9 de marzo

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ESTUDIOSBÍBLICO

La semana pasada:
Esa sinergia entre lo humano y lo divino que obra en y a través del creyente siempre ha existido, y el Antiguo Testamento presenta ejemplos.
Ese principio también aparece en la dedicación que hizo Salomón del templo. Como rey se levantó ante la asamblea de Israel, y oró:
1 Reyes 8.56-61 “Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado. Esté con nosotros Jehová nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deje. Incline nuestro corazón hacia él, para que andemos en todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos y sus estatutos y sus decretos, los cuales mandó a nuestros padres. Y estas mis palabras con que he orado delante de Jehová, estén cerca de Jehová nuestro Dios de día y de noche, para que él proteja la causa de su siervo y de su pueblo Israel, cada cosa en su tiempo; a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro. Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con Jehová nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy.”
HASTA AQUÍ
Salomón descubrió que Dios mismo brinda dirección y fortaleza para que su pueblo pueda obedecer fielmente sus mandatos, servirle y adorarle. En consecuencia, ningún creyente tiene excusa para desobedecer o fracasar en su servicio al Señor. Confiar es obedecer.
Así lo explicó Santiago muchos siglos después: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Stg. 2:17). No se trata, por supuesto, de que el Señor no lleve a cabo muchos planes para su pueblo a menos que ellos actúen. No obstante, se les ordena obedecer su voluntad. No hacer lo que sabemos que debemos hacer es pecado: “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Stg. 4:17).
Así que, el tratar el tema de la santificación, Pablo primero lo centra en el papel del creyente en su santificación.
PAG 2
Filipenses 2.13 “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
? Si Dios hace el querer por qué no tengo ganas de leer la Biblia, orar, evangelizar?
Para entender mejor esto, la santificación, vamos un versículo antes.
Y como siempre, hay MALAS INTERPRETACIONES:
Filipenses 2:12 “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”
Algunos intérpretes mal encaminados comprenden mal esta exhortación, como si dijera “trabajen por su salvación”, “trabajen en su salvación”, o “preparen su salvación”. No obstante, según el contexto inmediato de la carta y también el de todo el Nuevo Testamento, ninguna de esas interpretaciones es correcta. Pablo no habla de alcanzar la salvación por medio de esfuerzos o bondad humana, sino de manifestar la transformación interna que Dios ha otorgado por gracia:
Romanos 3:23-24 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,”
Filipenses 2.12 “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,”
Pablo escribe para mostrarles el gozo que da la seguridad de salvación y como esta lleva ala santificación:
Filipenses 1.6 “estando persuadido de esto(“tener confianza en” la promesa de Dios), que el que comenzó en vosotros la buena obra(la salvación es obra exclusiva de Dios), la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;”
Para la salvación Dios demanda fe, pero esta no es una obra meritoria:
Efesios 2.8 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;”
Por ejemplo, Aunque Lidia, la primera persona convertida en cuya casa se estableció la iglesia de Filipos, creyó el evangelio de Cristo, Lucas deja claro que “el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía” (Hch. 16:14).
Más adelante en Filipenses, Pablo subrayó que Filipenses 1:29“a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él”
Efesios 1.4 “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,”
Dios escogió a todos los creyentes antes de existir el tiempo, mucho antes de que ellos pudieran de algún modo escogerlo a Él; y sin esa elección, ellos nunca lo hubieran escogido:
Juan 6.44 “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.”
Siempre ha sido cierto, en cada era y circunstancia, que solo “creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna” (Hch. 13:48).
Romanos 8.30 “Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.”
Todos los escogidos serán glorificados. Dios terminará lo que comenzó.
Filipenses 1.6 “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;”
Filipenses 2.12Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,”
“Por tanto” Jesucristo es ejemplo máximo de obediencia.
Filipenses 2.7 “sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;”
La esencia de la vida cristiana es ser obediente como Él lo fue: “El que dice que permanece en él [Cristo], debe andar como él anduvo” (1 Jn. 2:6).
La única persona que puede pasar la realidad de la plena seguridad es el QUE PERMANECE EN ÉL:
Tal permanencia auténtica en el Salvador caracteriza a quienes permanecen Colosenses 1:23 “fundados y firmes en la fe, y sin [moverse] de la esperanza del evangelio que [han] oído” (Col. 1:23
Filipenses 2.12 “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido(este verbo: ponerse bajo lo que se ha dicho, y por lo tanto someterse y obedecer. Es un llamado a leer la Biblia todos los día para obedecer lo que se dice.Predicar el evangelio es más que la simple comunicación de la fe de alguien y una invitación. Es llamar a los pecadores a obedecer a Dios:
“para la obediencia a la fe… por amor de su nombre” (Ro. 1:5).
Ser salvo es:
Romanos 6.17 “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;”
Los creyentes deben mirar:
Efesios 5:15 “con diligencia cómo [andan], no como necios sino como sabios” (Ef. 5:15).
Pablo le escribió a Tito:
Tito 3:8 “Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres”
El autor de Hebreos les encomienda a los creyentes:
Hebreos 411 “Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia” (buscar con diligencia entrar al reposo de Dios por medio de la fe antes de que pierda su oportunidad, como los israelitas en el desierto)
La Gran Comisión de Jesús incluye el mandato de enseñarles a quienes se convierten de :
Mateo 28:19 al 20 “todas las naciones… que guarden todas las cosas que os he mandado”
La obediencia es vital para la santificación, pues no puede existir sin ella.), CONTINUA FILIPENSES 2:12 no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia(Pablo les recuerda que su responsabilidad espiritual no era con él, sino con el Señor. Debían obedecer al Señor a pesar de la ausencia de Pablo), ocupaos en vuestra salvación con temor(espanto-temor reverencial) y temblor(No se trata del temor de estar condenado al tormento eterno, ni un pavor irremediable al juicio que lleva a la desesperación. Es más bien un temor reverencial, una preocupación santa por darle a Dios el honor que merece y evitar el castigo que viene por desagradarle. Isaía 66:2 “miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”” (el motivo para que los creyentes se ocupen en su santificación es comprender las consecuencias del pecado. Aunque Dios ama, y es misericordioso y perdonador, nunca exime a los creyentes de su responsabilidad frente a la desobediencia. Al igual que Juan, Pablo comprendía bien que “si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn. 1:8–9). Sabiendo que sirve a un Dios justo y santo, el creyente fiel vivirá siempre con temor y temblor
EL PAPEL DE DIOS EN LA SANTIFICACIÓN
v13. porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
Como se vio en el VERSÍCULO ANTERIOR, existen dos errores opuestos :1.los quietistas (ponen de relieve la obra de Dios en la santificación, e ignoran casi por completo cualquier esfuerzo humano). Por el contrario, 2.los pietistas subrayan el esfuerzo personal y desatienden la confianza en el poder de Dios. En Filipenses 2:12–13, el apóstol Pablo evita caer en ambos extremos no bíblicos, y presenta una visión realmente equilibrada de la santificación.
Después de haber hablado de la parte que le corresponde al creyente en su santificación en 2:12, en el versículo 13 Pablo se centró en la de Dios. Mientras el creyente se ocupa de su salvación, Dios obra desde su interior. De hecho, sin la verdad expuesta en el versículo 13, sería imposible llevar a cabo lo que dice el versículo 12.
Jesús puso de relieve esa verdad en el Aposento Alto, en su discurso a los discípulos la noche antes de su muerte:
Juan 15:4-5 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”
En este versículo, Pablo muestra la obra divina en la santificación al subrayar cinco aspectos esenciales acerca de Dios: su 1.persona, 2.su poder, 3.su presencia, 4.su propósito y 5.su buena voluntad.
Filipenses 2.13 “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
1.SU PERSONA
porque Dios es 2:13a
La primera verdad acerca de la obra de Dios en la santificación de los creyentes atañe a su ser, expuestos en los pronombres personales el que y su, y los verbos es y produce.
La mayoría de deidades paganas son descritas como indiferentes, impersonales y distantes. Eso es de esperar, pues los dioses falsos son fabricados por los hombres movidos por el temor y la superstición. Incluso los que poseen rasgos personales no manifiestan interés en tener comunión con sus adoradores.
En cambio, el Dios viviente y verdadero de las Escrituras es real y personal. La Biblia no intenta probar que Dios es una persona porque da por sentado que lo es. En ambos testamentos se habla de Él en términos antropomórficos (con rasgos humanos), como tener ojos y ver, tener oídos y oír, tener pies y caminar, además de amar y odiar, llorar y reír, condenar y perdonar. Él piensa, siente, actúa y habla, y eso revela una personalidad. Como persona, tiene un interés personal por la humanidad, y especialmente por sus hijos. Esa preocupación personal se hace patente en su obra en los creyentes.
1.SU PERSONA
“porque Dios es “2:13a
2.SU PODER
“el que… produce” 2:13b
Él los llama a obedecer, y luego, mediante su poder soberano, les da la capacidad de hacerlo. Él los llama a servirle, y asimismo los faculta para llevar a cabo su servicio. Él los llama a la santidad, y de igual forma les concede el poder para alcanzarla.Produce viene del verbo energeō, la raíz de la palabra energía. Dios les da a sus hijos la energía necesaria para obedecerle y servirle; su poder hace posible su santificación.
1.SU PERSONA
“porque Dios es “2:13a
2.SU PODER
“el que… produce” 2:13b
3. SU PRESENCIA
“en vosotros” (2:13c)
David comprendió y se regocijó en la realidad de la presencia permanente del Señor en su vida: “Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos” (Sal. 139:3). Como ya se mencionó, el Señor era su Pastor, que nunca lo abandonó, dejó de cuidarlo ni protegerlo, y que suplió en abundancia sus necesidades (Sal. 23). En formas que exceden la comprensión humana, Dios mora en su pueblo, tanto de manera individual como colectiva en la iglesia.
1.SU PERSONA
“porque Dios es “2:13a
2.SU PODER
“el que… produce” 2:13b
3. SU PRESENCIA
“en vosotros” (2:13c)
4. SU PROPÓSITO
“así el querer como el hacer” (2:13e)
Dicho propósito se revela mediante aquello para lo cual Dios faculta a los creyentes. Una mejor interpretación de ambas frases se refiere al querer y el hacer de los creyentes, no de Dios. Un deseo genuino de hacer la voluntad de Dios, al igual que el poder para obedecerla, vienen de Él.
Santiago dijo que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces” (Stg. 1:17). A la luz de esa verdad, el autor de Hebreos escribió: “Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo” (He. 13:20–21).
1.SU PERSONA
“porque Dios es “2:13a
2.SU PODER
“el que… produce” 2:13b
3. SU PRESENCIA
“en vosotros” (2:13c)
4. SU PROPÓSITO
“así el querer como el hacer” (2:13e)
5. SU BUENA VOLUNTAD
“por su buena voluntad”. (2:13f)
La quinta y última realidad esencial acerca de la participación de Dios en la santificación de los creyentes es la admirable verdad de que Dios obra en ella por su buena voluntad. Su voluntad para los creyentes es que ellos piensen y hagan lo que a Él le agrada. Aunque en esencia esto es posible gracias a su poder, siempre que sus hijos buscan su voluntad y hacen su obra.Ya que la santificación de los creyentes es motivo de dicha para Él, Dios les concede todo lo necesario para que ellos puedan alcanzarla.
CONCLUSIÓN: Una vez que hacen todo lo que pueden, los creyentes deben darle a Dios todo el mérito. Después de haber “hecho todo lo que [les] ha sido ordenado”, el Señor les enseñó que debían reconocer: “Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos” (Lc. 17:10).
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