar a cabo lo que dice el versículo 12.
Jesús puso de relieve esa verdad en el Aposento Alto, en su discurso a los discípulos la noche antes de su muerte:
Juan 15:4-5 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”
En este versículo, Pablo muestra la obra divina en la santificación al subrayar cinco aspectos esenciales acerca de Dios: su persona, su poder, su presencia, su propósito y su buena voluntad.
Filipenses 2.13 “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
1.SU PERSONA
porque Dios es 2:13a
La primera verdad acerca de la obra de Dios en la santificación de los creyentes atañe a su ser, expuestos en los pronombres personales el que y su, y los verbos es y produce.
La mayoría de deidades paganas son descritas como indiferentes, impersonales y distantes. Eso es de esperar, pues los dioses falsos son fabricados por los hombres movidos por el temor y la superstición. Incluso los que poseen rasgos personales no manifiestan interés en tener comunión con sus adoradores.
En cambio, el Dios viviente y verdadero de las Escrituras es real y personal. La Biblia no intenta probar que Dios es una persona porque da por sentado que lo es. En ambos testamentos se habla de Él en términos antropomórficos (con rasgos humanos), como tener ojos y ver, tener oídos y oír, tener pies y caminar, además de amar y odiar, llorar y reír, condenar y perdonar. Él piensa, siente, actúa y habla, y eso revela una personalidad. Como persona, tiene un interés personal por la humanidad, y especialmente por sus hijos. Esa preocupación personal se hace patente en su obra en los creyentes.
1.SU PERSONA
“porque Dios es “2:13a
2.SU PODER
“el que… produce” 2:13b
Él los llama a obedecer, y luego, mediante su poder soberano, les da la capacidad de hacerlo. Él los llama a servirle, y asimismo los faculta para llevar a cabo su servicio. Él los llama a la santidad, y de igual forma les concede el poder para alcanzarla.Produce viene del verbo energeō, la raíz de la palabra energía. Dios les da a sus hijos la energía necesaria para obedecerle y servirle; su poder hace posible su santificación.
1.SU PERSONA
“porque Dios es “2:13a
2.SU PODER
“el que… produce” 2:13b
3. SU PRESENCIA
“en vosotros” (2:13c)
David comprendió y se regocijó en la realidad de la presencia permanente del Señor en su vida: “Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos” (Sal. 139:3). Como ya se mencionó, el Señor era su Pastor, que nunca lo abandonó, dejó de cuidarlo ni protegerlo, y que suplió en abundancia sus necesidades (Sal. 23). En formas que exceden la comprensión humana, Dios mora en su pueblo, tanto de manera individual como colectiva en la iglesia.
1.SU PERSONA
“porque Dios es “2:13a
2.SU PODER
“el que… produce” 2:13b
3. SU PRESENCIA
“en vosotros” (2:13c)
4. SU PROPÓSITO
“así el querer como el hacer” (2:13e)
Dicho propósito se revela mediante aquello para lo cual Dios faculta a los creyentes. Una mejor interpretación de ambas frases se refiere al querer y el hacer de los creyentes, no de Dios. Un deseo genuino de hacer la voluntad de Dios, al igual que el poder para obedecerla, vienen de Él.
Santiago dijo que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces” (Stg. 1:17). A la luz de esa verdad, el autor de Hebreos escribió: “Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo” (He. 13:20–21).
1.SU PERSONA
“porque Dios es “2:13a
2.SU PODER
“el que… produce” 2:13b
3. SU PRESENCIA
“en vosotros” (2:13c)
4. SU PROPÓSITO
“así el querer como el hacer” (2:13e)
5. SU BUENA VOLUNTAD
“por su buena voluntad”. (2:13f)
La quinta y última realidad esencial acerca de la participación de Dios en la santificación de los creyentes es la admirable verdad de que Dios obra en ella por su buena voluntad. Su voluntad para los creyentes es que ellos piensen y hagan lo que a Él le agrada. Aunque en esencia esto es posible gracias a su poder, siempre que sus hijos buscan su voluntad y hacen su obra.Ya que la santificación de los creyentes es motivo de dicha para Él, Dios les concede todo lo necesario para que ellos puedan alcanzarla.
CONCLUSIÓN: Una vez que hacen todo lo que pueden, los creyentes deben darle a Dios todo el mérito. Después de haber “hecho todo lo que [les] ha sido ordenado”, el Señor les enseñó que debían reconocer: “Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos” (Lc. 17:10).