Los momentos de nuestra vida están en las manos de Dios
Períodos apropiados o asignados de tiempo que son parte de la variedad y el desarrollo de la vida y la experiencia humana y que influyen en los asuntos humanos. Los tiempos y las estaciones para los individuos y las naciones son determinadas por Dios, quien dirige todas las cosas en conjunto hacia el cumplimiento final de sus propósitos.
Intro
La vida del hombre está compuesta de penas y alegrías, de triunfos y fracasos, de trabajos y reposos. El sabio ve que así debe ser. Obtener triunfos sin fracasos haría del hombre un pequeño dios; padecer fracasos sin ningún triunfo de la vida sería una miseria infinita. Lo que caracteriza el trabajo del hombre es un continuo hacer y deshacer lo hecho, cada cosa a su tiempo. Como esos tiempos los fija Dios, para el Predicador la sabiduría del hombre consiste en ponerse en sintonía con Dios para saber qué hacer en cada caso. Dios lo ha dispuesto todo, lo bueno y lo malo, el hacer esto y el hacer aquello, cada tarea tiene su tiempo propicio, cada experiencia humana su razón de ser. El hombre, como ser relativo, se encuentra también ante tareas relativas; ningún momento es absoluto, absoluto es solamente Dios. Esto es lo que nos dice el Predicador
Las estaciones de la vida son determinadas por Dios
Las estaciones de vidas individuales
Las estaciones de las naciones del mundo
Un tiempo para morir
La transitoriedad de la vida humana
La muerte viene en su tiempo asignado
Tiempos de tristeza y regocijo
Un tiempo para el luto
Un tiempo para regocijo
Un tiempo para hablar
Los tiempos determinados para el mundo
El levantamiento y la caída de naciones
El tiempo para recibir la salvación de Dios
El tiempo del juicio de Dios
Tiempos asignados para el pueblo de Dios
Tiempos para adoración
Tiempos de bendición
Tiempos de vindicación
Tiempos de prueba
Tiempos para recogimiento y soledad
Esperando por los tiempos determinados por Dios
“Una gran razón de nuestra falta de satisfacción reside en este innato sentido de eternidad del ser interior, que las cosas y hechos terrenales no pueden satisfacer plenamente.”