Masculinidad: Parte II, Complementos perfectos

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Dios creó al hombre y la mujer iguales pero distintos, para complementarse el uno al otro.

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Iguales en Esencia, Distintos en Forma

Génesis 1:26-30

26 y dijo: «Hagamos al ser humano

a nuestra imagen y semejanza.

Que tenga dominio sobre los peces del mar,

y sobre las aves del cielo;

sobre los animales domésticos,

sobre los animales salvajes,

y sobre todos los reptiles

que se arrastran por el suelo.»

27 Y Dios creó al ser humano a su imagen;

lo creó a imagen de Dios.

Hombre y mujer los creó,

28 y los bendijo con estas palabras:

«Sean fructíferos y multiplíquense;

llenen la tierra y sométanla;

dominen a los peces del mar y a las aves del cielo,

y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»

29 También les dijo: «Yo les doy de la tierra

todas las plantas que producen semilla

y todos los árboles que dan fruto con semilla;

todo esto les servirá de alimento.

30 Y doy la hierba verde como alimento

a todas las fieras de la tierra,

a todas las aves del cielo

y a todos los seres vivientes

que se arrastran por la tierra.»

Y así sucedió. 31 Dios miró todo lo que había hecho,

y consideró que era muy bueno.

Y vino la noche, y llegó la mañana:

ése fue el sexto día.

Hoy en día está muy de moda querer borrar o hacer desaparecer la idea de que hombre y mujer son diferentes.
Sucede que muchos sienten que aceptar las direferncias entre ambos sexos es equivalente a aceptar que un sexo es superior al otro. Pero esto es absolutamente falso.

Dios creó al ser humano distinto del resto de las criaturas; pero también creó dos sexos, distintos entre sí

Leamos el segundo capítulo de Génesis y veamos algunos detalles que complementan la lectura del capítulo 1
Genesis 2:18 NVI
Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»
Genesis 2:22–23 (NVI)
Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó:
«Ésta sí es hueso de mis huesos
y carne de mi carne.
Se llamará “mujer”
porque del hombre fue sacada.»
La palabra traducida como “ayuda” es el hebreo “ezer”. Lamentablemente, la gran gama de significados de “ayuda” puede prestarse a mal interpretar lo que esta expresión realmente quiere decir.
Vamos a servirnos de la explicación provista por la Biblia de estudio NET en inglés.

El uso del término hebreo no sugiere un papel subordinado, una connotación que puede tener la palabra “ayuda” en español. En la Biblia, a menudo se describe a Dios como el “ayudante”, el que hace por nosotros lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos, el que satisface nuestras necesidades. En este contexto, la palabra parece expresar la idea de una “compañía indispensable”. La mujer supliría lo que le faltaba al hombre en el diseño de la creación y lógicamente se asume que el hombre supliría lo que a ella le faltaba.

Este es un detalle fundamental que no debemos pasar por alto, aquí Dios no está creando a uno por encima del otro. Tampoco ha creado a uno para ser superior al otro. No se trata de un “jefe” y su ayudante.
Lo que aquí Dios creó, fueron dos complementos perfectos, dos partes de un todo, las cuales están imcompletas la una sin la otra.
Pero, el hombre y la mujer son como dos piezas de un rompencabezas, han sido hechas para encajar perfectamente, y sin que ambas se complementen, la figura queda incompleta.
De nada sirve tener piezas repetidas en un rompecabezas, si no tenemos las piezas complementarias, el rompecabezas estará siempre incompleto. De la misma manera, no se trata de que un sexo quiera ser “igual” que el otro; se trata de que ambos se complementen allí donde al otro le falta.

Hablemos un poco de ciencia

La realidad es que desde que el principio de la creación, hasta hace cinco minutos, el ser humano entendía y celebraba las diferencias entre ambos sexos.
Como bien explica la autora Katy Faust
“Lamentablemente, hemos cometido un error crítico en nuestra noble búsqueda de igualdad ante la ley, un error que ha llegado con un gran costo para nuestra sociedad. En nuestra búsqueda de desafiar los estereotipos superficiales, hemos cometido el error de confundir igualdad con similaridad (o “mismmismo”), y, en lugar de celebrar nuestra especial complementariedad, estamos tratando de borrar las diferencias naturales y fundamentales entre hombres y mujeres.”

Algunos datos interesantes:

En 2019, un estudio utilizó resonancia magnética para investigar las diferencias en el desarrollo fetal del cerebro entre varones y mujeres. Como conclusión, Leonard Sax escribe en Psychology Toady, que el desarrollo cerebral del hombre y la mujer son diferentes biológicamente, no en función a presiones sociales o modelos culturales.
Un estudio de la universidad de Berkeley en California (una de las universidades más liberales del mundo), descubrió que en las sociedades más “libres de estereotipos de género”, las mujeres igual prefieren carreras típicamente femeninas.
En su libro Diversidad humana, el sociólogo Charles Murray concluye que de manera natural los varones y las muejres tienen a buscar diferentes objeticos y a fijar diferentes prioridades en su vida.
Finalmente, en temas biológicos, es indiscutible que el hombre y la mujer son cualitativametne diferentes. Esto es así en virtud del diseño bajo el cual fuimos creados.
Entonces, sin entrar en mayor detalle, el hecho es que los datos confirman lo que la revelación divina ya había explicado DESDE EL PRINCIPIO, Dios nos creó iguales pero distintos.
Iguales en honra, iguales en valor, iguales en oportunidades, iguales en importancia, etc. Pero distintos en cuanto a nuestras cualidades físicas, mentales y emocionales.
Y esto es así, porque
fuimos creados no para competir unos con otros o para enfrentarnos unos con otros (me refiero a ambos sexos), sino para complementarnos de manera perfecta.

No estamos hablando de estereotipos absurdos, ni de roles tradicionales; estamos hablando de las cualidades intrínsecas de cada sexo, que nunca podrán ser igualadas por el sexo opuesto.

Conclusión

Más allá de lo que las corrientes actuales quieran hacernos creer, la realidad es que el ser humano fue creado como el complemento perfecto entre dos sexos, iguales en honra, pero distintos en cualidades.
Borrar esas diferencias no llevará a la igualdad ni a la felicidad, sino a la confusión y la disfuncionalidad.
Sí, debemos hacer a un lado estereotipos absurdos y tradiciones ridículas.
Pero, eso no significa eliminar nuestras diferencias y entrar en tensión entre un sexo y el otro; esto significa celebrar la feminidad y la masculinidad como complementos perfectos, diseñados por Dios para completarse el uno al otro, reflejando así la plenitud de Dios en su creación.
Como dijo Adán cuando vio a Eva por primera vez: “Ahora sí, hay alguien igual a mi, mi complemento perfecto, ya no estoy sólo” (paráfrasis de Génesis 2:23).
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